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Un gran desperdicio

(Advertencia: Lemon!)

Senku esperó a que Kohaku regresara a la mansión Nanami para poder hablar con ella, pero por desgracia regresó solo a la hora de la cena, así que comieron y luego, mientras se dirigían a la habitación que compartían, él intentó decirle que quería hablar de algo importante, pero ella alegó estar muy cansada.

—Kohaku, hablo en serio —masculló con cansancio mientras cerraba la puerta una vez los dos estuvieron solos en el cuarto—. Es sobre mi mem...

—¡Ah, estoy muy cansada, me daré una ducha rápida! —Corrió al baño de inmediato.

Senku hizo una mueca.

¿Qué le pasaba ahora a esa leona loca?...

Rodó los ojos, quitándose la bata de laboratorio y entrando al baño, viendo que ella ya estaba en la ducha, con el vapor del agua comenzando a llenar la habitación.

Sin pensarlo dos veces, se quitó la camisa, luego los pantalones y la ropa interior, dejando su ropa junto a la de ella y luego abriendo de golpe el vidrio opaco que separaba la ducha del resto del baño, haciendo que Kohaku volteara a verlo con sorpresa, su rostro enrojeciendo de golpe. Sin embargo, ella rápidamente volvió a darle la espalda, frotando sus brazos con nerviosismo evidente.

—S-si quieres hacer el amor ahora, e-está bien, pero no sé si estoy de ánimo para hacerlo en la ducha, realmente...

—Pues me da igual. —La pegó a la pared, haciéndola ampliar muchísimo los ojos—. Últimamente solo me dejas salirme con la mía cuando es permitiéndome dominarte en la cama, y si tengo que hablar contigo mientras estás al borde del orgasmo entonces lo haré, con tal de que me escuches. —Tomó su pierna y la levanto hasta que la envolvió alrededor de su cintura.

—E-espera... ¡Senku! —gimió cuando él comenzó a atacar su cuello con besos que más bien parecían ser intentos de devorarla, pasando su lengua a lo largo de su piel sensible.

Bajó por su garganta hasta su clavícula, se desvió a sus hombros y luego por fin a su escote.

Regó sus pechos de besos fugaces y luego lamió suavemente su pezón, haciéndola temblar de pies a cabeza, hasta que él empezó a mordisquear la punta y ella de repente lanzó un puñetazo a la pared, estremeciéndose por completo mientras lanzaba prácticamente un rugido de toda una leona en vez de los maullidos habituales a los que estaba acostumbrado.

Se apartó un poco, alzando una ceja.

—¿Estás algo sensible, no...?... —preguntó con curiosidad, viendo su rostro rojo y jadeante, pero ella solo apartó la mirada, sin decir nada.

Hmm, quizás ya por fin estaba cerca de tener su periodo, era difícil de decir ya que ella tenía periodos irregulares.

Aun así, decidió aprovechar la oportunidad y, con una sonrisa descarada, bajó la cabeza y volvió a capturar el pezón con su lengua, ahora raspando suavemente con sus dientes, riendo maliciosamente cuando ella lanzó un gritito y casi se desmorona en el suelo, por lo que tuvo que sujetarla firmemente por las caderas y apoyarla bien contra la pared para mantenerla en su sitio mientras chupaba suavemente.

Comenzó a frotar su dolorosamente dura erección contra su entrada desbordante de humedad, asegurándose de presionar directo contra su clítoris, alzando más su pierna enganchada a su cadera para tener un mejor acceso mientras continuaba chupando ahora el otro pezón, divagándose entre la idea de entrar ahora o torturarla un poco más, pero entonces ella tomó su nuca bruscamente, enterrándole el rostro contra su pecho mientras temblaba de pies a cabeza, gritando su nombre y corriéndose salvajemente, tomándolo totalmente desprevenido.

"Sí que está sensible..."

La sostuvo en sus brazos mientras miraba complacido su rostro delirante de placer, viendo como poco a poco su respiración se normalizaba.

Sonrió.

—¿Más?

Como toda respuesta, ella se lanzó sobre él, haciéndolo caer sobre la bañera que ya estaba llena con agua tibia por todo el tiempo que la dejaron correr, lanzando un gran chapuzón que chocó contra la puerta de vidrio opaco, e incluso antes de que el agua terminara de escurrirse fuera del vidrio Kohaku ya estaba acomodada en su regazo, con su miembro profundamente enterrado en su interior, montándolo con salvajismo, mordiéndole el cuello, pidiendo que no la dejara nunca.

—¿Por qué iba a dejarte, pequeña idiota? —Rio incrédulo, posando las manos en su culo e instándola a brincar más y más rápido sobre él hasta que finalmente el orgasmo los golpeó con fuerza a ambos.

Al irse relajando poco a poco, Senku le acarició el cabello mojado y pegado a su cuerpo, respirando agitadamente e intentando recordar qué se suponía que quería decirle para haber terminado así.

"Ah, cierto, ya me acordé", pensó al recordar, riéndose porque realmente esa estrategia fue muy mala, por poco y se olvida hasta de su nombre.

—Creo que encontré la clave para ir recordando mi vida poco a poco —soltó una vez sus ritmos cardiacos volvieron a estar en medidas medianamente normales.

Kohaku se tensó en sus brazos, de repente toda la relajación esfumándose mientras se sentaba para primero apagar el flujo de agua y luego mirarlo con el rostro levemente preocupado.

—¿Qué quieres decir?

Aliviado de que finalmente estuviera dispuesta a escucharlo, comenzó a contarle de los sueños que tuvo, y como antes se despertaba con un leve dolor de cabeza después de ese tipo de sueños, pero ahora no, y eso lo hacía sospechar que quizás podría comenzar a recordar todo poco a poco a través de sus sueños.

—Siempre tuve recuerdos más largos y concisos a través de los sueños, creo que los nanobots no tenían del todo control sobre ellos, quizás porque corresponde más al inconsciente... de todos modos, es una buena oportunidad, mañana le hablaré sobre eso a la Dra. Mironi, Chrome y la Dra. Coutta... y a Maiko, pero quería decírtelo primero.

Kohaku parpadeó con confusión ante eso último, como si no se lo hubiera esperado, pero luego sonrió levemente.

—Está bien, te lo agradezco... y ¿qué has podido recordar? —Lo miró ansiosamente.

—Hasta ahora solo algo de Tsukiku cuando era pequeña... y algo de Kinoeda. —Hizo una mueca—. Algo de cuando éramos amigos, antes de su traición.

Al escuchar eso, Kohaku frunció el ceño.

—Ya veo... Si tienes preguntas sobre eso, te podría contar lo que sé.

—Tengo algunas... como por ejemplo cuánto tiempo pasó siendo nuestro amigo antes de traicionarnos y qué pasó luego de su traición.

—Creo que Aspen fue revivido más o menos en la época en la que estaban construyendo el cohete para ir a la luna, en ese momento revivieron a muchos científicos, pero él no resaltó mucho sino hasta después de construir el elevador espacial.

Senku asintió lentamente, manteniéndose pensativo mientras Kohaku tomaba el jabón y comenzaba a retomar su labor de bañarse.

—¿Y cómo empezó a resaltar?

—Bueno... mientras estudiaban más de Whyman, él y la Dra. Mironi recién revivida hicieron un gran descubrimiento... —Kohaku lo miró seriamente—. Descubrieron que Whyman no solo te daba la inmortalidad como estatua, sino que podía mantenerte joven por siempre... e incluso rejuvenecer levemente a los ancianos... —Senku abrió muchos los ojos—. O más bien, rejuvenecernos un poco a todos los que lo usábamos... por eso Suika tardó tanto en terminar de crecer... en esa época, incluso con veintiséis años, ella seguía creciendo, aunque fuera unos milímetros.

Senku se llevó una mano a la boca, muy sorprendido.

—De eso Chrome no me habló cuando me estuvo educando respecto a todos los eventos científicos del pasado...

—Se supone que es de los secretos más confidenciales del "grupo elite" de lo que solía ser el reino científico. —Sonrió con nostalgia mientras comenzaba a pasar lentamente el jabón por sus hombros, distrayendo un poco la mente de Senku—. Pero creo que puedes manejarlo, y yo soy tu "tutora" ahora mismo, así que esas decisiones me corresponden a mí. Hay... otros secretos que aún no te he dicho, pero prometo que eventualmente te diré todo... todo lo que pueda... cuando sienta que estás listo.

Senku alzó una ceja, pero entonces vio el jabón bajar por su escote y su mente se distrajo inevitablemente.

—En fin, después de eso Aspen se volvió muy cercano a ti, tú confiabas mucho en él, crearon una forma de aprovechar los rayos petrificadores de Whyman recreándolo parcialmente en otros artefactos, e incluso lanzar rayos concentrados que apuntaban a algo en especifico en vez de ser una esfera. —Senku asintió, recordando eso en su sueño—. Luego Aspen creo los escáneres y se volvió una eminencia casi tan impresionante como tú y la Dra. Mironi, junto con Xeno los llamaban "los cuatro grandes".

Senku frunció el ceño ante el nombre, de repente teniendo un destello de un recuerdo.

Recordó a Gen y Ryusui bromeando con el nombre y que "los cinco generales" habían sido desplazados. Luego recordó a Gen entregándole cuatro cartas de su baraja de póker.

Eran tres reyes y una reina.

Senku era el rey de corazones, Xeno el rey de espadas, Mironi la reina de tréboles y Aspen el rey de diamantes.

Recordaba que en ese momento Gen le dio de broma una carta donde Kohaku era la reina de corazones, y lo fastidiado que se había sentido, recalcando que no tenía tiempo para sus tonterías.

Wow, casi había olvidado lo arisco que solía ser ante la mera idea del romance o el amor en el pasado, y pensar que ahora estaba mirando casi hipnotizado como su adorada esposa enjabonaba sensualmente su muslo...

—Aspen ganó muchas más libertades, se creó su propio laboratorio, y fue un año después que... —Kohaku cerró los ojos con pesar y Senku dejó de mirar sus piernas y la miró con seriedad, notando su expresión contrariada—. Él creó su ejército de robots... en ese momento, era en lo que más se trabajaba, porque queríamos usarlos para ayudar en la minería lunar, y con esos robots intentó tomar Tokio por la fuerza, intento matarte... de hecho, casi lo hace, pero me puse delante de ti. —Senku palideció.

De repente, el recuerdo le volvió tan fresco como si hubiera sido ayer.

.

Tokio estaba en caos, había humo por todos lados, y Senku estaba sudando profundamente, trabajando como loco en reprogramar la IA de los robots mineros para que tomaran las armas que sobraron en el deposito de Xeno para lograr mantener a raya a los robots soldados de Aspen.

Ese bastardo...

Senku no podía negar que era inteligente.

Tenían un arma que podría diezmar a cualquier ejército humano, convirtiéndolos en estatuas. Si venían en caballos, petrificaban a los caballos, si venían en tanques, los petrificaban dentro de los tanques, pero con robots inteligentes obedeciendo sus órdenes mientras él estaba oculto... no podían hacer nada más que intentar combatir de la forma tradicional.

Por eso sus amigos guerreros estaban allí afuera arriesgando su vida, Tsukasa, Kinro, Ginro, Stanley y sus soldados, incluso los trabajadores de las obras... y también Kohaku...

Y él ahora lo único que podía hacer era intentar actualizar la IA de los robots mineros para que sirvieran de algo en esto, porque hasta ahora las noticias de la batalla humanos vs. robots no eran muy alentadoras...

Había cuerpos en las calles, podían revivirlos con Whyman, pero no si dejaban pasar demasiado tiempo, y la batalla había comenzado en la madrugada, y ahora casi se ponía el sol...

Estaba cerca, Xeno, Mironi, Chrome, Suika y todos los científicos disponibles estaban ayudando en la tarea, solo necesitaban un poco más de tiempo... solo unos minutos más...

En ese momento, bombas estallaron, y el sonido de disparos llenó el area del laboratorio.

Ah, rayos, esto le traía recuerdos de esa vez en Araxa antes de la segunda petrificación mundial...

Pero esta vez no sería como esa vez, ahora tenía la clave de la victoria asegurada, solo necesitaba que todos terminaran su parte a tiempo...

—¡Están aquí! ¡Apresúrense, todos tienen que terminar, entonces me comparten el código y yo lo envió! ¡Rápido! —gritó Senku tecleando frenéticamente en su computadora.

Los disparos comenzaron a escucharse más cerca.

—¡Terminé, ya lo envío! —gritó Suika.

—¡Listo! —dijo Chrome también, para luego correr a la puerta y abrirla, viendo lo que pasaba fuera—. ¡Tsukasa, Kohaku y los demás están conteniendo a los robots, pero se acercan!

—¡Terminé, enviado! —Xeno dejó su computadora y corrió a su almacén donde los robots ya estaban listos para tomar las armas, pero no tenían capacidad para operarlas y apuntarlas a los objetivos correctos, no hasta que la actualización estuviera lista y se les instalara.

Senku terminó su parte también, pero ahora necesitaba que todos terminaran y se lo enviarán para que pudiera unirlo al software de los robots mineros.

En ese momento, los disparos llenaron el laboratorio y los científicos gritaron, Kohaku, Tsukasa y Matsukaze llegaron y destruyeron al robot que se había colado, cerrando la puerta rápidamente y empezando a poner todo lo que estuviera al alcance para trabar la puerta mientras los últimos científicos seguían trabajando.

La puerta estaba blindada y resistiría las balas, pero podrían empujarla y derribarla con fuerza bruta, así que Senku miró ansiosamente a los tres científicos que aún no habían terminado sus tareas.

Uno de ellos era la Dra. Mironi, que tenía la parte más difícil y pesada a su cargo y sudaba profundamente mientras no dejaba de teclear.

Stanley, que no había dejado a Xeno ni un momento, comenzó a repartir armas entre los científicos.

—Deben estar protegidos —dijo con expresión sombría, tendiéndole un arma a Senku, que lo miró con rostro muy serio, antes de tomar el arma con pesadez.

Finalmente, los dos científicos restantes terminaron, y solo quedó la Dra. Mironi trabajando rápidamente mientras los golpes demoledores en la puerta no cesaban.

—¡¿Doctora?! —gritó Xeno cuando las bisagras cedieron.

—¡Un minuto! —exclamó Mironi, tecleando en la pantalla digital al mismo tiempo que en el teclado tradicional.

Senku ajustó el arma en sus brazos, recordando sus practicas de tiro mientras entrenaba para ser astronauta, sabía disparar, aunque esta arma era mucho más pesada que las que había sostenido antes, pero tendría que apañárselas.

Tsukasa, Matsukaze y Kohaku crearon una barrera con las mesas y otros muebles de metal que quizás pararían algunas balas.

Finalmente, la barricada no resistió y los robots entraron... en manada, y con Aspen detrás de ellos, sonriendo complacido.

Senku se tensó, sintiendo un odio como pocas veces había sentido.

Los disparos comenzaron, con Tsukasa corriendo para rápidamente ponerse delante de la Dra. Mironi.

—¡Terminé! ¡Senku, ahora! —La Dra. Mironi se levantó de golpe.

Senku estuvo a punto de presionar el botón necesario... cuando de repente un balazo destrozó el teclado y luego unos robots entraron destrozando el techo y comenzando a apresar a los científicos uno por uno, excepto a Senku que logró saltar lejos y a Xeno que fue protegido por Stanley que lo arrastró lejos.

—¡Senku! —Kohaku estaba lidiando por los robots que entraron por la puerta, pero intentó abrirse camino hacia él tanto con sus espadas como con las armas de fuego que empezó a usar desde que se unió a la policía, sin éxito.

El que si se hizo camino al estar todos los científicos y guerreros contenidos, fue Aspen, pareciendo estar paseando por un parque entre las balas y la sangre.

—Ah, Dr. Senku... voy a disfrutar esto. —Sacó un arma y la apuntó hacia él, disparando al segundo siguiente.

Senku creyó que iba a morir, cerró los ojos, pero entonces sintió una ráfaga de viento y luego un cuerpo cayendo contra él...

Abrió los ojos, viendo a Kohaku ensangrentada frente a él, con una bala directo en el pecho...

Sus ojos se abrieron a su máxima capacidad, totalmente llenos de horror.

La tomó en brazos, arrodillándose en el piso y recostándola sobre él.

—Ah... —Aspen hizo una mueca de genuina tristeza—. Calcule mal la velocidad de Kohaku... o más bien supongo que la adrenalina la hizo más rápida... Que desafortunado... Pobrecita.

Senku lo ignoró, llevando su mano temblorosa al cuello de Kohaku.

No había pulso...

El mundo se le cayó a los pies.

—El plan era dispararte a ti, no para matarte, claro, solo para hacerte sufrir un poco —comentó Aspen tranquilamente mientras sus robots sometían a los científicos y guerreros, sin matar a los que eran parte de lo que muchos llamaban "la elite del reino científico", solo capturándolos—. Iba a dispararte a las costillas, pero claro, Kohaku no es la más brillante, y ahora murió... ¿A quién voy a usar para coaccionarte ahora? —Comenzó a mirar entre los científicos capturados, mirando con especial interés a Chrome y Suika.

Senku sentía su visión nublada, el corazón le latía con fuerza en los oídos, y podía sentir la sangre de Kohaku llenar su ropa y el suelo...

—¿Estos dos bastarán?... —Se preguntó Aspen con curiosidad mientras miraba a Chrome y Suika capturados por sus robots—. Quizás... —Volteó para ver a Senku, notándolo con los ojos desorbitados, aún aferrándose a Kohaku—. Ah... ahí está, tu debilidad, que lástima que se lanzó tan voluntariamente a matarse por ti antes de serme útil... pero expone otra vez lo débil que eres... la razón por la cual no eres apto para gobernar este mundo como muchos esperan de ti. —Se acercó a ellos y se arrodilló a su lado.

A su alrededor había caos, Stanley aún luchando por proteger a Xeno, Tsukasa aún intentando abrirse paso entre los robots, los científicos gritando y los sonidos inquietantes del desastre desatándose fuera en las calles.

—Tú siempre dices tan campantemente que no gobiernas a nadie... pero lo cierto es que sí. —Le dio una leve palmada en el hombro—. El mundo te sigue, eres el líder mundial natural, el mesías que eligieron en este tiempo de crisis y reconstrucción... y no sacas provecho. —Apartó la mano como si le asqueara tener que tocarlo—. Pero parece que nadie ha notado... lo débil que eres, lo fácil que es desestabilizarte... —Miró con una sonrisa triste a Kohaku—. No aprovechas ninguna de tus oportunidades, Dr. Senku, ni siquiera las que están dispuestas a morir por ti... Tienes tanto a tu alcance... y no lo tomas.

Aspen se acercó incluso más, pareciendo disfrutar el rostro shockeado de Senku al estar sosteniendo el cadáver de Kohaku y estar empapándose en su sangre.

—Yo tomaré esta oportunidad, Dr. Senku, moldearé el mundo en algo superior, y usaré a Whyman como realmente debe ser usado, para catapultar a la humanidad a la grandeza, para aprender de las civilizaciones ajenas a este planeta que ha visitado antes... y conquistarlas... —Sonrió, de repente sus facciones adoptando un entusiasmo y emoción que nunca antes se le había visto—. ¡El humano será el ser supremo en el universo! ¡¿Qué no lo ves?! ¡¿Por qué estancarse en la Tierra, Senku?! ¡Este planeta no durará los millones de años que necesitamos para convertirnos en dioses! ¡¿Qué no es obvio que debemos avanzar?! ¡¿Qué no es obvio que debemos tomar la vida eterna y volvernos dioses?! ¡Lo supe desde el día del alunizaje del mundo de piedra, Senku! ¡Tú me disté lo que siempre soñé tanto, la posibilidad de ser inmortal, ser un dios! ¡Y todos podemos serlo, incluso tú!

Senku lo miró con cansancio.

¿Otro loco hablando de seres superiores e inferiores? Que cuento tan viejo... ya había lidiado con esto antes... y no tenía tiempo para esas tonterías...

Volvió la vista a Kohaku, tan pálida, con una expresión tan vacía...

Aún podían salvarla, pero... no si alguien no detenía a Aspen... y si no lo detenían... ¿él simplemente la dejaría morir? El miedo lleno tanto su corazón que no fue capaz de pensar en nada más.

Aspen suspiró, pareciendo irritado por ser ignorado.

—Pero claro... debí suponer que tú no querrías tomar la oportunidad... —Chasqueó la lengua—. Sé que nunca dejarás tus ideales atrás, así que realmente no me sirve tenerte con vida... pero primero, te pediré que me entregues a Whyman... dámelo, y te prometo que dejaré vivir a todos los que pueda, incluyendo los aldeanos y científicos.

Lo único que Senku entendió de sus palabras, fue que él no tenía planes algunos de salvar a Kohaku, por lo que solo atinó a abrazarla más contra su pecho.

Aspen volvió a suspirar.

—Sé en lo que piensas... nos hemos llegado a conocer muy bien el uno al otro ¿no? —Sonrió amablemente—. Quieres que ella viva, lo sé, y la reviviría con gusto si tan solo no fuera tan fiel a ti... Ella también es un desperdicio para la humanidad, yo incluso la aceptaría como mi reina, pero... te quiere solo a ti, así que ¿por qué debería conformarme con las sobras de otro hombre? Me resulta repugnante una mujer que se arrastra tanto, y más por alguien como tú, que nunca la aceptaste, aunque claro... —Posó una mano en la mejilla de Kohaku, y Senku vio rojo, sintiendo su sangre hervir— sigue siendo un gran desperdicio...

En ese momento, Senku actuó tan rápido que tanto él como Aspen se sorprendieron, porque tomó una de las espadas de Kohaku y la usó para atravesar con fuerza el estómago de Aspen, que de inmediato se alejó, gritando mientras la sangre escapaba a chorros de su cuerpo y desbordándose también por su boca y su nariz.

Senku sostuvo la espada firmemente en su mano, su expresión retorcida en ira y desesperación mientras abrazaba a Kohaku contra su cuerpo, mirando fijamente a ese maldito traidor que tuvo el descaro de tocarla mientras hablaba pestes de ella después de haberla matado.

No la toques —gruñó con rabia absoluta.

Aspen se tambaleó, antes de mirarlo con fría furia.

—Tú y esa sucia mujer tienen algo en común... cuando se trata del otro, ustedes se vuelven impredecibles, se salen de los parámetros de lo que puedo predecir... al menos por ahora. —Sonrió, una sonrisa sangrienta llena de sangre escapando por todas partes.

En ese momento, el ataque cesó, los robots se concentraron en llevarse a Aspen fuera de allí, ya que si su herida no era tratada de inmediato moriría.

Lo subieron a un avión que había estado dando vueltas por Tokio, esperando seguramente por este momento, pero Xeno estuvo un paso adelante y envió misiles al avión... impactando.

Al ver eso, todos creyeron que Aspen murió, pero a Senku solo le importó salvar a Kohaku, por lo que rápidamente exigió que sacaran a Whyman de su escondite y la petrificó.

Después de eso, nunca pudo deshacerse de la sensación de que ese no sería el final de Aspen... y vaya que no lo fue.

.

—¿Senku? —Kohaku pasó una mano por su rostro—. ¿Estás ahí? ¿Hola?

Él parpadeó lentamente, llevándose una mano a la frente, aunque la cabeza no le dolía, solo se sentía... abrumado.

Posó la mirada en ella, viéndola allí frente a él, preocupada, pero sonriente al finalmente verlo reaccionar, tan hermosa, viva... y suya.

—Recordé ese momento... —susurró, haciendo que Kohaku jadeara.

—¿Todo?...

—Prácticamente. —Tragó saliva—. Recibiste una bala por mí...

—Ja, no fue la primera vez, ni la última. —Sonrió divertida.

—No me causa gracia. —La miró mortalmente serio, pero ella solo se rio.

—Siempre me dices eso, nuestras peleas más fuertes como matrimonio han sido por mi aparentemente incoherente deseo de conservar a mi esposo vivo. —Bufó, dándole la espalda, pero jadeó sorprendida cuando él la abrazó por atrás, pegándola a él y depositando un beso en la coronilla de su cabeza.

—Solo... intenta no volver a hacerlo... ¿sí?

Ella sonrió temblorosamente.

—Solo si prometes ya no ponerte en peligro...

Él rio entre dientes.

—Creo que ninguno de los dos podrá obtener lo que desea hoy.

—Ja, lo sabía, no puedes prometerlo. —Se relajó contra él—. Es inevitable, ambos lo sabemos.

Senku se mantuvo en silencio un momento.

—¿Qué pasó después de que te salve la vida? —preguntó lentamente.

Ella tomó aire.

—Creímos que Aspen murió, excepto tú, claro... y luego... pasaron muchas cosas.

—¿Qué clase de cosas? —Alzó una ceja.

—Empezaron a desarrollar robots de combate, yo misma me entrené más, pero... umm... luego pasaron cosas más... personales entre nosotros...

Senku frunció el ceño.

—¿Hablas de eso que me contaron de que te me confesaste y te rechacé?

Kohaku bufó, visiblemente poco feliz de recordar eso en particular.

—Eso mismo... Después de lo que pasó con Aspen, todos no dejaban de hablar del modo en el que me protegiste, que por mí juntaste valor de enfrentar a Aspen, que yo debería dar el primer paso, así que... B-bueno, llevaba mucho tiempo impaciente, y fue más bien un impulso, y debo admitir que me puse algo celosa porque ibas a ir a un viaje con Maiko y...

Senku chasqueó la lengua.

—En mi defensa, no sé en qué diablos estaba pensando, me gustas prácticamente desde el primer año que nos conocimos. —Eso formaba parte de los recuerdos que nunca olvidó.

La notó sonreír levemente, complacida, pero también parecía haber algo más en su sonrisa... algo que no entendió del todo...

—Me contaste el motivo, eventualmente... Querías distanciarte, porque no querías que ni Aspen ni ninguno de tus enemigos que parecían multiplicarse fueran tras de mí... aparte de que eres horrible para las relaciones amorosas. —Bufó y Senku rio levemente.

—Lo siento...

—Ey, esa herida está cerrada... —Se volteó y lo besó suavemente—. Además, yo también te hice daño en ese momento... casi me caso con Myuji...

Senku frunció el ceño, de repente sintiendo ese familiar dolor de cabeza que sentía antes de que le retiraran los nanobots.

—Lo hice más que nada por mi sueño de ser madre, porque quería ser madrastra de su hijo, Kei. —Suspiro—. Y porque creía que tú nunca ibas a querer estar conmigo... pero... estamos juntos ahora. —Lo abrazó—. Quiero quedarme así para siempre...

Senku apenas la escuchó, más concentrado en el dolor punzante en su frente.

¿Por qué le dolía? ¿No se suponía que los nanobots se habían ido?

¿O acaso... algo de lo que dijo Kohaku había despertado a los nanobots que aún situaban esas ciertas dos zonas en su cerebro?

Esos dos recuerdos clave que seguían protegidos e imposibles de acceder debido a que los nanobots persistieron en resguardarlas probablemente por sus propias ordenes antes de la amnesia... ¿tenían algo que ver con Kohaku?

¿O acaso... algo que ver con Myuji, su ex?

Vio destellos de una boda brillar en su memoria, vio a Kohaku vestida de novia, y por un momento creyó que estaba recordando su propia boda, pero algo no se sentía bien, esos recuerdos estaban mezclados con un profundo dolor... y fue entonces que vio a Kohaku vestida de novia... junto a Myuji...

Era cierto... ellos casi se casaban, pero Senku impidió esa boda, dejó de lado su cobardía y admitió por fin que la amaba, se la llevó y la volvió su mujer, la embarazó de su hija que tanto amaban, se casó con ella y ahora era suya, totalmente suya...

Pero entonces, ¿por qué había tanto dolor mezclado entre esos recuerdos?

¿Por qué sentía que Kohaku realmente no era suya?...

Continuará...

Holaaaa :D

Casi olvido subir esto, me distraigo facil, jeje xP

Más comentarios y votos podrían ayudarme a que no me distraiga 7w7r tengo varios caps ya listos, así que... ahí se los dejo owo

Gracias a Caro por comisonar el fic! :'D

Ojala les haya gustado, este cap tiene mucha información uwu

Y también tuvo rikura, es un cap muy completo, no? ;D

Bueno, me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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