Capítulo 39
Narra Thalía
No iba a mentir, después de lo que pasó con el celo... me aliviaba que Trish apareciera, trajo algo nuevo de lo que hablar y no tuve que mantenerme en incomodidad con Ethan. Me dejé llevar por mis instintos y ahora me siento tan tonta. Agradezco tanto que él me detuviera antes de ir más lejos y comprendía su actuar antes de frenarme, pues yo estaba insistiendo y tentando a alguien como él. Aunque... tenía que admitir, hasta ahora que lo pienso, y aún estando conciente de todo, me había gustado lo que hicimos.
-¡Diosa! -chillé contra mi almohada estando con el rostro sonrojado. Ardía.
No podía dejar de recordar todo eso, se sintió tan extraño pero tan bien a la vez. Me hizo darme cuenta de cosas que antes no sabía que me gustaban, como el que fuera un poco rudo conmigo... ¡¿En qué me he convertido?! ¡Y encima he admitido en frente él que había soñado con esas cosas con él! ¡¿Qué me pasa?!
Ya no puedo ni mirarlo al rostro sin recordar todo, y lo peor es cuando aquellos pensamientos llegan sin avisar y sin importarles el lugar en el que esté. Como por ejemplo cuando estaba en el parque, conociendo más a Trish con las demás chicas, y al ver una paleta en manos de una chica con su novio ¡yo recordé lo que Ethan dijo cuando metí su...! ¡Agh!
-¡Agh! -gruñí mordiendo la almohada por no saber afrontar mi vergüenza.
Y eso no es lo peor de todo... No, esto no queda allí. Lo peor de todo es que... ahora quiero seguir. No sé que me ha pasado, capaz y aún no he acabado el celo luego de ¿tres semanas?. El caso es que, con solo recordarlo siento que lo quiero de vuelta. Pero no solo para eso, quiero su cercanía. Sus caricias tiernas y que me bese porque quiere hacerlo. Quiero unirme a él como pareja...
Es increíble como aún no ocurre. Es como si se castigara todavía por lo que me ha hecho. Han pasado meses y aún se mantiene alejado de mí a pesar de haber aceptado ser su Mate y luna de la manada. Bueno... ahora más que nada mantiene su distancia, luego de lo que ocurrió creo que está preocupado, pensando en que lo voy a rechazar por no ser más fuerte que sus instintos y detener todo lo que ha pasado antes de que pasara. ¡Pero ni yo he podido! ¡¿Cómo iba a pedirle que haga algo que es imposible?!
Me senté en la cama mirando a la nada, pensando en lo que iba a ocurrir a continuación. Pero nuevamente, con solo ver este lugar y recordar lo que ha ocurrido, no pude pensar en otra cosa más que en él. Maldecí entre quejidos mientras me dejaba caer hacia atrás sobre la cama, miré al techo pero su rostro apareció en mi imaginación. Él... desnudo frente a mí, tocando mi cuerpo y lamiendo mi pecho.
-Mierda... -me quejé- ¿Qué me ha hecho?
Bajé mi mano por mi cuerpo, acariciando donde él lo ha hecho. Cerré los ojos para concentrarme mejor y recordarlo. Mi cuerpo se eriza ante mi tacto y mis pensamientos que juegan en contra de mi sensatez. Toqué mi cuerpo como si fuera él, pero no se sentía igual. No era lo mismo, pero aún así se sentía bien.
-Ethan... -jadeé.
Lo deseaba, quería que estuviera aquí y fuera él quien me estuviera tocando. Recordé cuando metió sus dedos en mí, mientras los suyos son largos y ágiles, los míos no alcanzaban a tocar donde él. Me frustraba. Dejé de intentar, no iba a llegar a mi orgasmo ni aunque me tocara toda la noche. Fui al baño para limpiar mi mano, me miré en el espejo y sentí algo de vergüenza por mí misma. Pero una idea se prende en mi memoria, negué con la cabeza para quitarla de allí y terminé de lavarme las manos.
Salí del baño, y fui a cambiarme de ropa. Abrí el cajón de ropa interior pero no saqué nada... la idea se mantenía muy clava en mi cabeza. Gruñí por no poder apartarla, cerré el cajón y solo me cambié de short. Salí de mi habitación, miré a ambos lados y me escabullí hacia la habitación de Ethan. Ya ni siquiera sabía qué era lo que estaba haciendo, o qué es lo que pretendía, solo dejaba que mi propio cuerpo me guiara.
Agudicé mi audición y escuché tras la puerta, estaba dormido... Eso me hizo dudar. Pero algo más me hizo abrir la puerta y entrar, fui hasta él lentamente y lo consideré por un tiempo. Extendí la mano para tocarlo pero me detuve, decidí que era una mala idea que lo mejor era irme.
-Soy una idiota... -murmuré en voz baja.
Me giré y me alejé hasta la puerta, pero antes de poder abrirla una mano la cierra y la otra cubre mi boca para que no gritara.
-¿Qué haces aquí, mi luna? -murmura en mi oído, haciéndome erizar por la caricia de su aliento en mi piel.
Aparta su mano de mi boca pero me toma por la cintura, mientras aún mantiene la puerta cerrada con la otra mano. Me sentía extrañamente en peligro, pero no uno que me asustara de verdad.
-Y..Yo... am... Lo siento, ni yo sé porqué vine.
-No parece que en serio no tengas idea.
Sorpresivamente me hace girar y me aprisiona más contra la puerta, sus ojos me observaban con detenimiento e intensidad. Esperando a que fuera honesta con él y conmigo misma para poder seguir.
-Dime... -acaricia mi mejilla con sus dedos y baja por mi cuello- ¿Por qué has venido?
-D..Dije que no... s..sé.
Mi cuerpo tiembla por sus caricias, peor aún cuando acercó su rostro a mi cuello. Instintivamente levanté la cabeza, como si quisiera que se acercara más y más.
-Mala respuesta.
-¡Mhg! -me quejé cuando mordió mi cuello, como si me castigara.
-Si tú no me lo dices... yo lo haré -sonríe contra mi piel-. Quizás sea porque me quieres cerca, me quieres tocando tu cuerpo, haciéndote sentir bien porque tú misma no puedes.
Su mano se desliza por mi pierna y sube hasta mi trasero para apretarlo y hacerme jadear de nuevo. Cubrí mi boca por la vergüenza, ya que había sido más fuerte. Él la aparta y la sujeta con la misma mano que sujeta la puerta, por encima de mi cabeza.
-¿Te digo algo? Hace un momento fui yo quien había ido a tu habitación, quería hablar contigo para que arreglemos las cosas y dejar lo del celo en el olvido porque creía que te incomodaba lo que había pasado.
Subió hasta rozar sus labios con los míos pero no me besó, me miró a los ojos y siguió torturándome con su mano y sus labios.
-Estaba dispuesto a alejarme de ti para que no creyeras que iba a obligarte a que hiciéramos algo que no quisieras.
-¡Mhm! -cerré los ojos cuando sentí su rodilla entre mis piernas y acariciando mi intimidad. Se sintió muy bien...
-Pero al escucharte gimiendo mi nombre mientras te acariciabas a ti misma, me hizo creer lo contrario. Verte tan frustrada por no conseguir lo que yo he conseguido contigo me hizo ver que me necesitas... tanto como yo a ti.
No sabía si sentirme avergonzada o aliviada. Digo, me ha escuchado masturbándome mientras pensaba en él hace un momento, pero gracias a eso ahora esto estaba ocurriendo. Me estaba tocando y no se mantenía alejado como antes. Pero a la vez era tan difícil para mí concentrarme y pensar en algo que no fuera en su rodilla tocando mi zona, dándome el impulso de querer frotarme contra él. ¡Oh Diosa, estos pensamientos no son nada puros!
-Entonces, Thalía... Dime qué vas a hacer ahora. Porque aún tienes la opción de irte, fingiremos que esto nunca pasó y no volveré a tocarte sin que tú me lo permitas.
Por instinto me aferré a su remera, soltando el agarre de mi brazo. Lo atraje a mí mientras sentía mis piernas temblando, su rodilla se levanta más hasta que apenas tocaba el suelo con las puntas de mis pies. Jadeé y balanceé mis caderas, necesitando de él. Se sentía mucho mejor al no tener ropa interior y que mi short fuera de tela fina.
-Pero tal parece que no quieres eso... -sonríe con arrogancia y lujuria-. ¿O si?
Negué con la cabeza, era incapaz de responder con palabras. Él ensancha su sonrisa ladina, se acerca a mí agarrando mi barbilla con su mano libre y acaricia mis labios con su pulgar.
-Clato que no. Lo que quieres es que te tome aquí y ahora, que haga de ti un desastre.
Usaba mis propias palabras en mi contra. Aún recuerda que yo le había pedido eso en mi celo, y sabe que yo también lo recuerdo. Apreté mis dientes mientras seguía balanceandome en su muslo.
-Eres tan adorable, mi luna.
Él me sorprende uniendo sus labios con los míos pero lo acepté de inmediato. Mis manos no sostenían bien su remera por estar perdiendo las fuerzas. Mis caderas iban cada vez más rápido, podía sentir mis pezones endurecerse. Solté sus labios cuando había llegado, gemí un poco fuerte contra su boca mientras él sonreía al mirarme. Apartó su pierna mientras yo jadeaba, recuperando el aire. Me sentía sin fuerzas en mis piernas y él tuvo que sujetarme de la cintura para que no cayera.
-Solo tienes que decirlo, mi luna. Y lo que pase a continuación será como tú quieras.
Me lo quedé mirando mientras ordenaba las ideas en mi cabeza. Pero entonces tragué con esfuerzo y asentí.
-Por favor, Ethan... haz lo que quieras.
Solo fueron necesarias esas palabras para que él dejara a un lado el autocontrol. Besó mis labios con una fiereza mucho mayor a cuando estuve en celo. Me tomó de las piernas con ambas manos y me hizo brincar para enredarlas en su cintura. La puerta golpea mi espalda y él baja sus besos por mi cuello. Se alejó para ir a la cama y dejarme allí con cuidado, se enderezó y se quitó la remera.
Tragué con fuerza viendo su trabajado cuerpo y el bulto en sus pantalones grises. Ethan se inclina sobre mí y besa mis labios de nuevo, enredé mis brazos por su cuello y al separarnos fui yo la que besó su mejilla y bajó a su cuello, tocando su manzana de Adán.
Su mano fue por mi cuerpo hasta mi intimidad, metiéndose bajo mi ropa y notando enseguida la falta de ropa interior. Sonrió por mi picardía y siguió adelante con sus dedos.
-Te sientes tan lista para recibirme, pero prefiero asegurarme de que no voy a hacerte daño al meterme dentro de ti -menciona en mi oreja-. ¿Aún quieres seguir?
Asentí rápidamente, estaba tan segura que podría tomar el control de esto por mi cuenta. Pero quería que él también se sintiera más seguro de tocarme a partir de ahora... quiero que deje de sentirse culpable y que pueda besarme y abrazarme cuando le naciera hacerlo.
-Sigue, E..Ethan...
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