Complete coin
-¡Muévete!-
Akira grito en la cara de un sobreviviente. Se había ganado su puesto dentro de la playa luego de estar una semana ahí dentro. Al comienzo de su estadía el plan era pasar tan desapercibidos como podían.
Pero no todo salía como querían.
Chishiya pensó por un momento que la chica terminaría con una bala en su frente luego de contestarle al líder de los militares una grosería que ninguno realmente olvidaría. Salvo que Aguni parecia ver el fuego que sus ojos desprendían y prácticamente la obligo a unirse a ellos.
Eso les venia tan bien para su plan.
Nakamoto se enteraba de todos y cada uno de los chismes de los militares y Chishiya de los tan aclamados ejecutivos. Tenían casi todos los puestos cubiertos. Nada se escapaba de sus manos para ese entonces.
-Gracias-
La chica dijo con sarcasmo cuando el muchacho frente a ella casi que se tiro a la piscina con tal de esquivarla. Sabia que no había necesidad de pedirlo porque ellos lo harían sin dudarlo. Pero el tiempo ahí dentro le enseño muchas cosas.
Una de ellas, era que le gustaba tener el control de todo. No había mejor sensación que saber que estaba al mando de todas esas personas. Nakamoto tenia una reputación en esa llamada utopía.
Hacia lo que quería, cuando lo quería y como lo quería.
Y Hatter nunca la regañaba por el simple hecho de que entregaba cartas muy buenas para eso. Nadie sabe que era la chica que logro que al menos diez personas desistieran en un juego de corazones. Pero sus tácticas al jugar a veces solían ser un tanto macabras, y la gente no podía evitar pensar el resemble que le daba al mito de la reina roja.
Porque eso era como todos lo catalogaban.
Un mito.
Algo que quedaría entre solo tres personas de ese lugar.
-Me alegra ver que no perdiste tu amabilidad- hablando del rey de roma -Aunque me preocupa que me quites el puesto-
-¿De loco psicótico?- rodo los ojos ella -Para nada cariño, eso es solo tuyo-
Nadie le ganaría a Niragi Suguru.
Akira se hubiera alejado de personas como él en el viejo mundo. No porque le tuviera miedo, mas bien porque a veces reaccionaba de una forma tan igual a la suya que la enojaban tanto. Pero en medio de esa situación, pudo ver algo en ese chico que no vio en otros.
Tal vez era el hecho de que lo veía atractivo.
O tal vez, que no estaba cuerda antes de ingresar al Borderland.
Es por eso que había aceptado la locura de Niragi con los brazos abiertos. No se necesitaba ser un experto para saber que el chico estaba desquiciado. Pero eso jamás logro que el la mirara diferente.
Especialmente cuando salvo su vida en aquel juego de corazones.
Akira no sabia si era porque vio algo en el en ese momento o porque simplemente no salió como quería. La cosa era, que Chishiya y Niragi habían terminado ese juego con vida, y las otras diez personas restantes no.
Suguru no iba a olvidar eso tan fácilmente.
-Espera-
El morocho la hizo frenar con una mano en su brazo. La obligo a mirarlo de frente mientras la gente a su alrededor buscaba mil maneras de huir de ese lugar. Era gracioso como les tenían tanto miedo.
Ninguno de los dos era conocido por ser lo que se llama paciente.
Ni mucho menos amables. Los habitantes lo sabían a la perfección. Niragi podía darle un tiro a cualquiera de los presentes si así lo deseaba, y Akira te incitaría a cometer suicidio con tal solo dos palabras. No era buena idea meterse con ellos.
Eran una combinación demasiado letal.
-¿Necesitas algo?-
-Saber como estabas- disfrutaba la irritación de la chica -Y preguntarte si saldrás esta noche-
-¿Y por qué te interesa saber?-
-Porque eliges los juegos más macabros -ella elevo una ceja -Y necesito un poco de diversión.
-Claro ¿Seguro que es por eso?- arrastró las palabras y se acercó a él - ¿O solo quieres pasar tiempo conmigo? Yo sabia que estaba creciendo en ese negro y oscuro corazón tuyo Suguru.
Niragi podía decir firmemente que nunca había conocido a una chica igual que ella.
La mayoría huían despavoridas en el momento que lo veían sabiendo que él solo podía querer dos cosas: acostarse con ellas o matarlas. No había nada en el medio.
Pero Akira no era todos.
Ella lo desafiaba, le hablaba como si se conocieran de toda la vida, le llevaba la contra e incluso lo provocaba en todo el sentido de la palabra. Carecía de miedo cuando hablaba con él.
Y no había nada que lo encendiera más.
-Bien bien- levanto sus manos en rendición - Tal vez si es por eso. Pero quien sabe.. podemos ser un gran equipo y tu ni enterada.
La realidad era que si eran un excelente dúo.
-Me lo pensare-
Akira acerco su rostro al del chico mientras ambos sonreían de lado. Todos miraban atentos la interacción entre ambos, saltando en sus lugares cuando Nakamoto dijo un par de palabras en el oído de Niragi, y se alejo riendo al ver lo que había provocado. Suguru se quedo mirándola y pensando seriamente en lo que dijo.
Ella parecia tan tranquila.
Como si no estuviera planeando jugar y ganar en contra de todos.
-Me preguntaba cuanto más tardarías-
Nakamoto rio cuando entro a la azotea y esa fue la primer frase que la recibió. Chishiya le estaba reclamando irritado. Verla con Niragi le calentaba la sangre. Lo enojaba tanto, que ahora su odio a Suguru estaba casi justificado.
Akira paso sus brazos por la cintura del chico para apoyar su rosto en la espalda del mas alto. Pasaron tanto tiempo juntos esos meses, que su cercanía era inevitable. No tenían un lema o algo que los caracterizaba. Solo eran ellos y nadie mas. Por primera vez encontraron a alguien que valiera la pena.
Habían encontrado la otra cara de su moneda.
-Ya no se cuanto tiempo mas puedo seguir escuchando esa horrible música-
-Solo un poco mas reina- el peliblanco río -No faltan muchas piezas.
-A veces quisiera usar a alguno de ellos-se posiciono frente a él observando hacia abajo -Pero son demasiado inútiles para algo como eso.
-Y no podemos arriesgar nuestros puestos-
-Lo se-
Nakamoto se quejo formando un puchero con sus labios. Chishiya aprovecha esa distracción para unir sus labios en un necesitado beso. Akira sabia que estaba buscando que ella le dijera que solo era él en su vida.
Por eso paso sus manos por los mechones blancos en busca de profundizar. Shuntaro sintió el frio metal chocar contra su lengua. Un piercing que Niragi le había hecho. Algo que lograba que se estremeciera cada vez que lo tocaba.
No sabia porque ella tenía tanto efecto sobre él. Y no podía evitar pensar que si le pedía que se tirara de esa azotea, él la complacería sin rechistar. A veces odiaba esa sensación.
Akira lo tenia comiendo de su mano.
Pero Nakamoto solía y quería creer que esa idea no era tan cierta.
Después de todo, ella tampoco estaba muy lejos de esa sensación. Al principio de la relacion, que realmente no era oficial, pensaba que una sola persona no podía hacerle sentir lo que él le hacía sentir. Pero ahí estaban, entregados a cualquier locura que se les presentara solo por permanecer juntos y vivos.
-¿Jugaras hoy?- pregunto cuando se separaron.
-No lo creo- el peliblanco negó -Tengo suficientes visas, y poca energía ¿Tu?-
-Si entrare- el chico pasó sus brazos por la cintura -Hatter está muy emocionado con unos lugares que aparecieron en el mapa la otra noche. Tal vez tenga suerte y encuentre la carta que nos falta.
-Te saldrán arrugas si haces eso- paso su dedo por la frente -Y no puedo dejar que te veas mas grande que yo.
-Lo sabía- negó divertida -Solo me quieres por como me veo.
Chishiya río genuinamente ante sus palabras. Ambos sabían bien que eso era el menor de sus problemas. Si, Akira era hermosa. Pero a él le atraía su mente mas que cualquier otra cosa.
Era como si los dos se complementaran de una manera increíble. Sin necesidad de decir lo que pensaban o de tener que preocuparse por si eran directos o lastimaban a las otras personas.
Solo eran ellos.
Y no necesitaban otra cosa que no fueran ellos.
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