7
Nobita despertó con los primeros rayos del sol que se filtraban a través de las cortinas. Giró la cabeza y vio a Miyoko, todavía dormida a su lado. Su respiración tranquila y su expresión serena le trajeron una paz que apenas recordaba haber sentido antes.
Una sonrisa suave apareció en su rostro mientras la miraba. Se sentía afortunado, más de lo que podría haber imaginado.
—Yo me estaba ahogando cuando te conocí, pero esa luz... esa luz dentro de ti ha hecho que me sienta lleno de vida— murmuró Nobita en voz baja, apenas un susurro, mientras seguía contemplando el rostro apacible de Miyoko—Y todo lo que quiero ahora es estar cerca de ella... de ti, juntos—
La calidez de esos sentimientos se mezcló con la gratitud que sentía por haber encontrado a alguien como Miyoko. Acarició suavemente su mejilla, cuidando de no despertarla, y en ese momento, todo el dolor, todo el peso que había llevado en su corazón, se sintió un poco más ligero.
El reloj en la muñeca de Nobita empezó a pitar suavemente. Con rapidez, lo apagó, cuidando de no despertar a Miyoko, que seguía dormida a su lado. Eran las 7 de la mañana, la hora exacta en la que esperaba recibir la respuesta de los líderes del mundo sobre su informe de la reunión con Kibo.
La decisión sobre si continuar o no con la alianza entre la Tierra y el planeta plantiforme estaba a punto de llegar. Nobita se sentó en silencio, sintiendo el peso de lo que eso significaba. Aunque confiaba en lo que había presentado, sabía que la respuesta podría cambiarlo todo.
Miró a Miyoko, que seguía durmiendo con un aire de paz. Su presencia le daba fuerzas. Esta vez, no enfrentaría la responsabilidad solo. Aunque el momento era serio, el saber que no estaba solo en esta batalla le daba algo de consuelo.
Con cuidado, Nobita se levantó de la cama, sabiendo que lo que sucedería a continuación sería crucial.
Nobita abrió la laptop que estaba en el escritorio del cuarto y, con manos un poco temblorosas, comenzó a revisar los mensajes que le habían llegado. A medida que leía cada uno, su expresión se transformaba. Sus ojos se agrandaron, y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro. La alianza había sido aceptada.
Sin poder contener su emoción, Nobita soltó una exclamación de alegría, olvidándose completamente de su intención de no despertar a Miyoko. Ella, al verlo tan radiante, se desperezó y lo miró con una mezcla de curiosidad y ternura.
—¿Qué sucede? —preguntó Miyoko, aún un poco adormilada.
—¡La alianza fue aceptada! —exclamó Nobita, su voz llena de felicidad.
Miyoko, al comprender la magnitud de la noticia, se unió a su emoción. Ambos se alegraron tanto que terminaron saltando de felicidad sobre la alfombra del cuarto, riendo como niños. La euforia del momento los envolvió por completo, y antes de darse cuenta, se encontraron abrazados, compartiendo un beso lleno de alegría y amor.
Todo el esfuerzo, la tensión y las preocupaciones de los últimos días se desvanecieron en ese instante, dejando solo la certeza de que juntos podían enfrentar cualquier cosa.
—Y no solo eso —añadió Nobita, apenas conteniendo su entusiasmo—Gracias al arduo trabajo de ambos, seremos condecorados como miembros sobresalientes de la UNASPA (United Nations Space Agency)—
Miyoko lo miró, sus ojos brillando de orgullo y emoción.
—¡¿De verdad?! —preguntó, su voz apenas un susurro.
—¡De verdad! —confirmó Nobita, sin poder borrar la sonrisa de su rostro.
Miyoko dejó escapar una risa de pura felicidad, y de nuevo, sin pensar, ambos comenzaron a saltar y girar por la habitación. Estaban eufóricos, compartiendo un logro que no solo reconocía su esfuerzo profesional, sino que también simbolizaba lo lejos que habían llegado juntos, apoyándose mutuamente.
Finalmente, Nobita la tomó de las manos, y sus ojos se encontraron en una mirada que lo decía todo.
—No podría haberlo hecho sin ti —dijo Nobita con sinceridad.
Miyoko sonrió suavemente, acercándose para besarle la frente.
—Lo hicimos juntos, y eso es lo que importa —respondió ella, susurrándole al oído—Siempre juntos—
Unas horas después, Nobita y Miyoko se encontraban en una reunión telepática con los enviados de la ONU de cada país miembro. Sentados uno al lado del otro en la sala de conferencias a bordo del crucero, sus manos se entrelazaban debajo de la mesa, buscando apoyo mutuo mientras se preparaban para escuchar los próximos pasos tras la firma de la alianza entre la Tierra y el planeta plantiforme.
La imagen holográfica del secretario general de la ONU apareció en el centro de la mesa, su rostro serio, pero con un brillo de esperanza en sus ojos.
—Felicidades, Nobita, Miyoko —comenzó diciendo—La firma de la alianza es un logro histórico. Pero como bien saben, esto es solo el comienzo—
Nobita y Miyoko asintieron en silencio, concentrados.
—El siguiente paso —continuó el secretario general— será establecer un canal de comunicación permanente entre la Tierra y el planeta plantiforme. Necesitamos un equipo que pueda estar en contacto directo y constante con Kibo y sus representantes para asegurarnos de que la colaboración sea fluida y sin malentendidos—
Un embajador de otro país intervino:
—Además, necesitaremos un protocolo de intercambio de tecnología y conocimiento. Ambas civilizaciones tienen mucho que aprender la una de la otra. Nobita, Miyoko, sus roles serán fundamentales aquí. Queremos que lideren el equipo encargado de este intercambio. Sus conocimientos técnicos y su experiencia en la primera misión los hacen los candidatos ideales—
Miyoko apretó ligeramente la mano de Nobita, mostrándole su apoyo.
—Por supuesto —dijo Nobita, respondiendo en nombre de ambos—Haremos todo lo posible para asegurar que este intercambio sea justo y beneficioso para ambas partes—
Otro enviado de la ONU tomó la palabra:
—También debemos establecer bases conjuntas en la Tierra y en el planeta plantiforme. Necesitamos equipos de investigación, exploración y desarrollo en ambas locaciones. Su misión, si aceptan, será supervisar el establecimiento de estas bases y garantizar que se mantengan los estándares de seguridad y cooperación.
Nobita y Miyoko intercambiaron una rápida mirada, y ambos asintieron.
—Aceptamos —dijo Miyoko, su voz firme—Estamos listos para seguir adelante con esta misión—
El secretario general esbozó una leve sonrisa.
—Sabemos que podemos confiar en ustedes. Esta alianza podría cambiar el futuro de la humanidad, y su trabajo será clave para asegurar que ese futuro sea brillante. Tienen todo nuestro apoyo—
La reunión continuó, con más detalles logísticos y planes siendo discutidos. Pero a lo largo de todo el encuentro, Nobita y Miyoko permanecieron unidos, trabajando en perfecta sincronía, listos para enfrentar los desafíos que les esperaban, confiando el uno en el otro para llevar a cabo esta tarea monumental.
♥
Shizuka, Suneo, Gigante y Dekisugi caminaban juntos por las calles menos transitadas de la ciudad, con el corazón pesado y la preocupación reflejada en sus rostros. Después de la reunión de antiguos alumnos, habían decidido buscar a Nobita, siguiendo las pistas que habían reunido sobre su paradero. Habían escuchado rumores de que había estado viviendo en un departamento en mal estado, y ahora se dirigían a ese lugar, con la esperanza de encontrar alguna señal de su viejo amigo.
El edificio al que llegaron era tan desalentador como lo habían imaginado. La pintura estaba descascarada, las ventanas eran opacas por la suciedad, y el aire alrededor parecía cargado de abandono. Un sentimiento de tristeza y culpa se apoderó de ellos al ver en qué condiciones había estado viviendo Nobita.
No puedo creer que Nobita haya vivido aquí... —murmuró Shizuka, con la voz llena de tristeza mientras miraba el edificio deteriorado.
Gigante apretó los puños, sintiendo una mezcla de rabia y pena.
—Esto es inaceptable. Nobita no merecía vivir en un lugar así.
Suneo, que había estado en silencio, finalmente habló con voz temblorosa:
—¿Cómo dejamos que esto sucediera? Éramos sus amigos... ¿Cómo es que no sabíamos nada? —
Dekisugi observó la puerta de entrada, que estaba apenas colgando de sus bisagras, y se acercó para tocarla suavemente. La madera crujió bajo su toque, y un eco vacío resonó en el interior del edificio. Él miró a los demás y asintió, decidido a entrar.
—Debemos ver si hay algo que nos diga a dónde fue después de que lo echaron de aquí—
Entraron al edificio con cautela. El interior era aún peor que el exterior. El olor a humedad y moho impregnaba el aire, y las paredes estaban manchadas de agua. Cada paso que daban sobre el suelo crujiente parecía resonar en el silencio opresivo del lugar.
Al llegar a la puerta del departamento que Nobita había ocupado, Suneo empujó la puerta, que se abrió fácilmente. El interior estaba casi vacío, pero lo poco que había dejaba ver lo precarias que habían sido sus condiciones de vida. Un colchón raído yacía en una esquina, y unas pocas pertenencias estaban esparcidas por el suelo, como si Nobita hubiera tenido que marcharse apresuradamente.
Shizuka se acercó a una pequeña mesa donde había un cuaderno viejo, cubierto de polvo. Al abrirlo, vio que estaba lleno de dibujos y notas, pequeñas cosas que Nobita había querido recordar. Dibujos de Doraemon, de su casa de la infancia, y algunas frases que él había escrito en momentos de desesperanza. Una lágrima rodó por su mejilla.
—Aquí... vivió aquí, solo, en estas condiciones —susurró, con el dolor apretando su pecho.
Gigante, incapaz de contener más su enojo, golpeó la pared con su puño, causando que el polvo cayera desde el techo.
—Esto es una pesadilla. ¿Cómo lo dejamos solo? —
Dekisugi, siempre el más reflexivo, se inclinó para recoger una foto rota que yacía en el suelo. Era una imagen de todos ellos, tomada en la escuela primaria. Nobita estaba en el centro, sonriendo con esa sonrisa torpe que siempre había tenido.
—No podemos cambiar el pasado, pero podemos intentar remediar algo ahora —Dijo Dekisugi, mientras miraba a sus amigos con firmeza—Necesitamos encontrarlo, donde sea que esté ahora—
Suneo asintió, limpiándose las lágrimas.
—Sí, debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para ayudarlo. No importa lo que haya pasado antes, él sigue siendo nuestro amigo—
Shizuka, sosteniendo el cuaderno con fuerza contra su pecho, asintió en silencio, su resolución renovada. No podía dejar que el pasado definiera su presente, y menos si eso significaba abandonar a Nobita en su momento de mayor necesidad.
Salieron del departamento destartalado con un nuevo propósito, decididos a encontrar a Nobita y ofrecerle la ayuda que le habían negado durante tanto tiempo. El dolor y la tristeza que sentían al ver las condiciones en las que había estado viviendo solo reforzaban su determinación.
Después de salir del departamento destartalado, Shizuka, Suneo, Gigante y Dekisugi decidieron buscar más información. Se dirigieron al casero del edificio, esperando obtener alguna pista sobre lo que había sucedido con Nobita después de que fue expulsado.
El casero, un hombre mayor con un rostro arrugado y cansado, los recibió con desconfianza. Sin embargo, al escuchar que buscaban a Nobita, su expresión se suavizó un poco.
—Ah, el joven Nobi... Sí, recuerdo cuando tuvo que irse. Fue un día triste, eso seguro. —dijo el casero, con un tono melancólico—No podía seguir pagando, así que tuvo que dejar el lugar. Apenas llevaba nada consigo, solo la ropa que tenía puesta y una bolsa pequeña. Lo vi salir por esa puerta, sin mirar atrás—
Gigante apretó los puños al escuchar las palabras del casero, la frustración creciendo dentro de él.
—¿Y sabe a dónde fue después? —preguntó Dekisugi, intentando mantener la calma.
El casero asintió lentamente.
—Lo vi caminar hacia el centro de la ciudad, hacia la zona donde está el refugio para personas sin hogar. No llevaba mucho, solo lo puesto. Se veía... derrotado—
Con esa pista, el grupo decidió hablar con algunos dueños de tiendas a lo largo de la calle, esperando obtener más detalles. Visitaron un par de tiendas pequeñas y hablaron con los propietarios, quienes también recordaban haber visto a Nobita pasar.
—Sí, lo vi ese día —dijo un tendero, mientras limpiaba el mostrador— Estaba caminando despacio, con la cabeza baja. No parecía tener rumbo, solo... caminaba—
—Me paré un momento para preguntarle si necesitaba algo —agregó otro dueño de tienda— pero me dijo que estaba bien, aunque su rostro decía otra cosa. Era como si estuviera... resignado a lo que le estaba pasando—
Cada relato que escuchaban solo hacía que sus corazones se hundieran más. La imagen de Nobita, caminando solo por las calles, sin nada más que la ropa que llevaba puesta, y dirigiéndose a un refugio, era dolorosa.
Finalmente, después de hablar con varias personas, los cuatro amigos se dirigieron hacia el refugio, con la esperanza de encontrar a Nobita. No podían creer cómo había llegado a ese punto, pero sabían que no podían darse por vencidos. Tenían que encontrarlo y ofrecerle la ayuda que tanto necesitaba.
Llegaron al refugio para personas sin hogar, un edificio modesto con paredes desgastadas y un letrero que apenas se sostenía. Shizuka, Suneo, Gigante, y Dekisugi entraron con cierta aprehensión, temiendo lo que podrían descubrir sobre la estancia de Nobita allí.
El encargado del refugio, un hombre de mediana edad con ojeras profundas y una mirada cansada, los recibió con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Cuando mencionaron a Nobita, su expresión cambió a una de tristeza.
—Nobita Nobi... sí, lo recuerdo bien —El hombre suspiró y los invitó a sentarse en una pequeña sala de espera— Llegó aquí hace un tiempo, con poco más que la ropa que llevaba puesta. Su estado era... desolador. No hablaba mucho, apenas decía lo necesario para conseguir un lugar donde dormir—
Shizuka sintió que su corazón se apretaba mientras escuchaba al encargado. Dekisugi tomó su mano, dándole un apretón suave para reconfortarla
—¿Cómo era su estadía aquí? —preguntó Suneo, con un nudo en la garganta.
El encargado bajó la mirada, como si reviviera las imágenes de aquellos días.
—Era... melancólica. Pasaba la mayor parte del tiempo solo, sentado en una esquina, mirando al vacío. No se relacionaba con los demás, ni siquiera para compartir una comida. Parecía que el peso del mundo estaba sobre sus hombros. A veces, lo veía salir al patio, simplemente para sentarse bajo el cielo y mirar las estrellas, como si buscara respuestas que no podía encontrar—
Gigante cerró los ojos, intentando contener la frustración y la tristeza que lo embargaban.
—¿Por qué no pidió ayuda? ¿Por qué nadie hizo nada por él? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
El encargado los miró con pesar.
—A veces intenté hablar con él, pero era difícil. Nobita no quería cargar a nadie con sus problemas. Era como si ya hubiera aceptado que este era su destino, que no había nada más que pudiera hacer. Y luego, cuando el tiempo límite de su estadía aquí estaba por cumplirse... simplemente desapareció. Una noche salió y nunca volvió—
Shizuka sintió las lágrimas acumulándose en sus ojos, pero las contuvo, apretando la mano de Dekisugi con más fuerza.
—¿Dijo algo antes de irse? —preguntó Dekisugi, con voz baja.
El encargado negó con la cabeza.
—No, no dijo nada. Solo se fue, como si no esperara que nadie lo notara. Fue triste, realmente triste. Me pregunto a dónde habrá ido, pero nunca supe nada más de él—
El silencio llenó la sala mientras los cuatro amigos intentaban procesar lo que acababan de escuchar. Nobita, su amigo de la infancia, había estado viviendo en condiciones tan desesperadas, y ahora no sabían dónde podría estar.
—No podemos dejarlo así. Tenemos que encontrarlo —dijo Gigante finalmente su voz firme, aunque llena de tristeza.
Los demás asintieron en silencio, decididos a no abandonar a Nobita, no después de todo lo que habían aprendido. Aunque no sabían cuál sería su próximo paso, estaban dispuestos a hacer todo lo posible por encontrar a su amigo y darle la ayuda que tanto necesitaba.
Nobita y Miyoko caminaban por los amplios pasillos de la sede de la UNASPA en Nueva Ciudad Espacial. La estructura de la ciudad, construida en una órbita baja alrededor de la Tierra, combinaba la elegancia futurista con la funcionalidad, con enormes ventanas que ofrecían vistas impresionantes del planeta azul y las estrellas más allá. Era un lugar donde la humanidad se unía por un propósito común: explorar y proteger el cosmos.
Ambos se dirigían a la sala de conferencias principal, donde se llevaría a cabo una ceremonia especial para celebrar el éxito de la reciente alianza interplanetaria. Nobita y Miyoko habían trabajado arduamente en la negociación y coordinación de esta alianza, y el día de hoy, serían reconocidos por sus logros.
Miyoko tomó la mano de Nobita mientras caminaban, su sonrisa era tranquila pero llena de orgullo. Ambos sabían lo que significaba este momento, no solo para ellos, sino para toda la humanidad.
—Es increíble pensar en todo lo que hemos logrado juntos, Nobita —dijo Miyoko, apretando suavemente su mano.
—Lo es. A veces siento que todo esto es un sueño —respondió Nobita, mirando el paisaje estelar a través de las enormes ventanas— Hace unos años, ni siquiera podía imaginar algo así. Y ahora, estamos aquí, en el centro de todo—
—Y no solo estamos aquí, Nobita. Somos parte de algo mucho más grande. Ayudamos a forjar una alianza que cambiará el futuro de la humanidad —añadió Miyoko, sus ojos brillando con entusiasmo.
Llegaron a la sala de conferencias, donde representantes de las principales agencias espaciales del mundo ya estaban reunidos. La atmósfera estaba cargada de una energía palpable; todos sabían que estaban en el umbral de una nueva era en la historia espacial.
El director del Consejo de Dirección Internacional (CDI), un hombre de cabello canoso y ojos brillantes, se acercó a ellos con una amplia sonrisa.
—Nobita Nobi, Miyoko Sato, es un honor recibirlos aquí. Gracias a su trabajo, la alianza con el planeta plantiforme Kibo es ahora una realidad. Ustedes han dado un paso gigantesco hacia la paz y la cooperación interplanetaria—
Nobita inclinó la cabeza en señal de agradecimiento, mientras Miyoko sonreía con modestia.
—Gracias, señor. Pero esto no hubiera sido posible sin el apoyo de todos ustedes y la dedicación de nuestros equipos —respondió Nobita, siempre humilde.
—Aun así, su liderazgo ha sido fundamental —continuó el director—Y hoy, queremos reconocer su labor. La UNASPA los condecorará como miembros sobresalientes, no solo por su arduo trabajo, sino por su visión y su compromiso con el futuro de la humanidad—
La ceremonia comenzó, con discursos que elogiaban la importancia de la alianza y el esfuerzo conjunto que se había invertido en ella. Mientras escuchaban, Nobita y Miyoko se miraron con orgullo y un toque de emoción. Para ellos, esto no era solo un logro profesional, sino una validación de todo lo que habían superado juntos.
Finalmente, llegó el momento de la condecoración. Nobita y Miyoko se acercaron al podio, donde el director de la UNASPA les entregó medallas que brillaban bajo las luces de la sala.
—Gracias —dijo Nobita al micrófono, su voz firme pero llena de humildad— Esto no es solo un reconocimiento para nosotros, sino para todos los que creen en un futuro mejor y están dispuestos a trabajar por él. Esta alianza es solo el comienzo, y juntos, lograremos cosas aún más grandes—
Miyoko asintió, tomando el micrófono después de Nobita.
—Hemos demostrado que, sin importar de dónde vengamos, podemos unirnos por un objetivo común. Y si podemos hacerlo aquí, en la UNASPA, podemos hacerlo en todo el mundo y más allá. Este es nuestro compromiso con la paz y el progreso—
La sala estalló en aplausos, y mientras Nobita y Miyoko se abrazaban, sentían que estaban exactamente donde debían estar. Juntos, habían logrado lo inimaginable, y sabían que aún quedaba mucho por hacer. Pero por ahora, en este momento de celebración, estaban dispuestos a disfrutar el fruto de su esfuerzo, sabiendo que habían hecho algo verdaderamente extraordinario.
Cuando la ceremonia terminó, Nobita y Miyoko se quedaron unos minutos más, observando la Tierra desde una de las ventanas gigantes.
—¿Recuerdas cuando todo esto parecía tan lejano? —preguntó Nobita en un susurro, aún asombrado por lo que habían logrado.
—Sí, lo recuerdo. Pero aquí estamos, y todavía tenemos tanto por delante —respondió Miyoko, apoyando su cabeza en su hombro.
—Juntos —dijo Nobita, sonriendo mientras tomaba la mano de Miyoko una vez más—Y eso es lo que importa—
Esto es solo información
UNASPA (United Nations Space Agency)
Fundación: 2030
Sede: Nueva Ciudad Espacial, una ciudad construida específicamente en una ubicación internacional neutral, ubicada en la órbita baja de la Tierra.
Objetivo:
La UNASPA se fundó con el objetivo de unir los recursos, el conocimiento y la tecnología de todas las naciones para avanzar en la exploración espacial y el desarrollo de tecnologías que beneficien a la humanidad en su conjunto. Esta agencia opera bajo los principios de cooperación internacional, paz y sostenibilidad.
Misión Principal:
La UNASPA coordina esfuerzos globales para explorar el espacio profundo, establecer colonias autosuficientes en otros cuerpos celestes, y desarrollar tecnologías avanzadas para el beneficio de la Tierra. Sus principales objetivos incluyen la colonización de Marte, la minería de asteroides, la defensa planetaria contra amenazas espaciales, y la promoción del uso pacífico del espacio.
Organización:
Consejo de Dirección Internacional (CDI): Formado por representantes de las principales agencias espaciales del mundo (NASA, Roscosmos, ESA, CNSA, ISRO, JAXA, CSA, entre otras), este consejo toma las decisiones estratégicas y asigna recursos a los diferentes proyectos de la UNASPA.
Divisiones Científicas y Técnicas: Cada área especializada en investigación y desarrollo está dirigida por un equipo mixto de expertos de diversas agencias:
Exploración PlanetariaAstrobiología y Ciencias de la VidaTecnología de PropulsiónMinería EspacialDefensa PlanetariaDesarrollo de Infraestructura Orbital y Lunar
Centro de Entrenamiento Internacional (CEI): Ubicado en la sede de la UNASPA, este centro es responsable de la formación de astronautas y científicos de todas las naciones, enfocado en misiones interplanetarias.
Programas Clave:
Proyecto "Horizonte": Programa de colonización de Marte, que incluye la creación de hábitats sostenibles y la terraformación parcial.Iniciativa "Eos": Proyecto de minería y exploración de asteroides, con el objetivo de extraer recursos críticos y expandir la economía espacial.Misión "Protector": Defensa planetaria contra asteroides y cometas que podrían amenazar la Tierra, incluyendo el desarrollo de tecnologías de desviación y destrucción.
Cooperación Internacional:
La UNASPA trabaja en estrecha colaboración con organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, asegurando que los beneficios de la exploración espacial se compartan equitativamente entre todos los países y que las misiones espaciales respeten los principios de sostenibilidad y ética.
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