13. Sorpresa
Dank está parado afuera de mi puerta como dijo. Y está usando un pantalón negro, una camisa color azul, y cómodos tenis Nike. Y se ve...
Jodidamente joven.
Su look no le hace justicia a su edad. Fácilmente puede confundirse con un chico en su último año de universidad. Hace que parezca de veintiséis, en vez de treinta y seis. Cada fantasía que corría en mi cabeza, es reencarnada en este adonis.
Dank se da cuenta de mi repaso, me mira con una ceja arqueada y una mirada divertida.
-Perdón, yo...
El niega con la cabeza.
-Tranquila, yo también te eche un vistazo. No te avergüences de nada.
Pero lo hago. Siento mis mejillas enrojecer.
-Eh, ahí está el rubor que me gusta. Por mucho que quisiera regresar adentro y besarte hasta dejarte sin aliento, tenemos una cena por delante. Así que -me ofrece su brazo para que lo tome -, vamos bella dama.
Tomo el brazo que me ofrece. Cierro la puerta con llave y me doy cuenta de que olvide mi bolso.
Mierda.
-Espera, olvide mi bolso adentro -le aviso, mientras entro por mi bolso.
No es que sea una chica vanidosa. No soy de esas que cargan bolsos con todos sus cosméticos dentro de él, para que a cada momento salgan al baño a darse un retoque. Nada de eso. Mi bolso es pequeño, trae un poco de dinero, un labial humectante y mi teléfono.
Nunca sabes que te encontraras, y mi teléfono no es algo que quiera dejar.
Cuando tengo mi bolso, salgo rápidamente y cierro con llave mi apartamento. Camino hacia Dank, el cual ya me espera enfrente del elevador, noto que ya ha apretado el botón solicitándolo, así que esperamos en silencio.
Cuando el elevador se hace presente con un ring, Dank se hace a un lado y me da el paso.
-Las damas primero -dice dándome una sonrisa de infarto.
Le devuelvo el gesto y le doy gracias. Acto seguido el entra. Y bajamos hasta el último piso.
-¿Podrías decirme a dónde vamos? -pregunto ansiosa. Jamás me han gustado las sorpresas.
Salimos hacia su auto y entramos. Pero aun no obtengo respuesta.
-Um, no. -Es lo único que dice.
-¿Ni una pista? -vuelvo a intentar sin tener éxito.
El ríe. -Un chico no debe decirle a su cita a donde ir, al menos que sea una salida de amigos.
Mierda, tiene razón. -Bien, pero ¿al menos me dirás si traigo la ropa correcta?
-Lo haces. Te ves preciosa por cierto. Lo hubiera dicho antes, pero tu belleza me deja mudo.
Adiós bragas. Fue un placer haberlas usado.
Es tan romántico para ser un hombre mayor. Por supuesto no se lo digo, quiero memorizar cada palabra que uso en esa oración. Cuando no esté pensando en él, o no este a su lado, usare cada una de esas palabras para tenerlo cerca. Escuchar su voz.
-La he dejado muda, señorita.
Siento el rubor subir hasta el tope. No es que sea vanidosa, pero jamás en la vida alguien me había alagado tanto como él.
-Jamás me habían dicho algo bonito -explicó, me mira confundido.
-¿Ni tu novio? -pregunta, la pena regresa con sarna.
-Jamás he tenido novio -digo, el auto se detiene abruptamente.
Las personas que iban detrás de notros silban. Es algo incomoda la forma en que me mira como si fuera un problema de matemáticas difícil de resolver. Una mezcla de incredulidad se mezcla en sus ojos, se nota que no me cree. Y sé que necesita una confirmación.
-¿En serio? Dime que es una broma.
Solo me encojo de hombros a modo de respuesta.
-¿Por qué? -pregunta con asombro.
-Porque, no fui exactamente popular. Estaba concentrada en sacar una A, que ver los músculos del mariscal de campo; por los que todo el mundo babeaba, por supuesto no yo. También estaba el hecho de que era una perdedora.
Su mandíbula se endurece y se ve ¿enojado?
-Jamás quiero que vuelvas a decir algo de ti así. Para mi eres bella y extremadamente dulce -me mira con detenimiento mientras sigue -, para mi eres perfecta, Jenny. Me haces sentir vivo.
El aire se escapa de mis pulmones. Sus palabras me han dado en un punto sensible. Crecí con un padre al que no le fui lo suficientemente perfecta para quedarse a mi lado, crecí con una madre, que a pesar de que le ayudaba en todo jamás me dijo algo que quería escuchar. Pero las palabras de Dank Thompson, han robado cualquier pensamiento.
No noto que lloro, hasta que Dank me abraza reconfortándome.
-Eres perfecta, Jenny. No sé qué paso para que no lo creas así, pero si algo se, es que te demostrare que lo eres por el resto de mi vida.
Asiento en su hombro, diciéndole que lo entiendo y estoy de acuerdo. Cuando estoy calmada, Dank reanuda nuestro viaje. No digo nada después de todo. La incomodidad se hizo presente, y no es algo que quiera reanudar.
Cuando llevamos unos quince minutos de viaje, Dank se vuelve a detener y se gira a mi dirección. Se muerde ligeramente el labio lo cual lo hace extremadamente seductor y atractivo. Todo eso combinado con una barba de dos días, es tremendamente sexy.
Toma aire antes de hablar.
-Pronto estaremos en el lugar al que quiero llevarte -saca un pañuelo de su bolsillo -. ¿Me permites vendarte los ojos? Quiero que todo sea una sorpresa.
-Claro, supongo que no hay problema.
Me giro hasta darle la espalda. Siento su aliento en mi cuello mientras pone la venda en mis ojos. El aire que saca después de cada respiración choca en mi nuca, haciendo que cada uno de mis vellos se ericen con la sensación. Tengo miles de ganas de voltear y besarlo profundamente; sin embargo me abstengo de hacerlo.
Una vez puesta la venda en mis ojos, miro al frente y no veo más que oscuridad.
-Bien, no veo nada -digo con una pequeña risa.
Dank también ríe, pero no dice nada. Entonces pone el auto de nuevo en marca y seguimos con el viaje.
El viaje es un poco largo, no sé cuánto tiempo paso pero me estoy poniendo un poco ansiosa. Tener los ojos vendados provoco algo de pánico. Es terrible que te priven de uno de tus sentidos; antes de ello al menos podía disfrutar de un buen viaje mirando por la ventana. Pero con los ojos vendados, no estoy segura de que sentir.
Cuando el auto se detiene, escucho como Dank rápidamente sale. Tarda un poco en venir a mi encuentro, pero al abrir la puerta de mi lado me da la mano y me guía con cuidado para salir de su auto. La ansiedad está presente, y lo único que quiero hacer: es que arrancarme la venda de los ojos.
-Espero te guste -menciona Dank, mientras me ayuda a caminar a nuestro destino.
Escucho un poco de agua, también capto sonidos de madera bajo nuestros pies. Saco conclusiones a cada paso que damos y cada vez estoy más ansiosa, pero esta vez mi ansiedad esta combinada con un poco de emoción.
Paramos abruptamente, siento a Dank detrás de mí. Con una mano sostiene mi cintura y con la otra mi mano derecha.
-¿Puedes adivinar dónde estamos? -pregunta con voz baja y seductora.
-No.
-¿Ni una idea? Presta atención a lo que te rodea -pide.
Y lo hago.
Puedo oler el agua salada, puedo captar el sonido de gaviotas y uno que otro sonido de campanas. También logro escuchar la suave brisa la cual choca con mi cara, mojándola un poco.
-¿Tienes la respuesta? -pregunta.
La tengo, pero tengo miedo a equivocarme. Hasta que él dice: -No tengas a miedo a fallar, estás conmigo, no soy nadie para regañarte por algo mal hecho o incorrecto. Inténtalo.
Tomo aire antes de contestar: -Estamos en el paseo marítimo. ¿Cierto?
-Mi chica es lista -deposita un suave beso en mi mejilla izquierda -. Estas en lo correcto, ¿quieres que quite la venda?
Asiento con emoción. Y el ríe por mi arrebato.
-A la cuenta de tres. Uno. Dos. Tres.
Mis ojos tardan en acostumbrarse a la luz del muelle. Hay barcos anclados por donde miraba. No sabía que tenía en mente, pero si viajábamos en braco, iba a ser una chica muy feliz. Siempre he querido hacer un viaje así.
-Es bellísimo -digo, estoy feliz.
-Lo sé, dime, ¿alguna vez has viajado en un pequeño yate?
-Jamás.
-Bien, me alegro ser tu primero.
Mis mejillas se encienden ante sus palabras dándoles así un doble sentido de lo que en realidad son. Lo que no sabe Dank, es que él podría ser mi primero en más de una cosa y no era el momento para decirle.
-Tu sonrojo me gusta cada vez más -dice sacándome de mi trance lleno de lujuria.
-A veces lo odio, me delata a cada momento.
-Tranquila preciosa, a mí me encanta. Pero no te traje aquí para hablar, bueno si también para ello. Pero primero, debemos iniciar nuestro viaje. Vamos.
Toma mi mano y me lleva por el resto del muelle. Al final de este hay un pequeño bote de lujo lo que se considera un yate. Es todo blanco por el exterior, sin embargo, hay varios cristales en la parte de lo que supongo es la cabina de mando del capitán.
Tomo un momento analizar todo esto, es grande y ostentoso. Algo que jamás creí tener en mi vida. Entonces me doy cuenta de que Dank está concentrado en ver cada una de mis reacciones.
Nunca me gusto ser mirada fijamente, pero cuando él lo hace, me hace sentir especial y única.
Me dedica una sonrisa y dice: -¿Vamos?
Asiento diciéndole que estoy de acuerdo.
Tomamos unas pequeñas escaleras para subir al yate. Ya arriba de este, puedo ver con más detalle todo. Hay tumbonas en la proa seguramente para tomar el sol en una bahía tranquila; la parte del mando está compuesta de computadoras, un timón y nada más que cristales. Dank me da tiempo de apreciar cada detalle, pero después de unos minutos me jala suavemente y me lleva a lo que es una especie de sótano. Es ahí donde todo parece diferente.
Esta parte es como una inmensa suite. Hay una antesala con televisión y pequeños sillones, en otra parte hay lo que parece ser una cocina con un mini bar. Si te adentras más adentro, encontraras un pasillo que lleva a una inmensa recamara. Todo es de color café oscuro, la cama es de tamaño King, y está acompañada de dos buros; a la derecha hay dos puertas: una te lleva al baño y la otra es un gran closet.
No puedo creer todo lo que veo, solo doy vueltas admirando todo; mientras curioseo en todos los rincones, observo a Dank de reojo. El me mira todo el tiempo, esperando por mí. Hasta zacear mi curiosidad. De pronto me siento mal.
Sin que se dé cuenta, camino a su alrededor; es cuando está un poco despistado que corro a sus brazos lanzándome directamente a ellos. Después de la impresión el me aprisiona en estos y empieza a reír, tirándonos a la cama riendo.
-Todo esto es fabuloso. Gracias -le digo con una gran sonrisa.
-Sabía que te iba a gustar. Es la primera vez que vengo a él y acompañado -explica.
Toca mi rostro con la yema de sus dedos. Me encuentro muy a gusto.
-Es grandioso, Dank. Pero espera, ¿la primera vez? -pregunto con confusión.
El suspira antes de hablar: -Tengo este bote desde que mi padre me lo dejo. Él lo compro pero descubrió que no le gustaba mucho navegar y menos a mi madre, así que cuando fue el segundo aniversario de mi empresa el solo me trajo aquí me dio las llaves y listo. Eso lo hace mío. -Mira alrededor antes de continuar -. A Cloe jamás le gusto estar en el agua, decía que se mareaba y digamos que a Miranda no le gusta navegar.
-Que desperdicio -digo, tratando de ocultar la molestia por el nombramiento de la bruja de su esposa.
-Lo es, ¿verdad? Así que pensé que a ti te gustaría navegar. Desaparecer unos días en esto.
¿Qué? -¿Qué estás diciendo, Dank? -pregunto impresionada y asustada.
-Digo que comenzaron mis vacaciones y las tuyas. Por favor, no me digas que no.
Pienso que contestar. Al principio me toma tiempo procesar sus palabras, y confieso que estoy asustada, no de él; por supuesto. Pero... ¿qué pensaran los demás? ¿Su esposa, Cloe, mi madre o Noé? No podemos desaparecer así por que sí. Debemos avisar a los demás, si de algo estoy segura es que seguiría a Dank Thompson hasta el fin del mundo.
-Debo avisar antes de ir contigo, no podemos irnos así, Dank.
-Soy consciente de ello. Miranda ya no tiene que saber nada y Cloe me llamo dándome ordenes de pasar la navidad contigo -me mira de forma picara -. Así que eso ya está hecho, solo encárgate de tu madre. Todo lo demás está listo.
Pienso de nuevo, aunque ya se la respuesta.
-Bien, pero no hice maleta ni nada. ¿Qué me pondré?
Me dedica una sonrisa arrebatadora. Se levanta de la cama y me tiende su mano para tomarla. Lo hago y me lleva hasta el gran closet que había visto anteriormente, me hace una seña diciéndome que espere; abre una puerta y no puedo creer lo que veo.
-Sorpresa -dice contento.
Vaya sorpresa.
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Editado y registrado: 29/Oct/17
Publicación original: 10:06:17
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