Despertar
-Priscila-
-Priscila-
-¿Quién me llama?-
-Yo
-¿Quién eres?-
-Alguien que te ha buscado por mucho tiempo-
-¿Por qué me buscas?-
-Porque te necesito-
-¿Por qué me necesitas?-
-...-
Priscila abrió sus ojos de golpe. Frío, mucho frío. No podía moverse. Todo estaba oscuro a su alrededor. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Mucho? ¿Poco? No lo sabía, pero de algo estaba segura. Todavía no era tiempo de despertar. Su interior era todavía un total caos. El fuego en su pecho era abrasador haciendo que lágrimas corrieran por sus mejillas. Cerró nuevamente sus ojos, solo saldría cuando ella fuera consciente de que era segura para estar con su familia. Después de todo, 15 años no son mucho para un lobo.
-Priscila-
-Priscila-
-¿Por qué me buscas de nuevo?-
-Porque estás triste-
-No estoy triste, solo me siento solitaria-
-Yo puedo hacerte compañía-
-No la quiero-
-Eres joven y hermosa, no debería estar sola-
-Yo tengo un lugar al que volver-
-Yo puedo darte algo mejor-
-No lo necesito-
Priscila volvió a abrir sus ojos. Pequeñas luces se movían delante de ella. Danzaban de un lado a otro de forma hermosa, aunque ella no podía apreciarlas. Un momento. ¿Eran...hermosas? No lo sabía. ¿Por qué no lo sabía? Cerró sus ojos nuevamente.
-Priscila-
-Priscila-
-¿Por qué viniste nuevamente?-
-¿Ya no te sientes sola?-
-...-
-¿Por qué ya no estás triste?-
-No lo sé-
-Extrañas a alguien-
-No lo sé-
-¿Por qué no lo sabes?-
-...-
-...-
-Porque no puedo sentir nada-
Priscila abrió sus ojos. ¿Era de día o de noche? ¿Era importante? No, no lo era ¿Le importaba? Tampoco. Solo había un vacío dentro de ella que crecía a cada momento. Ya no sentía frío, tampoco calor.
Realmente ya no sentía nada.
-Priscila-
-Priscila-
-...-
-¿Por qué tan fría?-
-...-
-Si siempre me respondías-
-...-
-Sabes, eres importante para mí-
-...-
-Te vuelvo a decir lo de hace mucho tiempo. Te necesito-
-... ¿Y por qué me necesitas?-
-...-
-...-
-Porque tú eres mi medio para vengarme-
-¿Quién eres?- preguntó gruñendo por última vez en su mente hacia la voz que había estado con ella a lo largo de sus años de confinamiento.
Pasaron varios segundos antes de recibir una respuesta. Esta vez la voz fue tan familiar que su rostro se endureció.
-Alguien que conoces muy bien-
Toda la conexión entre sus mentes se cortó de golpe. No, no lo podía dejar escapar. Creo una red en su mente y lo siguió a través de fuertes puentes mentales en su conciencia. Apenas una luz que huía de ella entre los diversos portales oscuros. Nos ería tan fácil, no huiría así, ella no era tan débil. Los años que había estado congelada había entrenado su mente y como volverla más fuerte.
Sus órganos internos habían estado tiesos más no sus neuronas. Ahora mismo podía decir que era incluso el triple de fuerte que su madre y tenía control total sobre esto. Aun si las voces en su cabeza nunca habían desaparecido era capaz de aislarlas en su cabeza a casi un murmullo y traer a frente a quien quisiera escuchar. Nadie podría mentirle o ella lo sabría.
Se escabulló con facilidad siguiendo la luz que cada vez estaba más cerca. Lo atraparía, sabía quién era. Si lo dejaba escapar su familia podría estar en peligro de nuevo.
Se detuvo de golpe. Algo le decía que no podía ir más allá. Si lo hacía ¿podría volver? A menos había averiguado algo. La persona que había sido capaz de entrar en sus barreras era alguien realmente fuerte y había pocos que podían hacerlo. Y la pista de ese lobo se había perdido huyendo a la mente de alguien de la manada de Layan su lobo.
Priscila abrió sus ojos de golpe y el agua alrededor de ella se descongeló. Su cuerpo entumecido recuperó vida tan rápido que fue asombros. Apretó sus manos tan fuerte que sus uñas se enterraron en sus manos. Algo en su pecho se removió y se dio cuenta que la estabilidad de sus poderes había sido grande más no completa. Eso significaba que había despertado antes.
No lo podía evitar. No podía quedarse de brazos cruzados si alguien volvía a atacar a su familia. Era un sacrificio que asumiría, al igual que la responsabilidad de sus poderes. Ya no era una niña. Sentía su cuerpo más grande y no solo físicamente. Su desarrollo interno había seguido su curso a pesar de que estar congelada. Había sido más lento que antes pero aun así pudo definir que estaba alrededor de los 99 años. Las hormonas en su cuerpo estaban en su mejor momento dictándole que pronto podría entrar en su primer celo, definiéndola como toda una loba adulta
Pasos se oyeron desde la superficie. Priscila miró hacia arriba. Su largo cabello negro danzaba alrededor de ella entre el agua. Su cuerpo se sentía realmente fuerte, tanto que no podía creerlo. Se sentía liviana, como si pudiera hacer lo que quisiera sin ningún problema. Pero aun así su interior estaba vacío.
Quería volver a su manada pero no causaban alguna emoción, ni de felicidad, ni de añoranza. Simplemente sabía que allí estaban sus seres queridos y ella debía estar allí.
Agitó sus pies en el agua y se impulsó hacia arriba como sino pesara nada. La temperatura era agradable allí dentro. No había mucho ruido como el que recordaba. Hasta se había acostumbrado a la soledad. Pero tenía cosas más importantes que hacer y era necesario que saliera de allí. Si tendría que volver más adelante no pondría resistencia alguna. Lo había decidido.
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Layan dormía como todas la noches después de un agotador día de trabajo. Dirigir su manada y mantener un seguimiento de las demás era totalmente agotador. Al menos tenía su deliciosa cama para recostarse entre las gruesas mantas peludas y de colores marrones como le gustaba.
Sus ojos estaban cerrados pero aun así pudo sentir como algo se removía por debajo de la colcha acariciándole la pierna. Fue un tacto cálido y delicioso que mandó un estremecimiento por toda su columna e inconscientemente dejó salir el aire de sus pulmones. Quizás ya no estaba tan dormido.
El tacto comenzó dirigirse más arriba por la parte interna de sus muslos tocando la sensible zona. Era tan suave tan apenas si hacía algo para detenlo. Esta vez subió por el costado de su ingle para pasar por sobre sus abdominales formados reforzando allí la presión. Layan esta vez dejó salir un gemido y se removió.
Era muy extraño. ¿Qué estaba pasando? Él no tenía a nadie que acompañara su cama desde hacía 10 años. Desde aquel momento en que había enterrado sus colmillos en la frágil piel de la nuca de la cachorra que estuvo debajo de él. De solo recordarlo su cadera tembló y sus colmillos se agrandaron al máximo. El sabor de la sangre era algo que no podría olvidar tan fácilmente.
Y a medida que los años fueron pasando la ansiedad había crecido en su interior. Si al menos pudiera saber donde estaba o verla durante ese tiempo pero la lejanía había alterado tanto a su parte salvaje que su humor se humor había sufrido cambio en los tres últimos años. Y ni siquiera podía tener un acompañante bajo sus cobijas. Su mente podría rechazar la idea del la unión pero su cuerpo tenía otras intenciones.
Como ahora que estaba reaccionando bajo la colcha reaccionando a todos los estímulos que se le estaba dando. Su erección era notable y jadeaba notablemente. Intentó abrir los ojos pero se dio cuenta que estos estaban cubiertos, no podía ver nada. Fue a alzar sus manos para quitarse lo que fuera que los cubriera, para encontrarlas atadas fuertemente al cabecero de la cama y por más que tirara no podía soltarse, no tenía fuerzas.
Y esta fue desapareciendo aún más cuando los roces se desplazaron por su abdomen hasta su pecho delineando cada músculo. Algo húmedo siguió el mismo camino y Layan no pudo evitar gemir para morderse los labios después. Sus colmillos se enterraron en su piel y la sangre corrió. Hizo el intento de sacudir sus piernas pero fue en vano estás no se movían abiertas sobre la cama y tensas.
Aquello húmedo se desplazó ahora hacia su cuello y esta vez lo lamió, por encima de la vena que latía frenética bajo la piel. Layan jadeó, no podía articular palabras. Nunca se había visto tan vulnerable y eso ahcñia que su parte más primitiva quisiera morder a aquello que osaba tocarlo con aquel descaro. Era un sensación entraña dentro de él que odiaba y le gustaba a la misma vez.
Algo suave se posó sobre sus labios y chupó el inferior que sangraba. Después el otro y Layan no tuvo la fuerza de voluntad para no seguirle el paso y no faltó mucho para que fuera él el que estuviera devorando y mordiendo aquella piel suave y cremosa junto a sus labios. Demandante abrió la boca y sacó su lengua para enrollarla en aquella intrusa. Dios, se sentía realmente bien.
¿Quién era? Quería saber.
Cuando...
-Mi lobo-
Una voz en su oído y fue lo único que necesito para despertarse de golpe sentándose en la cama jadeando con fuerza. Su pecho subía y bajaba buscando oxígeno. Su cuerpo estaba completamente empapado de sudor y no necesitó levantar la colcha para saber que evidencia había debajo. Se tocó sus labios y no estaban heridos, ni siquiera estaba amarrado.
Todo había sido un sueño, pero se había sentido tan real que daba miedo. Llevó su mano al frente y corrió el cabello que caía sobre ella y el que se le pegaba al pecho. Este había crecido mucho en los últimos tiempos y ya pasaba de su cadera. No le molestaba. Su hermana decía que era hermosos y que era una lástima cortarlo, aunque no era ella la que tenía que estar peinándolo cada mañana o cada vez que se mojaba como ahora.
Exhaló con fuerza. Aun temblaba ante las diversas sensaciones que había sentido. Y esa voz, no era como alguna que hubiera escuchado antes, si parecida pero no igual. Y aun así lo había dejado en tal estado.
-Alfa- una voz del otro lado de la puerta hizo que mirara hacia allí.
El cielo todavía estaba oscuro por lo que todavía era de noche por lo que debía ser importante lo que fuera que le iban a decir para interrumpir su sueño.
-¿Qué ocurre?- dijo levantándose completamente desnudo y agarrando una muda de ropa para ponérsela después de bañarse otra vez.
-Acaba de llegar un mensaje de la manada de plata. Requieren su presencia lo antes posible-
La ropa cayó al suelo. Layan frunció el ceño. La manada de plata lo requería. Que Hades mandara a buscarlo de aquella forma sin ninguna explicación de por medio no era normal así que no se había equivocado. Era algo importante. Pero que fuera precisamente después de tener aquel sueño.
Acaso tenía alguna relación.
No, no era posible.
¿O sí?
Hola. Aquí la autora dejando un mensajito importante.
Les pido paciencia con esta historia. Actualizo lo más rápido que puedo y que el tiempo me permite. No es una historia para nada fácil de escribir. Las personalidades de los personajes lo son menos y son bastante. Además que la trama es bastante densa, más que la primera parte. Confieso, es la historia más difícil de escribir de todas las que tengo, hasta el momento. Es todo un desafío pues no tengo referentes de ningún tipo.
Pero si les puedo asegurar que seguirán las actualizaciones. No pienso dejarla ni loca. Aunque reconozco que hubo un momento que pensé que no sería buena la historia, es una segunda parte y ya conocen lo que dicen de ellas, y además en Cautiva de verdad que dejé mucho de mí. Pero al leer sus comentarios y lo rápido que suben las vistas y votos me doy cuenta que me equivocaba.
Así que solo digo esto, lo creí necesario y espero que no se molesten. Muchos besotes grandes y gracias por siempre apoyarme, eso me ayuda mucho aunque no lo crean. Los quiero.
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