Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Informante - Tokoyami Fumikage

Pedido por: RobertToro3 (Espero que sea de tu agrado)

Aclaración: Reader, rayis o como quieran decirle es chico ^^

Advertencia: Ligerísimo spoiler sobre Hawks, así que si no están al día con el manga, pueden saltarse ese párrafo xD

:-:

Tokoyami guardó su traje de héroe en un maletín y se frotó el hombro izquierdo, masajeando el tenso músculo. Desde que Midoriya había dejado Japón, la tasa de crímenes había ido en aumento en los suburbios. Lo cierto era que, bajo un manto de tensa calma, se ocultaban distintas mafias con diferentes objetivos. Algunos querían causar caos mediante el uso de koseis, otros deseaban erradicar a los héroes, otros no les veían sentido a los humanos poseyendo superpoderes, había tráfico de drogas, trata de blancas, asesinatos y robos a diestra y siniestra. Lejos de la mirada de los héroes, se orquestaba una sinfonía de anarquía sin precedentes.

A pesar de que Eraserhead nunca se involucró completamente en su aprendizaje durante su primer año en U.A. como su tutor, Tokoyami había aprendido a admirarlo. En silencio, observaba sus movimientos y los memorizaba, el sigilo de su forma y la soltura de sus movimientos. Pronto, se percató de que le gustaría trabajar en la misma área que él, entre las sombras, furtivo y efímero. Alguien como él, tan parco, seguro sería útil lejos del resplandor de las cámaras.

Así que, ya con cinco años de experiencia, Fumikage estaba orgulloso de haber conseguido una plaza en la Agencia donde trabajaba Aizawa. No eran compañeros de equipo, pero sabía que él siempre estaría dispuesto a ayudarlo de presentársele algún problema.

Obviamente, después del desencanto de Hawks, de tener que lidiar con los conflictivos sentimientos que había generado su confesión, a Tokoyami le había costado recuperarse del golpe. Un héroe siendo corrompido por los villanos les había bajado la moral a todos y había dado pie a que los malhechores tomaran confianza. Sin embargo, Midoriya, siempre tan brillante, les había asegurado que para eso estaban, para recuperar la esperanza. Los héroes eran pilares de la sociedad y no podían dejarse abatir tan fácilmente. Bajo las mentiras, la desconfianza y la corrupción de su mundo de incertidumbre, tendrían que aprender a arreglárselas para hacer brillar la luz de la esperanza sobre todos.

Así que, por muy cursi que sonara, a Fumikage le gustaba dejarse llevar por las palabras vivaces de la juventud, siguiendo adelante y aportando su granito de arena a la causa.

Como héroe profesional del bajo mundo, Tokoyami había conseguido la confianza de algunos informantes, distintos a los que siempre acudía la Agencia. Era arriesgado hacerlo, pero la información que le proporcionaban por el costo que ofrecía le sentaba de maravilla.

Subió a su moto, comprada con ahorros esmerados, y arrancó el motor rumbo al taller mecánico en Kabukicho. El barrio en Shinjuku se había tornado un nido de yakuzas con el transcurso de los años. La mafia japonesa mantenía el orden y sometía a los más necesitados. Era un sitio donde un héroe no podía pasearse a sus anchas, excepto unos cuantos selectos; lo cierto era que Tokoyami aún no se ganaba ese privilegio, así que iba como civil, pero con intenciones de hacer su trabajo.

Cuando divisó el oscuro taller, opacado por las letras de neón de una tienda para adultos, se sintió sonreír un poco indefectiblemente; claro, hasta que divisó a la bandada de cinco jóvenes que huía de la estancia, pudo jurar ver, entre la ceguera de la noche, un rastro de sangre.

Dramáticamente, derrapó hasta entrar en la mecánica, apeándose con un solo movimiento premeditado.

Ante él, las piezas, unas más pequeña que las otras, estaban desperdigadas por el suelo. El aceite se regaba, creando un charco negro. Gotitas y manchones de sangre embarraban el piso. Y, un poco más allá, el chico se limpiaba el líquido carmesí saliendo a borbotones de su nariz, una sonrisa triunfal adornando sus ecuánimes facciones.

—Malditos yakuza... Enviando a sus hombres aún después de pagar mi deuda —se quejó—. Aunque es bueno verte, Tsukuyomi.

—¿Estás bien? —preguntó, acercándose más rápido de lo que pretendía.

Dark Shadow emergió de la nada y se extendió sobre el sitio, buscando papel higiénico para hacer unas torundas y encajárselas en las fosas nasales. Con el paso de los años, el rango y la resistencia de Dark Shadow había mejorado exponencialmente, a la par que adquiría un poco más de autonomía que, si bien no le molestaba a Tokoyami, a veces le asustaba perder el control y lastimar a quienes quería, como en el campamento de primer año.

—Sí —respondió arrugando el entrecejo cuando Fumikage lo atendió con manos ágiles—. Y más contigo aquí. Eres dinero fácil.

—No lo digas así —pidió, torciendo los ojos mientras limpiaba su rostro de los retazos de sangre que se trazaban por su piel—. Solo vine a averiguar un par de cosas.

—Estás obsesionado con el trabajo, Tsukuyomi. —Se encogió de hombros y apartó sus manos—. Así nunca conseguirás novia.

—No me interesa. —Clavó sus pupilas en las de él, y lo empujó de vuelta a la silla para seguir atendiéndole las heridas—. Quédate quieto.

—Te dije que estoy bien.

—Tienes los nudillos destrozados, si te pones a trabajar con esas heridas pueden infectarse.

—Ay, un par de bacterias no me matarán. Además, estás sosteniendo mis manos por más tiempo de lo normal entre dos hombres —comentó con sorna.

Casi se desternilló cuando escuchó que Dark Shadow dejó caer el botiquín de primeros auxilios, cubriéndose el rostro con sus gigantescas manos. Tokoyami se había perdido un poco en su áspera piel, pero afianzó su agarre y reanudó la tarea de curarlo una vez superó la primera impresión del comentario.

—¿Qué le pasó a Dark Shadow?

—Sabes que es tímido.

—Porque tú lo eres —atajó, sonriendo como un sabelotodo.

—No, sé controlar perfectamente mis emociones —repuso de inmediato.

El joven alzó una ceja y tan solo asintió con sorna. Observó cómo el héroe lo atendía con manos diestras y suavidad. La verdad era que siempre había hallado fascinación por Tsukuyomi; era enigmático, aparentemente inmutable, pero realmente era más blando de lo que su oscura presencia pretendía.

—¿Y bien? ¿Qué quieres saber? —Se echó hacia atrás, pegando la espalda del borde de la mesa de herramientas.

—... —Tokoyami separó el pico y desvió la mirada al foco titilante sobre sus cabezas. ¿Qué podía decirle para justificar el hecho de que simplemente quería verlo?

—¿O solo querías verme? —alegó, a la par que la figura de Dark Shadow se difuminaba en los bordes, agitado por el comentario, a pesar de que su amo lucía serio. Sonrió un poco, pero prefirió dejar de molestarlo.

—Es sobre las drogas multi kosei.

—Oh, el chisme ardiente en Roppongi —siseó, cruzando los brazos—. Tenía entendido que no es tu caso.

—Me acaban de incluir.

—¿Seguro?

Tokoyami puso los ojos en blanco, sin entender por qué sentía la necesidad de justificarse ante su informante; aun así, sacó la simple carta que ponía que era parte de la investigación.

—Es una lástima... —suspiró.

—¿Por qué? —Tokoyami entornó los ojos, evaluando la expresión ecuánime del otro.

—Es un caso peculiarmente peligroso. —Se limpió el hilillo de sangre que se escapó por su fosa nasal derecha cuando se retiró la torunda—. De hecho, no me agrada de estés metido en eso. Pero, bueno, me estás pagando por lo que sé, así que ahí te va.

Le explicó que se trataba de un grupo de villanos que había diseñado pastillas que otorgaba koseis al azar. Desconocía la fórmula, pero sabía que el precio y los efectos secundarios no valían la pena. Supuso que seguía en experimentación, pero le mencionó que el grupo estaba formado por varios villanos peligrosos. Luego, le contó todo cuanto sabía sobre sus miembros y organización. Tokoyami, como siempre, permaneció inmutable hasta que él terminó de hablar. Un acuerdo entre ambos era el de no reproducir, por ningún medio, las conversaciones que tenían, para no dejar evidencia sobre sus encuentros. Así que se valían de la sencillez del habla del informante y la agudeza mental del héroe.

A mitad del relato, una cliente entró al taller para que le arreglaran 'el sonido raro que hacía su carro cuando lo prendía'. Mientras la chica se iba a esperar en un restaurante familiar, a Tokoyami no le quedó de otra más que ayudar a su informante.

A la par que le pasaba herramientas, Fumikage no podía apartar la mirada de cómo sus músculos se tensaban bajo su piel con cada preciso movimiento, ni cómo se manchaba con grasa y, cuando se limpiaba el sudor de la frente, causado por la luz incandescente, hacía un desastre de su rostro. Unas cuantas veces, lo atrapó observándole y simplemente sonreía tras sus ojos maquinándose alguna clase de extraño plan.

—Ya vengo —profirió una vez terminó las reparaciones—. Voy a quitarme toda esta mugre de encima.

Tokoyami casi le dijo que se marcharía, pero prefirió esperar, esperar para ver si ocurría algo interesante. Dark Shadow se materializó por sí solo y empezó a jugar con todo lo que tenía a mano, reflejando el nerviosismo que Tokoyami se negaba a admitir. Sin embargo, ambos se detuvieron cuando el joven regresó de una rápida ducha, él curvó los labios.

—Pensé que ya te habías ido. ¿Acaso hay algo más que quieras saber?

—Puedo irme si te estoy incomodando, pensé que...

—Bromeo. —Agitó la mano en el aire, aupándose sobre una de las mesas para sentarse—. Podemos hablar de nosotros, ¿no te parece? De cómo me miras, por ejemplo.

—Yo no...

—No finjas demencia. Sé que te mueres por saber más de mí, pero, lamentablemente, es ese manto enigmático el que debo mantener sobre mí para que nadie se percate de mi aburrida vida. Lo único interesante que se pasa por aquí, eres tú.

—Una vida aburrida es mejor que lidiar con todo este desastre —señaló la ciudad de afuera con el pico.

—¿Arrepintiéndote de ser un héroe?

—Nunca.

—Me lo imaginaba —susurró y se estiró sobre la mesa para sacar algo de uno de los cajones.

Tokoyami observó el disparador de dardos tranquilizantes. Empezó a desarmar el arma y a inspeccionar cada pieza, limpiándolas. La posesión de armas era ilegal, pero lo que él estaba haciendo también era ilegal, así que no dijo nada y se limitó a ver cómo sus manos toscas resultaban ser sutiles en el manejo de las piececillas. Notaba cómo empezaba a formársele un hematoma en la mejilla y descendía por su esternocleidomastoideo, trazando un camino que él deseaba bordear con sus propios dedos.

—¿Dark Shadow puede ver por ti? —preguntó de repente al notar al ente oscuro curioseando lo que hacía.

—A veces. —Se encogió de hombros y carraspeó la garganta al notar su voz agudizada—. Cuando estamos muy sincronizados puede hacerlo, o cuando deseo algo.

—Entiendo. —Asintió y observó a Dark Shadow—. Es como un byakugan.

Tokoyami agitó la cabeza sin evitar sonreír tenuemente. A través de Dark Shadow, se percató de cómo él esgrimía una de sus sonrisitas maliciosas; sin embargo, antes de poder decir algo, se giró hacia él.

—Dime, Tokoyami, ¿alguna vez has besado a alguien?

La sombra del héroe se volvió trémula, casi buscando donde ocultarse, mientras Tokoyami dejaba que su pico se separara anonadado. Recobró la compostura en cuestión de instantes, clavando sus pupilas en las del joven.

—¿Por qué preguntas algo como eso?

—Curiosidad. —Dejó todo a un lado y se le acercó hasta estar parado junto a él—. ¿Como lo haces? Con ese pico, me refiero. ¿Tienes labios? ¿Tan solo rozas tu pico con el rostro de la otra persona? ¿Cómo son tus padres? ¿Naciste de un huevo? Cuando tienes sexo, ¿cómo funciona?

Tokoyami se quedó tieso ante la palabra sexo, tan pasmado y petrificado que no dejó deslizar ninguna emoción. Su interlocutor curvó los labios satisfecho e inclinó la cabeza en un gesto de fingida inocencia.

—No... No he besado a nadie, ¿de acuerdo? Nadie me ha interesado de ese modo, y sería muy peligroso considerando mi rama de trabajo.

—Eso es porque no te has encontrado a alguien que le guste vivir al límite. —Se encogió de hombros—. Pero, me sorprende, supongo que no te han faltado propuestas, ¿no?

—¿Qué te hace pensar eso?

—Pues eres apuesto y esa aura misteriosa que te cargas hace una buena combinación.

Fumikage parpadeó y suspiró, quizás debió irse antes y así se ahorraría que Dark Shadow lo delatara si seguía haciendo alusiones tan desconcertantes.

—¿Quieres intentarlo?

—¿Disculpa?

—Que si quieres intentarlo. Eso dije. —Se agachó y apoyó los antebrazos de las piernas del héroe, sintiendo cómo se tensaba bajo su tacto.

Fumikage metió aire trémulamente, entorpecido por el retumbar de su corazón en sus tímpanos, perdiéndose en la sonrisa maliciosa del informante. ¿Qué podía responder a eso? ¿Que sí? ¿Que no sabía porque nunca había besado a nadie? ¿Que sus padres eran normales? ¿Que jamás lo había intentado porque la idea de decepcionar a la otra persona le causaba ansiedad?

—... —El muchacho curvó los labios y suspiró nasalmente, separándose—. Solo bromeo.

Tokoyami pudo volver a respirar, pero, por alguna extraña razón, se figuraba que lo había lastimado con su rechazo. Incómodo, se puso en pie y se dispuso a alisarse la ropa y a sacar las llaves de su moto para sugerirle que se marcharía. Sin embargo, se detuvo al percatarse de cómo el joven repiqueteaba el pie contra el suelo, tic nervioso que solía exhibir cuando estaba indeciso. Fumikage se reprendió mentalmente por fijarse en las manías de su informante.

—¿Sabes qué? —Se giró, avanzando hacia él con ferviente convicción, a medida que Tokoyami retrocedía apabullado—. No bromeo.

Las mejillas del héroe ardieron al sentir los suaves y cálidos labios contra la punta de su pico, ahí donde sabía era más sensible. Las toscas manos, al parecer con experticia en menesteres delicados, acariciaron su rostro. Y, a pesar del escaso contacto entre ambos, Tokoyami experimentó toda una eternidad, demasiado consciente de los estragos de sus órganos ocasionados por la miríada de emociones que llovía sobre él y explotaba cual fuegos artificiales.

El mundo le pareció menos oscuro en ese instante; pero despertó de su ensueño cuando el informante se alejó. Pensó ver una sonrisa ladina junto a un comentario sugerente, pero estaba tan avergonzado como el mismo Fumikage. Observar el inocente arrebol extendiéndose en sus cachetes y saber que él era el causante, lo satisfizo.

—Bueno —se distanció un par de pasos, ladeando la cara para disimular el rubor—, ya puedes irte.

Tokoyami siguió sus órdenes cual autómata, entre abrumado y emocionado. Atravesó el umbral del taller y se detuvo, sin siquiera cavilar demasiado sus siguientes palabras, giró:

—(T/N), ¿te parece bien si salimos un día de estos?

El joven parpadeó sorprendido, pero esbozó una sonrisa alegre.

—Dime fecha y hora; y ten por seguro que iré.

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Para mi sorpresa, me divertí bastante escribiendo este capítulo; y no sé si se fijaron pero intenté narrarlo desde la perspectiva de Tokoyami e hice que se refiera a Reader como 'él', 'el informante' y semejantes para que al final le llamara por su nombre.

¿Qué vino primero? ¿El huevo o Tokoyami? Bromas aparte, descubrí que escribir un beso con Tokoyami es difícil xD

En la siguiente ocasión, les traeré a Dabi o a Kirishima; aún no me decido >.<

Deseándoles una excelente semana, me despido.

¡Plus Ultra! >.<

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro