Cap 1 Destrozado
CAP 1 DESTROZADO
Izuku Midoriya había estado enamorado de Ochaco Uraraka desde que se unieron a la U.A. Para él, Uraraka era la persona más alegre y optimista que conocía, y su sonrisa podía iluminar cualquier día. Izuku intentaba ocultar sus sentimientos, pero no podía evitar sentir una alegría especial cada vez que estaba cerca de ella.
Durante meses, Izuku creyó que tenía una oportunidad con Uraraka. Siempre se sentaban juntos en clase, compartían risas y momentos divertidos, y él pensaba que había una conexión especial entre ellos. La forma en que Uraraka sonreía cuando él hacía una broma, la manera en que se reían juntos durante las lecciones, todo parecía indicar que había algo más que amistad entre ellos.
Pero algo extraño estaba pasando últimamente. Cada vez que Izuku invitaba a Uraraka a salir, ella no aceptaba. Y cuando aceptaba, llegaba muy tarde o, peor aún, no llegaba en absoluto. Izuku ya estaba ahí, esperándola con una sonrisa en el rostro, pero Uraraka no aparecía.
Una vez, Izuku la invitó a un parque de diversiones. Uraraka aceptó, y Izuku se pasó horas preparándose para la cita, imaginando cómo sería su día juntos. Llegó al parque temprano, compró entradas para las atracciones y se sentó en un banco a esperarla. Pero las horas pasaban, y Uraraka no llegaba.
Izuku miró su reloj por enésima vez, sintiendo cómo la decepción y la frustración crecían en su interior. Finalmente, después de tres horas de espera, Uraraka llegó corriendo, con una disculpa en los labios.
"Lo siento mucho, Izuku", dijo Uraraka, sin explicar nada.
Izuku intentó sonreír, pero no pudo evitar sentirse herido. "No hay problema", respondió, tratando de disimular su decepción.
Pero la situación se repitió varias veces. Otra vez, Izuku la invitó a un restaurante de comida rápida. Uraraka aceptó, pero no llegó en absoluto. Izuku se sentó solo en la mesa, mirando su reloj y preguntándose qué había pasado. Se sintió ignorado, como si no fuera lo suficientemente importante para Uraraka.
Comenzó a sentirse como si no fuera lo suficientemente bueno para ella, como si ella no valorara su tiempo ni sus sentimientos. La confianza que había tenido en Uraraka comenzó a desvanecerse, y Izuku se preguntó si había estado engañándose todo el tiempo.
Qué estaba pasando con Uraraka? ¿Por qué no estaba valorando su relación? Izuku no sabía qué hacer, pero sabía que no podía seguir así.
Un día, Izuku se armó de valor y le pidió a Uraraka que saliera con él al cine. Uraraka aceptó, y Izuku se sintió eufórico. Se pasó horas imaginando cómo sería su noche juntos, qué película verían, qué conversarían.
Pero cuando llegó el día, Uraraka no apareció. Izuku esperó durante horas en la entrada del cine, mirando su reloj y preguntándose qué había pasado. La emoción y la expectativa se convirtieron en decepción y frustración. ¿Por qué Uraraka no había llegado? ¿Por qué no había llamado para cancelar?
Justo antes de irse, Izuku le marcó a Uraraka para preguntarle si iba a venir. Uraraka respondió de inmediato.
"Uraraka, ¿vendrás?" Preguntó el peliverde un poco nervioso, esperando una explicación.
"Lo siento mucho, Izuku. No puedo ir. Mi mamá está mala y tengo que cuidarla", contestó Uraraka a través del teléfono, con una voz suave y apenada.
Izuku se sintió un poco mejor al saber que había una razón válida para la cancelación, pero aún así se sintió decaído. Otra vez no podrían salir.
"Ouhh, entiendo, espero que se mejore", contestó Izuku, tratando de ser comprensivo.
"Si, gracias, hablamos en otro momento, chao", dijo la pelicastaña, y colgó el teléfono sin darle tiempo a Izuku de despedirse.
"Chao...", contestó Izuku, aún sabiendo que ella ya había colgado. Se quedó ahí, en la entrada del cine, sintiendo la soledad y la confusión. ¿Qué estaba pasando con Uraraka? ¿Por qué siempre había una excusa para no salir con él?
Izuku se encogió de hombros y se fue del cine, preguntándose si alguna vez podría entender a Uraraka. No sabía que, en ese momento, Uraraka estaba sonriendo al hablar con alguien más, alguien que no era él.
Izuku se sintió confundido y decepcionado. ¿Por qué no le había dicho antes?
Fue entonces cuando vio a Uraraka y Tenya Iida juntos, riendo y hablando. Izuku se detuvo en seco, su corazón latiendo con sorpresa y dolor.
Izuku se sintió confundido y decepcionado, como si hubiera sido golpeado en el estómago. Su corazón latía con sorpresa y dolor mientras veía a Uraraka y Tenya Iida juntos, riendo y hablando en voz baja en un café cercano. La escena se grabó en su mente como una imagen cruel, recordándole la mentira que Uraraka le había dicho.
Uraraka y Iida no se dieron cuenta de que Izuku los había visto. Ella siguió riendo y hablando con Iida, como si no tuviera ningún cuidado en el mundo, mientras Izuku se sentía como si hubiera perdido todo. El dolor y la traición lo invadieron, haciéndolo sentir mareado y desorientado.
¿Por qué le había mentido Uraraka? ¿Por qué estaba con Iida en lugar de cuidar a su mamá? Las preguntas se repetían en su mente sin cesar, sin encontrar respuesta. La confianza que había tenido en Uraraka se derrumbó en un instante, dejándolo con un vacío doloroso en el corazón.
Sin poder contener sus emociones, Izuku se dio la vuelta y se fue caminando sin rumbo, perdido en sus pensamientos y su dolor. Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro mientras caminaba, sintiendo que su corazón se había roto en mil pedazos.
"¿Por qué, Uraraka?", se preguntaba una y otra vez, sin encontrar respuesta. La noche se cerró sobre él, y Izuku siguió caminando, solo y perdido, con el dolor de su corazón como única compañía.
La ciudad parecía estar en silencio, como si todo el mundo hubiera desaparecido, dejándolo solo con su dolor. Izuku no sabía adónde iba, solo sabía que tenía que alejarse de la escena que había visto. La imagen de Uraraka y Iida juntos se grabó en su mente, recordándole la traición y el dolor que sentía.
La noche se convirtió en un túnel oscuro y sin fin, y Izuku siguió caminando, sin saber cuándo encontraría la salida. Su corazón latía con dolor, y su alma parecía estar gritando en silencio. La pregunta "¿Por qué, Uraraka?" se repitió en su mente una y otra vez, sin encontrar respuesta.
Izuku siguió caminando sin rumbo, perdido en sus pensamientos y su dolor. Las lágrimas continuaban cayendo por su rostro, mezclándose con la saliva y el sudor. Su respiración era entrecortada, y su pecho parecía estar comprimido por el peso de su tristeza.
No sabía dónde estaba ni adónde iba. Solo quería alejarse de todo, de Uraraka, de Iida, de la mentira que lo había herido tan profundamente.
Finalmente, llegó a un parque abandonado en las afueras de la ciudad. La oscuridad lo envolvía, y el silencio era solo roto por el sonido de sus pasos. El parque parecía estar desierto, sin alma, como si también estuviera llorando la pérdida de la inocencia de Izuku.
Justo cuando entraba en el parque, comenzó a llover. Gotas gruesas y frías caían del cielo. La lluvia era como un reflejo de su estado emocional: intensa, dolorosa y sin fin. Izuku no se molestó en buscar refugio. Se sentó en un banco mojado, dejando que la lluvia lo cubriera, como si quisiera purificar su alma de la traición que había sufrido.
El dolor y la tristeza lo invadían, y no podía contenerlos. Se cubrió la cara con las manos y comenzó a llorar, sollozando como un niño que había perdido todo. "¿Por qué, Uraraka?", se preguntaba una y otra vez, sin encontrar respuesta. La pregunta se repetía en su mente como un eco de su corazón roto.
La lluvia continuaba cayendo, y Izuku siguió llorando, solo y abandonado en el parque, con su corazón roto en mil pedazos. La oscuridad y el silencio lo rodeaban, y la lluvia era el único sonido que acompañaba su dolor.
"¿Por qué me mintió?", se preguntaba Izuku, su voz apenas audible entre sollozos. La lluvia caía sobre él, empapando su ropa y su cabello, pero Izuku no se movió. Estaba paralizado por el dolor y la tristeza, como si el peso de la mentira de Uraraka lo hubiera aplastado.
"¿Por qué me dijo que su mamá estaba mala cuando en realidad estaba con él?", continuó Izuku, su voz llena de desesperación y confusión. "¿Por qué simplemente no me dijo que no quería venir conmigo?" La pregunta se repetía en su mente como un eco de su corazón roto.
Izuku se cubrió la cara con las manos y comenzó a llorar de nuevo, sollozando con tanta fuerza que parecía que su corazón se iba a romper. El dolor era tan intenso que parecía que iba a ahogarlo. "¿No significaba nada para ella?", se preguntó, su voz llena de angustia. "¿No me valoraba lo suficiente como para ser honesta conmigo?"
"¿Por qué tuve que verlos?", se preguntó. "¿Por qué tuve que saber que me mintió?"
La lluvia continuaba cayendo, y Izuku siguió llorando, solo y abandonado en el parque, con su corazón roto en mil pedazos. La oscuridad lo envolvió, y Izuku se sintió perdido y solo, sin saber cómo seguir adelante.
"¿Qué hice mal?", se preguntó, su voz apenas un susurro. "¿Por qué no fue suficiente para ella?" La pregunta se repetía en su mente como un eco de su inseguridad. Izuku se sentía como si hubiera fracasado en algo fundamental, como si no fuera lo suficientemente bueno para Uraraka.
La lluvia siguió cayendo, y Izuku se sintió como si estuviera ahogándose en su propia tristeza. No sabía cómo salir de ese pozo de dolor y desesperación. Solo sabía que quería desaparecer, quería dejar de sentir el dolor que lo consumía. Pero la realidad era cruel, y Izuku sabía que no podía escapar de sus emociones. Tenía que enfrentarlas, tenía que encontrar una manera de seguir adelante. Pero en ese momento, solo podía llorar.
"¿Qué voy a hacer ahora?", se preguntó, su voz llena de desesperación. "¿Cómo voy a superar esto?" La lluvia continuaba cayendo sobre Izuku. Pero él no se movio.
Izuku se levantó y comenzó a caminar de nuevo, sin rumbo ni destino. La lluvia y la oscuridad lo envolvían, y su dolor parecía no tener fin. De repente, se detuvo frente a un árbol y clavó su puño en el tronco, con un grito de dolor y frustración.
"¡¿POR QUÉ?!" gritó, su voz resonando en el parque vacío. El dolor que había estado conteniendo durante tanto tiempo explotó en ese momento, y Izuku comenzó a golpear el árbol con ambos puños, una y otra vez.
La lluvia caía sobre él, mezclándose con sus lágrimas y su sudor. Su respiración era agitada, y su corazón latía con fuerza. Izuku siguió golpeando el árbol, hasta que sus puños estuvieron doloridos y sangrando. Pero no se detuvo. No podía detenerse. Necesitaba liberar ese dolor, esa rabia y esa tristeza que lo consumían.
Finalmente, Izuku se desplomó en el suelo, exhausto y dolorido. A medida que la fatiga y el dolor lo consumían, Izuku comenzó a sentirse somnoliento. La lluvia creaba un sonido constante y relajante.
Poco a poco, Izuku se durmió, rodeado de la oscuridad y la lluvia. Su cuerpo estaba tendido en el suelo, expuesto a los elementos. La lluvia continuó cayendo sobre él, lavando sus lágrimas y su dolor.
En ese momento, Izuku encontró un respiro temporal de su sufrimiento. Su cuerpo y su mente se relajaron, y su dolor se apaciguó. La lluvia lo envolvió en un abrazo fresco y calmante, y Izuku se permitió descansar, aunque solo fuera por un momento.
La noche continuó cayendo, y la lluvia siguió cayendo sobre Izuku, pero él ya no sentía dolor. Solo sentía la paz del sueño, un refugio temporal de su corazón roto.
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Dormitorios de la U.A.
La noche era tranquila en los dormitorios de la U.A. High School. La mayoría de los estudiantes ya estaban durmiendo, exhaustos después de un largo día de entrenamiento.
Momo Yaoyorozu estaba sentada en un banco en la entrada de los dormitorios, esperando a que todos llegaran. Era ya más de las 12 de la noche y Momo comenzaba a preocuparse por la gente que aún no había regresado.
De repente, escuchó pasos en el pasillo. Ochako Uraraka y Tenya Iida llegaban a los dormitorios, sonriendo y hablando en voz baja. Ochako se rió de algo que Iida había dicho y se apoyó en su hombro. Iida sonrió y la rodeó con su brazo, guiándola hacia sus habitaciones.
Momo los vio y se levantó del banco, cruzando los brazos. "¿Qué es lo que pasa aquí?", preguntó Momo, con una expresión seria. "Sabéis que la hora de llegada es a las 10, ¿verdad?"
Ochako y Iida se detuvieron, sorprendidos por la reprimenda de Momo. "Lo siento, Momo", dijo Iida. "Perdimos la noción del tiempo."
"Perdisteis la noción del tiempo?", repitió Momo. "¿Hasta las 12 de la noche? ¿Qué diría el director si lo supiera?"
Iida se puso serio. "Lo siento, Momo. No volverá a pasar."
Momo los miró fijamente. "Me aseguraré de que no vuelva a pasar", dijo. "Ahora, id a dormir. Mañana es un día importante." Ochako y Iida asintieron y se dirigieron hacia sus habitaciones.
"Esperad", dijo Momo. Ochako y Iida se detuvieron. "¿Habéis visto a Izuku?", preguntó Momo.
Ochako se miró con Iida y luego se volvió hacia Momo. "No debería estar aquí hace unas horas", dijo Ochako, con una expresión incómoda.
Momo la miró con curiosidad. "¿Qué quieres decir?", preguntó.
Ochako se apresuró a cambiar de tema. "Nada, nada", dijo. "Solo que espero que esté bien."
Momo frunció el ceño. "Es extraño", dijo. "Izuku siempre vuelve temprano."
Iida se encogió de hombros.
"Quizás esté estudiando en la biblioteca", sugirió.
Momo negó con la cabeza. "Ya he llamado allí", dijo. "No está, pero bueno vayan a dormir." Así dándole las buenas noches, Momo vio cómo Ochako y Iida desaparecían en el pasillo, susurrando entre sí.
Momo se volvió hacia la entrada de los dormitorios, pensando en lo que pensaría Izuku si se enteraba de que Ochako estaba saliendo con su mejor amigo, Tenya. "Bueno, qué más da", se encogió de hombros, tratando de sacudir la inquietud que sentía.
Luego, se preocupó por su compañero de clase, pensando en si algo le había pasado. "Seguramente estará bien", dijo en voz baja, tratando de convencerse a sí misma.
Momo miró el reloj colgado en la pared y se sentó de nuevo en el banco, abriendo su libro. "Si no llega para la una, me iré a dormir", se dijo a sí misma.
Los minutos siguieron pasando, y el lugar estaba en completo silencio, solo interrumpido por el tic-tac del reloj que había colgado en la pared. La pequeña lámpara que había a un lado de su asiento iluminaba su rostro, y su cabello oscuro brillaba en la luz tenue.
Momo seguía leyendo, absorta en la historia, pero su mente vagaba hacia Izuku, preguntándose dónde estaría y por qué no había regresado aún.
Finalmente, la una llegó. Momo cerró su libro y se levantó del banco. Miró hacia la entrada de los dormitorios, pero no había señal de Izuku.
"Parece que no llegará", dijo Momo, suspirando. "A lo mejor se quedó en casa de su mama."
Apagó la pequeña lámpara y se dirigió hacia su cuarto, preocupada por su compañero de clase.
Momo entró en su cuarto y se acostó en la cama, pero no podía dormir. Su mente estaba llena de pensamientos sobre Izuku y su ausencia.
"Es extraño que no haya llegado", pensó Momo. "Izuku siempre es puntual, tampoco contesta el teléfono."
Momo se levantó de la cama y se dirigió hacia la ventana. Miró hacia fuera, pero la noche estaba oscura y silenciosa, solo la lluvia haciendo ruido.
"Seguramente estará bien", se repitió a sí misma.
Pero la inquietud no la dejaba dormir. Momo se preguntaba qué podría haberle pasado a Izuku.
De repente, recordó la conversación con Ochako y Iida. "¿Qué pasaría si Izuku se entera de que Ochako y Iida están saliendo?", pensó.
Momo suspiró y se volvió a acostar. No podía hacer nada esa noche, así que decidió dormir y esperar a que Izuku apareciera por la mañana en clases.
La noche siguió adelante, y el silencio en los dormitorios era total. Pero en algún lugar de la ciudad, Izuku seguía dormido en el suelo del parque, completamente ajeno a las preocupaciones de su compañera de clases.
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Bueno chicos aquí llegamos al final de este primer capítulo.
Espero les guste está historia
No olviden dejar su estrellita y comentar que les pareció.
Nos vemos pronto amigos.
Adios
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