Cap 21: estética del caos
El lugar que se convertiría en nuestro estudio de grabación quedaba a una hora del apartamento de Victoria. Tendría que tomar dos autobuses para poder llegar a tiempo y esperaba que el tráfico a esas horas de la mañana no se transformara en mi peor enemigo. El whiskey que había compartido la noche anterior con Ezra, afortunadamente, no había dejado ni una huella en mí, así que al menos con eso podía estar tranquila.
Caminé rápido a la parada de autobuses con mi mochila gigante en los hombros e intentando que el suelo resbaladizo por la humedad no terminara por dejarme con una pierna rota. Un gorro de lana color turquesa, cortesía de mi madre, cubría mi corta pero despeinada cabellera, aunque eso no impedía que mi nariz y mis labios estuvieran cubiertos por un fino color morado. Vaya que hacía frío.
Me mantuve en la parada unos diez minutos mirando el reloj en mi muñeca cada cinco segundos. El autobús no pasaba. Dios, llegaría tarde. Mi sentido de la responsabilidad era lo suficientemente grande como para hacerme poner ansiosa cada vez que sentía que fallaría. Esperaría otros diez minutos, sino tendría que tomar un taxi. Mierda, solo en eso me gastaría todos mis últimos ahorros.
— ¡Agnes!
Ay, esa voz.
Me di la vuelta sintiendo cómo mi corazón comenzaba a acelerarse. Ya me estaba empezando a preocupar por ponerme así cada vez que le veía.
—Timothée—solté, con la voz agitada. Él estaba estacionado en su auto sólo a unos centímetros de mí. Cómo había pasado eso no tenía idea.
— ¿Te gustaría subir? Tengo la extraña pero segura sensación de que vamos al mismo sitio—bromeó.
Este chico me estaba poniendo las cosas difíciles. Pero qué más daba, sólo sería ese día.
No respondí y sólo me moví en dirección al vehículo. El calor que sentí apenas entré me hizo querer deshacerme de todo lo que llevaba puesto. Realmente esperaba que sólo hubiese sido gracias al calor que explayaba el aire regulador de temperatura.
— ¿Qué tal estás?—preguntó mirando al frente para empezar a mover el vehículo—pareces algo agitada.
—Voy atrasada a mi primer día de grabación, Timothée. No sé cómo tú puedes estar tan tranquilo—repliqué.
Me miró divertido intentando contener una carcajada.
—Qué graciosa te ves enojada.
— ¡No estoy enojada!—solté, sorprendida por su comentario. No estaba enojada, solo estaba nerviosa.
Escuché cómo una melodiosa pero fuerte risa salió de sus labios. Uf, hasta sus dientes iban en armonía con todo su delicado rostro. Continuó volviendo a mirarme, pero entonces no le bastó con sólo mirarme divertido y burlesco, sino que levantó una de sus manos para darme con uno de sus dedos un apretón en mi nariz. Lo quité de inmediato, su tacto repentino me hizo sobresaltar. Pero él, él seguía sin parar de reír.
—Qué gracioso que andas hoy—cuestioné, mirándole con los ojos entrecerrados.
—Es que estoy contento—aseguró, sonriendo.
— ¿Por las grabaciones?—hablé, ahora más tranquila mientras me miraba en el espejo para sacarme el gorro e intentar arreglar mi alborotado cabello.
Le escuché dudar la respuesta.
—Mmm sí, por eso y porque ahora al fin podremos poner en práctica todo lo que ensayamos, Agnes.
Me sentí temblar de sólo recordarlo. Mi mente había querido evadir el pensar en lo cerca que tendría que estar de Timothée durante este mes de grabación. Demasiado cerca. Pero creí que era mejor pensar en ello en el momento que correspondía, así que me enfoqué en el camino que estábamos recorriendo.
Como era de esperarse, el lugar se encontraba apartado de lo que era la ciudad con sus edificios y ruidos, al contrario de ello, el paraje por dónde íbamos estaba rodeado de vegetación, mucha vegetación de un color rojizo, sobre todo árboles, altos, anaranjados, marrones y amarillentos propios del paisaje otoñal que se encargaban de rodear la carretera por la que pasábamos. De vez en cuando se podían distinguir entre ellos medianas y grandes casas muy al fondo de los sitios. Parecía de verdad un cuadro, era precioso. No me podía ni imaginar cómo sería el lugar que Margot había escogido para hacer las grabaciones, pero con el buen y sofisticado gusto que ella tenía, era para esperarse algo increíble.
Después de unos cuantos minutos estábamos pasando por un amplio sendero que tenía la maravillosa particularidad de estar formado por un túnel de altos árboles que por su color ocre dorado le entregaban una atmósfera incitante y recóndita al lugar.
—Me encantaría estar aquí de noche—comenté contemplado el sitio a través del vidrio.
—Wow, eso sería hasta tenebroso, pero te acompañaría en la aventura—me miró mientras me daba una sonrisa delgada—Hagámoslo—terminó por decir.
La sola idea de estar con Timothée de noche en un lugar como ese hacía saltar mi interior de felicidad, y tal vez el problema era ese, que me encantaría caminar por allí con él, a oscuras, contemplando su silueta en contraste con el color nocturno del lugar.
No alcancé a darle una respuesta porque a los pocos segundos nos topamos con el escenario que habíamos estado buscando.
—Wow—fue lo único que atiné a decir mientras abría la puerta para salir del vehículo.
— ¡Queridos!—divisé a Margot apareciendo de pronto para abrazarnos a manera de saludo. —Qué bien que hayan llegado. Vengan conmigo, tengo que mostrarles el lugar.
Margot, a diferencia de otras veces, vestía ropa holgada y cómoda, me parecía interesante pensar que el ejercicio de dirigir un filme era un gastadero enérgico tan grande que hasta se hacía necesario usar ese tipo de ropa con el fin de señalar con más soltura lo que teníamos que hacer.
—Es precioso el lugar, Margot—escuché decir a Timothée.
—Esto no es nada, Timothée. La casa por dentro es una maravilla.
En el transcurso del camino nos encontramos con algunas de las personas que conocimos en la cena, por lo cual los saludos fueron algo recurrentes. También había muchas otras personas que no había visto nunca, pero que también formaban parte del equipo, entre ellos camarógrafos, personas encargadas de la iluminación y el montaje en general, además de gente de vestuario y maquillaje.
Pese a la gran cantidad de personas en el sitio me fue imposible no prestarle atención a la naturaleza del lugar. Estábamos rodeados por pequeños cerros repletos de árboles y arbustos cuyos colores parecían ir en degradé pasando del rojizo al marrón, y por supuesto todo el suelo del lugar estaba cubierto de sus hojas. Me percaté de que un pequeño pero hermoso lago bordeaba todo el sitio; el agua de éste estaba llena de ramas y hojas que caían de los árboles, pero eso no impedía que fuese posible divisar el fondo, el cual estaba repleto de pequeñas rocas que le entregaban un color áureo el lago, sin embargo la sorpresa llegó a mí cuando luego de pasar por un pequeño puente estilo rústico llegamos al lado de un sauce llorón, era hermoso.
Miré a Timothée, quien al igual que yo parecía encantado con el lugar. Al parecer él sintió mi mirada porque se volteó hacia mí, me regaló una mirada de complicidad y una sonrisa que no significaba otra cosa que felicidad. Íbamos a disfrutar mucho estar allí.
—Bueno, chicos, este lugar es particularmente importante porque habrá escenas que se grabarán acá, así que recuérdenlo bien porque que esté escrito de una manera en el libreto no significa que sea fácil replicarlo—comentó, divertida.
Un conflicto interno comenzó a surgir en mí en el momento en que comencé a pensar qué tan adecuado sería preguntarle por la escena del beso o... ¿casi beso? Porque no, aún no la entendía. Decidí que era mejor preguntar, de todas formas no tenía por qué sentirme cohibida por ello, era solamente parte del trabajo.
— ¿Margot?—mi voz sonó irregular. Timothée me miró, esperando que hablara.
— ¿Sí, Agnes? —se posicionó a mi lado.
—Verás, hay una escena en el libreto que no entendí, y quería preguntar: ¿No habrá beso?
Gracias a los dioses que hacía el frío suficiente como para que mis mejillas no se tornasen excesivamente rojas y se notara el bochorno que sentí. Timothée se posicionó al otro lado de mí, para escuchar con más atención. Sentí su mirada en mí. No, no. Él lo notaría.
—Qué buena pregunta, Agnes...pero no, habrá de todo menos beso—rió, traviesa—pero de seguro notaron que en una de las últimas partes del libreto señalo un "casi" beso—gesticuló con las manos—allí solo tienen que mantenerse cerca, muy cerca en el piano, porque la cámara captará ese momento y luego esa fotografía será la que pintaré, así que se volverá un cuadro y en el filme pasará de una escena real a convertirse en un cuadro.
—Suena interesante—habló Timothée, mirándome y asintiendo.
—Ah...por eso dice "representación de cuadro"—agregué, comprendiendo.
—Exacto, pero no sólo eso—aseguró Margot—será la portada del largometraje—nos sonrió, con toda tranquilidad para pasar a caminar delante de nosotros.
Me quedé estática. ¿¡Nuestros rostros casi besándose serían la portada del largometraje!? Y encima pintados, digo, literalmente seríamos un cuadro, ¡un cuadro! Tendría que verlo para el resto de la vida. Ok, estaba exagerando, definitivamente era una idea genial, sería algo bellísimo, pero ¿y si las cosas entre nosotros no salían bien? ¿Y si me iba con un mal recuerdo de todo? Ni siquiera sabía qué tenía que ocurrir para que las cosas salieran bien o mal. Dios, ya estaba bien, sólo nada tenía que pasar y todo saldría bien, tampoco es que Timothée me fuese a gustar por mucho tiempo, sería fácil después tener que ver ese cuadro en todos lados, nada pasaría.
—Agnes—escuché.
— ¿Sí?—dije como saliendo de un trance.
— ¿Estás bien?—preguntó Timothée—te he estado hablando pero pareciera que no me escucharas.
Le miré, él pretendía parecer relajado, ya lo conocía, pero no, había algo en su mirada que lo delataba, la inquietud no estaba siendo ajena para él. Algo le preocupaba.
Iba a contestar pero la voz de Margot llamándonos nos sobresaltó. Nos miramos por unos segundos como hablándonos con la mirada para luego proseguir caminando sin decirnos nada.
Llegamos al lugar que más ilusión me hacía, la intriga por saber cómo sería la casa en donde pasaríamos la mayor parte de nuestro tiempo era demasiada. Imaginé muchas cosas antes de estar en frente de ella, pero nada de lo que imaginé se comparaba con lo que estábamos viendo. El lugar no era una casa, era una casona al estilo francés de dos plantas grandes. Desde fuera podría asumirse que tenía unas diez habitaciones por lo mínimo.
La verdad era que se acoplaba muy bien al paisaje que la rodeaba, podría parecer una casa grande y espaciosa pero en realidad tenía un estilo rústico que le daba un tono acogedor y hogareño. La disposición de las ventanas, puertas y terrazas no era perfecta; las tejas que cubrían por completo el techo pese a lo impecables que se veían, una que otra estaba fuera de lugar; los colores de la casona fluctuaban entre un coral pálido y un blanco que parecía marcado por los años, las lluvias y la nieve. Todo ello calzaba perfecto con lo que yo denominaría la "estética del caos", tan presente tanto en el lugar como en todo lo que era el libreto y su narrativa.
Subimos por unos pequeños escalones de madera que nos permitían llegar a la puerta principal; estaba abierta ya que dentro había personas preparando el montaje, así que la disposición de las cosas no era la más natural, sin embargo no dejaba de apreciarse lo bello que era. Mi mirada se dirigió casi automáticamente hacia una esquina de lo que yo suponía era el salón principal. Allí se entraba un piano de cola color negro, con detalles dorados por las orillas. Se encontraba justo al lado de una de las ventanas más grandes del lugar, suponía que comenzaríamos con esa primera escena, donde la toma rescataba el paisaje de afuera, pero también a nosotros allí dentro, justo en el piano.
— ¿Para qué es esta máquina?—preguntó Timothée a Margot viendo cómo un chico del personal predisponía un aparato alto pero liviano que parecía contener algo dentro.
—Hemos reciclado hojas del suelo, que obviamente volveremos a dejar fuera, para que en alguna toma vuelen dentro del salón cuando estén en el piano, como si el viento las elevase.
—Oh—exclamé sorprendida— ¿pero en las escenas que tendremos que grabar en el exterior no será necesaria?
—No, el viento acá es más fuerte que en la ciudad, ya que no hay nada de infraestructura que corte su intensidad—aclaró.
Margot se alejó para llamar al resto del personal. Había que comenzar a prepararse.
—Es toda una estética del caos, eh—susurró Timothée en mi oído.
Parecía que me había leído la mente. Le miré, sorprendida. Mierda, su rostro quedó tan cerca del mío que casi podía sentir el frío helado de su nariz. No se apartó, y yo tampoco.
— ¡Acá están las estrellas!—comentó alguien haciéndonos saltar.
Era Louis.
— ¡Louis!—dijimos al unísono, un poco alterados—qué bueno verte de nuevo—expresé, tragando saliva.
—También me alegra verlos, pero tengo que decirles que me enviaron a buscarlos. Tienen que ir a maquillaje y vestuario—explicó, sonriéndonos.
Todo era tan nuevo para mí, que me sentía hasta torpe por no entender bien la dinámica de la producción, qué se hacía primero o qué se hacía después. Bufé un poco avergonzada mientras caminaba donde Louis me dirigía. Timothée había tenido que ir por otro lado.
—Oye, no estés nerviosa—me apoyó Louis—lo harás genial, eres increíble—me animó.
Le miré, agradecida.
—Gracias, Louis. De verdad.
—Te veo luego—se despidió dándome un apretón en el hombro.
Me dirigí ahora más tranquila hacia un grupo pequeño de chicas y chicos que serían los encargados de ayudarme con el maquillaje y el vestuario. Me comunicaron que el vestuario estaba claramente ordenado por escenas, así que no sería difícil encontrarlo.
Después de estar unos minutos en maquillaje me dispuse a probarme el ropaje. Me sentía irreconocible, aunque el maquillaje fuese sutil y suave, el vestido era largo y holgado, parecía estar inspirado en tiempos remotos, era seda y de un color marfil que pretendía ser transparente, así que estaba compuesto por una doble capa, que no dejaba ver más que sólo necesario para formar parte de ese ambiente erótico y delicado que tanto caracterizaba esta producción de Margot. El vestido tenía dos tipos de bordados, uno de ellos eran sutiles y diminutas flores de un color dorado, mientras que el otro eran círculos de un hilo plateado que simulaban ser perlas. Era precioso.
—Te ves bellísima, Agnes—me comentó una vestuarista.
Me límite a agradecer con una sonrisa tímida, para luego dirigirme por fin al salón donde ya todo estaba preparado para comenzar a grabar. Allí vi a todos en sus puestos, esperando.
Divisé a Timothée esperando al final del salón, posicionado al lado del piano. No sé qué cara habré puesto en ese entonces, pero Timothée me miró fijo, sin pestañear y con los labios entreabiertos. No, no, sus labios así no, por favor. Llevaba un traje delicado de color negro, pero también con bordados, lo cual lo hacía ir a la par conmigo. Sin embargo lo que más llamó mi atención fue la camisa que llevaba puesta debajo, porque estaba semi abierta, sí. Ay, cómo lo haría, iba a ser un caos reprimir lo que sentiría cuando las grabaciones terminaran. Sería un caos. Me volvería un caos.
—Bien chicos, todos a sus posiciones—anunció Margot— ustedes dos—se nos acercó—olvídense de todos—nos sonrío para luego alejarse.
Miré a Timothée, que seguía mirándome serio. Me invitó a tomar asiendo en el taburete, mientras él se sentaba al lado. Posicionó su mano en mi cabello a la altura de la nuca, enredó su mano ahí, porque sí, así habíamos decido comenzar la escena. Cerré mis ojos ante su tacto y antes de que escuchásemos el grito de "acción" Timothée acercó sus labios a mi oído.
—Ya escuchaste, Agnes. Olvídate del resto, somos sólo nosotros dos aquí—susurró.
Y ahí estaba, el grito de acción.
Comencé a tocar la melodía, y al instante los focos se concentraron en nosotros, pero sólo quise imaginar, aún con los ojos cerrados, que eran un incentivo más para seguir tocando y para seguir sintiendo el placer que me producía la manera en que Timothée me estaba acariciando. Volvíamos a ser sólo él y yo.
Lo quería, lo deseaba demasiado. Y ya no estaba segura de cuánto tiempo más podría soportarlo.
Es un cap muuuuy descriptivo, pero quería que se imaginaran el paisaje detallado porque es importante para lo que se viene jiji
Gracias de nuevo por sus votos y lecturas <3 si quieren dejen algún comentario a ver qué les parece, es bello leerles.
Ahora... ¿vieron las imágenes de Timothée en una polera de Gorillaz? hassdshajbd yo morí un poquito cuando la viii
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