24
Una sensación de familiaridad envolvía a Taehyung. A pesar de que nunca había puesto un pie en el apartamento de Jungkook, no dejaba de sentirse como si hubiera estado ahí un millón de veces. Quizás era porque el aroma de Jungkook estaba por todo el espacio o quizás porque todo lo que rodeaba el lugar tenía su esencia. No lo sabía, pero le agradaba.
El apartamento era espacioso y todo estaba conectado entre sí; no era difícil ver la cocina desde la sala. Taehyung recorrió con su mirada los pequeños cuadros que adornaban las claras paredes; eran obras hermosas, todas estaban firmadas por nombres que conocía bien: Min Yoongi, Gil Eunjoon, Wang Jein, Jung Hoseok. La voz de Jungkook se escuchó a la distancia.
—Taehyung, por favor, abre la terraza.
Taehyung buscó al Inmar pero no logró visualizarlo.
—Claro…
Taehyung se acercó al ventanal que estaba junto a la sala; tomó entre sus dedos la suave tela de las cortinas para hacerlas correr con cuidado. La puerta corrediza se abrió sin esfuerzo alguno y la brisa besó de manera inmediata su rostro. El aire corrió por el espacio, llevándose el vacío que había habitado el lugar. Una vez más aquel espacio volvía a albergar vida.
—Gracias. —dijo Jungkook suavemente.
—No hay de qué.
Taehyung dirigió sus ojos hacia el lugar de donde provenía la voz. Al encontrarse con Jungkook, en su rostro se dibujó una sonrisa llena de ternura; el menor llevaba puesta una pañoleta blanca sobre su cabello dándole un aspecto adorable. El Inmar se había cambiado de ropa y sostenía varios utensilios de limpieza entre sus manos.
—¿Qué? ¿Por qué estás viéndome así?
—No, no es nada. —Taehyung trató de ocultar su sonrisa.
—Mientes, ¿qué? ¿Qué pasa? —Jungkook le miró con ojos juzgadores.
Taehyung rio nervioso y fijó sus ojos en lo que Jungkook cargaba entre sus manos.
—Déjame ayudarte —Se acercó a Jungkook y tomó entre sus manos algunos de los objetos—. ¿Debería comenzar por allá? —dijo tratando de desviar el tema mientras caminaba hacia la cocina.
—Taehyung. —La voz de Jungkook sonaba seria.
Taehyung cerró los ojos y mordió su labio nerviosamente antes de darse la vuelta. Trató de guardar la compostura y volvió su mirada llena de seguridad hacia Jungkook.
—Es solo que te ves adorable —señaló la pañoleta—. Te queda bien.
—Yo…
Taehyung vio en el rostro de Jungkook un atisbo de vergüenza; sus mejillas se habían coloreado de un bonito color rojo; eso solo le hacía ver aún más adorable. Quiso llevar sus manos hacia el rostro de Jungkook y apretar sus mejillas tal como lo había hecho Eunjoon una semana atrás, pero se detuvo así mismo.
—¿Tienes algo que pueda usar? —señaló su ropa mientras sonreía.
—Sí —dijo Jungkook entre balbuceos, tratando de reponerse de la confesión del mayor—. Te dejé un cambio de ropa en la habitación de invitados. Es la segunda puerta a la izquierda.
—Segunda puerta a la izquierda —repitió Taehyung a modo de recordar—. Perfecto.
Jungkook miró como Taehyung se perdía en el pequeño pasillo. Suspiró profundamente y tomó su cara entre sus manos. Nunca esperó que Taehyung le dijera que se veía adorable. Sintió el calor subiendo por su rostro una vez más, al recordar. Comenzó a dejar pequeñas palmaditas en sus mejillas tratando de disipar lo avergonzado que se sentía.
Era cada vez más difícil negar lo que Taehyung provocaba en él. Cumplidos como aquel hacían a su corazón latir con fuerza, las caricias sobre su cabello o rostro comenzaban a quedarse cortas, las ansias de verlo cada día no le dejaban en paz y aunque quisiera negarlo, si volvieran a preguntarle sobre sus sentimientos hacia Taehyung, no podría… Porque sabía que le quería mucho más de lo que se atrevía a admitir.
Volvió a soltar el aire de sus pulmones y sacudió la cabeza tratando de no pensar tanto en aquello. Puso un poco de música y comenzó a limpiar.
De repente, escuchó la puerta de la habitación abriéndose y el sonido de los pasos de Taehyung llenando el lugar.
Tan pronto como Taehyung llegó junto a él, comenzó a ayudarle. Jungkook no pudo evitar desviar de manera disimulada su mirada hacia él. Taehyung se veía bien en su ropa. Le quedaba bien, un poco suelta, pero bien. Jungkook sonrió satisfecho.
Ambos se encargaron de dejar reluciente todos los espacios del apartamento; solo quedaba la habitación del menor.
Taehyung sentía mucha curiosidad por ver cómo era el cuarto del Inmar, pero no sabía si él le permitiría entrar.
—Puedo esperar fuera, por si quieres hacerlo solo. —dijo con voz suave.
Jungkook le miró y negó delicadamente.
—Está bien, puedes entrar. —Sonrió tratando de hacer sentir tranquilo a Taehyung.
Jungkook abrió la puerta de su habitación y entró a ella, Taehyung siguió sus pasos de cerca. Tan pronto como entraron, Jungkook abrió la ventana y comenzó a quitar las sábanas sucias.
Taehyung, por otro lado, inició su pequeña expedición. Miró las repisas que descansaban en la pared, tenían algunas figuras de colección, algunos vinilos y CDs. Era interesante tener aquel vistazo de Jungkook. Él era como cualquier persona; él disfrutaba de la música, de las películas y los libros.
La habitación de Jungkook reflejaba su personalidad de manera impecable. Las paredes estaban pintadas de un perfecto blanco, que transmitía una sensación de calma y serenidad. En una esquina había un par de caballetes con cuadros en blanco y al lado un escritorio rodeado de cuadernos, pinturas y pinceles perfectamente alineados.
La cama, ahora despojada de las sábanas sucias, tenía un cabecero acolchonado de color negro. Sobre la mesita de noche descansaban un par de libros y una fotografía enmarcada. Taehyung se acercó para ver mejor la foto, tomó el cuadro entre sus manos y dejó a sus ojos deleitarse con la imagen.
Jungkook lucía diferente, tenía la mitad de su cabello plateado y la otra mitad negro; su rostro estaba lleno de vida y sonreía de una manera que nunca había visto. Él sujetaba un ramo de flores entre sus manos y a su lado Yoongi sostenía un título y Hoseok le miraba con orgullo, mientras un par de lágrimas parecían querer escapar de sus cuencas. Era una imagen hermosa de ver.
—El día de mi graduación. —Taehyung dio un brinco al escuchar la voz de Jungkook—. Lucía diferente, ¿cierto? Quien iba a pensar que los siguientes dos años iban a ser la segunda fase de mi infierno.
»Ahora miró hacia atrás y no entiendo cómo pude darle tanta fuerza a las palabras de Guyun y aún peor creer que lo que él me daba era amor.
Taehyung le miró, dispuesto a escucharle, No era la primera vez que hablaban sobre él; ahora el nombre “Guyun” no le era desconocido. Por lo que el menor le había comentado, sabía que era una persona repugnante, que solo había aprisionado a Jungkook en una realidad que no era real.
—¿En qué momento supiste que querías alejarte de él? —Siempre había querido saber esa parte de la historia.
—Fue el día que descubrí que estaba engañándome. Lo confronté y él ni siquiera se esforzó en negarlo. Me dijo que no era suficiente y que nunca iba a serlo, que no pensara en irme, porque nadie más iba a quererme además de él. —Jungkook detuvo sus palabras y miró a Taehyung—. Dejé que sus palabras se adhirieran a mi piel y creí que eran reales, pero no podía continuar viviendo así…
»En el mismo momento que él dejó el apartamento, tomé mis cosas y me fui. Su narcisismo no le permitió soltarme, él comenzó a acosarme y Hyung me persuadió para poner una orden de alejamiento. Después del juicio no volví a verlo. Pero su voz nunca dejó de sonar en mi cabeza.
Taehyung tomó la mano de Jungkook.
—Él nunca tuvo la razón.
—Ahora lo sé —dijo Jungkook dibujando una pequeña sonrisa en sus labios—. ¿Qué te parece si continuamos?
Ambos retomaron sus tareas, dejando el cuarto de Jungkook impecable. Una vez terminaron, se tiraron al piso de la sala, jadeando levemente por el esfuerzo. Taehyung estaba tumbado a un lado de Jungkook, sus respiraciones se mezclaban con la brisa que entraba a la habitación. Jungkook observó a Taehyung, admirando cómo la luz se filtraba suavemente a través de las ventanas, iluminando su rostro.
Era bonito ver a Taehyung ahí. Era hermoso poder entregarle cada una de las partes que le conformaban y ver como él las trataba con tanta suavidad y cuidado. Siempre había sido así, sintió su pecho calentarse. Él definitivamente tenía sentimientos por Taehyung, pero que fuera así no significaba que él sintiera lo mismo…
Taehyung sonrió con los ojos cerrados. "Precioso" pensó Jungkook.
—La exhibición de Sook será pronto. —dijo Taehyung, rompiendo el silencio.
—Lo sé. —respondió Jungkook, entusiasmado.
Taehyung abrió sus luceros buscando a Jungkook.
—¿Quieres que pase por ti a casa de Yoongi?
Jungkook negó con suavidad.
—Llegaré por mi cuenta; Hobi hyung me pidió ayuda con una escultura para ese día. —explicó Jungkook.
—Ya veo. —dijo Taehyung sintiéndose un poco triste; él quería llegar junto a Jungkook—. Entonces, te veré allá.
Jungkook hizo un pequeño sonido como respuesta. Taehyung fijó su mirada en el techo del lugar. Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua. La brisa suave seguía entrando por la terraza abierta, creando un ambiente perfecto para descansar.
—Gracias por acompañarme hoy. —murmuró Jungkook.
—No hay de qué, Jungkookie.
Jungkook cerró los ojos, sintiéndose en paz. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió soñar con un futuro en el cual el dolor del pasado finalmente se transformaría en plenitud.
No importaba hacía qué punto de su futuro viera, no había manera de no ver a Taehyung en él.
¿Sería posible un futuro juntos?
Taehyung miraba nerviosamente sus manos. A pesar de que no era la primera vez que salía con Jungkook, no podía dejar de pensar que aquella exhibición parecía una cita.
Se había prometido no verla de otra manera más que como dos amigos compartiendo su orgullo por la pequeña Youngsook…
¿Pero a quién quería engañar?
Había pasado días pensando en cómo vestirse, cómo expresarse, incluso imaginó escenarios ficticios…
El comenzar a darle una respuesta a su pregunta sobre sus sentimientos por Jungkook, le hacía volverse un poco codicioso y es que, por más que quisiera encontrar una negativa, todo sonaba como una afirmación.
Taehyung se columpiaba con suavidad sobre sus pies; la espera le hacía sentir ansioso, y ¿sí Jungkook no llegaba? ¿Y sí, al final se arrepentía de ir con él y Hoseok venía junto a él?
—Taehyung…
La suave voz de Jungkook lo sacó de sus pensamientos, elevó su mirada y al conectar con él se quedó completamente congelado.
El Inmar estaba precioso, completamente seductor. Llevaba su cabello peinado hacia atrás de manera desordenada. Su cuerpo lucía perfecto en un traje negro que por debajo del saco dejaba ver la transparencia de la camisa que llevaba puesta. Era inevitable no desviar los ojos a aquel perfecto torso…
No podía dejar de verlo y las palabras parecían no querer llegar. Como si el universo se hubiera apiadado de él Youngsook llegó a su rescate.
—¡Profesor Jeon, Oppa! —La chica se acercó a ambos— Comenzaba a pensar que no vendrían.
—Eso nunca. —dijo Jungkook con una pequeña sonrisa; Youngsook sonrió ampliamente.
—Gracias por estar aquí. —Ambos negaron y dejaron una pequeña caricia en la cabeza de la menor—. Comenzará pronto, es mejor que entremos.
Ambos siguieron a Youngsook, cuando llegaron a la primera habitación de la galería, se encontraron con un pequeño bullicio de las personas que se encontraban esperando. Tras ellos entraron un par de personas más. Tras unos minutos, una joven se paró en el centro de la habitación y sonrió ampliamente.
—Les doy la bienvenida a nuestra exhibición "Axia". Como sabrán, es una exhibición destinada para el disfrute del arte, pero no solo eso, también está destinada para conectar a través de los 5 sentidos con sus parejas o alguna persona que llame su atención entre los invitados.
Youngsook sintió como la mirada de ambos adultos se fijaba en ella. Quería que la tierra se la tragara en ese mismo instante.
»Cuando el momento llegue, se les darán instrucciones de lo que deberán realizar. Por lo pronto, solo me queda mencionar que tenemos preparada para ustedes una selecta colección de piezas únicas de artistas excepcionales. Que disfruten de la exhibición.
Cuando la explicación terminó, ambos volvieron a mirar a la menor.
—¿Conectar a través de los 5 sentidos? —cuestionó Jungkook.
—Olvidé mencionar ese pequeño detalle. —dijo riendo nerviosamente.
—Sook…
—Pensé que si se los decía, no iban a venir. —interrumpió la menor a Jungkook—. Realmente lo siento. —En su rostro se dibujaba genuina preocupación y tristeza.
Taehyung era débil de corazón y ver aquella expresión en el rostro de Youngsook no le permitió molestarse con ella; además era un día muy importante para la menor.
—Está bien, Sook —dijo Taehyung mientras dejaba un pequeño toque en su nariz—. Podemos hacerlo juntos, ¿cierto, Jungkookie?
Jungkook le miró atónito.
—¿Eh? —fue todo lo que logró salir de los labios de Jungkook.
—Trabajemos en equipo por Sook. —Taehyung sonrió y extendió la mano hacia Jungkook—. Cuento contigo.
Jungkook miró dudoso la mano del mayor; no sabía lo que tendrían que hacer, ¿qué pasaría si sus sentimientos quedaban expuestos? Podría fingir demencia y decir que todo era para darle un toque más profesional y así proclamarse como el mejor actor…
Suspiró profundamente y tomó la mano de Taehyung para cerrar el trato.
—¡Gracias! ¡Gracias! —chilló la menor llena de alegría— ¡Vamos!
Ambos caminaron por el pasillo, siguiendo a Youngsook hasta la primera sala. La puerta se abrió lentamente, revelando una habitación llena de arte digital. Sobre las paredes se reflejaban colores vibrantes y formas abstractas que se movían de manera hipnótica. Una voz suave y cálida se escuchó desde un altavoz oculto.
—Bienvenidos a "vista". Esta habitación está destinada para ocupar nuestros ojos. Encuentren entre las artes a esa que inspira su corazón, contemplenla desde la distancia y detállenla con sus ojos; noten cada rasgo, cada movimiento.
Ambos se miraron sabiendo que tenían que tomar caminos distintos. Jungkook fue el primero en moverse. Taehyung le siguió con la vista; los artes se reflejaban sobre su rostro, dándole un aire más hipnotizante. Jungkook se veía perfecto, su cabello oscuro brillaba suavemente, y la oscura tela de su traje caía de manera sublime sobre su cuerpo. Cada detalle de Jungkook parecía esculpido con precisión.
Era hermosa la manera en que suspiraba al encontrarse con una pieza que le gustaba, la manera tan armoniosa de sus movimientos… Cada expresión en su rostro, él era perfecto.
Jungkook, sintiendo la mirada de Taehyung sobre él, giró ligeramente la cabeza y sus ojos se encontraron. Un rubor suave se extendió por las mejillas de Taehyung, pero mantuvo la compostura, dedicándole una pequeña sonrisa. La voz en el altavoz volvió a hablar.
—Espero pudieran encontrar a esa obra de arte que les robó el corazón, porque ha llegado el momento de continuar.
Taehyung se sintió un poco avergonzado al darse cuenta que no había visto nada de la exhibición; había centrado toda su atención en Jungkook. Miró de manera veloz la exposición y caminó a pasos agigantados para alcanzar a los demás. Cuando llegó a la siguiente sala, una mezcla de sonidos envolvía el espacio. Había susurros suaves, música relajante y el murmullo del viento entre los árboles. La voz del altavoz les dio la nueva instrucción.
—Bienvenidos a “oído”, ahora que sus ojos ya cumplieron con su deber, deberán escuchar. Podrán acercarse a la persona que desean oír. Disfruten de sus palabras, el tono de su voz y la cadencia de su habla.
Jungkook buscó entre los presentes a Taehyung, y cuando le vio caminó hacia él sin dudar. Lo sintió como un déjà vu, aquel hermoso rostro destacando entre las personas, si él no hubiera dudado aquel día, habría hecho lo que estaba por hacer.
—Hola. —dijo con una sonrisa en sus labios.
—Hola —respondió Taehyung con voz cálida—, ¿tú quieres escucharme?
—Todo el tiempo. —dijo en un murmullo el menor.
Jungkook miró como Taehyung acomodó nerviosamente su cabello y una sonrisa amplia se dibujaba en su rostro.
—¿Es así? —Ladeó la cabeza con suavidad— ¿Sobre qué quieres que te hable? —preguntó con voz suave y llena de curiosidad.
Jungkook sonrió, sintiéndose pleno.
—Dime qué te parece la exposición.
Mientras conversaban, sus voces se mezclaban con los sonidos ambientales, creando una atmósfera íntima. Jungkook disfrutaba del sonido de la voz de Taehyung, que era aterciopelada y reconfortante. Cada una de sus palabras resonaba profundamente en su corazón, haciéndolo olvidar por un momento lo que estaba a su alrededor.
La voz del altavoz interrumpió su charla.
—Esperamos que sus oídos se deleitaran, porque es momento de seguir.
Al entrar a la nueva sala se encontraron con esculturas de todo tipo, de diferentes tamaños y texturas. Ambos caminaron entre las piezas, dedicándose un par de miradas cada tanto y como un par de imanes volvían a acercarse, buscando no estar lejos el uno del otro… La voz volvió a sonar a través del parlante.
—El "tacto" es como un puente directo al alma. No necesita de la ayuda de otros sentidos para conectar a dos seres… Como el escultor, buscarán las texturas, la forma y los detalles que componen a la obra que su corazón llama…
Jungkook observó cómo un asistente se acercaba a Taehyung y colocaba una venda sobre sus ojos. Se sentía confundido. ¿Qué estaba pasando? Miró a su alrededor y pudo notar que Taehyung no era el único. Había otras personas vendadas.
Una chica se acercó a él y le pidió colocarse al lado de otras cinco personas. Taehyung tendría que encontrarlo entre ellos. Le vio acercarse al primer chico, pero él apenas tocó una de sus manos cuando decidió pasar a la siguiente persona. No se detenía mucho tiempo con ninguno de los otros invitados, tocándolos apenas antes de seguir adelante, como si algo lo impulsara a seguir buscando.
Cuando al fin llegó frente a él, Jungkook sintió un leve cosquilleo en su estómago.
Sintió los dedos de Taehyung rozar su mano, pero a diferencia de las otras tres personas no se detuvo…
Taehyung llevó una de sus manos hacia su cabeza y acarició dulcemente su cabello. Lo vio sonreír, sabiendo que le había encontrado.
—Es él. —dijo seguro.
Jungkook sintió su rostro siendo acunado. Los dedos de Taehyung delinearon con cuidado cada parte de su rostro, sus yemas jugaron sobre su nariz y luego rozaron con dulzura sus ojos. No dejó ninguna parte sin atención. Terminó posando su pulgar con completa delicadeza sobre la pequeña cicatriz de su rostro, dejando suaves caricias. Jungkook no pudo evitar sonreír.
Taehyung quitó la venda de sus ojos y cuando sus miradas se encontraron, sonrieron tímidamente. Taehyung dejó otra pequeña caricia en su mejilla…
No pronunciaron ninguna palabra; tenían miedo de romper la bonita sensación que los rodeaba. Caminaron hacia la siguiente sala, pero ahora sus manos buscaban rozarse para poder sentir la calidez del otro.
Cuando llegaron a "olfato", volvieron a vendar los ojos de uno de ellos, pero esta vez fue Jungkook el que quedó en completa oscuridad.
Taehyung le miró acercarse a él de manera torpe. No podía tocarlo, tampoco mirarlo o escucharlo; aún así el Inmar no tuvo problemas en encontrarlo.
Taehyung sintió cómo el menor enterraba su sentido entre su cuello y hombro; un escalofrío recorrió su espalda al sentir el roce de la nariz de Jungkook sobre su piel y se sintió derretir.
—Fresas… —dijo Jungkook casi inaudible.
Taehyung se sintió vacío cuando la calidez de Jungkook se alejó de su cuerpo. El Inmar quitó su venda haciendo saber que había encontrado a la persona que buscaba.
Sus ojos se encontraron nuevamente, y ambos sonrieron.
—No dudaste ni un poco. —dijo Taehyung tratando de disipar sus pensamientos, que le demandaban volver a tener a Jungkook a centímetros de él.
—Es tu shampoo —dijo tímidamente—. Me gusta mucho su aroma.
Taehyung sintió sus mejillas colorearse. Sonrió nerviosamente al darse cuenta que a Jungkook le gustaba su aroma.
Ambos caminaron hacia el último sentido "gusto". La sala estaba llena de pinturas de diferentes técnicas y tamaños. Jungkook caminó por la sala tratando de prestar atención a las piezas, pero sus nervios no le permitían concentrarse; ¿qué tendrían que hacer?
Finalmente, la voz en el altavoz anunció su misión. Jungkook tragó con fuerza y sintió como sus pulmones dejaban de funcionar.
—El gusto es uno de los sentidos más placenteros, porque nos permite experimentar un sin fin de sabores. Ahora tendrán que encontrar en los labios de su obra maestra el insaciable sabor de la excelencia.
Una vez más a Taehyung se le entregó una venda y la colocó sobre sus ojos. Sintiendo su corazón latiendo desbordado, volvería a besar a Jungkook. Se quedó completamente quieto, expectante y ansioso. No supo hasta ese momento lo mucho que deseaba volver a probar la suavidad de los preciosos labios de Jeon Jungkook.
Jungkook, con una mezcla de nerviosismo y emoción, se acercó. Pudo sentir la calidez del aliento de Taehyung sobre sus belfos. Respiró de manera pausada tratando de calmar su corazón. Dudoso rozó sus labios con los contrarios, y las mariposas en su estómago aletearon con fuerza. Con suavidad, terminó con la casi inexistente distancia que había entre ambos, dejando a Taehyung probar el sabor dulce de la fruta que habían colocado sobre sus belfos. El beso comenzó de manera tímida, pero luego Jungkook sintió como Taehyung parecía volverse devoto a su labio inferior. De no haber sido por la falta de aire, no habría querido separarse de la boca del mayor; sus labios podrían llegar a ser adictivos.
Abrió sus ojos, con el corazón en la garganta, y miró la más perfecta escena, los labios de Taehyung enrojecidos debido al beso. Quiso volver a unir sus bocas, pero eso sería muy codicioso.
Cuando Taehyung se quitó la venda, sus ojos se encontraron con los de Jungkook. Ambos estaban hechos un lío, pero también había una chispa de algo más, algo que no podían negar.
La exhibición terminó en una sala que combinaba todos los sentidos. Los colores vibrantes, los sonidos suaves, los aromas dulces, las texturas intrigantes y los sabores se unieron en un último acto de sinestesia. Ambos trataban de disimular el caos que tenían en la cabeza y trataron de concentrar su atención en Youngsook; ambos la felicitaron por sus hermosas piezas. Estaban en esa última sala, desbordando belleza y perfección.
Taehyung, aún procesando todo lo que había sucedido, le ofreció a Jungkook acompañarlo a casa.
—Puedo llevarte a casa si quieres —dijo, esperando que Jungkook aceptara.
Pero Jungkook, temeroso de estar solo con Taehyung y que sus sentimientos quedaran expuestos, sacudió la cabeza.
—Debo volver con Hoseok; no logramos terminar en lo que me pidió ayuda. —mintió, tratando de sonar convincente.
Taehyung asintió, aunque una parte de él deseaba que Jungkook hubiera aceptado. Ambos se despidieron, prometiendo verse pronto. Taehyung se quedó mirando como Jungkook se alejaba poco a poco. Entonces lo supo…
El primer beso que Jungkook le dio lo hizo despertar, pero el segundo lo hizo querer vivir.
Jimin bajaba las gradas con prisa. Sus pasos resonaron suavemente en el vacío del apartamento; necesitaba una partitura que había dejado sobre el piano. Al llegar al último peldaño, se detuvo de repente, atraído por una figura en el gran ventanal de la sala.
Allí estaba Taehyung, de pie, mirando hacia el horizonte con una expresión pensativa en su rostro. La luz del atardecer bañaba la habitación, creando un aura dorada a su alrededor, resaltando los detalles de su perfil sereno y su postura relajada.
Jimin se acercó en silencio, sus pies deslizándose sobre el suelo. Podía ver el reflejo de Taehyung en el cristal, sus ojos perdidos en algún pensamiento lejano; llevaba días así.
Caminó hasta él y cuando llegó a su lado, decidió observar el mismo paisaje que su amigo contemplaba.
—¿En qué piensas, Tae? —preguntó en voz baja, rompiendo el silencio con una suavidad que sólo él podía lograr.
Taehyung giró la cabeza lentamente, encontrando los ojos de Jimin con una pequeña sonrisa, antes de volver su mirada al mundo exterior.
—Tenías razón, Chim. —dijo suavemente.
—¿Sobre qué? —cuestionó.
—Sobre mis sentimientos hacia Jungkook…
Jimin se quedó inmobil por un momento procesando lo que Taehyung acababa de decirle. Él estaba aceptando sus emociones al fin. Cuando logró conectar sus pensamientos, su pecho se llenó de alegría; Taehyung estaba abriendo su corazón al amor.
Dirigió su mirada llena de alegría hacia Taehyung para hacerle saber lo feliz que le hacía escuchar aquello, pero no pudo hacerlo; su pequeño Kim parecía triste.
—¿Qué sucede? —preguntó preocupado.
—No importa cuanto lo desee, nunca podría estar con él. —dijo con voz temblorosa.
—¿Por qué no?
—Chim… —Taehyung le miró de esa manera que siempre lo hacía cuando él conocía la respuesta.
—¿Y qué sucedería sí él siente lo mismo? ¿Vas a negarle a ambos la oportunidad de amar? Sólo porque crees que vas a dañarlo, solo porque crees que tu presencia en su vida es un peligro… —pausó sus palabras, sintiéndose frustrado— No es así y nunca lo será, por cómo yo lo veo, Tae, ustedes se necesitaban para volver a respirar. Nunca vi a dos personas florecer al mismo tiempo de la manera que ustedes lo hacen…
»Nunca vi a nadie encajar tan bien entre tus brazos, nunca vi a nadie acompañarte de la manera en la que Jungkook lo hace. Nunca te vi sonreír de la manera que lo haces cuando estás junto a él.
»No puedes terminar algo, que ni siquiera han podido comenzar. Te prohíbo tomar una decisión por ambos. No puedes elegir por Jungkook. Si vas a tirar todo por la borda, por lo menos asegúrate de no romper el corazón de una persona que merece todo el amor que solo tú le puedes dar.
Taehyung miró a Jimin, sintiéndose abrumado. Respiró profundamente tratando de calmar sus emociones. El ámbar se posó en sus ojos y poco a poco se suavizó. Jimin tomó su mano y la apretó con suavidad, haciéndole saber que no importaba que, él siempre iba a estar a su lado.
—Gracias… —dijo con voz tenue. Jimin negó con suavidad como respuesta. Taehyung tenía mucho que procesar; necesitaba despejar su cabeza— Saldré a caminar un momento, volveré pronto.
Jimin asintió.
—Ten cuidado.
Taehyung se dirigió a la entrada y cambió sus zapatos. No sabía hacia donde iban a llevarlo sus pies, pero eso no importaba. Solo necesitaba sentir el aire fresco en su rostro y aclarar sus pensamientos. Cerró la puerta tras de sí, esperando poder darle lugar a todo lo que estaba sintiendo su corazón.
¡Hola personitas!
Después de las fotos que compartió Tae, no pude evitar querer traer el nuevo capítulo hoy.
Espero lo disfrutarán tanto como yo ame escribirlo.
Quiero dedicarle este capítulo a Mime y Ale, las quiero muchísimo♡
Besos,
🌌Vera
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