El restaurante es un barco de lujo y súper elegante, tiene unas vistas maravillosas, mientras espero tomo un expreso doble, cinco minutos después aparece mi amiga, tan guapa como siempre.

—Los años no pasan por ti — me observa con una sonrisa, me abraza fuerte y después nos sentamos, yo frente a ella.

—Elise, te he extrañado mucho — tomo una de sus manos, crecimos juntas, hemos sido amigas por muchos años.

—Yo también te he extrañado — me mira con tristeza y una leve sonrisa —¿Qué ha sido de ti? — llama al camarero y ordena lo mismo que yo.

—Después de que, David, me estafará, Diana, me dio un lugar donde vivir, ella me ayudó mucho, cambie mi apariencia, tonifique mi cuerpo y entre las dos montamos un club y ahora abriré uno por mi cuenta — se ve muy bien con su look de morena, el camarero trae su expreso doble y cuando se va continuo — pero no estamos aquí para recordar, cuéntame de ti — tomo un poco de mi expreso.

—Me estoy divorciando — eso si no que no me lo esperaba — lo encontré chupándole el pene a otro.

—Eso sí que no me lo esperaba — tomo más de mi expreso.

—Pero me las pagará, cuando hacíamos el amor me hacía sentir especial, tanto años de mi vida que pase a su lado y me salió joto — tomo una de sus manos demostrándole mi apoyo.

—Yo también quiero que ese estafador bese el suelo por donde camine — mi coraje es lo que me ha mantenido firme — juntas podremos darle una lección.

—¿Qué propones? — sonrió sínicamente, la venganza es mi plato favorito.

Mientras el barco hace su recorrido le cuento lo que tengo hasta planeado hasta ahora. Quiero a ese infeliz en el suelo, rogando para que no destruya esa reputación que tanto cuida.

—Te veo mañana en The Peninsula Paris — claro que vera, todos lo harán.

—Nos verán esos cabrones — nos miramos con una sonrisa cómplice, nadie parara nuestro odio.

Nos despedimos y cada uno toma su rumbo, subo al auto, tecleo varios mensajes, tengo que verme espectacular, necesito algo que todos comente, porque si de algo estoy segura, es que seré su peor pesadilla.

—¿A dónde la llevo señora? — pregunta el chofer mirando por espejo retrovisor.

—Llévame al 8 Rue du Bac, por favor — le doy la dirección de, Santiago Lomellí Créateur.

Es un increíble diseñador, escucha a sus clientes, hace vestidos y trajes a la medida, observo la ciudad mientras el auto esta en movimiento, necesito toda la fuerza que tengo, mi furia es mi combustible, muchas veces me pregunte ¿Mi venganza para cuándo? Ahora por fin tendré el gran placer de trapear el suelo con, David.

Flashback 
—Amor necesito que firmes estos documentos — David, me entrega unos papeles mientras estoy frente al espejo poniéndome los aretes.

—Claro — Me entrega un bolígrafo y firmo todas las hojas.

Cuando le entrego los papeles tiene una sonrisa en la cara, besa la parte superior de mi cabeza y sale de nuestra habitación.

Tome mi bolso y salí de la casa hacia El Carrousel du Louvre. Mi chofer escuchaba musica instrumental mientras yo observaba por la ventana. El trayecto solo duro tres minutos, él se estaciono y yo camine hacia el subterráneo, al entrar en el centro comercial se puede ver un famoso tragaluz, con mi bolso en mi brazo camine por las tiendas.

Entre en una tienda donde venden calzado, probándome varios modelos me decidí por tres diferentes tipos de zapatos, camine hasta el mostrador y le entregue mi tarjeta a la dependienta.

—Señora su tarjeta ha sido rechazada — la observo confundida, mi tarjeta no tiene límites.

—Debe ser un error, por favor intente una vez más — le pido, ella teclea lo necesario en la terminal pero al mirarme su expresión es seria.

—Lo siento señora, no pasa — me entrégala tarjeta.

Le di diferentes tarjetas pero con todas fue lo mismo, camine hasta la salida, piándole al chofer que me lleve a la casa con urgencia, en el trayecto llame muchas veces a mi esposo, pero no contesto.

Cuando llegue a mi casa, lo encontré con una sonrisa en sus labios que daba un poco de miedo, mientras tomaba whisky, me sonreía como nunca antes.

—David, me han rechazado todas las tarjetas — mi corazón late rápidamente y las manos me tiemblan.

—Cecilia, Cecilia — se levanta del sillón con su copa en la mano —no tienes nada, todo es mío ahora — lo miro perpleja, sonríe sínicamente y yo solo quiero creer que esto es una mala broma.

—¿Qué? No comprendo lo que dices — trago saliva, cierro mis ojos, me entrega una carpeta.

—Por fin se acaba esta farsa, eres tan aburrida, tonta, una mujer que confía ciegamente — quiere el divorcio y me ha dejado en la calle — firmaste un poder irrevocable, no tienes nada, todo lo he puesto a mi nombre ya.

—Eres un maldito — intento darle una bofetada pero el sujeta mi mano con fuerza, jalándome y poniéndome de rodillas —Suéltame infeliz — se toma lo que queda de whisky avienta contra la pared el vaso, me jala del cabello.

—Firma de una puta vez — me arrebata los papeles y los pone en el suelo.

Después de obligarme a firmar, me saca de la casa, de mi casa, golpeo la puerta con fuerza, mis lágrimas son tan abundantes que nublan mi vista, los guardias de seguridad me toman de los hombros para sacarme a la calle como si fuera basura.
Fin del flashback 

—Ya llegamos señora — Mario, me saca de mis recuerdo y bajo del auto.

Entro a la tienda, sus paredes azul marino con una escalera en la esquina izquierda café, muebles y sillas que le dan un toque de elegancia me reciben candelabros cuelgan del techo, camino por el lugar observando los vestidos de novia, varios espejos con marcos dorados, veo colgado varios vestidos de coctel y de fiesta.

Tiene una pequeña terraza con varias plantas en masetas, una mesa con sillas a juego de hierro, el lugar es bastante agradable.

—Buenos días — me saluda el diseñador — bienvenida

—Buenos días — observo nuevamente el lugar — me encanta todo.

—Muchas gracias ¿Busca algo en especial?

—Busco que todas las miradas estén en mí.

El hombre me observa, camina a mí alrededor, se coloca frente a mí nuevamente y en los ojos tiene un brillo intenso.