15 | Soy un juego para ti
En la pantalla de mi ordenador se muestran las bases del trabajo correspondiente a la asignatura de «Mecánica celeste». Queda una semana para entregarlo y aún no hemos empezado.
Elijah se encuentra a mi lado.
Cada vez que se inclina para leer, noto su respiración en mi cuello y mis sentidos se revolucionan. Esta mañana me sentí un poco desilusionada cuando abandoné su piso, pero tras plantarse en la residencia para pedirme una disculpa —sumando la sesión de besos—, todo ha mejorado.
El problema es que no logro concentrarme.
—No te acerques tanto —digo para mí misma, pero he hablado más alto de lo normal.
Sus labios reparten besos por todo mi cuello, hasta llegar a mi oído. ¿Así cómo voy a prestarle atención al documento?
—Creí que te gustaba mi cercanía. —Su voz suena ronca y no ayuda en absoluto.
Céntrate, Siena.
Voy a protestar, cuando siento su mano dentro de mi jersey. Comienza a trazar círculos por mi espalda y toda la fuerza de voluntad se esfuma. Es imposible mantener la cordura si sus manos arden sobre mi piel desnuda. Elijah es como el fuego que devora todo a su paso sin medir las consecuencias. Y me estoy acostumbrando a quemarme. Junto todas mis fuerzas y alejo su mano.
—Aburrida —protesta, posando los ojos en el ordenador.
Trago saliva y hago lo mismo. Odio mucho al señor Collins en estos momentos. Mi mente viaja una y otra vez a las manos de Elijah sobre mi cuerpo y soy incapaz de asimilar la información que hemos recabado de internet. En ese instante, la puerta de la habitación se abre y ambos volteamos.
—Decidme que no estáis follando —Lorie se ha cubierto los ojos con las manos—. No quiero veros desnudos.
Escucho la risa de Elijah a mi lado y siento unas ganas terribles de lanzarle a mi amiga un cojín para que cierre la boca. Sólo a ella se le ocurre entrar así en el cuarto.
—Todo despejado —contesta este.
Duda, pero al final se destapa los ojos.
Lo siguiente que hace es dedicarme una sonrisa que envuelve un «Aquí se respira tensión sexual». Le fulmino con la mirada y ella niega. Agarra su portátil y se echa en su cama, cruzándose de piernas. Descansa la espalda contra la pared y tras colocarse los cascos, la habitación se inunda de un completo silencio. Respiro aliviada, al menos por ahora no corro ningún peligro.
Elijah mantiene las manos quietas, muy a su pesar.
Y al mío.
Las siguientes horas se basan en empezar la redacción de toda la documentación que tenemos. Es un trabajo pesado, pero en parte agradable gracias a la compañía de Elijah, aunque mi mente no ayuda en algunos momentos. La oscuridad de la noche va abriéndose paso en la habitación, y el reloj de mi ordenador marca casi las nueve. Me recuesto sobre la silla y suspiro, cansada.
—No puedo más por hoy.
Elijah se estira a mi lado, él también muestra señales de cansancio. Todavía queda una semana para entregar el trabajo, pero ya tengo ganas de acabar. No sé por qué el señor Collins nos mandó esto. Cada día me cae peor, aunque Gilliam le supera con creces.
Empezamos a recoger todo el desastre de mi escritorio y en ese momento, Lorie alza la cabeza. Se quita los cascos.
—¿Habéis terminado? —pregunta. Asiento— ¿Me voy para que podáis fo... despediros?
—Cierra la boca, Lorraine. —Agarro un cojín y se lo lanzo a la cara.
A veces me arrepiento de ser su amiga. Me gusta la gente directa, pero en muchas ocasiones se va de la lengua y eso me pone de los nervios. Que me guste el sexo —y Elijah— no implica que piense en ello a todas horas.
—No es mala idea —dice Elijah.
Contemplo sus ojos y noto que me hablan. Es verdad el dicho de «Vale más una imagen que mil palabras», porque me mira invitándome a continuar lo de antes. Bien, pues eso no va a suceder. Necesito tomar distancia para procesar todo lo ocurrido en tan poco tiempo. Niego con la cabeza y él rueda los ojos, nada conforme con mi negativa, pero sabiendo que no le queda otra que aguantarse.
Antes de irse, deposita un beso en mis labios —más corto de lo normal. Lorie alza una ceja cuando nos quedamos solas. Camino hasta el baño, pero la voz de mi amiga me detiene justo a la puerta. No tiene intención de dejar el tema. En cambio, sus siguientes palabras hablan de una cosa diferente:
—Se te está metiendo bajo la piel, Siena.
Mi mano agarra el marco y siento los latidos acelerados de mi corazón, como si Lorie hubiera avivado una idea que estaba haciéndose presente, pero que prefería mantener oculta. Elijah entró en mi zona segura y ahora, paso a paso, iba dejando un rastro de llamas que consumían todo. Ayer no me dio miedo quemarme, pero...
¿Hasta qué punto soportaría vivir en el incendio?
—Lo tengo bajo control —aseguro.
Es la mentira más grande que he dicho en mi vida, porque nada más lejos de la realidad. Durante varias semanas he intentado mantener mis sentimientos ocultos, pero la noche del planetario lo ha revolucionado todo. Es imposible ignorar que Elijah me gusta, pero quizás Lorie tiene razón y estoy dejando que entre muy rápido en mi vida.
¿Qué pasa si me llevo la hostia después?
—¿Estás segura? —pregunta, desconfiada.
Me giro y en cuanto sus ojos hacen contacto con los míos, es consciente de que estoy aterrada. Me gustaría tener la certeza de que todo saldrá bien, pero es imposible. Mi mano se aferra con más fuerza al marco. ¿Por qué a pesar de que Elijah se ha comportado genial conmigo, el mensaje de Ralen no para de retumbar en mi cabeza? No quiero creer en sus palabras, pero cuando las dudas me abrazan es tan fácil caer en esos pensamientos.
—No del todo —digo no muy convencida—, pero no quiero cerrarme en banda y perderme la oportunidad de conocerle.
Asiente con una sonrisa. Eso me alivia y reaviva mis ánimos. Puede que sean sólo eso, dudas que desean atormentarme a la menor de cambio.
☆
El miércoles al salir de clase, Elijah y yo decidimos comer en la cafetería de la universidad para después ir a la biblioteca. Nos queda un poco del trabajo de Collins y estoy deseando quitármelo de encima.
Los ojos de Jolie se clavan en los míos en cuanto cruzamos la puerta de la biblioteca. Si las miradas matasen, yo estaría muerta y enterrada bajo tierra. Sigo sin creerme qué le he hecho, pero no le voy a dar el gusto de verme molesta. Tan sólo quiero acabar el trabajo y largarme a casa.
Nos cuesta encontrar un par de sitios libres.
Al final damos con uno junto a la sección de libros de idiomas. Agradezco a la universidad que cuente con préstamos de portátiles porque tengo cero ganas de cargar con el mío. Lorie y yo venimos caminando siempre y paso de llevar más peso en la mochila. Menos cuando no es necesario.
Durante los próximos minutos, nos dedicamos a organizar el formato del documento o como se diría «ponerlo presentable». Todavía nos quedan un par de horas, cuando escucho rugir a mi estómago, sé que es momento de hacer una pequeña pausa.
—Voy a pillar algo en la máquina —susurro a Elijah, que está muy concentrado en su tarea.
Asiente, sin alejar la vista del ordenador. Saco mi monedero y abandono la biblioteca. Como hay varias personas en la fila, aprovecho para revisar mi móvil. Me dispongo a entrar en mi cuenta de instagram, cuando siento una voz a mis espaldas. No necesito darme la vuelta para saber a quién pertenece.
—Te lo has tirado —suelta Jolie.
No es pregunta, porque lo afirma con bastante seguridad. Al menos lo dice en un volumen bajo. Odio llamar la atención y no quiero convertirme en el chisme de la fila. Paso de contestarle y me concentro en que la próxima soy yo. Pulso el número 3 y veo como cae una barrita de chocolate. Pago y me alejo cuanto antes de allí. Pocos metros son los que recorro, porque de nuevo vuelvo a escuchar la voz de Jolie.
¿Es que no piensa dejarme en paz?
—Métete en tus asuntos —le advierto.
Su risa perfora mis oídos y siento que la ira se apodera de mí. Esta chica logra agotar mi paciencia en muy poco tiempo.
—Sólo eres un juego para él —señala.
Sus palabras no deberían afectarme, pero me recuerdan mucho a las de Ralen. Dos personas me han dicho algo parecido... ¿Y si tienen razón? Es mucha casualidad. Me prometí que iba a dejar las dudas a un lado, ¿pero y si Elijah está jugando conmigo? Tal vez la única solución sea preguntarle a él.
—Como dije —repito—, métete en tus asuntos, Jolie.
No quiero seguir con esa conversación, que me genera más mal que bien. Vuelvo a la biblioteca y me concentro en el trabajo de «Mecánica celeste». Cuando termine, hablaré más detenidamente con Elijah.
Ojalá pueda aclarar mis dudas.
☆
Al salir de la universidad, Elijah busca un acercamiento, pero mi cabeza se halla en otro sitio. Él lo nota.
—¿Qué sucede? —pregunta, tras varios minutos de silencio.
Un silencio demasiado incómodo.
Me encojo de hombros.
—Nada.
Cuando hablé con Jolie en el pasillo, estaba muy segura sobre comentarle a él, pero ahora que le tengo delante me da miedo conocer la respuesta. Aunque siempre defiendo la verdad por delante a pesar de que duela.
—Siena...
Detengo el paso y me atrevo a mirarle a los ojos. Durante unos segundos las palabras quedan atoradas en mi garganta y cuando creo que nunca seré capaz de liberarlas, reúno el valor que necesito y hablo:
—¿Soy un juego para ti?
Mi pregunta le pilla por sorpresa, porque tarda en reaccionar. Le veo tragar saliva.
—¿Quién te ha dicho esa estupidez?
Ahí va, responder una pregunta con otra. Lo odio. ¿Tan importante es para él saber el quién? No rompo el contacto visual y puedo ver a través de los ojos de Elijah que mi pregunta le ha molestado. Le agarro del brazo y nos aparto del camino. Lejos del barullo de estudiantes que salen de clase. No quiero que seamos el centro de atención.
—Responde —pido.
—¡Claro que no! —exclama, más alto de lo normal. Voy a responder, pero otra vez vuelve a hacer la misma pregunta—. ¿De dónde has sacado eso?
Dudo en si decirle o no. Aunque parece que él y Ralen no se llevan muy bien, creo que en el fondo son amigos y no me gustaría ser la causante de estropear su amistad. Mi silencio no ayuda en absoluto a disminuir su curiosidad. Antes de que insista de nuevo, hablo:
—Ralen.
Su reacción me pilla por sorpresa. Ríe. Pero su risa está cargada de amargura. Por un segundo también aprecio seguridad en sus ojos, es como si supiera la respuesta, pero quería escucharla de mi boca. No entiendo nada.
—Típico de él —escupe casi con asco.
La amistad de estos dos es demasiado rara.
—¿Qué pasa entre vosotros?
Sé que esconden algo. Pienso que Elijah no me dirá nada, porque bueno, tampoco es asunto mío, pero tras meditarlo varios segundos, dice:
—Hace un par de años se lio con mi novia, ahora ex-novia, y desde entonces siempre hemos tenido problemas. Supongo que quiere joder lo que tengo contigo. —Se encoge de hombros.
Me cuesta creerlo porque Ralen no parece de esa clase de chicos, aunque como dicen, las apariencias a veces engañan. Entonces su mensaje no era por celos, sino por odio a su amigo. Cuando le conocí quise darle una oportunidad ya que me sentí identificada con él, pero con el paso de los días, su actitud me empujaba a cambiar de opinión. Recuerdo a la perfección la noche de mi cumpleaños cuando me dijo «No es la persona que crees» haciendo referencia a Elijah.
Es él quien aparenta ser otra persona.
Elijah acorta la distancia entre nosotros. Coloca una mano en mi cintura y mi mente viaja lejos de la universidad. Aunque estamos vestidos, siento que mi piel arde a causa de su contacto a través de mi ropa. Sus ojos se clavan en los míos y por un instante me pierdo en el verde de sus iris.
—Confías en mí, ¿verdad? —susurra, muy cerca de mi boca.
Me muero de ganas por besarle, pero no es el lugar. Así que lo único que hago es asentir.
—Lo hago.
Sonríe, y mi corazón baila en mi pecho. Entrelaza su mano con la mía y las dudas que ayer me atormentaban, comienzan a disiparse.
¡Hola!
Hoy esta nota va a ser más cortita, porque no tengo mucho que decir, sólo que me muero de ganas por acabar la novela.
¿Os ha gustado el capítulo?
¿Cambiará Siena de opinión respecto a Elijah?
¿Ralen intentará convencerla de que está tomando una mala decisión?
Aún quedan varios capítulos... ¿Cómo os imagináis el final?
Muchas gracias por leer, no olvides dejar tu estrella y un comentario, me motiva a seguir✨💙
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