Hola, buenas noches. ¿Cómo están? Me reporto después de casi una semana.Pero ha sido muy fuerte. Comencé lo que menos quería " la universidad " y todavía me estoy adaptando al horario, así que mientras eso pasa, entraremos en un periodo de actualizaciones irregulares.

¿Qué puedo decirles de este capítulo? Va a estar suave para que lo disfruten, así que espero leer todos sus comentarios. Los amo.

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El aire frío se comenzaba a filtrar por las pequeñas rejillas que mantenía este sótano haciendo que el cuerpo del Omega llegaba a temblar inconscientemente por el frío, aunque llegara a pasar muy rápido al continuar sintiendo como lo iban embistiendo sin compasión manteniéndolo en esa posición sin poderse mover y sin contar el ardor que sentía en ciertas partes de su cuerpo.

Lo más probable es que haya sido por la cera que le echaron a la que no pudo reaccionar como debía, ya que esa marca en su cuello, que para cualquier Omega significaba sumisión, implicaba obedecer las órdenes de su alfa, su pareja destinada, como mantenerse en cuatro siendo embestido una y otra vez.

Solo mantenía los ojos cerrados. Sus manos, cerradas en puños, se aferraban a la cama para soportar la presión. Él solo quería que esto terminara, poder tener unos minutos de calma. Quizás lo consiguió de la manera menos esperada, al sentir cómo el nudo se hinchaba dentro de él.

Esto lo hizo soltar un grito, el cual fue callado rápidamente por una de las manos del alfa, quien se las puso en la boca y aunque no lo quisiera, entendió rápidamente la señal de que debía ser sumiso y mantenerse callado, así que se aguantó los gritos de dolor mientras sus ojos derramaban gruesas lágrimas que se escurrían por sus mejillas.

Pasó más tiempo del esperado antes de que lo cambiaran de posición, esta vez colocándolo de lado en la cama, algo que agradeció internamente, ya que su cuerpo estaba muy cansado y adolorido por la posición en que lo habían mantenido, pero el nudo aún no había bajado.

Tenía al alfa pegado a su espalda, sintiendo su respiración rozar su cuello, y él podía esperar o hacer cualquier cosa, menos que lo marcaran de nuevo; todavía le dolía esa marca, necesitaba un alto, pero no podía hablar.

Y no era porque quisiera, ya que la mano que estaba en su boca había sido retirada hacía unos segundos, sino porque sentía que podían utilizar la voz del alfa en algo que, sin querer, justo ahora, era lo que menos quería: volver a revivir los malos recuerdos de su antigua pareja.

Pero...

Volvió a pasar lo que menos quería: sentir cómo esos colmillos volvían a ser clavados en su clavícula, algo que le causó un grito desgarrador, el cual esta vez no pudo acallar, aunque tampoco vio que el alfa hiciera algo para impedir su grito; más bien, luego de haberlo vuelto a marcar, comenzó a lamer su cuello para que la herida cicatrizara de nuevo.

Algo que, de cierta manera, le trajo un alivio momentáneo, ya que no soportaba todo el dolor que estaba en su cuerpo y venía de diversas partes a la vez.

Todo terminó de transcurrir en cuestión de segundos al sentir cómo el alfa se iba saliendo de su interior con ese típico sonido que había notado desde hacía algún tiempo, y luego sentir cómo se movían de la cama, al igual que a él, para que quedara del lado del alfa, admirando todos los rasgos del mismo.

Todavía no podía creer que se hubiera enamorado de esta persona, o quizás simplemente lo vio como un salvador en el momento en que más lo necesitaba, porque sentía que en ese punto de su vida, la persona que se suponía que era su pareja destinada a cuidarlo no estaba haciendo nada.

Eso, más que dolerle, lastimaba su parte Omega, algo que lo hacía querer encogerse en sí mismo.

Tras soltar un suspiro e intentar calmar su propia respiración, se atrevió a hacer algo que no sabía cómo podría tomar el alfa: poner una de sus manos en la cara del alfa, comenzando a detallarla y sintiendo cómo el alfa se relajaba ante su toque.

—¿Hasta cuándo seguiremos así, alfa? —Dejó de tocar la cara del alfa por unos segundos—. Sabes, yo quisiera amarte o quizás corresponder con la misma intensidad a los sentimientos que siente mi parte Omega, pero no encuentro cómo hacerlo, y me gustaría que me mostraras cómo podría hacerlo.

En realidad, no esperaba ningún tipo de respuesta por parte del alfa al intentar ser sincero con sus emociones, así que continuó detallando el rostro del alfa, admirando cada parte del mismo con sus dedos, intentando guardar para sí mismo la decepción que sintió en ese momento.

Porque ya más patético de lo que se veía no podía hacerlo, solo estaba ahí mendigando un amor que nunca podría ser correspondido.

¿De qué otra manera te tratan así? Te lastiman de estas maneras tan horribles, ¿con qué propósito? Cerró sus ojos para intentar dormirse y no esperar nada más por parte de este alfa, aunque no se esperó cómo él mismo le agarró sus manos para juntarlas con las de él.

En un agarre que podría considerarse torpe y sin mucho esfuerzo, como demostrando al omega que podría soltarle en el instante que él mismo quisiera, antes de susurrar unas palabras:

—Escápate conmigo, omega, seremos felices los dos, no volverás a sufrir nunca más —soltó las manos del omega antes de atreverse a quitar uno de los mechones del cabello rebelde de su amado—. Nunca más sufrirás, ni por mí ni por nadie más.

"Sería capaz de quemar el mundo si me pides que estemos juntos, bonito."

Estas últimas palabras las escuchó tan a la distancia que parecían ser creadas por su mente para ayudarlo a sobrevivir en medio de todo este caos, aunque el cómo sintió que le quitaron esos mechones que se pegaban a su cara lo hacía parecer real, que de verdad podía ser amado, ser feliz.

Con esa clase de pensamientos fue cerrando sus ojos muy lentamente, dejándose llevar por el letargo del cansancio que sentía su cuerpo por toda la actividad física y los acontecimientos de las últimas horas, algo que sencillamente quería borrar de su mente.

No podía rebajarse de esta manera ante el Omega, llegar a mostrarle estos gestos de cariño y mucho menos decirle que se escaparan, ¿en qué estaba pensando? Justo ahora soltó un suspiro antes de continuar con la línea de pensamientos originales de que, de verdad, no estaba pensando en nada de sus acciones.

Actuar de esta manera tan impulsiva... Y es que además sintió como que había salido de lo más profundo de su ser. Estaba casi seguro que esto tenía el sello de su alfa interior que había tomado el control de su cuerpo diciendo estas tonterías, ya que el Omega era solo su peluche.

Su medio de diversión nada más. No podía tener sentimientos ni enamorarse de un Omega, el cual solo sirve para reproducirse y es una carga para cualquier alfa. Apretó sus manos fuertemente para calmar la rabia que sentía que emanaba de su ser solo porque las cosas no salían como quería.

Se decidió a comenzar a subir las escaleras con los pasos un tanto irregulares, sin entender el motivo del mismo o no queriendo aceptar que lo estaba causando, pero por ahora dejaría de prestarle atención a eso. En cuanto estuvo fuera del sótano, se encargó de ponerle seguro a la puerta para que su amado peluche no se fuera a escapar.

Solo debía mantenerlo un tiempo más con él. El tiempo que fuera necesario para asegurar que tuviera a su descendencia sana y fuerte y esta vez se aseguraría de que nadie más llegara a intentar lastimarlo, porque primero se encargaría de acabarlos.

Estuvo sin poder dar más de tres pasos antes de sentir el mareo en su cuerpo y cómo sus ojos se llegaron a poner rojos por un segundo, algo que intentó retener lo más fuerte que pudo, ya que no podía permitir que su parte alfa llegara a salir.

Pero eso no pudo evitar que comenzara a escuchar a su parte interna comenzar a gritar y arañar dentro de su ser.

Mi Omega.

Mi pareja destinada.

Es...

Solo mío, ya que es...

Mi Omega es solo mío.

Los colmillos comenzaban a picar en su boca a medida que estaba escuchando estas palabras de su alfa interior, a las que quería hacer caso omiso, continuando caminando hacia la sala, ya que, mientras lo ignoraba, esto no pasaba.

Solo pudo mantener el equilibrio y control de su propio cuerpo por algunos minutos más antes de que llegara a caer al suelo de rodillas, sin tener la fuerza necesaria para poderse parar de ahí, además de que comenzaba a escuchar a su alfa interno, al que por tantos años había ignorado para mantenerse fuerte.

No derrumbarse ante las adversidades, como lo fue la muerte de su esposa, o quizás llegar a convertirse en esta clase de persona... ¡No! ¿Qué estaba diciendo? Solo eran ridiculeces y más un desperdicio de tiempo estar de esta manera, siendo dominado por su parte interna.

Deja de lastimarlo de esta manera. Es nuestro Omega y entiende de una vez que está diseñado solo para nosotros. Es nuestra otra mitad, a la que hemos estado buscando toda la vida. Deja de tratarlo de esta manera.

¿Y cómo se supone, según tú, que debemos tratarlo? ¿Con amor y flores para que se enamore más de nosotros, dejar que entre en nuestra vida, que quiera cambiarlo todo por el poder del amor? Discúlpame, pero para mí no es más que un cuento barato o una obsesión el intentar estar con ese intento de Omega.

Todas estas palabras las iba diciendo dentro de su mente, ya que él mismo había perdido la conciencia de cuándo fue el momento en que había sido transportado hacia su mente y estaba viéndose a sí mismo y a su parte interna de lobo, la cual solo lo miraba con odio, queriendo reprimirlo por todo.

Ese intento de Omega es nuestro, está diseñado para nosotros y, si tú no lo quieres aceptar, mucho menos querer como se debe, me tocará tomar el mando por las buenas o por las malas, porque ya es suficiente de todos los malos ratos que le has hecho pasar a mi Omega. Es hora de que tú seas el espectador.

Sintió el rugido de la bestia ante las últimas palabras que dijo, a medida que sentía cómo iba perdiendo el control de su propio cuerpo y solo se quedaba como espectador, sintiendo cómo volvían a abrir este sótano de nuevo para correr hasta donde estaba el Omega, abrazándolo y acurrucándose con él.

¡No, no, qué ridiculez estaba haciendo su parte interna al tomar el control de esta manera, y mucho más al querer estar abrazado con el peluche, que era un juguete nada más que eso! Aunque ahora no tenía la fuerza necesaria para luchar contra su parte interna, así que solo se quedó mirando toda la escena y rindiéndose por el momento.

Al fin, su Omega, su pareja destinada, estaba entre sus brazos, ya que se había encargado de alzarlo y ponerlo en su pecho para comenzar a liberar feromonas, todo para que estuviera a gusto. No podía entender por qué lo trataban de esa manera a quien sencillamente era su otra mitad, su alma gemela.

Quería que dejara de sufrir, quería encargarse de hacerlo sentir amado, bonito y especial, como todo Omega que había sido marcado por su alfa, algo que los unía para toda la vida. Era tan perfecto tenerlo entre sus brazos que no quería soltarlo nunca. Era su bonito y lo iba a amar toda su vida, así le costara todo.

Sintió cómo comenzaba a despertar, algo que quería y a la vez no: el poder ver esos ojos tan hermosos de su amada pareja, pero no quería verlo con esas lágrimas y mucho menos con esa mirada de miedo. Debía hacer algo para cambiarla.

—Yo estoy aquí para cuidarte, mi amado Omega. Estamos destinados a estar juntos. Así que escapemos los dos y vivamos nuestro amor.

  —¿Tú eres real? ¿Me estás pidiendo esto a mí?.

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Y bueno, con esto hemos llegado al final del capítulo. ¡Cuántas emociones sentidas! Tenemos código rojo, repito, tenemos código rojo. El alfa interior acaba de tomar el control. ¿Cómo acabará esto, bien o mal?

Lo descubriremos en el próximo capítulo.

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