Capítulo 23
Me acomodo el uniforme tan bien como puedo. Rebecka ya está cambiada y me está esperando afuera de los vestidores.
Siento que algo me roza el trasero y me enderezo enseguida.
—¿Qué haces aquí? — pregunto mirando hacia la entrada esperando que nadie vaya a entrar.
—Nadie dijo que no podía entrar aquí — responde en voz baja mientras me rodea la cintura con ambos brazos.
—Obviamente no debes, es el vestidor de chicas — aclaro rodando los ojos.
—Por lo que veo alguien necesita ayuda con el uniforme — comenta posando ambas manos sobre mi trasero.
—¡Eros! — exclamo en voz baja y subo sus manos hacia mi espalda.
—Vamos, no te vas a negar ahora, ¿o sí?
—Sí, salgamos ya.
—Hey, podemos quedarnos aquí un minuto.
—Nada de un minuto, vámonos ya — me niego intentando ir hacia la salida, pero el chico no me lo permite y me jala de un brazo.
—Un minuto.
—No, vámonos.
—Te lo juro, un solo minuto, puedes contar los sesenta segundos si así lo quieres.
—Ya te dije que no.
Eros me toma de la cara y me besa, intento quitarme al mismo tiempo que mis labios le besan, sin embargo ni él me permite separarme ni mi boca se detiene.
El chico baja nuevamente las manos, me toma de los muslos y termina por cargarme, darse la vuelta y recargarme sobre la pared.
Me quedo sin poder hacer nada; aún cuando sé que podrían cacharnos aquí me quedo como estoy.
Oigo el silbato del entrenador, lo que me dice que el calentamiento ha comenzado.
—Basta — logro decir en medio del beso —, de verdad, tenemos que salir ahora.
Me bajo nuevamente y me apresuro a caminar antes de que Eros me retenga de nuevo.
Salgo de los vestidores y veo a todos los chico que corren alrededor de la cancha.
Ares pasa frente a mí y me toma de la mano obligándome a comenzar a correr.
—Tenemos que hablar — dice.
—¿Sobre qué?
—Lo que pasó anoche... yo de verdad lo siento, no sé qué pasó, no me sentía bien y me puse muy pesado. No era mi intención lastimarte ni nada parecido, realmente soy un idiota, no quería dañarte, nunca lo he querido.
—Está bien — acepto. La verdad es que Ares jamás me ha dado motivos para que ahora lo mande al carajo por una equivocación —. No pasa nada, sólo fue un mal momento.
—Así es, y de verdad quiero que me perdones, me porté como un pendejo. No sé que ocurrió, incluso yo mismo me desconocí.
—No importa, ya pasó.
—Quiero recompensarte por ello — el silbado suena y ambos giramos para correr en dirección contraria —. Si aceptas podríamos salir mañana.
—Pues... — mañana no tengo planes, y aceptar no suena mal realmente —. ¿A dónde iremos?
—Vayamos al cine, luego iremos a cenar. ¿Aceptas?
—Está bien.
—Bueno, paso por ti a las cuatro, ¿bien?
—Bien.
El silbado suena otra vez, ambos bajamos la velocidad hasta detenernos por completo.
—Anden ya — ordena el entrenador en voz alta —, en parejas, de prisa — pide mientras aplaude para que nos apuremos.
Ares me vuelve a tomar de la mano y empieza a caminar al lugar más lejano igual a la primera vez que vine aquí.
—Yo iba a hacerlo con ella — informa Eros acercándose junto con Rebecka.
—Haz el primero con Rebecka — contesta Ares —, hasta ella te va a tirar.
—No seas gracioso.
—Alternemos. Inténtalo con Rebecka y seguirás con California — promete antes de darle la espalda y prepararse para que comencemos el entrenamiento.
—Otra vez... — musito adoptando la misma posición y esperando a que llegue a mí para partirme en dos.
Hago mi mayor esfuerzo por no caer en los primeros segundos, sin embargo las piernas siguen doliéndome y eso me pone en desventaja con el ya de por sí imposible de derrotar de Ares.
Me tira a los pocos segundos y yo me rehuso a pararme de nuevo, tal vez no fue muy buena idea venir hoy, pero debía hacerlo de todas formas.
—Hey, Ares — llama Eliot acercándose —, ¿una?
—Dame un momento, Cupido vino por guerra hoy.
—Pensé que no querrías pelear conmigo — contesta Eros y ambos se paran frente a frente.
No lo sé, pero algo me dice que esto va a estar muy bueno.
—Quiero humillarte frente a California — explica el rubio.
—No vayas a salir humillado tú.
Pasan unos segundos mientras ambos se acomodan, como es costumbre el primero en aventarse es Ares, y Eros simplemente le espera.
Aunque esperaba a éste en el suelo un momento después, me quedo sorprendida de ver que Eros logra neutralizar bastante a su amigo.
—Apuesto por Ares — habla Eliot acercándose a mí.
—No lo sé... — respondo mirando al par que sigue sin tirarse —. No me gustaría ponerme del lado de ninguno, aunque sería razonable ir por Ares... pero Eros ya duró demasiado arriba...
No sé quién tire a quien, incluso pienso que podrían terminar por un empate. Pero pensándolo bien, creo que Eros va a caer de todas formas, después de todo no está acostumbrado a solo forcejear, él es de golpes y ya lleva bastante sólo intentando tirar al contrincante.
—Gana Ares — decido al fin.
—¿No le tienes ni un poquito de fe a tu dios?
—Se la tengo, pero sé sus limitaciones. Si esto fuera a golpes podría apostar por él, pero sólo es forcejeo, acabará por cansarse.
Ares logra desestabilizar una de las piernas de su amigo y acaba por tirarlo con toda la saña del mundo.
—Te lo dije — hablo yo.
—Te lo dije — le restriega el rubio a Eros.
—Estás en tu zona, incluso podría ser algo obvio.
—Acepta tu derrota, cupido.
—Aceptada. Pero te propongo ir a Kick Boxing conmigo.
—¿Cuándo?
—A la siguiente clase.
—¿Quieres ser humillado también en tus propias tierras?
—Yo no hablaría si fuera tú, acepta y comprobémoslo.
—Acepto entonces. Dos victorias en un día serán algo muy dulce para mí. Lo que dos derrotas para ti deben ser demasiado letales.
—Ya veremos, no hay que adelantarse a los hechos.
Eros se para del suelo y comienza a acomodarse el cabello, se para frente a Ares y lo mira mientras piensa en algo.
—De todas formas, perder significaría tener el consuelo de California — decide rodeándome la cintura con un brazo —. Y seguro que el perdedor ya no sería yo.
(...)
—De verdad yo creo que esta no es una buena idea — insisto haciendo mi último intento por evitar lo claramente inevitable.
—Claro que lo es, nada que no hayamos hecho antes — contesta Eros.
—Están llegando a los golpes por algo muy estúpido.
—El punto es no tomárselo en serio.
—Hazte a un lado ya — pide Ares —. No quiero que salgas herida por accidente.
—Ni hablar, que conste que yo lo intenté — me volteo con Eros y meto un protector en su boca, hago lo mismo con Ares y me retiro.
Doy la vuelta y me alejo algunos metros, seguro que veré mejor su pelea sentada y a salvo.
Ambos se ponen en guardia, comienzan a dar algunos pasos mientras van girando poco a poco.
Eros le suelta un golpe, los guantes le protegen al rubio la cara y regresa el puñetazo antes de que Eros logre volver a cubrirse, sin embargo éste retrocede antes de ser golpeado.
Las cosas siguen lentas por un momento, Eros suelta varios golpes seguidos, y es ahí donde Ares baja la guardia para atacar también a su amigo.
Logra darle en la cara, sin embargo Eros empuja metros para atrás al rubio con una patada en el abdomen.
Vuelven a acercarse, pero el castaño decide no darle tiempo a su amigo y le suelta una patada al costados de la pierna, logrando desestabilizarlo y aprovechar para patearle el costado del dorso y finalizar con una patada en la cabeza que termina por tirar al rubio.
—Te lo dije, campeón — le echa en cara Eros antes de darle la espalda.
Un poco preocupada de que Ares no se mueve decido pararme, corro hacia él y me hinco a su lado.
—Ares...
—Estoy bien — acepta quitándose en protector bucal.
—Eliot debería de estar aquí, habría ganado una apuesta — me quejo.
—¿Ibas a apostar por Eros?
—Así es, pero no te sientas mal, aposté por ti en lucha.
Me apresuro a quitarle los guantes, cosa por la que no pone la menor resistencia y me los pongo deprisa.
—Vaya cosa, las patadas son lo suyo — comenta.
—Es la base del Kick Boxing, luego de la primera era incluso predecible, tenías oportunidad de cubrirte de la tercera por lo menos.
—Era imposible de saber.
—Claro que no, te las dio por orden. Pierna, costado y cabeza. Tal vez tenías que ser demasiado rápido para cubrirte la cabeza, pero por lo menos debiste agacharte, de haberlo hecho hubieras tenido lo oportunidad hasta de meter un gancho y tirarlo.
—¿Cómo puedes saberlo?
—Bueno... dicen que lo que bien se aprende no se olvida.
Me pongo de pie y corro en dirección a Eros, está caminando muy tranquilo a unos metros de donde dejó tirado a su amigo.
—Hey, cupido — le llamo haciendo que se voltee hacia mí.
Voy tan rápido que no alcanza reaccionar a tiempo y logro meterle un puñetazo en la cara.
—De pie, no le llamaré derrota porque te tomé por sorpresa — pido ya que le he tirado y doy brinquitos para no perder el ritmo.
—¿Sabes lo que estás haciendo?
—Claro que sé lo que hago, acabas de dejar tirado a Ares, si no supiera no estaría aquí.
Eros se para y doy unos pasos en reversa para quedar fuera de su alcance.
Ambos estamos en guardia entonces, acorta la distancia de un solo paso y yo apenas y logro agacharme antes de que me enceste un golpe en la cara.
Aprovecho que su brazo aún no vuelva a cubrirle el rostro, y por la diferencia de estaturas se me facilita a la perfección golpearle la mandíbula desde abajo.
Nuevamente hago que retroceda, dado que no me interesa lastimarlo no estoy midiendo mi fuerza, así que termino acercándome de nuevo, lo pateo en el abdomen y casi hago que pierda el equilibrio, sin embargo sigue en pie y me veo obligada soltarle golpes hasta que por fin caiga.
Repito la patada, corro hacia él, suelto un volado haciendo que ahora se vaya de lado. Y luego de pensármelo por una fracción de segundo, y con el riesgo de romperle la nariz jalo su cabeza directo a mi rodilla.
—No fue venganza, cupido, sólo quería saber que tanto recordaba de esto — confieso agachándome hacia dónde está tirado.
________________
Holaaa. ❤️
Siento no haber actualizado desde la semana pasada, pero apenas tengo internet hoy para ponerme al corriente.
Sigue leyendo. 💛
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro