Capítulo 28 🗝️: Un Blythe
Rose.
Como era de esperarse al momento que me desperté las niñas ya habían sido llevadas a la academia, por sus bisabuelos paternos. Tampoco Ian estaba en la cama porque se dirigió a la base, hice lo mismo, me organice y me coloque un atuendo algo "rápido". Un vestido rojo que llega hasta mis rodillas, mi cabello suelto. De zapatos unos tacones puntilla de color beige haciendo juego al vestido, también al bleizer, ahora último me ha gustado la forma en que me visto.
Puede que en otros días prefiera algo más casual a como en otros elegante, en mi bolso llevo la hoja con el resultado de la prueba de ADN, porque no me comportare referente a ello. Camino hacia mi oficina, ordené que trajeran el vehículo nuevo al comando, para ahorrarme la ida hacia el concesionario y debía recogerlo hace algunos días pero estábamos de vacaciones, entonces alargue el día de entrega.
Mientras camino me topo con Sophie quién trae su uniforme de entrenamiento.
—¿Qué tal las vacaciones señora Evans? —me pregunta riéndose y abre su boca dramáticamente al ver que en mi mano traigo mis anillos.
—¿Entonces regresaste con Ian?—vuelve a preguntar.
—Digamos que sí....
—No, no. —me interrumpe. —A mí no me enredas, si tienes esas argollas es por algo.
—Me siento feliz por ustedes. —dice emocionada, luego se aclara su garganta. —Por cierto te programe una capacitación, dentro de unos días tendremos que viajar a Miami.
—¿A Miami?—pregunto confundida.
—Sí mi sargento. —habla seria. —Se tomó como ciudad principal para las olimpiadas, hasta los niños tendrán unas pequeñas vacaciones porque esas olimpiadas son muy importantes.
Si que lo son. Estarán todas las familias fundadoras cada miembro de las sedes principales de los cuatro bases más importantes, está vez será algo más pequeño pero impactante al mismo tiempo. Ya no habrán tantos agentes cómo suele suceder, fueron escogidos y bueno nosotros tenemos que representar a Nueva York, no podemos defraudar a Ian, porque él es uno de los superiores de acá.
—Entiendo, no estaba al tanto de todo lo que sucedió en mi ausencia. —me excuso.
—Para eso, soy tu mano derecha. —me guiña.
Seguimos caminando y me explica más detalles de lo que se realizará en Miami, también sobre el caso de Blande dentro de unos días será juzgado bajo nuestro lineamientos. Sophie me sugiere ir como testigo, pero debo pensarlo muy bien porque es algo que no me conviene y aún más cuando aquel criminal me advirtió sobre cosas que quieren hacerles.
Información que no se puede dar a conocer a todo el mundo, cuando llegamos pasó mi identificación por el sensor. Pero arrugó las cejas algo extraña al ver la puerta abierta, no tiene seguro, Sophie se pone en alerta. Todo está completamente oscuro solo ingresa una pequeña luz por los ventanales que alumbra el escritorio una figura masculina, además el humo de alguna polilla. Me acerco a la mesa del centro con el control presionado y las persianas se abren.
Todo se vuelve aún más claro.
—¿Usted quién es?—pregunta Sophie.
Mirando al hombre de traje de cabello rojizo que se encuentra en mi asiento. Bebe un sorbo de alguna bebida alcohólica que tiene en el vaso, mueve el vaso haciendo que suene los cubos de hielo que hay en el mismo, se gira para darnos frente y una sonrisa de oreja a oreja hay en su rostro. Por sus rasgos puede que sea contemporáneo con Harvey o hasta tenga menos edad.
—Vaya, vaya la famosísima señora Evans. —murmura él sarcásticamente.
—¿Nos conocemos?—preguntó con cautela.
—De una manera indirecta me siento ofendido. —contesta mientras se levanta de mi asiento. —Una Evans y no sabe quiénes son sus oponentes en la CIE.
Observó sus expresiones, también rasgos físicos ¿Será algún familiar de Samantha? Puede que esté errada, pero algo que si no me agrada es que invada mi espacio sin mi autorización. Se acerca a dónde me encuentro, cuando queda frente de mí puedo observar sus facciones como esa imagen varonil y esa presencia intimidante que trata de transmitir pero conmigo no funciona, al pertenecer a una familia que crea a la perfección aquella aflicción.
—Soy Alexander Blythe Ministro de la CIE. —se presenta y me estira la mano, pero no la estrechó.
Al contrario, su acción genera cierta molestia en mí.
—Pensé que estaba hablando con la Evans más comprensiva. —determina.
—Señor Blythe su comentario me causa algo de gracia. —digo y camino hacia mi asiento donde estaba él, antes. —Una vez alguien me enseñó a crear cierta fachada, hacia mis oponentes para luego usarla a mi favor.
Rio victoriosamente.
—Y usted se convirtió en uno de ellos por lo que veo. —cruzo mis brazos. —Puede que sea mi Ministro, pero eso no le da el derecho de ingresar a mi espacio personal como si fuera un lugar público.
Levantó una ceja.
—Solo quería comunicarle algo de parte de mi familia hacia la tuya. —incrementó su tono de voz, le molestó lo que acabo de decir. — Quiero que Ryan Evans deje de fijarse en mi hija, si no quiere vérselas conmigo...
Entonces si es el padre de Samantha Blythe.
—¿Y su hija quiere estar con él? —lo interrumpo antes de que siga hablando. — Estimó a su hija y créeme haría lo que fuera por ella, pero no venga a amenazar a algún miembro de mi familia si no quiere problemas.
Se quiere acercar a mí pero Sophie lo empuja, rodeo el escritorio.
—Eres igual a ellos. —espeta. —Si tanto te pareces a ellos, demuéstramelo ¡Sargento Evans!
Él menciona su orden y la captó, me cambió colocándome mi uniforme de entrenamiento. Alexander Blythe también se quita ese traje costoso y lo reemplaza por su uniforme, después nos dirigimos hacia el polígono de la base. En repetidas ocasiones Sophie me menciona que es una muy mala idea, nos encontramos a Lea y Megan, ellas dos en vez de contradecirme me apoyan.
Me tomó por sorpresa al ver tanto agente en el polígono, incluso entre ellos, se encuentra Adele junto a su mejor amigo. Lea me pasa el ensamble, siempre será una de mis espaldas favoritas. Subo a una zona similar del cuadrilátero, el señor Blythe también lo hace y escucho gritos apoyando al ministro como a mí.
—Quiero saber si eres digna. —me reta. — De llevar ese repugnante apellido.
Sus palabras son la dosis suficiente para reaccionar, tomándolo por sorpresa porque él no es nadie para que tenga aires de superioridad conmigo, ese jueguito no funciona en mí, sí que está muy equivocado.
Ian
—Señor Evans acaban de traer algo para usted. —me comunica uno de los agentes de la entrada al comando.
—Ya salgo enseguida. —contestó.
Y salgo de mi oficina dirigiéndome al parqueadero de la base , porque no tenía la más remota idea de que había algo para mí. Victor Robinson se encuentra caminando a mi lado, hace algunos minutos atrás hablé con mi madre, al parecer ella y mi padre recogerán a las mellizas. Mañana yo seré quién las lleve y recoja porque ahora que mi familia sabe que tengo hijas, serán inseparables con ellas.
Vic me entregó el reporte que realice la CIE de Atenas sobre lo que nos sucedió y sacaron la conclusión que esos hombres habían sido contratados para alguna organización, una que quiere atentar contra nosotros pero siento que es muy poca información necesito más y yo mismo me encargaré de ello. Hasta triplique la seguridad para las niñas porque quiero que estén lo suficientemente protegidas, además Harvey dió una orden en dónde cualquier lugar que ellas lleguen a estar deberán ser protegidas.
Será su manera de demostrar ese cariño que siente hacia ellas, quedó sorprendido al ver la camioneta que Rose había comprado la trajeron hasta aquí.
—¿Está es tu forma de demostrar una tregua?—me pregunta Victor, en medio de risas. —Porque si es así quiero una de esas.
Me acerco hacia la persona encargada de entregarla, Rose si tiene un gusto exquisito en los autos, el hombre me estira la mano y la estrechó.
—Señor Evans, es un placer volver a trabajar con una persona como usted. —menciona el vendedor de Audi.
—Muchísimas gracias, una de mis marcas favoritas de autos. —le explico. —es Audi.
—Y que bueno que continúe eligiendonos. —contesta orgulloso.
Firmó el documento de propiedad, me entregan las llaves de la camioneta. Me acerco aún más al vehículo para revisar su estado, si que era un color personalizado porque es negro pero no el negro común de la marca, uno mate. Ese color no es tan llamativo, Williams, ¿Williams qué haré contigo? De acuerdo, tiene sus placas correspondientes, le quitó el seguro al auto e ingresó a la zona delantera en el asiento de piloto.
—Todo está en perfecto estado. —digo mirando a Víctor.
Quién está en el asiento de copiloto.
—Qué manera tan rara de ustedes de hacer treguas. —me responde Robinson indignado. —lo solucionan comprando autos.
—Ella fue quién lo compró. —me defiendo y hace gestos de molestia. —Aunque técnicamente lo compramos ambos.
Ingreso las llaves para acomodar el auto en su lugar correspondiente, la tecnología que tiene este vehículo es de admirar. Siempre me encantará está marca, debo decirle a Rose que ya llegó el auto, Victor le indica a un oficial que lo haga, si por favor ella puede estar un momento en el parqueadero. Pero no llega cosa que se nos haga extraño a Víctor y a mí, nos bajamos de la camioneta y le activo el seguro.
El oficial se nos acerca trotando y algo agitado.
—Mi sargento Evans se encuentra en el polígono. —nos explica. — enfrentándose contra el Ministro Blythe.
Salgo corriendo hacia el polígono, Victor corre a mi ritmo ¿Que Rose está haciendo? ¿Qué? Me esperaba que estuviera de esa manera con Adele, pero no con el Ministro. Aunque para ser honesto que le dé ¡Una buena paliza a ese imbécil! Quién sabe qué habrá hecho Alexander Blythe para que hiciera molestar a Rose, porque ella siempre es de estar solucionado las cosas "hablando", pero si no lo hace debe tener sus razones para actuar de esa manera.
Al llegar el polígono está lleno de agentes de la CIE, es la primera vez en mi vida que lo está. Hasta eso toma por sorpresa a Víctor, caminamos por medio de la multitud, ahora estoy a unos cuantos metros de distancia del cuadrilátero. La ira de Rose es algo que puedes detectar con tan solo verla, en cada uno de sus movimientos maldice, ella no ha sido herida con el ensamble de Alexander porque sabe cómo atacar primero, el ministro cae al suelo y ella se le avecina.
Me siento orgulloso.
—Deberías detenerla. —dice Victor.
—No, ella sabe lo que hace. —mencionó alegre.
Ladeó la cabeza dudando si subir a detenerla, porque se los alcances que ella puede llegar será hasta el punto que nadie podrá detenerla. Lo hago, me subo al cuadrilátero, hago a un lado el ensamble de Rose y la tomó por su cintura, comienza a decir groserías en alemán hacia el ministro, con ambos brazos la rodeo. Tanto Megan como Víctor revisan el estado del ministro.
Tomó a Rose de ambos hombros, para que me pueda mirar directamente a los ojos.
—Rose mírame. —demando. —Rose mírame.
Captó su atención y deja de estar tensa , su enojo se vuelve efímero. Ya está tranquila, me giro para observar a Alexander levantarse del suelo, escupe sangre a un lado cosa que me parece repugnante y más proveniente de él.
Me observa con rabia y luego su mirada recae en Rose.
—Ian tu perra si que está buena...—dice Blythe descaradamente.
No dejo que continúe hablando porque mis nudillos se tornaron tan blancos por la irá, hasta que impactan en su bonito rostro, no permitiré que hable de ella de esa manera, no me detengo. Siento unos brazos levantándome y es el máximo jerarca.
—¡No vuelvas a meterte con algún miembro de mi familia!—le grita Harvey a Alexander. —¡¿Te quedó claro imbécil?!
—¡Sí, vicepresidente!—le responde en el mismo tono, faltando el respeto.
Varios agentes sacan al ministro de aquí, porque o sino Harvey será quién le dará su merecido, noto que Rose está contestando una llamada pero sus gestos son tan intimidantes quién sabe qué le estarán diciendo, Harvey ordena que todos vuelvan a sus labores. Mi esposa continúa asistiendo ante la llamada que está conversando por teléfono, la finaliza y me acerco a ella.
—Ian debemos ir a la academia. —menciona preocupada. —Nos citaron a ambos por Hazel.
Continuará
Notita: Será más tarde o mañana público el cap 29 <3
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