Durante años, Tails se ha sentido inseguro acerca de su figura. La delgadez de su cintura, la firmeza de su trasero. Se miraba en el espejo y todo lo que podía ver era una chica. Y durante años, solo sintió vergüenza por su pequeño cuerpo y su falta de masculinidad. Claro, era inteligente, pero cuando llegaba el momento decisivo, la gente admiraba a gente como Sonic y Knuckles. Él era solo un extra.

¿Y qué cambió? Un día, mientras estaba en casa navegando por Internet, se topó con un sitio web en particular: . No podría decir qué buscó que lo llevó allí, pero mostraba a algunas de las chicas más lindas que había visto en su vida. Hasta que una imagen le llegó al corazón.

Una conejita, de casi la misma edad que él, vestida con poca ropa, con un top sin mangas y una minifalda. Además de eso, también llevaba medias hasta los muslos y un collar que decía con audacia: PUTA. Tails la miró con avidez, su mano se extendió hasta su poco impresionante pene y lo acarició solo con el pulgar y otros dos dedos.

La siguió mirando, imagen tras imagen, en poses y atuendos sugerentes. Hasta que...

"Espera, ¿eso es..."

Tails miró más de cerca debajo de la falda, prácticamente fulminó con la mirada las delgadas bragas que parecían cuerdas y vio un bulto.

"¿Es un niño?" jadeó.

Tails ya no se daba placer a sí mismo, así que examinó más a fondo y encontró un pequeño bulto entre las piernas de la conejita en muchas otras de sus publicaciones. El corazón de Tails se aceleró y sus ojos se movieron rápidamente hasta que llegaron a la configuración. Allí, descubrió que la búsqueda segura estaba activada. La apagó, actualizó la página y se quedó atónito.

La conejita no era ninguna niña. Era... Era como él. Un chico. Delgado. Alegre... y perfecto. Tails encontró los desnudos del conejito y escaneó cada centímetro de su cuerpo como si su vida dependiera de ello. Su lindo y redondo trasero. Su pecho plano y sus alegres pezones. Su adorable y pequeño pene, sin circuncidar y rosado.

También encontró videos del conejito jugando con juguetes, metiéndose consoladores grandes en el culo, frotando su pequeño pene con vibradores e incluso poniéndose pinzas en los pezones. Los videos no terminaban nunca, ya que el conejito se masturbaba hasta morir antes de llegar al clímax.

Tails nunca había estado tan enamorado de un ser así, y mucho menos de un hombre. No estaba seguro de cuánto tiempo estuvo sentado allí mirando al chico conejito. No estaba seguro de cuántos otros chicos travestis cuidaba. Toda la tarde, y más tarde en la noche, se siguió acariciando, con los ojos pegados a la pantalla de hermosos chicos beta. Y con cada pañuelo húmedo que tiraba a la papelera, solo tenía un pensamiento en la cabeza.

"Estoy tan celoso."