Summer caminó por las calles de Chicago con la mirada clavada en sus botas marrones de gamuza. La noche anterior había visto la noticia de Justin, y casi no había dormido nada pensando en lo enfadado que debía estar con ella en ese instante.

Ahora mismo se dirigía al bar para encontrarse con su mejor amiga, y hasta ahora, ningún policía se había acercado a su vivienda con el fin de interrogarla.

El ambiente de Chicago era cambiante. Hace más de veinte minutos había un deslumbrante sol colgando en el cielo. Y hace algunos minutos se largó a llover. Summer maldijo una y mil veces por haber salido con aquel vestido corto holgado que le había regalado su mamá en las navidades de hace algunos años.

Ella se encogía en el fino abrigo de hilo negro inútilmente, ya que el frío que trajo la lluvia se colaba por las pequeñas aberturas del abrigo. Pero tampoco se había fijado mucho en lo que se había puesto; tenía tanto en la cabeza que simplemente tomó un abrigo que había sobre la cama y se fue.

El televisor no paraba de transmitir la foto de Justin. La sonrisa fingida de su rostro era notable. Y ella no tenía el valor suficiente como para volver y hablar con él. Sabía que no le gustaría esto. A él no le gustaba ser el centro de atención.

Detuvo sus pasos frente a una cafetería, los vidrios de ésta se encontraban empañados y soltó un suspiro de alivio al sentir la calidez que emanaba aquel lugar. Summer, sin esperar un segundo más, abrió la puerta para entrar. Ésta produjo un leve tintineo y una muchacha de baja estatura se paró frente a ella.

-Hola, bienvenida a Roll's, ¿desea una mesa? -La chica tenía una voz muy grave para su baja estatura, y los oídos de Summer se sorprendieron ante tanta diferencia.

-Estaría bien, gracias.

La chica esquivó las mesas color caoba con un bellísimo mantel bordado por encima y paró frente a una mesa con sillones visiblemente bastante mullidos. De repente, Summer sintió necesidad de sentarse debido al dolor de sus piernas.

Le sonrió a la muchacha y se sentó, sintiendo una plena relajación.

-¿Mer? -Summer levantó la vista, encontrándose con su mejor amiga totalmente cambiada.

Su cabello de un color distinto, castaño con mechas más claras. Había bajado de peso, y lo demostraba usando un vestido blanco que, sorpresivamente, no se encontraba mojado. Tenía unos anteojos Gucci reposando en su cabeza, y un bolso Prada colgando de su antebrazo. Una blanca y deslumbrante sonrisa destacaba en su bronceado rostro. Ella se inclinaba hacia adelante, como si no pudiera creer que esa fuera ella.

¿Esa era su mejor amiga?

-¿C-Celine? -balbuceó. Todavía no podía creer lo mucho que había cambiado. Todavía recordaba sus dos trenzas y sus vestidos floreados.

Celine dio una vuelta soltando una carcajada.

-Vaya cambio, ¿eh? -soltó otra carcajada - Desde que viajé a Roma con Michael he decidido cambiar un poco. Esos pantalones anchos no estaban para nada a la moda.

Summer frunció el ceño.

¿Michael? ¿El chico de las cartas que Celine trataba de alejar a toda costa en el secundario?

Cuando Celine y ella estaban en el secundario, ella recibía cartas anónimas de un muchacho. Y no, no eran de esas cartas de "eres el amor de mi vida", no, allí decía lo mucho que le gustaba su trasero y como esa polera naranja resaltaba sus pechos. Lo sé, asqueroso.

Al ver que todavía no lograba articular palabra, se sentó y colocó una mano -que vale aclarar que tenía una suavidad que delataba las horas que había pasado en la manicura - sobre la de Summer.

-¿Y qué tal tú, Sum? ¿Muchos loquitos por atender? -Celine soltó una carcajada, pero a Summer no le hizo gracia - Bien, lo siento, sólo fue una pequeña broma.

-Ellos no están loquitos. -Summer sorbió de su popote un poco de chocolate caliente - Que tú no tengas problemas, no quiere decir que los demás también tengan la vida soñada.

Celine subió y bajó las cejas como diciendo "Ugh". La verdad era que no se veían hace mucho tiempo, hace meses, y Summer no creía que ella cambiara tan radicalmente en tan poco tiempo. Parecía más egocéntrica de lo que ya era de pequeña.

-Oye, ¿Michael? -Summer habló, al sentirse incómoda ante tanto silencio.

-Michael, mi novio. -Una sonrisa se deslizó por sus comisuras - Es encantador, no tienes idea.

Ya podía imaginarlo montando un Mini Cooper mientras bebía champaña y peinaba su sedoso cabello con un peine de cerdas finas.

-Encantador... -farfulló Summer batiendo el contenido de la taza, sin saber exactamente qué hacer.

-¿Y tú, Mer? ¿Tienes novio? -Pudo notar cierto tono de burla en su voz, y eso la hizo enfurecer.

-Sí. -No podía creer que había dicho eso. Bueno, en su defensa diría que ella la había subestimado.

Celine inclinó la cabeza hacia un lado.

-¿Cómo se llama?

-Justin.

Su corazón corrió con fuerza. ¿Acababa de decir que su novio falso se llamaba Justin?

Holaaaaaaa. Espero que les esté gustando la historia, pueden pasarse por mi one shoot de Navidad "Steal the Christmas" que se encuentra en mi perfil♥

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-Cía