Capítulo 4
Todos los chicos estaban impresionados, nunca pensaron que una chica que conocieron en el bosque tuviera una cabaña tan bonita y en un lugar escondido para que no la encontraran, la joven abrió la puerta y les indico que pasaran, pero ellos no reaccionaban, Mónica creó una masa de agua lo suficientemente grande para poder tenerla en control y que esta arremetiera contra los chicos empapándolos por completo.
─ Oye ¿Por qué hiciste eso? ─gritó Peter tiritando de frío.
─ Ustedes no me prestaban atención ¿Van a entrar?
─ Si, gracias ─dijo Xavier.
Todos se adentraron a la cabaña, Mónica al ver que todos tenían frío prendió la pequeña chimenea que se encontraba en el pequeño salón, ella al igual que todos ahí estaba algo sorprendida, pues sólo sabía la ubicación de la cabaña, nunca pensó que fuera tan grande y con tantos lujos. En cada esquina se encontraban armas, a la derecha varios arcos que imaginó le pertenecieron a su madre y a la izquierda varias espadas muy hermosas que sabía eran de su padre, todo estaba ligeramente ordenado, era algo de esperarse si sus padres eran futuros gobernantes. Todos estaban parados frente a la chimenea, en eso ella recordó que ninguno de los que estaban ahí llevaban camisa y ella estaba en sostén, rápidamente les dijo:
─ Iré a ver si no hay ropa para que puedan ponerse.
─ Gracias- dijo Samuel.
─ Te equivocas Samuel, nosotros no queremos usar tus vestidos
Esa voz a sus espaldas, ella la lograría reconocer en dónde fuera, porque era nada más ni nada menos que Zac, el chico que sólo se encargaba de fastidiarla. En un rápido movimiento tomó una espada y aprisionó a Zac contra la pared, de tal modo que Zac estaba acorralado y ella tenía la espada contra su cuello, un simple movimiento y lo lograría asesinar, los demás veían la escena asustados y Zac no sabía qué hacer, la había hecho enojar demasiado, ese podría ser su final, lo peor era que todos sus amigos no decían nada para evitarlo, en su mente solo pasaba lo cobardes que eran sus amigos.
─ ¿Qué...qué haces? ─tartamudeó.
─ ¿Tú que crees Zac? ─le preguntó firme la pelirroja.
─ Mónica, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir ─habló Lucas.
─ ¿Sabes Zac? Si muevo un poco la espada te puedo asesinar, ¿Por qué? Pues ya me tienes harta con tus comentarios, si tanto odio me tienes dímelo en la cara, de hecho, tengo todo el derecho de enterrarte esta espada en el pecho, por secuestrarme y hacer varios comentarios inapropiado para las situaciones ¿Me has escuchado? ─amenazó ignorando el comentario anterior─ Por tus amigos no te preocupes, que si me intentan hacer algo les pasara lo mismo que a ti. Soy capaz de matarte y quiero hacerlo, pero no lo haré, ¿Sabes por qué? Porque no me interesa ser una asesina, no, yo no soy igual al resto que en el primer ataque de rabia es son capaces de quitarse a cualquiera asesinándolo, esto tómalo más bien como una advertencia de lo que te puede llegar a pasar si te metes conmigo cariño ─dijo de manera sarcástica la última palabra─. Ahora bien, si no quieres ropa no te la daré, no les iba a dar vestidos, esta cabaña tiene ropa de mi padre cuando era adolescente y les queda perfectamente a todos ustedes, si sí la quieres, con mucho gusto te la doy y una cosa más, ni siquiera pienses en hacerme algo que lo vas a lamentar ─lo soltó y él fue hacia sus amigos─. Les diré algo, los he ayudado y ni siquiera sé el por qué lo estoy haciendo, ayudar a mis secuestradores y hasta inclusive llevarme bien con ellos ─miro a Zac─, bueno, con la mayoría. Hay habitaciones en la planta de arriba, yo iré a descansar, tienen hasta mañana para cambiar de actitud, si no se pueden ir de aquí, no intenten nada, que yo los puedo dañar aun durmiendo ─tomó la espada y la tiro a la pared detrás de ellos─. Buenas noches.
La joven salió de la habitación en la que se encontraban y subió a otra que estaba en la planta alta, sin tiempo que perder se acomodó sobre la cama para caer en un profundo sueño, ya había perdido un día entero sólo tratando con esos chicos. Una vez la chica fuera del salón, Peter le dio un golpe en la cabeza a Zac.
─ ¡¡Auch!! ¿Y eso por qué fue? ─reprendió Zack
─ Por idiota, ¿Viste como la pusiste? Casi te mata, ya me veía en tu funeral llorando para compensar que no tendrías ni un perro que lo haga de verdad ─dijo Peter.
─ Ella está loca ─se defendió el castaño.
─ Zac, no te hagas el que no mata ni a una mosca, tú la enfadaste, ya has visto que ella nos ayudó y no puedes ser gentil con ella- dijo Samuel.
─ No se lo merece- dijo
─ Mira Zac, sé que nosotros nunca hemos tratado con chicas, la mayoría de veces la situación termina mal, pero ella es buena persona y debes saberlo, ahora lo que tenemos que hacer es ir a descansar y mañana por la mañana todos le pediremos perdón en especial tú- dijo Xavier remarcando la última palabra.
─ Esta bien ─respondió el castaño no muy contento con la decisión de sus amigos.
Luego de esa charla todos subieron a la segunda planta y se acomodaron en las habitaciones, uno en cada una de las habitaciones que estaban dispuestas para ellos. Sin esperar más se quedaron profundamente dormidos.
Mientras los chicos descansaban en la cabaña del bosque, en el castillo las cosas estaban muy mal, el rey estaba como loco tras ver a los guardias entrar por las puertas del gran salón sin ninguno de los forajidos.
─ Expliquen por qué no traen a nadie ─dijo enojado─ más les vale que sea una muy buena explicación.
─ Señor ellos escaparon ─informó uno de ellos.
- ¿Escaparon? ¿No los pudieron atrapar par de inútiles?, Jack he confiado en ti por mucho tiempo, te he dado todo lo que necesitas y te he dado un hogar, aún así siempre regresas sin ninguno de ellos, ahora dime ¿Cómo es que estos forajidos fueron capaces de escapar esta vez? ¿Eh? Se supone que ya habíamos encontrado su maldito escondite. Esas ratas no pueden ser tan inteligentes.
─ Hay una sexta, al parecer ella los ayudo a escapar y no es lo peor, ella aún tiene elementos, por eso escaparon, levantó una pared de fuego ,señor, no pudimos atravesarla y eso les dio tiempo de escapar, otros soldados los vieron, pero no pudieron atraparlos.
- ¿Elementos? ¿Una chica con elementos? Eso no es posible, al menos que... ─el rey se quedó pensativo unos momentos─ Ahora esos cinco chicos ya no son la prioridad, es ella, aunque pensándolo bien ¿Cómo sabes que es una ella?
─ Su voz señor, es una voz aguda, además llevaba un corsé y su figura...no fue tan difícil de identificar.
─ Entonces quiero que me traigan a esa chica, viva, si ella cae estoy segura que ellos también, a los muchachos los puedes traer muertos, pero a ella la quiero con vida ¿Has entendido? Esa chica es tu prioridad de ahora en adelante.
─ Sí señor, he entendido a la perfección, atrapar a la chica ─dijo firme Jack.
─ Bien pueden retirarse.
Los caballeros se retiraron mientras hablaban del asunto que el rey les acababa de recomendar, por otro lado, el rey de fue a su recámara a dormir. Ya tenía hartos a todos, era un tirano cruel y todos querían asesinarlo, pero sin elementos era imposible, esa fue una de las razones por las cuales él se los quito, a parte del dominio de los cuatro elementos y la venganza que siempre juró tomar contra el reino de Evenia, el reino que quedaría reducido a cenizas, un reino en llamas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro