Charla de amigos
— Ah...— se quejaba un hombre, dentro de una limusina.
Sentía un dolor en la cabeza y veía algo borroso.
Lo último que recuerda es ver como una forma humanoide y gigantesca destruía el muro donde se encontraba.
— ¿Dónde estoy...? — en ese instante, abrió los ojos y vio quien estaba enfrente de él.
Había un tipo flacucho, pero él no era el importante
— Kingpin...— dijo, mientras veía como Fisk lo veía con una sonrisa en su rostro.
— Un placer conocerlo, señor...
— Oh, ah...Gargan, me llamo Mac Gragan...— dijo, nervioso.
— Señor Gargan, déjeme decirle que tuvo suerte que yo lo haya encontrado — dijo Kingpin — Con sus antecedentes, es muy seguro que la policía lo hubiera encarcelado.
— S-Supongo eso, señor...
— ¡Bien! Me alegra que nos estemos entendiendo — dijo, mientras acercaba su rostro hacia Gargan — Y ahora que yo le salvé la vida, me gustaría que me devolviera el favor...
— S-Sí, señor...
— Tenemos un proyecto — comenzó a explicar — Es experimental, pero le puedo afirmar que le cambiará la vida para mejor. Sí acepta, le daré una buena bonificación.
— ¿B-Bonificación? — respondió Mac, nervioso — ¿A qué... qué se refiere?
— Hablamos de unos cuantos millones, quizás más.
— ¡¿Q-Quizás más?!
— Es un gran trato, ¿no cree? No tiene que hacer casi nada y, a cambio, el dinero suficiente para arreglar su vida. ¿Acepta?
— ¿Qué... qué si acepto? — Gargan estaba sudando.
Verse frente al jefe del crimen, aquel al que él admiraba y buscaba ser, lo hacía gritar por dentro.
Un criminal de poca monta, un bueno para nada en la vida, es invitado a participar en un proyecto muy importante dirigido por nadie más que el Kingpin
— Yo... yo a-acepto.
***
En otro lado de la ciudad, en un apartamento cualquiera, donde vivía gente cualquiera, Felicia Hardy y Peter Parker se encontraban tirados en el piso.
Más específicamente, Felicia se encontraba sentada arriba de Peter Parker, lista para hablar de algo importante.
— Antes de empezar, cariño — le dijo Felicia — ¿Tienes algo que comer?, muero de hambre
La minina se levantó del suelo y fue directo a la cocina, a buscar algo que fuera comestible.
Peter se levantó del suelo, limpiándose el sudor en su frente.
— Dime, Peter Parker, ¿cómo un chico como tú...?— expresó, mientras encontraba algunas tostadas — ¿...es el Hombre Araña?
— Y-Yo...— estaba sonrojado por el hecho de que Felicia haya estado encima de él — S-Solo lo soy... así de simple.
— No es tan simple — le respondi,ó dando una mordida a la tostada — Me refiero a como fue que obtuviste tus poderes, ya sabes, trepar paredes o saltar edificios... —
Felicia se sorprendió al pensar en una de las posibilidades.
— No me digas que es porque creaste ese traje que te da esas habilidades.
— ¡¿Que?! No, yo... espera, ¿por qué te diría eso?
— Porque ahora los dos sabemos quién es quien — respondió — ¿No sería bueno para fortalecer nuestra amistad?
— ¿Amigos? — pregunto Peter mientras se ponía de pies — ¿Eso es lo que somos?
— Sí, supongo — le respondió — A menos... que quieras que seamos algo más...
En ese instante, guiñó un ojo y provocó que Peter apartara la mirada.
— Ok... yo...— comenzó a explicar — Me mordió una araña...
— ¿Una araña? — lo interrumpió — ¿Hablas de esas súper arañas de Oscorp?
— Sí, sí, una de esas.
— Interesante... es una lástima que se hayan destruido por la explosión de aquella vez.
— Sí, lo recuerdo... bueno, me picó la araña y... obtuve los poderes — dijo — Mis sentidos se fueron al límite y me volví el Hombre Araña. Fin de la historia.
— ¿Decidiste ser un héroe así nada más? — le preguntó, intrigada — ¿No pensaste en hacer algo que te permita tener ganancias?
— No yo... — Peter recordó esa noche, la noche que lo cambió todo — Yo... yo no me siento bien hablando de ese tema...
— Debió haber sido algo duro... — le dijo, mientras se sentaba en el sillón de la sala — ¿Tuvo algo que ver con... tu tío?
— ¿Cómo lo...?
— Antes de venir... investigué un poco de ti... del Hombre Araña y de Peter Parker — dijo — Até algunos cabos y... supuse que eso te pudo impulsar.
Peter se acercó a Felicia y se sentó a su costado en el sillón
— Esa fue mi idea al inicio. Usar mis poderes en la lucha libre y ganar dinero de eso. Le mostré mis poderes a mi tío Ben y le conté de mi plan — contó Peter — Él se sorprendió al verme pegarme en las paredes...
— No puedo imaginarme la cara que puso...
— La cosa es que... tuvimos una discusión y me escapé del apartamento... fui a un lugar donde se luchaba por dinero. Agarré una máscara de por ahí y gané el enfrentamiento. Dejé escapar a un ladrón, el cual... mataría a mi tío...
— ¿Cletus Kasady?
— Ese sujeto... luego de capturarlo, yo....— en ese momento, Peter abrió los ojos y miró a Felicia — No sé por qué te estoy contando esto...
— Bueno, tu quisiste... creo que hasta te inspiraste un poco — dijo, mientras le daba una sonrisa.
Peter también le devolvió la sonrisa.
— Ahora, tú dime... ¿Por qué robas bancos? O... ¿cómo eres tan rápida? ¿Fuerte? ¿Gato radiactivo?
— Al contrario de ti, no suelo abrirme muy fácilmente.
— Oh, vamos, Felicia — se quejó Peter — No deberías contarme para... ya sabes, ¿reforzar nuestra amistad?
— Sabia que querías que fuéramos amigos.
— Felicia...
— Solo te diré que experimentaron conmigo — dijo — Fui un conejillo de indias para ser una especie de supersoldada...
— Eres como el Capitán América..
— Sí... casi una super soldado... un segundo — los ojos verdes de la gata se abrieron — Tú peleaste con el Capitán América, ¿no es así?
— Ah... sí, claro — Peter lo recordaba bien.
En ese aeropuerto de Alemania.
Se enfrentó a varios de sus héroes favoritos.
Recordó lo extraño que era enfrentarse al Cap, o al tipo con el brazo de metal. Aunque, lo que sí recuerda con dolor.... es el haber derribado a ese tipo gigante
— ¿Q-qué tiene?
— Dime, ¿es verdad que huele a pañales limpios?
— ¡¿Qué?! Eso... eso es ridículo — Peter comenzó a reírse.
— Debió ser emocionante el haberse combatido junto a esos grandes héroes.
— ¿No me digas que eres fan de los héroes?
— B-bueno, yo...— Felicia comenzaba a ruborizar — Los... los veía en la televisión de pequeña... se veían realmente geniales...
en ese momento, notó como Peter se le quedaba viendo con una sonrisa.
Eso provocó que cogiera un cojín del sillón y se tapara la cara, ya que su rostro estaba rojo como un tomate.
— Yo también soy fan de Los Vengadores. Aunque no se si el equipo sigue... existiendo...— en ese momento, Peter se puso serio y miró a Felicia a los ojos — Escucha, Felicia, por favor, no le digas a nadie que soy el Hombre Araña. Si alguien más lo descubre, las personas que amo estarán en peligro.
— ¿La gente que amas? — pregunto Felicia — Y dime, Araña, ¿yo estoy entre... la gente que amas?
— Felicia...
— Ok, ok, de acuerdo... No te preocupes, arañita, este será un secreto de los dos — entonces ella se acercó a Peter seductoramente y le susurró al oído — Y yo también espero que no le digas a nadie sobre mi secreto, cariño.
— ¡Bien, bien! — dijo Peter alejándose y ruborizándose — ¿Prometido?
Preguntó Peter, mientras alzaba su puño.
— ¡Prometido! — en eso Felicia agarró su brazo y le dio un beso en los labios.
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