
Capítulo 6 - Pueden correr, pero no esconderse.
Miró todo a mi alrededor, analizó todas las opciones que tengo de escapar de aquí, las cuales son absolutamente nulas. Respiro hondo y corro lo más rápido que puedo.
—¡Chicos vengan acá! —escuchó la voz de Flor, que proviene de alguna parte de la casa.
Tapo mis orejas algunos segundos, luego me tiro al suelo al escuchar un disparo, por suerte logro esquivarlo y continuar corriendo. Abro la puerta de una habitación y me escondo debajo de la cama.
—¡Chicos! —grita Milena entrando a la habitación.
Tapo mi boca, no puedo permitir que un ruido salga de ella, trato de tranquilizarme para poder salir de aquí con vida.
—¡Marcos ven, aquí esta uno! —grita Milena cargando su arma.
Abro los ojos del asombro, no puede ser, me han descubierto, tengo que correr.
—No, por favor no me hagan daño —comenta Samantha saliendo del armario.
Escucho un disparo y Samantha cae al suelo, puedo ver la jeringa en su espalda, ella me mira fijamente por algunos segundos, hasta que cierra los ojos.
—Llévala con el otro chico, yo buscaré a los demás —agrega Marcos saliendo de la habitación.
Veo como Milena toma del brazo a Samantha y comienza a arrastrarla fuera de la habitación, algunas lágrimas caen por mis mejillas.
Siempre supe que algo no estaba bien con Flor, siempre creí que lo hacía jugando, ahora sé que es una psicópata al igual que sus padres.
—Ron —susurran en voz baja.
Abro los ojos rápidamente y veo a Pablo asomarse hacia bajo de la cama, le hago señas de que guarde silencio, mientras salgo de abajo de la cama.
—¿Qué demonios está pasando? Acabo de ver como Milena la madre de Flor arrastra a Samantha por el suelo —comenta Pablo asustado.
Le hago señas de silencio, ya que escucho pasos acercarse a la habitación, caminó lentamente a la puerta y veo como Sonia pasa corriendo por el pasillo.
—Tenemos que hallar la forma de salir de aquí —le digo a Pablo.
—¿Cómo? Todo está sellado, vamos a morir aquí, ya no hay escapatoria —agrega el saliendo de la habitación.
—¡Señores veo otro! —grita Sonia corriendo detrás de Pablo.
Cierro la puerta lentamente y entro en el armario, escuchó gritos, golpes y disparos de esa arma de sedantes.
—No puedo morir aquí —me susurró a mí mismo.
Niego con la cabeza y salgo del armario, caminó hasta la puerta, la abro un poco y salgo corriendo por el pasillo.
Mi respiración se acelera al ver como Flor está a punto de dispararle un sedante a Marisol, tengo que ayudarla, pero ¿Cómo?
Tomo un jarrón de un pequeño mueble y se lo lanzó a Flor, ella cae al suelo adolorida, veo que Marisol rápidamente toma el arma de sedantes y corre hasta mí.
—Ron, gracias por ayudarme —comenta ella llorando.
—De nada, ahora vayámonos —le digo, mientras estiro su brazo.
—¡Padres, por acá están dos! —grita Flor fuertemente.
Volteo a verla, respiró hondo y le disparo con el arma de sedantes, ella cierra los ojos lentamente.
Marisol y yo corremos a cualquier parte, llegamos hasta la sala, puedo ver a Pablo, Samantha y Juan sobre el suelo.
—Sólo están ellos tres, eso quiere decir que Valeria debe estar en alguna parte, tenemos que encontrarla —Marisol agrega, para comenzar a correr.
Yo me dispongo a seguirla, hasta que la veo caer al suelo con una jeringa en la mejilla, tapo mi boca evitando soltar un grito y me escondo debajo de la mesa.
—Falta Ron y Valeria, tenemos que encontrarlos pronto —añade Milena a Sonia.
—Si señora, comenzaré a buscarlos —dice Sonia comenzando a alejarse.
—Milena, alguien le ha disparado a Flor —comenta Marcos acercándose a Milena con Flor en brazos.
Milena le da un fuerte abrazo, luego la colocan encima de un sillón.
—Pronto podrás vengarte del culpable —susurra Milena en el oído de Flor.
Respiró hondo y salgo de abajo de la mesa, Marcos me ve y comienza a correr detrás de mí.
—¡Déjeme en paz, nosotros no le hemos hecho nada! —le gritó, mientras me tiro al suelo.
Marcos lanza sedantes una y otra vez, por suerte no logra darme a mí, sino a Sonia quien estaba a apuntó de atraparme.
—Gracias señor Marcos —comentó, comenzando a correr de nuevo.
Abro una puerta y me encuentro con una enorme habitación, rápido imagino que esta debe ser la habitación de esos asesinos. Caminó lentamente por toda la habitación, hasta que algo me hace saltar del susto.
—Tranquilo Ron, sólo soy yo —añade Valeria saliendo del armario.
—Estas aquí Valeria, sólo faltamos tu y yo —le digo, mientras le doy un gran abrazo.
—¿Atraparon a todos? —pregunta ella preocupada.
Asiento con la cabeza, tomo asiento en la gran cama y limpió algunas lágrimas que han caído por mis mejillas.
—Tenemos que hacer algo, salir de aquí y pedir ayuda —menciona Valeria asustada.
—No podemos, la casa esta sellada.
—Recuerda que Sonia dijo, la casa esta sellada, eso quiere decir que el botón debe estar aquí dentro en alguna parte de la casa, si lo encontramos salimos y pedimos ayuda —Valeria menciona caminando a la puerta.
Yo caminó detrás de ella, salimos de la habitación y caminamos lentamente por la casa.
Los dos nos detenemos por completo al ver a Milena y Marcos caminar hacia la habitación, de la cual acabamos de salir.
—Tenemos que aprovechar, ahorita que están ahí dentro —susurró comenzando a correr.
Llegamos nuevamente a la sala, donde se encuentran todos nuestros amigos, Flor y también Sonia inconscientes.
—¿Y si peleamos con ellos? —pregunta Valeria tomando un arma de sedantes del suelo.
La miró por algunos segundos, luego tomo un arma y la cargo.
—Es buena idea, pero primero intentemos buscar ese botón de salida —susurró alejándome hacia la cocina.
Valeria y yo entramos a la cocina, vemos todo nuestro alrededor muy detenidamente tratando de encontrar ese botón, el cual es nuestro pase de salida.
—No está aquí, busquemos en otro lugar —añade Valeria enojada.
—Busca bien, creo estar seguro de que Sonia entro aquí cuando sello la casa —le digo a Valeria.
Ella asiente y continúa buscando por toda la cocina, yo de igual manera hasta que algo en el suelo llama rápidamente mi atención.
—Valeria mira esto —susurró en voz baja.
Ella se acerca a mí y entre los dos intentamos abrir ese trozo de suelo que sobresale del resto.
—¡Chicos sabemos que están aquí, salgan! —escucho la voz de Milena.
Volteo para ver a Valeria con angustia en el rostro, ellos se acercan a nosotros y no podemos evitarlo.
—Yo los distraigo, tu sálvanos —dice Valeria dándome un abrazo.
Ella sale de la cocina, yo continúo quitando el trozo de suelo, hasta lograrlo. Un enorme botón hace presencia.
Escuchó un disparo del arma de sedantes y veo de reojo a Valeria caer al suelo, toco el botón y veo como la manta de metal que cubre la casa comienza a elevarse.
—¡Alguien más está en la cocina! —grita Marcos entrando.
Salgo por la puerta, mientras Marcos entra, corro hacia la puerta, intento esquivar los sedantes que lanza Milena hasta que uno llega hasta mi cuello.
Lo retiro rápidamente y continúo corriendo hacia la puerta, llego a ella y la abro, pero justo en ese momento caigo al suelo de golpe, siento mis párpados pesados.
—Eres muy astuto Ron, mejor dicho, eras muy astuto, porque ahora estas en mis manos —menciona Milena dándome un golpe en la cara.
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