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CAPITULO 17

Ya habían pasado seis días, en los que Hye Sun había pedido otro lapso  de  vacaciones, por ello Soo Bin regresaba a su casa cada noche y cada tarde salía con Beom Gyu, todos habían regresado a sus roles de siempre, y Yeon Jun, Yeon Jun nunca lo había llamado.

Ahora se devaneaba los sesos por saber cómo estaba, esa había sido la única razón más primordial por la que se había reunido de emergencia en el centro comercial con el pelirosa que parecía más feliz que antes.

—Hee Seung me llevó al parque de diversiones y cuando comencé a gritar él se rió—Comentó Beom Gyu muy serio, sin quitar la vista de encima de Soo Bin—Veras…—Soo Bin frunció el ceño mientras se perdía en el movimiento labial de su mejor amigo— ¿Seguro que estás bien? Estás un poco pálido.

Soo Bin se encogió de hombros fingiendo que la situación no le afectaba.

—Es que Hye Sun aún no me deja salir de noche. Eso es todo. Estoy…bien— “Muerto de miedo. Enojado con tu padre. Pero, por lo demás estoy jodidamente bien”.

Lo último que quería era alarmar o hablar con Beom Gyu sobre la relación que mantenía con su padre.

Beom Gyu estiró el brazo, le cogió la mano y se la apretó tan fuerte que le dejó sin circulación por unos segundos.

—¿Puedo hacer algo por ti, Soo Bin?

—Llévame a tu casa.

—¿A mi casa? —El pelirosa enarcó una de sus cejas— ¿Para qué quieres ir a mi casa?

—Es que, creo, si adelantamos el proyecto de ciencias nos irá bien. ¿No crees? — Beom Gyu le frunció el ceño—Beom Gyu, ¿Cómo está Yeon Jun?

—¿Yeon Jun? —El pelirosa lo miró sorprendido mientras cerraba sus cuadernos. Obviamente ya había decidido irse a su casa, sin Soo Bin, claro. —Mi padre está bien, pero… ¿Por qué lo preguntas? ¿Pasó algo?

—Curiosidad.

Beom Gyu se quitó el fleco de los ojos, luego levantó la mirada sospechosa y frunció irremediablemente el ceño.

—No te creo, dime que es lo que pasa entre mi padre y tú—La  sangre de Soo Bin se detuvo de repente, al igual que  su respiración—  ¿Te preguntó sobre  mí? A veces desearía que se consiguiera una esposa para que me deje en paz.

—¿Una esposa? —Una risotada histérica nació de Soo Bin—No creo que necesite una esposa.

—¡Claro que la necesita! —Beom Gyu exhaló un largo suspiro—Creo que tiene un amorío con Ye Ji, ella y él se fueron de viaje a Japón para atender un caso —Entonces bajó la voz—Yo creo que ellos dos follan.

El corazón le dio un vuelco, era una simple frase dicha con tanta  ingenuidad que produjo un efecto devastador en Soo Bin. Por unos segundos tuvo la clara percepción de que estaba a punto de hacer algo terrible como el ponerse a llorar frente a Beom Gyu, por ejemplo.

Levantó su mirada triste y se dedicó a observar como el viento elevaba una bolsa de plástico por los aires para evitar la mirada preocupada de su amigo.

—¿Follar? —Dijo, con la desgarradora certeza de haberlo perdido todo ya— ¿Estás seguro?

—Técnicamente, primero ella viene a mi casa en la mañana y luego se van de viaje. ¿No se te hace sospechoso?

¿Resultaría oportuno contárselo a su mejor amigo?

—Beom Gyu, es que yo…no me siento bien. ¿Nos vemos mañana?

—Eh…—Susurró—Sabes que siempre estaré a tu lado, Hee Seung quiere invitarnos a jugar Paint ball. ¿Qué dices? Se lo diré a Jay y a Jung Woo, así pasamos más tiempo como antes—Beom Gyu cabeceó un poco—Bueno, ya me voy… saludaré a Yeon Jun por ti. ¿Está bien?

Observó el paisaje a través de los pequeños agujeros de sus ojos y apoyó sus manos en una de las mesas, permaneciendo inmóvil durante un tiempo, mirando al vacío, sintiendo también crecer su vacío personal dentro de su pecho. ¿Se había enamorado de Yeon Jun?

Se perdió en sus pensamientos y cuando regresó a la realidad un par de ojos no le quitaban la vista de encima.

—¿Por qué me miras? —Preguntó arqueando una ceja de forma divertida.

—Te miro porque eres hermoso—Le contestó el alto desde unos metros  de  distancia, Soo Bin comenzó a reírse bajito y levantó las manos para que viera el disfraz ridículo que llevaba puesto al cuerpo—Y me gustas.

—No sé cómo puedes decir eso mientras estoy atrapado en este estúpido traje de ornitorrinco—Soo Bin se apretó la cabeza horrenda una vez más para ocultar su tan poco notable sonrojo.

—¿Te molesta que me acerque más para mirar mejor? —Preguntó Min Gyu mientras se acercaba a él.

—No, pero estoy en hora de trabajo y se supone que no debo hablar con los clientes. A menos que quieran comer—El sol empezaba a pegar fuerte y Soo Bin se quitó la cabeza gigante para poder mantener una conversación más apropiada con Min Gyu. Pero en cuanto afinó la mirada vio un auto negro aparcado a tan sólo metros de él, conocía a perfección al dueño que se mantenía oculto.

El castaño lo miró y pudo sentir un cierto aire de triunfo al lograr que Yeon Jun se aferrara al volante del Bintage con fuerza. Decidido a todo caminó hacia el alto y con una sonrisa coqueta comenzó a peinarse el cabello hacia atrás. Esto no iba a hacer muy feliz al rubio.

—Entonces… ¿Ya pensaste sobre salir juntos? —Min Gyu era directo y no ponía ningún tipo de rodeos en sus proporciones, cosa que alarmó a Soo Bin.

—Me encantaría.

Soo Bin se cruzó de brazos y enarcó sus cejas. Reprimió una carcajada tras mirar nuevamente al auto negro de enfrente.

—Bien, pasaré a recogerte el fin de semana.

Los parpados de Soo Bin se agitaron nerviosos al sentir tan cerca de Min Gyu. Abrió los ojos un poco después, preguntándose si debía continuar con la charada que había armado. Entonces recordó lo que Beom Gyu le había contado y la ira regresó a su cuerpo. Se acercó más a Min Gyu y contempló sus labios rojizos entreabiertos, el cabello desordenado que se desplomaba sobre sus ojos…era realmente adorable.

Pero no era Yeon Jun.

Alzó una mano, dispuesto a hundir sus dedos en la espesa cabellera de Min Gyu, pero la dejó suspendida en el aire cuando advirtió que alguien había cerrado con fuerza la puerta de un auto. Frunció el entrecejo, molesto por la interrupción.

—Creo que ya debo regresar al trabajo—Susurró apenado.

—Nos vemos el viernes, Soo Bin.

Min Gyu se marchó algo cabizbajo, quizá dolido por la interrupción. Soo Bin dejó salir un suspiro y giró sobre sus talones para liquidar con su mirada al intruso, más no le dio la más mínima oportunidad de hablar, en cambio giró sobre sus talones y comenzó a caminar en zancadas largas hasta la entrada del lugar, donde Eun Ji estaba comiendo un helado que se derretía entre sus dedos. Soo Bin pensó que si le irían las mujeres entonces seguramente estaría coladito por ella… luego desechó esos pensamientos absurdos.

—Psst…Soo Bin—El castaño levantó la vista hacia su compañera de  trabajo—Ese hombre no deja de mirarte como si fueras un pedazo de carne asada. ¿Lo conoces?

Soo Bin volteó una vez más y comenzó a moverse nervioso. Yeon Jun lo estaba mirando con tal intensidad que le hacía perder los papeles.

—No, no le conozco.

—Bueno, está guapo—Un tipo de ira quemó sus pulmones. Soo Bin se enderezó y alimentado por su enojo frunció el ceño con tanta fuerza que la mayor parte  de  su rostro se hizo rojo—He intentado llamar su atención pero no me mira…  ¿Tendrá esposa?

La compulsión que lo conducía lo desconcertó más que la pregunta de  Eun Ji. Ella estaba interesada en Yeon Jun, sin embargo, ellos no se conocían y se suponía que él estaba molesto con el pelinegro.

—Mierda…—Eun Ji se relamió los labios—Viene hacia acá.

Al escuchar eso, Soo Bin se alarmó.

—¿Me veo bonita?

Deseable. El aroma de Yeon Jun se le hacía ya tan familiar que tuvo que luchar contra sus impulsos para no voltear a verlo mientras se acercaba  cada vez más, pero no pudo luchar contra el encogimiento de su estómago.

—Buenas tardes. ¿Quiere comer algo? El día de hoy estamos con la oferta del cuarto de ración por tan sólo…

Soo Bin sacó las fuerzas de su interior para hablar de corrido frente al pelinegro.

—¡Hola Soo Bin!

Su voz lo inquietaba.

Su presencia lo inquietaba.

Todo él, ¡Le inquietaba!

—¿Quiere pasar? —Eun Ji se arregló la falda corta que tenia de añadido esa horrible cola de ornitorrinco—No se arrepentirá.

—No—Murmuró—Sólo vine a hablar con, Soo Bin.

Eun Ji no pronunció más, hizo una reverencia y comenzó a andar con dirección a la barra de comidas.

Soo Bin por el contrario, sintió el primer movimiento ligero de su cuerpo, nada más que un susurro de espacio entre ellos, pero él sabía que debía huir. Instintivamente apretó los puños, respiró dentro y fuera. Su corazón latió lento y constante, apenas sintió la necesidad de respirar.

—¿Ese era Min Gyu?

El castaño no se movió.

—Responde.

—El día de hoy la casa de la comida está ofreciendo a un buen precio la porción. Si quiere puede pasar y comprobar que el sabor es inigualable.

—Estuve pensando mucho, y el asunto es que… te quiero.

—¿Qué?

—Que te quiero.

El comentario fue claro, preciso y corto. Tanto que a Soo Bin se le tensaron los músculos por un segundo.

—¿Cómo esperas que responda a eso? —Sus ojos se encontraron por un segundo— ¿No estabas de viaje con Ye Ji?

—Fue un viaje de negocios, Soo Bin.

—No me interesa.

Yeon Jun se le quedó mirando con recelo y perplejidad, pero advirtió que la mente de Soo Bin estaba maquinando algo. Por eso avanzó unos pasos más y se quedó mirándolo con suspicacia.

—Ven conmigo a casa, ahora—Dijo en un tono zalamero, con una media sonrisa— Quiero decirte algo y no puedo si te veo con ese traje de  ornitorrinco—Vio a Soo Bin negar y se esmeró por llamar su atención— ¿Lo que dije no significa nada para ti?

Soo Bin se ruborizó un poco y escapó de la mirada del pelinegro.

—De verdad, no puedo…además no sólo puedes aparecerte por aquí y decir que me quieres. ¡Las cosas no funcionan así!

—¿Entonces cómo funcionan?—Preguntó él, con un poco más de intensidad.

—No sé, pero no de esta manera.

—Pues entonces ven conmigo, no será mucho tiempo…—Dijo él—Por favor.

Soo Bin suspiró y dejó que sus hombros cayeran con resignación. Se quitó la cabeza de ornitorrinco y comenzó a caminar a lado del pelinegro, Eun Ji le lanzó una mirada picara antes de despedirlo con un movimiento de mano.

Y en cuanto Soo Bin cerró la puerta del auto Bintage, Yeon Jun se extendió  generoso sin mirarle el rostro para  acomodarle el cinturón de seguridad, mientras el castaño sentía que se derretía quizá en parte por el traje o quizá sólo quizá también por su toque.

—Soo Bin…—Dijo—Esto quizá no tenga ni pies ni cabeza, pero debo decírtelo…La vida ya es algo corta en mi situación, por eso quiero que estés conmigo—Tomó un suspiro pesado—Te quiero, adoro las cosas que haces sin darte cuenta y es que ni siquiera yo puedo explicarlo—Yeon Jun comenzó a reír con algo parecido a la tristeza—Sé que te quiero porque no quiero estar más sin ti, no me importa nada más.

Tales palabras lo habían dejado mudo por una infinitésima de segundo, sólo parpadeó unas cuantas veces y su corazón comenzó a latir como si sufriera un paro cardiáco.

En vista de su silencio, naturalmente habían empezado a circular algunas teorías en la cabeza de Yeon Jun, el estómago le dio un vuelco y se preguntó si lo estaba haciendo bien, escudriñó el rostro confundido de Soo Bin que tenía una expresión absolutamente seria, tanto que lo desconcertó. ¿Y si lo había asustado?

—Eso, significa que… ¿Me quieres?

Soo Bin se quedó mirando a Yeon Jun mientras esperaba una respuesta, apenas había terminado de procesar sus palabras y la urgencia de aplastarse contra él ya estaba riéndole el cuerpo.

—Te quiero, te quiero mucho—Todo pensamiento desapareció y escapó de control cuando los labios de Soo Bin se abrieron receptivos, posó sus brazos en los hombros anchos del pelinegro y antes de perder la noción del pensamiento lo besó.

Ahuyentó sus confusos pensamientos, lo abrazó más fuerte  y no sintió otra cosa más que la ternura.

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