Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

21

Después de llegar del colegio, preparé una tarta de fresas para llevársela a Carlota. Subí las escaleras emocionada porque la señora probase la delicia que llevaba en las manos. Era consciente de que Emiliano no se hallaría en casa, pues tenía guardia nocturna.

Antes de llegar a la puerta del apartamento, una chica de cabellos negros, largo hasta la cintura; ojos tan oscuros como el carbón, y piel morena, abandonó el lugar. Carlota le seguía detrás. El gesto amargo de su rostro me hizo sospechar que algo malo había ocurrido. O que no había sido grata la presencia de dicha mujer.

Mi mirada se encontró con la de la chica. Fue rápido, casi fugaz. Ella estaba completamente seria. Aunque descubrí en sus ojos un destello de tristeza. Me causó curiosidad.

No había duda de que era una mujer hermosa. Llamativa. Su piel quedaba expuesta en el vestido de flores que llevaba puesto.

Bajó las escaleras con rapidez, seguida de mi suegra. Ambas se perdieron de mi vista.

Dejé de lado cualquier pensamiento y me quedé allí parada esperando que Carlota volviera, temiendo que no lo hiciera y yo estuviera allí en vano. Me puse inquieta.

Cuando la señora volvió me saludó con un beso en la mejilla. Le entregué el pastel.

-Vamos adentro. Tomemos té.

El gesto anterior había desaparecido, dejando lugar a una sonrisa afable.

Una vez el té estuvo listo, la señora me tendió una taza. Nos sentamos alrededor de la mesa del comedor.

Tuve la necesidad de preguntar sobre la mujer desconocida, pero me tragué la intriga. No quise parecer una entrometida.

-Estoy considerando seriamente empezar a hacer ejercicio. Esta panza que me está saliendo indica que es hora. ¿Tú qué opinas?

-Que lo que a usted le haga sentir mejor consigo misma está bien.

-Y tú tienes que acompañarme.

-No creo...

Me iba a negar de inmediato. Sin embargo, ella fue persuasiva. Tanto, que no fui capaz de decir que no. Me dejé convencer por sus palabras. Quería quedar bien con la que posiblemente se convertiría en mi suegra. Por lo tanto, mi respuesta fue un sí, aunque estuviese yendo en contra de mis deseos.

Luego de eso, charlamos un largo rato, entre risas y tartas se nos fue el tiempo. Decidí irme a dormir, al día siguiente tenía que estar temprano en el colegio.

La vivienda me recibió en plena oscuridad, me sentí sola, vacía... Echaba de menos la presencia de mamá. Con mis hermanos no había vuelto a hablar luego del velorio. Agradecía inmensamente que no hubiesen intentado buscarme.

Me asomé en la habitación. La ropa de Laura seguía en los cajones, la cama tendida. Sostuve entre mis dedos temblorosos una fotografía de ambas, mientras dos gruesas lágrimas bajaron con lentitud por mis mejillas. Me ardía el pecho.

Quería imaginar que todo era una cruel pesadilla, que pronto despertaría de esta, lo cual no sucedía. Jamás despertaría de esa horrible realidad. Emiliano se convirtió en el sedante a mis penas, y cuando no estaba a mi lado el dolor revivía de una forma insoportable.

Respiré profundo, mientras el llanto se ralentizaba. Aferré el cuadro a mis manos, aprisionando contra el pecho.

***

Para el fin de semana, acompañé a Sara a su primera cita con la ginecóloga. Necesitaba estar en control aunque no estuviera embarazada, era el procedimiento.

Mi amiga se veía feliz y nerviosa hasta los huesos.

Apretó mi mano con fuerza. Temblaba.

La mujer vestida con una bata blanca nos miraba.

-¿Son pareja? -preguntó de pronto.

-No -contestamos al unísono, y soltamos una carcajada.

La doctora se disculpó. Examinó a mi amiga. Le mandó varias vitaminas y a mantener una buena alimentación. Tendría que volver en varios días más.

Al salir del consultorio, fuimos por dos conos de helado. Yo pedí fresas y ella vainilla. En la calle, el ambiente estaba frío. Por suerte, me había puesto una chaqueta, pero Sara sí tuvo que soportar el helaje porque no llevaba nada con que abrigarse.

-Tengo tanto miedo. -Suspiró. Árboles nos rodeaban. La brisa movía nuestras melenas. Niños corriendo de un lado a otro, jugando con sus familias en el parque. Compartiendo. Quizás ese ambiente fue el que la puso melancólica-. ¿Qué tal que la inseminación no funcione? ¿Qué tal que todo se vaya al carajo? Nunca había deseado algo con tanto anhelo y... y tengo muchísimo miedo.

Su voz se tiñó de temor.

-Sarita, no puedo asegurarte que las cosas vayan a salir como las planeas, pero hay que tener fe. -Las palabras de consuelo nunca fueron lo mío. No sabía que decir o como actuar en momentos como esos-. Aquí voy a estar pase lo que pase. No vas a estar sola jamás.

Me apretó en un abrazo caluroso.

-Eso es suficiente porque eres la única compañía que me queda. Mi familia... sabes cómo es.

Lo sabía y la comprendía como a nadie.

Al final, nos teníamos a nosotras nada más. Yo tampoco tenía una familia que me apoyase.

Encontramos una banca disponible. Nos acomodamos allí para terminar de comer tranquilas nuestros helados.

-¿Cómo van las cosas con Emiliano?

-Bien... Creo... Creo que me estoy enamorando. -Le confesé con tímidez. Sentí que mis mejillas se calentaron. No podía verle a los ojos.

-¿Qué? -Se sorprendió-. ¿No te parece que vas muy rápido?

-Lo sé. Sé que... -Suspiré.

-Ten mucho cuidado. A penas lo estás conociendo. Marica, o sea... ¿Cómo es posible que después de que te negases a tener una relación me salgas con esta mamada?

No lo decía molesta. Al contrario, parecía divertirle la situación.

-Hasta yo me hago la misma pregunta.

-Solo te pido que te andes con cuidado. No sabes con qué te pueda resultar. Llevan poco tiempo juntos.

-Confío en él.

-Estás enamorada, Kel. El amor vuelve ciega a las personas. Pero tranquila, aquí estoy yo para ver por ti. -Sonreí. Ella era la mejor-. Abriré esos ojitos en caso de ser necesario.

-Y sé que serias capaz de sacarselos a él si me lastima.

-No lo dudes.

Nos quedamos allí un largo rato, hasta que la lluvia repentina hizo que nos fuéramos corriendo.

***

Creí que iba a ser rápida la publicación de esta historia y miren nada más... Pero bueno, hago lo que puedo dentro del poco tiempo que me queda, cuando no estoy trabajando estoy durmiendo. Para completar estos días estuve enferma y eso complicó peor las cosas.

Espero ustedes se encuentren bien.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro