Capítulo 13.
—Puedo explicarlo. Todo tiene una explicación. — protesta Junior muy nervioso mientras los agentes siguen apuntándole. Hemos sacado a Martha de allí pero aun así, la tienen agarrada.
—Sí, la darás, pero en la estación, no aquí. — los agentes lo esposan.
— ¡No! ¡No! ¡No! Les juro que no es lo que creen. ¡Martha! ¡Tienes que decir la verdad! No dejes que me hagan esto. — le grita desesperadamente mientras ella parece tener miedo y no de él.
Niega con la cabeza mientras llora.
— ¡Ambos tendrán que hablar a las buenas o a las malas! ¡Llévenselos! — ordeno y así lo hacen.
Una hora más tarde.
Los sentamos esposados a las mesas en salas de interrogatorios diferentes.
—Bien, empecemos contigo. El que ahora parece ser un secuestrador. — me siento delante de él.
—Todo esto fue para proteger a Melanie. No tienes ni idea de lo que esa mujer es capaz de hacer. ¡Está loca! — actúa como aquella vez, cuando consumía drogas.
— ¿Secuestrando a Martha? ¿A tu propia madre? No lo creo.
—No, no, no, no, no. No fue así. Nada fue así. Tienes que creerme.
—Entonces te escucho. Explícalo. — estoy siendo lo más pacífico que puedo.
Cierra los ojos y respira profundo.
—Mi testimonio fue real pero la verdad es que...hay otra mujer metida en esto y Martha la conoce. Ella fue la que los asesinó, no Melanie.
— ¿Ella quién?
— ¡Entiende que no puedo decirlo! ¡No puedo! ¡Ella también es...! — se altera. — No puedo. No puedo decirlo, lo siento. — está temblando. Se comporta como un verdadero frenético.
— ¿No hablarás? ¿Prefieres que tu hermana pase su vida encerrada en ese lugar antes que decir la verdad?
— ¿Recuerdas la pregunta que te hice en el juzgado sobre tu hermano?
— ¿Y eso qué tiene que ver aquí? — el tema de Jacob sigue molestándome.
—Si no lo mataste fue por algo. Si no lo entregaste a la policía también fue por algo.
—No metas mis temas personales para justificar los tuyos. — le advierto.
— ¡No, no lo hago! Solo te hago una referencia a cómo me estoy sintiendo yo en estos momentos. — definitivamente este chico sigue teniendo más problemas de los que creí. De hecho, si trató de fumar en esa fiesta a escondidas, quién sabe qué más cosas podría consumir otra vez.
—Muy bien, no digas nada. Veremos qué dice tu madre al respecto. Con que digan que Melanie no es culpable de nada será suficiente. — me resigno. No seguiré perdiendo el tiempo.
Salgo de la sala y entro donde está Martha. Al menos ella parece estar más...quieta.
—Primero lo primero... ¿crees que podamos entablar una conversación sin necesidad de insultarnos? — nunca hemos tenido una plática decente.
— ¿Así tratas a tu ex suegra? — no estoy para más juegos así que solo la miro amenazantemente. — Muy bien, diré todo lo que sé.
—Primero necesito saber cuál de las dos personalidades me lo dirá. — parece sorprenderse. — Sí, estoy informado. Mucho, de hecho. — añado.
Resopla.
— Es cierto. Llevé a Robert a esa fiesta pero honestamente no tenía idea que tenía algo que ver con el pasado de Melanie. Jamás supe de eso. Jamás me lo contó.
— ¿Cuánto tiempo llevaban saliendo?
—Unas semanas. Tenía tiempo sin darme una buena oportunidad y el trabajo ya me estaba cansando. Era de dinero y muy apuesto. Nunca se me hubiese pasado por la mente que tenía esas intenciones. Por un momento sentí que podía sentirme amada de nuevo pero está muy claro que solo me usó. — esta es Venere, estoy seguro. — Todo lo que he querido en esta vida ha sido amor. Sentirme amada, pero ella jamás dejará que seamos felices. — sus lágrimas caen por sus mejillas.
—¿Ella quién? — estoy muy intrigado.
Le cuesta responder.
—Perséfone. — parece tenerle mucho miedo. — Nunca dejará que seamos felices.
— ¿Sabes si Miller tenía algún contacto? Porque una camioneta los seguía. ¿La reconoces? — le muestro la fotografía de las cámaras de seguridad en el iPad.
Reacciona con sorpresa.
—No tengo idea de quién es.
— ¿Entonces me dirás que tampoco sabes quién era la persona con la que estabas hablando?
— ¿Qué?
—Melanie me dijo que te escuchó hablar con alguien cuando estabas herida en el suelo. ¿Cómo es posible que con un simple golpe en la cabeza tardaras tantas horas dormida? ¿Cómo es posible que te muevas de posición si estabas en ese estado? — no le aparto la mirada hasta ponerla nerviosa. Quiero que la presión la haga hablar. — Porque lo fingiste. Les hiciste creer a todos que estabas inconsciente para hacer justamente lo que hiciste: liberarte de culpa. ¿Por qué? Porque sabes perfectamente quién hizo esto. — intento completar el rompecabezas.
De repente su expresión cambia. Pasa de estar triste y asustada a estar más relajada.
—Por una vez en tu vida ten el valor para decir la verdad. — la presiono.
—Durante mucho tiempo dejé que cada uno jugara sus cartas, ahora solo estoy usando las mías. Tú tranquilo, lo tengo bajo control. — se mira las uñas.
—¿Quién era la mujer con la que hablabas?
—No es la verdadera amenaza aquí, solo volvió porque le prometí darle una vida. — mira a una esquina vacía de la habitación. — Pero no esperaba que todo se saliera de control. No sabía que Robert Miller estuviera en la ecuación.
— ¿De quién estamos hablando? ¿Quién es? — acerco mi cara a ella sobre la mesa.
—Su nombre es Melodie. — no pensé escuchar ese nombre otra vez.
— ¿Qué? — estoy sumamente confundido.
—Así es. Melodie no es una imaginación de Melanie. Es real.
— ¿Y por qué? ¿Por qué hacerle esto a ella? ¿Por qué te empeñas en destruirle la vida a tu propia hija? — estoy cabreado.
— ¡Porque cometí un grave error! Y solo intento arreglarlo. — aunque pareciera que lo peor ya lo ha hecho, también está algo asustada.
— ¿Dónde está?
—No lo sé. El imbécil de Junior evitó que siguiera con mi plan. Le es muy fácil escabullirse entre la gente. Ella sí los ve a ustedes, pero ustedes no pueden verla a ella. — se ríe como maniática.
—Melanie no merece nada de esto. — estoy furioso. — Te sacó de la cárcel para darte una oportunidad y así le pagas. Dame una buena razón para tener un poco de piedad contigo.
—Escogí a la incorrecta, ese fue mi error. La perfecta vida que tenía planeada para Melodie, Melanie la vivió. Y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde. No podía hacerme responsable de las dos, solo podía con una. Así que hice promesas que nunca pude cumplir y al final tuve que ayudarle a salir de ese centro psiquiátrico y tratar de devolverle la vida que siempre mereció. El plan era inculparla de todo para que así pudiera tomar su lugar. Ella y yo habríamos dominado al mundo juntas.
—Estás enferma.
—Evidentemente y para mi suerte ningún doctor ha podido con nosotras.
—¿Qué fue lo que pasó esa noche? — es lo único que por el momento me interesa para probar la inocencia de Melanie, recalcando que todo lo que está diciendo quedará grabado.
—Eso te lo podría responder Junior. Él también lo sabe porque la vio cara a cara cuando fue tras ella. Instantáneamente supo que tenía que guardar silencio para salvarlas y por eso me encerró. Quería evitar que siguiera ayudándola a destruirnos. — comienza a reírse de nuevo.
—Lo sabía. — mi instinto nunca se equivoca. — Entonces ¿quién de ustedes tres es el verdadero asesino aquí?
—¿Tú quién crees?
Melanie Cross.
Todo lo que necesitaba para poder reponerme era verlo y sentir su calor, aún más después de un completo año lleno de trabajo. Necesito mantener la calma si quiero que las cosas se solucionen. Por suerte, por mi buena conducta y mi estado puedo salir de la habitación a la hora que sea.
Los pasillos están muy tranquilos.
Camino directamente a la zona de enfermería para ver a Jorge y con suerte, al menos está despierto. Aún tiene la cánula nasal y varias disoluciones canalizadas. Me apena verlo así. Quizás nunca debimos intentar escapar, aunque gracias a ello, hoy lo recuerdo todo.
Perdí la memoria por un golpe en la cabeza y por otro golpe más la pude recuperar.
—Hola. — me devuelve la sonrisa.
—Hola...princesa. ¿Qué tal estuvo tu recuperación? — se quita la cánula para poder hablar mejor.
—Pues ya ves. Al menos estoy de pie. — me burlo y nos reímos.
—Lo siento, no debí arrastrarte a eso. Fue una bendición seguir con vida. Es solo que...no me gusta estar aquí. Me gustaría volver con mi familia y esa era una buena oportunidad.
—Y lo harás, pero para eso debes tratarme más primero. No puedes volverlos locos también. Ellos te necesitan algo más...cuerdo. — al menos lo hago sonreír.
—Eres muy dulce ¿sabes? Como mis chocolates. — que me compare con sus chocolates favoritos me hace sentir especial.
—Tú también eres dulce, como mis pinceles.
— ¿Cómo tus pinceles?
—Sí, soy diseñadora. Soy dueña de una empresa muy exitosa. — susurro.
— ¿Diseñadora? ¿Y cómo sabes eso?
—El impacto contra el agua me hizo recordar. Es algo extraño pero ya puedo hacerlo. Recuerdo toda mi vida. Pero necesito que guardes mi secreto, ¿lo harás?
—Me encantan los secretos. — se ríe maléficamente y es muy gracioso. — Pero entonces...si ya lo recuerdas todo eso significa que también la recuerdas a ella. A tu hermana. — la sonrisa se me borra instantáneamente.
— ¿Hermana? ¿De qué hermana hablas? ¿Valerie? — es lo más lógico que se me ocurre. Que sepa yo está en la cárcel aún.
—Valerie, Valerie, Valerie... ¡No! Su nombre es Melodie. — el pecho se me contrae al mencionar dicho nombre. ¿Melodie? ¿El nombre de mí otra supuesta identidad? ¿Qué demonios está pasando? — Es tu hermana. Estaba interna aquí y alguien pagó mucho dinero para sacarla. Creo que fue su madre. Siempre decía que la sacaría de aquí algún día y pasó.
—No, eso es imposible, creo que estás confundido.
—No, tengo fotos de ella. Son las que están en mi habitación. Por alguna extraña razón me pidieron que no te las mostrara pero ya que recuerdas supongo que no hace ninguna diferencia. — ¿las fotos de su habitación? Tengo que verlas ahora mismo.
—Disculpa, creo que tengo que volver o me limitarán las salidas. Espero que te recuperes mucho y gracias por contarme esto. — no espero a que me conteste para salir corriendo.
Voy directo a su habitación y entro, pero las fotos ya no están en las paredes. Busco entre sus cosas y apenas de un cajón saco un sobre donde creo que están. Escucho las voces de algunos guardias caminar hacia aquí, así que salgo lo más rápido que puedo y camino con normalidad frente a ellos hasta regresar a la mía.
Necesito saber qué está pasando.
Paso las manos por mi cabeza una y otra vez mientras doy vueltas. ¿Tengo una hermana?
— ¿Melanie? — la voz de la doctora interrumpe mi momento de pánico. — Parece que hoy es tu día de suerte. Unos policías te esperan afuera.
— ¿Qué? — entre los nervios y el miedo me consumiré.
—Aparentemente han aparecido dos nuevos testigos que dicen que no eres la culpable de los asesinatos.
— ¿Y quiénes son estos testigos? — estoy confundida.
—Tu madre y tu hermano. — el alma se me congela. — Parece que el agente Connor los tiene detenidos. Encontró a Martha en su sótano. Estaba secuestrada por su propio hijo.
—¿Qué? Junior jamás haría algo así a menos que tenga una buena razón.
—Sí, es cierto. Quizás la tenga pero ahora parece que las cosas se salieron un poco de...control. — no me gusta nada la forma en la que entona sus palabras.
— Si los policías me están esperando, entonces debería irme ya.
—Por supuesto. — se hace a un lado para que pueda salir pero justo cuando intento irme, me sujeta del cuello e intenta desmayarme para evitarlo. Me cuesta respirar y no hallo la manera de zafarme de ella.
—Lo siento mucho, pero no puedo dejarte ir. — dice cerca de mi oído mientras mi visión se nubla cada vez más.
—Yo también lo siento mucho. — dice Derek y le golpea la cabeza con uno de los trofeos que tenía en su estante, haciendo que me suelte de inmediato.
Intento recuperar el oxígeno poco a poco.
—¡Santo Dios! ¿Estás bien? — me levanta.
—¡Sí! Gracias a ti. — aún sigo agitada y me sostengo de su brazo.
—Tienes que irte de aquí. Cerraron todas las puertas pero conozco una salida.
—Dijo que había dos patrullas afuera esperándome.
—Sí, pero hicieron que se fueran. Les dijeron que ya te habían llevado, así fue como supe que algo andaba mal porque evidentemente era mentira.
Malditos cerdos. ¿Qué demonios tramaban hacer conmigo?
—Necesito irme de aquí, ¿dónde está esa salida que dijiste?
—Creo que ya la conoces. — creo que sé a qué se refiere.
—No, no puedo pasar por ese túnel otra vez.
—No hay otra manera. Empuja la reja y podrás llegar al puente pero tienes que hacerlo rápido o te atraparán. Cuando cruces el bosque encontrarás a gente o con suerte a policías. Siempre los hay en esa zona. — me da una linterna.
—¿Y tú? ¿Qué pasará contigo?
—Estaré bien. Llamaré a la policía. — respiro hondo. Todo esto me pone muy nerviosa. — Tienes que irte. ¡Corre! — me apresura cuando escuchamos los pasos de varios guardias acercarse. Salgo por otro puerta y corro lo más que puedo hasta llegar al túnel.
—¡Hey! ¡Tú! — un guardia me grita. Empujo rápidamente la reja pero antes de que pueda entrar, me hala del pie.
—¡Suéltame! — le pateo varias veces la cara y con una roca creo que le rompo la naríz. Lo que me da ventaja y sigo mi sucio recorrido por la grasa negra que hay en el túnel. Sigo y sigo hasta que finalmente veo la luz. La luz del otro lado.
Mi grisáceo uniforme ha quedado embarrado por toda la grasa pero finalmente he salido. Enciendo la linterna y sigo caminando a través del bosque. Por suerte, no es tan extenso y podré salir muy rápido de aquí.
Me tropiezo con un tronco, me levanto y sigo hasta salir y casi ser atropellada por una patrulla de policías. ¡Policías! ¡Gracias a Dios! Casi nunca aparecen cuando los necesitas pero por primera vez creo que he tenido suerte.
—¡Señorita! ¡Levante las manos! ¿Se encuentra bien?
—¡Sí! ¡No! No me encuentro nada bien, necesito hablar con Jack. Con el agente Connor.
—¿Con el agente Connor? ¿Usted es la señorita Melanie Cross?
—¡Sí, soy yo! Necesito llegar hasta él. ¿Puede llevarme? — miro a mi espalda, con miedo de que los guardias estén detrás de mí.
—Por supuesto, venga. — me abre la puerta del coche y subo. Sintiéndome a salvo finalmente.
—Ya la tenemos señor. Vamos en camino. — dice uno de ellos por la radio.
Jack Connor.
He pasado los últimos minutos recapitulando cada una de las frases más importantes que han dicho cada uno de ellos y poco a poco voy uniendo piezas. ¿A qué se refería Martha con que ella sí podía vernos y nosotros no? ¿Cómo sería eso posible? ¿Y por qué este personaje sorpresa lleva el mismo nombre de la supuesta identidad que la doctora dijo que Melanie tenía? ¿Qué relación tiene todo esto? ¿Y si todos los testigos (Jasper, Lisa, Javi y etc.) también la tuvieron frente a sus ojos pero no tenían manera de darse cuenta de que algo andaba mal? ¿Y si Javi la vio y por eso se aseguraron de eliminar evidencia?
Me volveré loco pero todo está cobrando sentido.
—Hey. Vine tan rápido como pude. ¿Qué haces tan tarde aquí todavía? ¿Pasa algo? — llega Eric.
—Tengo a Martha y a Junior detenidos. ¿Recuerdas mis sospechas? Pues resulta que tenía razón. Estaban detrás de todo esto.
— ¿Martha? ¿Y dónde la encontraron?
—En el sótano de su propia casa, encerrada por su propio hijo.
— ¿Qué?
—Sí, ya lo sé, es una locura pero esto es aún peor. Dicen que hay otra persona metida en esto. Una mujer y creo que resulta ser... una hermana de Melanie.
— ¿Quién? ¿Valerie? ¿Se escapó de la cárcel entonces?
—No, hice una llamada a su reclusorio y todavía está allí. Por lo que está descartada. — tacho su cara con marcador rojo en el pizarrón donde he recopilado evidencias desde que encontré a Melanie inconsciente en esa casa. — Martha dijo que cometió un error al... escoger a la hija incorrecta para darle la vida que merecía, ¿cómo podría ser eso posible si se supone que son diferentes? ¿Cómo es posible que dos hermanas tengan la misma edad y que le sea fácil escabullirse en nuestras narices sin que sospechemos?
—Chicos, no van a creer lo que encontré. No puede ser que no se nos haya ocurrido investigarlo antes. — Paul entra y conecta su iPad a la pantalla grande para mostrarnos lo que tiene. — Como me pidió que investigara a la doctora después del incidente, parecía tener el perfil de cualquier persona normal hasta que relacioné la investigación con el centro psiquiátrico. No es una casualidad que sea el mismo lugar en el que estuvo Martha hace muchos años y donde tuvo una aventura con el doctor Walter. Evento que ocasionó el cierre completo de la institución hasta que dos años después lo renovaron y empezaron a internar algunos pacientes.
—Eso ya lo sabíamos, ¿qué relación tiene con lo actual? — pregunto.
—La doctora era alumna de Walter. — coloca una fotografía de ambos en su graduación. — Una de sus favoritas, al parecer. — sigue pasando muchas fotografías de ellos juntos en diferentes ocasiones. — No dudo que desde el inicio haya estado consciente de la situación de la madre de Melanie y todo lo que han pasado.
—¿Y quién la contrató para hacerse cargo de la salud de Melanie? — Eric pregunta.
—Eso no lo sabemos, pero algo me dice que Martha tuvo que ver, porque apareció muy pronto para ser real. — Paul le contesta.
—Es como si lo hubieran planeado todo. — paso la mano por mi barbilla porque todas estas suposiciones fueron mis sospechas desde el comienzo.
—Pero eso no es todo, también encontré que fue acusada por su propia madre por intento de asesinato. — muestra su fotografía. Todas las mujeres que he conocido de la familia Cross tienen un gran parecido. Ojos azules, pelo oscuro y piel pálida.
— ¿Intento de asesinato contra quién? — pregunto.
—Contra ella misma: su madre. Poco después apareció muerta y como no encontraron pruebas culparon a unos ladrones que casualmente habían robado cerca y en la misma hora, pero todo sigue pareciendo muy preparado para ser real. Lo más impactante aquí, es que encontraron a una niña de apenas 6 años en la misma casa y la llevaron a un orfanato. Por mala conducta a los 12 la trasladaron al mismo centro psiquiátrico donde justamente Melanie ahora está, del cual aparentemente salió hace poco, ya que no está en los registros.
— ¿Hay fotos de la niña?
—Eso también es muy extraño. No aparece ninguna fotografía suya por ninguna parte. ¿Como una persona puede existir y no existir al mismo tiempo? Es extraño.
— ¿Sabes cuándo salió del centro?
—Según el registro, un día antes del cumpleaños de Melanie. — ¡por supuesto que sí! Todo está encajando y ya creo saber qué está sucediendo.
—Eric, ¿cuándo fue la última vez que viste a Melanie? — intento unir los puntos de mi nueva sospecha.
—Cuando vino a firmar los papeles. Llegó y luego la trasladaron al centro.
— Dijo que tenía que firmar dos papeles, ¿la viste?
—No, dijeron que no era necesario y simplemente se la llevaron. — Eric me responde.
—De hecho, sí vino. Estuvo un buen rato hablando y firmando los papeles con el oficial Cowen. — Paul refuta.
—Eso es imposible, yo misma hablé con ella y la vi irse.
—¿Y si no era Melanie entonces quién? — los tres tenemos la misma cara de confusión. — ¿Aún tienes los videos de seguridad?
—Sí, los tengo. — lo reproduce.
—Espera, regrésalo. — le pido cuando noto algo inusual.
Cuando lo hace lo pausa justo cuando le digo.
—¿Ven eso? Está escribiendo con la mano izquierda. — casi se me sale el corazón del pecho de la adrenalina que siento en este momento. — Melanie no es izquierda. — aseguro.
Ambos ponen la misma cara de horror que yo.
Concentro mi vista en la imagen pausada de la chica que parece ser Melanie pero no es, mirando fijamente a la cámara de seguridad y no tardo en entender lo que verdaderamente está pasando aquí.
—No puede ser...
Melanie Cross.
Llevamos algunos 20 minutos en la autopista. ¿Tan lejos queda este lugar del centro de la ciudad? Estoy mucho más calmada después de saber que pronto estaré con Jack y podré contarle todo esto, pero con Martha y Junior de "testigos", no sé a qué podría estar enfrentándome. Ahora siento mucho miedo por Jorge y Derek, ese lugar ha demostrado ser todo menos de fiar. Tengo tantas preguntas que algún día espero responder.
Poco después, los policías se detienen porque aparentemente hay una camioneta volcada más adelante en medio de la calle, así que bajan de la patrulla ordenándome no salir hasta que lo resuelvan.
No me gusta esto.
Al menos uno de ellos se queda conmigo para avisar de la situación por la radio y solicitar una ambulancia. Cuando escuchamos dos disparos lejanos, nos asustamos y el policía se acerca al accidente con su arma en manos para revisar. Me estoy poniendo muy nerviosa. ¿Qué está pasando? Como no logro ver con claridad desde aquí, tomo un revólver que han dejado en la guantera, abro la puerta y me acerco.
Parece ser una persona con una gabardina de cuero negro con un gorro que le cubre toda la cabeza. Solo presencio cómo corta el cuello con un chuchillo al conductor por detrás mientras que el otro saca el arma de inmediato para disparar pero se cubre con el cuerpo del compañero. Al acabarse las balas, aprovecha para golpearlo fuertemente con un trozo de madera que hace que tire el arma al suelo.
Y antes de que haga algo más, disparo a un costado gritándole que se detenga. Estoy lista para dispararle y no me importa si esta vez sí me voy a la cárcel de verdad. Estoy cansada de tantas desgracias y nunca poder hacer nada.
— ¡Apártate del policía y suelta la navaja! —le ordeno, lo hace y levanta las manos. — ¡Ahora date la vuelta y quítate la capucha! — me acerco un poco más pero guardando la distancia adecuada.
Cuando retira el gorro de su cabeza me quedo atónita y todos los nervios se me disparan.
—Hola, mi hermosa hermanita gemela. — dice la copia exacta de mi físico que tengo en frente de mí.
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