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4 🪐


Si pudiera sería tu cuchara pequeña y besaría tus dedos para siempre, pero cuchara grande, tienes tanto que hacer

Sexualizarse sin duda había sido uno de los peores errores que había cometido en su vida, y hasta el día de hoy cargaba con las cicatrices de sus problemas por haber pensado que obtendría atención de las personas de esta manera.

Él era muy pequeño e ingenuo para saberlo, pero le gustaba la atención de los hombres sobre él, le gustaba que le hicieran saber el camino y que le dijeran que lo estaba haciendo bien, que tuvieran fe en él. A Seungmin nunca se le volvió a dar eso después de convertirse en beta, y la única manera de solucionarlo fue accediendo a cada una de las cosas que pensó que a los chicos les gustaría obtener de él a cambio de unos minutos de cumplidos. Incluso si eran falsos.

Su padre nunca estuvo presente más que para darles regalos o exigirles excelencias académicas, en una sociedad jerarquerizada como en la que vivían era muy común antes dejarle todo el trabajo a la madre respecto a la crianza, aunque para ellos era diferente. Gayoon siempre estuvo más interesada en complacer a su esposo siendo su mejor versión de una esposa trofeo que no se queja, no da problemas, se encarga de verse bonita y mantenerse en figura, y tiene buenos hijos.

Seungmin nunca conoció otra forma de amor parental más que los cumplidos cada que lograba buenas calificaciones o que sus modales eran los correctos en alguna reunión, pues nadie en su círculo social tampoco conocía algo mejor. Changbin era el mayor, el que tenía todo el peso sobre sus hombros, por consiguiente él entendía de la necesidad de afecto que el pequeño Seungmin solía tener, y por todo el tiempo que pudo intentó ser una figura paterna.

A su hermana nunca la veía y aunque solía preocuparse también, ella parecía poder lidiar con la falta de afecto de una mejor manera de la que lo hacía Seungmin. Él siempre había sido una persona insegura en el fondo, necesitaba que alguien tomara su mano en todo momento.

Pero cuando Changbin se comprometió cayó completamente enamorado tiempo después del extraño que le habían presentado, y con su carrera terminada entró a la empresa de su padre en un abrir y cerrar de ojos, y antes de que Seungmin se diera cuenta su hermano mayor ya se había marchado para empezar su nueva familia.

Si antes carecía de amor parental, una vez que se presentó, aquella idea fue solo digna de unos bonitos cuentos de hadas que yacían en sus repisas enpolvándose de años, cuando su nana por última vez se presentó para darle un beso de buenas noches y leerlo para él. En las reuniones de negocios ya ni siquiera le pedían acompañarles, pues era más que evidente que su presencia sobraría en el lugar. Ellos no veían en él algo que ofrecer a los alfas como material de esposo.

Eso fue hasta que Hyunjin volvió a buscarlo, apareciendo en un principio cada viernes afuera de su ventana con el carro aparcado cuadras antes de su casa.

—Vamos Seungmin, la pasaremos bien.

El concepto de dos adolescentes sobre pasarla bien incluían desde atravesar puentes a toda velocidad aprovechando la soledad de las tres de la mañana en la carretera, manejar hasta miradores, autocinemas o simplemente dormir en la parte trasera. Descansar y esconderse de todo el mundo.

Ni la más costosa almohada de mil hilos de seda era tan relajante y confortable como el pecho de Hyunjin, y ninguna manta o frazada se compararía nunca con la calidez de sus brazos cuando le rodeaban la cintura y lo acercaba de espaldas a su pecho para cucharearlo. Hyunjin y Seungmin habían construido una cueva que sentían igual de acogedora que un hogar.

Después empezaron las fiestas de los compañeros de clase de Hyunjin, y su reputación fue en picada a partir de ese momento. Él nunca había hecho algo sexual más allá de sesiones de besos subidos de tono con el alfa, pero una vez se enteraron que una omega resentida con ambos por haberla hecho perder su tiempo intentando ligarse al hijo mayor de la familia Hwang había empezado un rumor que aseguraba haber visto a Seungmin practicando un oral en el mayor, y él deseó tanto que la tierra pudiera tragárselo ahí mismo.

Aquello fue vergonzoso sin duda y lloró cuando lo confrontaron al respecto por primera vez, pero cuando vio a Hyunjin rompiéndole la nariz al idiota que se había reído supo de inmediato que cosas de ese tipo eran inevitables. Se preocupó al darse cuenta que la conducta agresiva del alfa era frecuente originada por defenderlo, y lo menos que él quería era meterlo en problemas o exponerlo a que algún día se metiera con alguien más poderoso o peligroso.

Entonces se dio cuenta de lo empoderante que se sentía tener detrás suyo a todos los chicos que intentaron en primera instancia avergonzarlo por aquel estúpido rumor, la atención que le daban, los cortejos y regalos que le hacían. Así fue como terminó preguntándole a Hyunjin acerca de ese tipo de cosas, pues el mayor tenía basta experiencia sobre eso, y cuando éste se enteró de por qué el menor estaba interesado en aprender sobre aquellas índoles se molestó ante la idea de que alguno de esos malditos alfas consiguieran de él su evidente virgnidad, pues esos malditos no se detendrían con un oral.

Hwang sabía que ninguno de esos alfas que estaban otra vez detrás de Seungmin lo querían de verdad, ninguno lo cuidaría ni amaría de la misma manera en que él lo hacía, y nadie más que él podía tenerlo.

—No entiendo ¿Por qué harías eso por ellos? ¡Solo te están usando!

—Porque puedo y porque quiero.

—Pero tú estás conmigo.—Reprochó indignado.

—¿Nosotros qué?—Preguntó Seungmin incrédulo.—Tú dijiste que no te sentías listo para pedirme ser tu novio, y hemos estado juntos todo este tiempo a escondidas. Eso no es una relación, ni lo será hasta que tú me lo pidas.

Fue hasta entonces que Hyunjin comprendió lo mucho que le importaba aquel chico pelirrojo que disfrutaba de los helados de menta granizada en tardes calurosas, o que tenía una pequeña obsesión con ser perfeccionista en cada detalle de su aspecto, y era un completo compulsivo por ser el mejor en lo que sea que hiciera. Él lo amaba verdaderamente, y era capaz de mandar al demonio todo si al final del día tenía la dicha de llamarlo suyo.

Seungmin se dio cuenta cuando el tiempo pasó que los tratos del alfa eran completamente distintos y genuinos en comparación con los que buscaban algún favor sexual de él, y entonces supo que su lugar seguro siempre sería a lado de Hwang Hyunjin y por más que intentara su corazón había sido tallado por sus grandes manos y esos habilidosos dedos que acariciaban su rostro a cada rato como si sostuvieran lo más preciado del universo. Estaban completamente enamorados, y sus corazones pesaban tanto que los hundían como plomo en un mar inmenso de presión que terminaría por hacerlos explotar.

Y cuando finamente pasó, cuando finalmente Hyunjin se dejó llenar del miedo con el que su padre lo envenenaba diariamente y accedió a casarse con Somi, la destrucción fue fatal para ambos, pero Seungmin no pudo ser rescatado del abismo. Otra vez estaba solo, traicionado, y volvía a ser la segunda opción incluso para la persona más especial en su vida.

La juventud y la inocencia de su amor se quedó guardada en una caja de memorias a partir de aquel momento, la pureza de lo que alguna vez fueron dos adolescentes enamorados terminaba por marchitarse para dar paso a dos adultos que cometían error tras error.

Hyunjin ni siquiera lo pensó dos veces cuando su padre se enteró de la razón por la que estaba negándose a contraer matrimonio con la hija de los Kim, y él nunca había tenido tantas ganas de desgarrar la garganta de alguien cuando la severa amenaza de Inseong se hizo llegar.

—¿Cuándo planeabas terminar con esa relación? ¿Siquiera pensaste en hacerlo? ¡Entiende que eso es imposible! Escucha, a mí también me agradaba la idea de que tú y Seungmin terminarían juntos, el chico y tú siempre fueron cercanos desde la secundaria. Pero vamos, las cosas no siempre salen como uno lo espera, y nuestra relación con los Kim todavía puede ser formalizada con su hija. ¡Tienes que despertar! Eso es un sueño, y si no lo desechas yo mismo voy a hacer que Seungmin se arrepiente por el resto de su vida de haber impedido el matrimonio de Somi. Soojun y Gayoon ya lo saben, así que si de verdad lo quieres y sabes de lo que sería capaz su papá, vas a hacer lo que te diga... Nuestra vida no tiene finales felices, Hyunjin.

Somi parecía tan emocionada como si le hubieran concedido el mejor presente de Navidad, ella lo recibía a diario con un beso, sabía cómo vestirse y cómo comportarse en reuniones y fiestas para que la gente quedara complacida por su buena sumisión. Ella era ciertamente bonita, delgada, alta, con la piel pálida y tersa, ese bonito cabello largo que de rubio la hacía parecer una barbie; era en teoría la mejor omega que algún alfa podría soñar.

Pero ese no era su caso, porque la mente de Hyunjin estaría con Seungmin incluso hasta el día de su muerte. El día del compromiso aquellos expresivos y grandes ojos lo habían mirado, el día de su despedida de soltero esas manos delicadas le acunaron el rostro por última vez, y el día de su boda esos labios delgados habían temblado soportando el llanto.

Lo estaba haciendo todo, soportándolo todo por amor.

El doctor de su padre era lo más aterrador que alguna vez Seungmin había conocido, su semblante serio nunca se transformaba y su voz era completamente imponente. El beta empezaba a preguntarse por qué había aceptado trabajar para su padre, pero se repitió a sí mismo que nunca más en su vida tendría ninguna oportunidad así.

Los hoteles eran la inversión más grande del señor Kim, y necesitaba de su hijo para hacer que el mayor interés de sus cadenas hoteleras giraran en torno a la comida, el plan era mucho más conveniente si podía evitarse pagar por completo a chefs de alta cocina que cobrarían todos sus ingresos. Entonces, Soojun no dudó en asegurar a su hijo con la promesa que aseguraba que recibiría la mayor parte de la herencia cuando él muriera a cambio de asociarse con él.

Le pidió a Seungmin los típicos estudios médicos y lo mandó con el hijo de su doctor de cabecera, el cual se había parado justo en frente de él haciendo sus prácticas y se veía terriblemente miserable. Le recordó a Changbin como estudiante de administración de empresas. El beta además había estado desarrollando inmunodeficiencias en su sistema, lo que al principio pensó que era una anemia se tornó en constantes problemas hormonales que encontraba demasiado vergonzosos de contar a una expresión tan fría como la de Lee Minho.

Era tan solo otro hijo de rico estudiando lo que sus padres, abuelos y bisabuelos habían estudiado, inconforme con su especialidad o tal vez incluso su carrera completa. Ese Minho era tan solo un idiota más.

Aunque estuvo completamente equivocado cuando se volvieron a encontrar en la apertura del restaurante exclusivo que ofrecería el hotel un año después de su apertura, la idea emprendedora de su progenitor había sido su lanzamiento a la salvación. Eran pláticas aburridas, señores grandes que tomaban champagne regocijándose en la burocrasía dorada a la que pertenecían. Ambos hijos estaban acostumbrados pero completamente atrapados en la misma mesa.

Cuando Minho lo invitó a bailar después del postre, momento en el que tenía planeado inventar una excusa para marcharse, fue gratamente sorprendido por el desenvolvimiento que tuvo a su lado. Parecía una persona completamente distinta, dándole volteretas que lo hacían reír un poco demasiado escandaloso por toda la sidra ingerida.

Y sin pensarlo o siquiera recordar en qué momento había sucedido, ellos empezaron a salir cada fin de semana sin excepciones, primero como buenos amigos y después como amantes que se negaban a aceptar lo que sentían el uno por el otro.

Minho recientemente había salido de una relación que cuando la conoció, sonaba realmente complicada. Se trataba sobre otro chico alfa cuya familia era de su misma clase social, por lo que las aparencias eran todo lo que les había impedido estar completamente juntos. Un alfa y un alfa eran una total aberración para la sociedad. Después hubo un drama acerca de un chico del que su ex novio siempre estuvo detrás, y eventualmente aquella turbulenta relación llegó a su fin, el nombre de ese amor siendo sellado para siempre y mantenido en secreto para todo aquel que llegaba a conocer la historia, incluso Seungmin.

Él entendió entonces que Minho definitivamente no era un alfa común, y sus gustos extrovertidos en sus anteriores parejas hicieron que los complejos por no ser un omega se desvanecieran frente a él. Es decir, el tipo definitivamente había follado a más alfas que a omegas, desde luego que su trato hacia los betas no era como el de un simple tarado que buscaba llevarlo a la cama. Era algo íntimo, porque Lee era una persona tan espiritual y romántica que merecía todo el amor del mundo que estaba siempre dispuesto a dar, pues claramente para sus ojos cualquier amante más allá de su sexo o condición era un alma de la que se enamoraba.

Seungmin nunca dejó de preguntarse ¿Por qué su alma no había podido ser el complemento perfecto para la de Minho? No importaba, de todas maneras no importaba porque él estaba dispuesto a amoldarse a lo que fuera con tal de conseguir ese amor tan puro que le daba.

Todo era rosa con olor a flor de vainilla, chocolate caliente por las mañanas y malvaviscos derretidos en fogata de invierno. Su relación con Minho lo había hecho sentir eso y más, flotar en las nubes con el cariño que le era brindado, aunque él sabía que los fantasmas de los primeros amores de ambos nunca se irían de sus lados. Pero otra vez, no importaba porque parecían estar los dos de acuerdo con que eran el tesoro al final del arcoiris del otro.

Los besos, las caricias, las cartas, las flores, las canciones y los pequeños susurros de orgullo en su oreja cada que lo visitaba frente a su familia mientras lo apegaba a sí mismo sosteniendo su cadera firmemente. Minho había sido su única relación hasta ese entonces que tuvo el valor de presentarse con su familia entera, y supo ganarse el cariño de todos.

Su padre en un principio se escandalizó y trató de hacerlo entrar en razón sobre que un beta no era lo ideal para un alfa como él, pero Minho era tan inteligente, apuesto, interesante y elocuente que terminó por echarselo al bolsillo. El pequeño Minnie tenía un novio al fin, y su madre Gayoon pareció reivindicarse en esa época pues los apoyaba y presumía en cada evento social.

Era cuestión de estatus y orgullo también para todos los Kim. ¿Que si tenían un hijo beta? Pues así era, pero ellos eran tan increíbles que incluso los alfas buscarían a un Kim beta. Al menos eso fue lo que escuchó a su padre decir en una de sus fiestas, pavoneando el hecho de que todos sus hijos habían conseguido buenos prospectos.

Por aquellos años, el matrimonio de Somi y Hyunjin era pintado todavía como lo más cotilleado hasta en los eventos de caridad. Ambos se habían marchado a vivir una temporada en Japón para atender negocios del alfa y estaban todos seguros que cuando regresaran, lo harían con la excelente noticia de que estaban esperando un bebé.

Pero no fue así, y grande fue la sorpresa para todos los que esperaban algo de la pareja del momento. Habían pasado alrededor de dos años y medio desde su boda, y todavía no esperaban a un pequeño.

Seungmin pensó que no le afectaría, que estaba listo para enfrentarlo, pero cuando regresó por primera vez y celebraron una cena familiar en honor al regreso de los cónyuges, el beta sintió que su mundo se había desbalanceado un poco. Hyunjin no estuvo bien con la noticia de su nuevo novio, y se los hacía saber a ambos en cada oportunidad.

Hwang parecía demasiado seguro respecto a conocer un secreto que supuestamente Minho le había estado ocultando todo este tiempo, y cada vez que le aseguró que él no era el santo que todos creían, Seungmin se negaba a escucharlo. Él decidió creerle a Minho porque por primera vez en mucho tiempo, estaba enamorado.

Grande fue su sorpresa cuando se enteró que el doctor se marcharía a Alemania para estudiar la especialidad en ginecología que tanto había soñado, pero el pesar fue apabullante cuando supo que aquello no era un simple planteamiento de sus planes ni mucho menos el inicio de una invitación a salir del país con él para acompañarlo. Aquello era una cruda ruptura donde le decía que estaba apenado por dejarlo así como así, pero que no creía conveniente seguir alargando algo que inevitablemente tendría un fin y que por cierto, se estaría yendo el próximo fin de semana.

Seungmin nunca antes se había sentido tan derrotado como aquella vez, la calma de Minho al decírselo como si no mereciera una mejor despedida, como si fuera su última prioridad. El pensar en que para él, el alfa sí era su prioridad antes que cualquier cosa le terminó por destrozar el corazón. Otra vez se tuvo que recordar a sí mismo que él nunca sería la prioridad de nadie, siempre sería la segunda opción, el consuelo donde todos dejaban sus problemas y le creaban una dependencia para después marcharse como si nada.

《—Minho... pero vas a volver ¿No es así? Puedo esperarte, yo incluso puedo ir a visitar–

—No. Seungmin, escúchame, yo de verdad no quiero hacer esto. Te amo, aunque estoy un poco confundido contigo. Tengo que irme y creo... creo que no quiero lastimarte más, porque si lo hago vas a descubrir cosas de mí que te perjudicarán más. No te convengo Seungminnie. Ni yo, ni Hyunjin. Supongo que nadie en el mundo te merece.

—¿Qué? Hyunjin y yo no somos–

—Tratemos de terminar esto lo más sinceros posibles, pequeño. No toma más de tres neuronas si pones atención y conectas la historia con lo que me contaste de tu primera relación, y él es tan... malo para tí. Simplemente es tan manipulativo que me pesa no poder llevarte conmigo, pero me temo que si quiero alejarte de Hwang, no soy el más indicado para hacerlo.

—No comprendo, Minho. Por favor dame otra oportunidad, llévame contigo. ¡Dime al menos que volverás!

—Te amo, Seungmin. Pero lo nuestro ha llegado a su fin, por favor nunca me olvides, chico bonito.

Seungmin después de Minho dejó de intentar buscar algo como eso otra vez, simplemente se rindió oficialmente y aceptó su destino como beta. Los finales felices no habían sido escritos para él.

Se despertó con los agresivos golpes en su puerta, él se consideraba alguien con el sueño pesado definitivamente, pero los toquidos en su entrada lograron alarmarlo lo suficiente como para tomar su celular y un cuchillo de su cocina temiendo que se tratara de un borracho o drogadicto.

—¡¿Quién es?!—Preguntó al otro lado, y cuando un llanto perfectamente conocido para él atravesó la puerta su espina dorsal se congeló ahí mismo.

—Ábreme, amor... soy yo, y te necesito en verdad.—Hipó claramente con alcohol en su sistema.

Seungmin rodó sus ojos en frustración y se dio la vuelta dispuesto a ignorarlo, pero el pensamiento fugaz de que Hyunjin era capaz de esperarlo toda la noche afuera lo puso en duda sobre si debería dejarlo pasar. ¿Se arrepentiría de esto mañana? Sí, pero no podía abandonarlo a su suerte y menos en ese estado. Ni siquiera estaba seguro de cómo había manejado hasta aquí.

Al abrir unos brazos se abalanzaron sobre él con fuerza, sus piernas enredándose en la entrada y haciendo a Seungmin trastabillar. El llanto era silenciosl sobre su hombro mojándose paulatinamente, no supo luchar contra el impulso de llevar sus manos a través del pelo y acariciarlo para tranquilizarlo.

—¿Hyunnie?—Lo llamó una vez consiguió moverlos hacia el sillón. El mayor se abrazó a él sentándose en el piso y recostando su cabeza en las piernas del menor.—¿Qué es lo que sucede, huh?—Le cuestionó levantando su mentón.

—Soy infertil, Seungmin. Los resultados que me hice con Somi arrojaron eso y ella está tan enojada que no quiere verme ni en persona. ¡Yo nunca podré tener hijos!—Exclamó—¡Y por eso me separaron de tí! Porque necesitaba al menos un niño y mírame ahora, te he perdido para siempre.—Hipó.—No me importaría perderlo todo, mi puesto en la empresa, mi apellido, mi herencia. Todo por lo que renuncié al amor de mi vida lo lanzaría por la borda ahora mismo, si tan solo eso pudiera devolverte a mi lado.

Seungmin se quebró ahí mismo con lo que estaba escuchando. Se dio cuenta que estaba llorando hasta que su propio hipido lo regresó a la realidad, y sus manos estaban entrelazadas con las de Hyunjin fuertemente. Como si ninguno quisiera ser separado otra vez, pero esta vez el anillo de matrimonio estorbaba entre el hueco de sus dedos, y la pulsera que hace tan solo unos días Dante le había obsequiado era un recordatorio de que ellos definitivamente no deberían estar haciendo lo que estaban a punto de hacer.

—Bésame, hazlo una última vez hasta que olvide que no me perteneces.


¿vieron el cb? hagan stream a thunderous por favor T__T

edité un poco la historia porque tenía el borrador hace un tiempo, pero no cambió nada solo dos inconsistencias que no me servían para la línea del tiempo; somi y hyunjin llevan 5 años de casados (no dos como escribí en el prólogo) y lo otro no lo diré porque podría revelar algo que es para más adelante <3

si pudieran elegir alguien con quien quisieran que termine seungmin ¿a quién elegirían entre dante, hyunjin y minho?

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