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DE TUS LABIOS

Habían aparecido en una pequeña construcción de piedra abandonada.

Sirius aún no había aflojado su abrazo y podía percibir la fuerza con el que el corazón de Hermione latía.

-No tengas miedo leona- le susurró.

-¿por qué habría de tenerlo?

-tienes razón- se separó un poco y deslizó suavemente sus manos por los desnudos brazos de la castaña, notó la reacción en ella, tomó su mano y la invitó- sígueme por favor, necesito escuchar de tus propios labios lo que sucedió durante mi ausencia.

La construcción se trataba de una antigua Iglesia, por entonces derruída, de la que quedaban solo algunas paredes en pie y un vitreaux de una mujer con un niño de oscura cabellera en brazos, que al ser atravesado por un rayo de luz le daba al lugar una calidez inusitada, Hermione no podía dejar de observar detalladamente todo el sitio.

-¿dónde estamos?- preguntó curiosa al caminar por aquél lugar de un aura mágico diferente mientras él la guiaba hacia la aparente salida.

-este era mi lugar favorito cuando venía a la casa de mi tío Alphard, está dentro de los terrenos que eran de su propiedad.

-¿estamos en Surrey?- se había asombrado por la explicación- ¿cómo es que no ví este lugar antes?- se lamentaba en voz alta.

-está muy bien escondido, ven te lo mostraré- cuando atravesaron con mucho cuidado por la entrada ella pudo comprobar a qué se refería.

Estaba escondida, totalmente oculta por enredaderas y maleza entre el follaje que había en el bosque que circundaba la finca. Desde ese sitio, además, ella tenía una vista magnífica de las colinas que conformaban la propiedad y en el medio divisaba la casona donde se había desatado su verdad.

Le faltaba el aire ante tanta belleza, la imagen delante de sus ojos la había abrumado, lejos quedaba en sus memorias la visión que atesoró de este sitio cuando lo había conocido hace algunos años atrás, cuando buscaba una salida para Draco, su gran amigo.

-¿Nos sentamos o prefieres caminar?- le había indicado un viejo banco de piedra y un sendero que se perdía en el bosque.

Ella no lo dudó y avanzó por la senda, se aferró al brazo amable que él le ofreció y le dijo- es mucho lo que quieres saber Sirius pero voy a intentar resumírtelo.

-Cuando ocurrió lo del medallón, pasé dos semanas internada por la herida que recibí, la gente aceptó el regreso de Voldemort, Lucius fue preso, Draco obligado a convertirse en mortífago, le ordenaron matar a Dumbledore, lo convencí que le contara al Director....

-Algo de eso sabía, me intriga cómo hiciste para convencerlo- le había interesado esa hazaña desde que se la había contado Harry.

-Digamos que los dos estábamos atravesando momentos difíciles y que sin querer llegamos a consolarnos mutuamente y juntos encontramos la ayuda necesaria- respondía Hermione sin darle muchos datos específicos.

-No quiero saber cómo se consolaron a pesar de ser tan chiquillos- intentó bromear pero no pudo ocultar su celo.

La castaña le dio un no tan suave golpe en el brazo- no seas mal pensado Sirius Black.

-lo siento, no quise ofenderte- se disculpó dándole un beso en la mano que reposaba en su antebrazo- continúa por favor- la instó a seguir, mientras la ayudó a cruzar un pequeño puente de piedra lleno de musgo.

-Lo importante es que esta decisión permitió que la Orden pudiera planear detalladamente los pasos a seguir, se fraguó el engaño de la muerte de Albus, para cuidar a Draco y a Narcisa....

-¿que tiene que ver mi prima en todo esto?

-Voldemort había tomado la Mansión Malfoy como cuartel general, entiendes la importancia de ello?- él asintió- para entonces teníamos tres espías entre los mortífagos cuando salimos con Harry y Ron en búsqueda de los horrocruxes, ¿no te parece que deberíamos regresar?, se preocuparán por nosotros- sugirió ella.

-¿Te preocupa lo que Draco piense si estás a solas conmigo?- ella lo miró extrañada- ahora que él se divorcia me parece que se les puede facilitar estar juntos.

Hermione detuvo bruscamente su marcha, resopló fastidiada- mis sentimientos hacia Draco distan mucho de los que te estás imaginando, después de Harry y Ron que son como mis hermanos, él y Víktor son mis mejores amigos.

-pero ibas a casarte con él- ella abrió los ojos desmesuradamente- no me mires así, Tonks lo dijo- se defendía Sirius.

-Si es verdad, pero no porque yo lo amara, nunca lo hice, mis sentimientos siempre le pertenecieron a otro hombre- agregó apartando la mirada pues temía que él lo intuyera- y Draco lo sabe muy bien.

Sirius recibió su confesión como un golpe directo en el estómago, lo dejó sin aire, un buen rato después le preguntó- ¿y el agraciado lo sabe?

Ella lo negó- no, nunca lo supo, yo era muy joven, una niña cuando lo conocí- retomó la marcha pero entonces él la seguía unos pasos atrás-me cautivó apenas lo ví, fue extraño lo que sentía por él pues con casi catorce años no podía identificar las sensaciones que experimentaba cuando lo veía.

Sirius se había quedado en silencio, odiando al chiquillo que le había despertado tales emociones, las del primer amor, el que siempre deja una huella imborrable en el alma y que ella sintió cuando se transformaba en la hermosa mujer que tenía frente a él y que por destinos inexplicables se había convertido en su prometida.

-Pero él no sabía siquiera que yo lo miraba distinto, era mucho mayor que yo y tenía otras preocupaciones en su camino que fijarse en una enamoradiza adolescente.

-¿Mucho mayor?, pensé que era algún compañero de colegio de algún curso superior- se había sorprendido con la confesión.

-¿Un compañero?, nooo todo lo contrario, él tenía casi veinte años más que yo.

-¿era algún profesor? pero quién no se enamoró de alguno de ellos cuando estábamos en el colegio- bromeó- a mis once años yo pensé que Minerva era la más maravillosa mujer que había conocido- soltó sin filtro.

-Es una maravillosa mujer- aseguró Hermione a las carcajadas- no me imagino verte mirándola embobado en sus clases.

-Pregúntale a Remus, éste era mi secreto mejor guardado Brownie, solo James y él lo sabían y ya deja de reírte así- le recriminó- pero siempre fui su mejor alumno.

-Tú eras el imbatible que ella nombraba siempre?- preguntó curiosa secando las lágrimas causadas por reir tanto y él asintió- las veces que nos evaluaba me felicitaba pero me decía solo a mí, "Excelente Srta. Granger pero no iguala a mi imbatible".

-Excelente imitación leona- se burló- si te viera Minerva- amenazaba.

-Ni se te ocurra pues te corto el cabello- respondió amenazante.

-Lo prometo pero creo que un cambio de look me vendría muy bien, pero sigamos, a ver.....déjame hacer alguna hipótesis- tomó su mentón en un gesto pensativo- mmmm, descarto Severus por razones obvias- soltó y ella le dio un segundo manotazo- ey, me vas a lastimar- se sobaba el brazo- mmm Remus?- preguntó temeroso de escuchar la respuesta- admito que el lobito tiene su encanto, él es literalmente un lobo con piel de cordero, las chicas en mis épocas se tiraban a sus pies, es que siempre dio la impresión que es un hombre a quien cuidar, indefenso y James y yo solo las consolábamos cuando él las rechazaba, como todo un caballero- aclaró risueño.

-No fue Remus, pero debo confesar que él si despierta ese instinto protector cuando lo conoces.

-Todas son iguales, ese lobo les despierta el instinto materno pero no nos desviemos del tema, quién era?

-No voy a decírtelo Sirius, menos a ti- le señaló tocando con el dedo su pecho- pero retomemos donde dejamos- pensó un instante- ah sí, la búsqueda de los horrocruxes. Comenzamos cuando los mortífagos interrumpieron el casamiento de Bill y Fleur en la Madriguera, huimos de allí y terminamos refugiándonos en Grimmauld Place, confieso que entonces Kreacher no fue de gran ayuda, pero luego se enmendó con creces- aclaró antes de que hablara mal del valiente elfo.

-Cómo hicieron para entrar en Grimmauld si yo ya estaba ausente.

-Ahí empieza el misterio, déjame que te explique, todos pensamos que como eras el padrino de Harry y tenías intención de heredarlo, él podía entrar a esa casa sin inconvenientes, descubrimos muchos años después que no era por eso, sino por mí, por esto- le mostró la cicatriz- pero ya voy a llegar a eso, déjame que continúe con lo sucedido o me pierdo.

-Está bien pero será mejor que nos dirijamos hacia la casona, está anocheciendo y se pondrá frío- había notado la piel de Hermione, por lo que se sacó su elegante saco borravino y se lo puso en los hombros, ella de agradeció el gesto pero tembló cuando sin querer le rozó el cuello con sus masculinas manos- ves ya tienes frío.

-Espera un momento- la castaña levantó la tapa de su reloj de pulsera y nombró a Remus, quien apareció al instante

- ¿dónde están? Estamos preocupados ya estábamos por mandar a llamar a Harry.

- ¿no se te ocurrió buscarme por este medio?- se burlaba Hermione.

-Lo siento pero pensé que no tardarían mucho- el moreno le tomó la muñeca y se hizo notar- Canuto, todo bien amigo?

-Si hermano, creo que ya no regresaremos, iré a cenar con Hermione, aún tenemos mucho que hablar, avísale a los demás por favor- Sirius podía notar al sostener la muñeca que el pulso de la castaña se había acelerado.

Draco apareció de repente en la imagen- necesito hablar con Hermione- el moreno la miró y le soltó el brazo.

Ella se alejó unos pasos y sentía un murmullo pero no entendía lo que se decían. Cuando regresó venía con una gran sonrisa- en qué quedamos? Ah sí- continuaron la marcha- Albus estaba escondido en su antigua casa en el valle de Godric y fue de mucha ayuda por cierto, pero esto lo sabíamos algunos, ya habíamos destruído el anillo de los Gaunt, el diario de Tom Riddle, robamos el guardapelo del mismísimo cuello de Umbridge, la copa de Hufflepuff la sacamos de Gringotts de la cámara de tu prima Bellatrix, la diadema de Ravenclaw la encontramos en Hogwarts, a Nagini la mató Neville en la batalla final y de la parte del alma de Voldemort que había en Harry se encargó el mismísimo maldito de destruirla.

-Si esa parte me la contó Remus, quiero saber de tu experiencia en la mansión Malfoy- detuvo su marcha y la giró hacia él, quería verla a los ojos cuando ella le relatara su dolor, quería poder aplacarle algo de esa marca en su vida.

Abrumada por sus ojos grises prosiguió- nos llevaron unos cazarecompensas, nos atraparon en una zona boscosa, pero no como este bosque, aquél estaba yermo, con poca vida- intentaba retener las lágrimas y fallaba en el intento, Sirius las tomaba una a una mientras caían- allí Bellatrix y Lucius trajeron a Draco para que nos reconociera, pues yo había desfigurado la cara de Harry por precaución, por supuesto que se negó a ello y entonces tu prima descubrió mi cicatriz, y se encargó de torturarme- tragó fuerte- solo quería morir en ese momento, lo juro, dice Draco que mis gritos aún lo despiertan algunas noches- sollozaba temblorosa- pero él no podía hacer nada por ayudarme, demasiado se estaba arriesgando allí- secó de un manotazo sus lágrimas- junto a Narcisa cuidaban a los prisioneros a escondidas de los mortífagos- sonreía en medio de tantos recuerdos oscuros- en la narices de Voldemort, aunque él no tenía una- intentó alegrarse- yo no entendía por qué me gritaba cosas que no entendí muy bien, quería saber dónde había obtenido algo, entonces pensé que hablaba de la espada de Gryffindor pero mucho después Lucius le contó a Narcisa que se refería a nuestro- carraspeó incómoda-compromiso.

Sirius sentía un sinfín de sensaciones, pena, dolor, angustia, bronca, vergüenza por no estar presente cuando lo necesitaban, odio pero se dejó llevar por la que más fuerza tenía y casi sin meditarlo, se acercó a ella , la tomó de la rebelde cabellera y besó suavemente cada lágrima. Eran besos que consolaban, que calmaban, que sanaban. Ella no se apartó, ni siquiera lo pensó, solo cerró los ojos para poder intensificar la sensación de estar tan cerca de su único amor.

Él sabía que si continuaba no iba a poder detenerse y lo último que haría en ese instante sería abusarse en un momento de debilidad, entonces se alejó de ella, tomó su mano y habló- vamos a la casona quiero ver en qué condiciones está.

Ella asintió un poco avergonzada por dejarse llevar por las emociones y otro poco por imaginarse que él la besaría- eres una estúpida Hermione Granger, un hombre como Sirius jamás se fijaría en ti- se recriminaba en su mente- es un hombre de mundo y bien te anticipó que iba a vivir a pleno y tú no estás entre sus planes, es mejor no hacerte ideas absurdas e intentar deshacer este compromiso.

Caminaron en largo trecho en silencio. Inmersos en sus pensamientos tan diferentes pero que estaban dirigidos hacia la persona que caminaba junto a ellos.

-¿Qué sucedió aquí, contigo y Draco?

Carraspeó antes de responderle-lo mismo que ocurrió en Grimmauld, solo que al principio pensamos que se trataba de él, al ser también Black, creímos que la casa se había abierto por él pero cuando intentó abrir la biblioteca para enseñármela no pudo, utilizó varios hechizos, hasta se pinchó un dedo para salpicarla con sangre y nada, entonces me acerqué tomé el picaporte con la mano con la cicatriz y voilá, se abrió para mí- ella giraba con los brazos abiertos al recordar- es mi sitio favorito en esa casa- al fin sonreía sin una muesca de dolor en la cara.

-Y en todas las casas que tengan una- aseguró él- ¿quién abrió la casa?

-hicimos una carrera hasta el pórtico y yo le gané, así que también lo hice.

-Por qué vinieron a esta residencia- ya estaban cerca de los establos que allí había.

-Draco creía que si se casaba antes de cumplir los veinticinco años podía evadir el compromiso que su padre había acordado con los Greengrass, hubiera resultado si le proponía matrimonio a otra- levantó los hombros con resignación- pero me lo propuso a mí, desesperado por evadir lo que tenían planeado para su futuro y el de Astoria.

-pero él se divorcia, yo creo que volverá al ataque- añadió mientras llegaban a la casona aparentemente abandonada- está muy bien cuidada- notó que el jardín estaba sin malezas, las diversas especies de rosales bien cuidadas- ¿tú te ocupaste de ella?

-Así es, obtuve el dinero de tu cámara hace unos días y la acondicionamos entre Kreacher y otros elfos que contraté.

-¿Por qué?

-Porque supe por Andrómeda que éste era tu lugar en el mundo- y abrió la gran puerta de vidrio que daba hacia el patio posterior. Al ingresar la biblioteca se iluminó dejando ver la majestuosidad de ese lugar.

-Gracias Brownie- murmuró mientras lentamente recorría la habitación- pasan los años y sigues cuidándome.

Recorrieron la antigua casa de su padrino, reconociendo cada detalle y compartiendo sus experiencias. Los recuerdos oscuros quedaron en el olvido, lamentó no encontrar alimentos en la cocina pues él no quería irse de allí.

-Prometí llevarte a cenar, vamos- le dijo y se dirigieron a la chimenea del salón principal.

-Vamos a mi casa, yo cocino esta vez, ¿la próxima me llevas donde quieras, trato hecho?

-¿Lo dices en serio?

Ella asintió mientras se acercaba a él, se puso en puntillas de pie y le dio un delicado beso en la comisura de los labios- si mi querido- de repente se había sentido una atrevida, había sentido la necesidad de algo más que una simple aceptación, caminó hacia el interior de la chimenea- te espero en casa en media hora- lanzó el polvo flu y desapareció entre las llamas verdes.

Sirius se había quedado estático, por primera vez en su larga trayectoria de besos recibidos, este pequeño, inesperado pero tan sincero lo había hechizado de esa manera - Juro solemnemente que mis intenciones son buenas princesa- susurró y luego de meditarlo bien desapareció.

En la restaurada casa solo quedaba el eco de una sonora carcajada de felicidad que salía del enorme retrato del primer Black que había desafiado su casa.

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