𝄡09. Sangre y Queso.
CAPITƲLO ŊƲEVE: Sangre y queso.
❝No puede salvarnos, mi Atlántida,
caemos .❞
ENTRE MÁS VOTOS Y COMENTARIOS LOS CAPITULOS SALDRAN A LA MISMA VELOCIDAD :3.
⸻ AL MOMENTO QUE LA HEREDERA DE MARCHÓ DEL DESEMBARCO, LA SALUD DEL REY EMPEORÓ. Fueron noches, madrugadas hasta tardes en las que el menor de los tres hermanos lo visitaba, este aprobaba medicina que le administraban, curaba las yagas del mutilado cuerpo, cambiaba vendajes del tuerto ojo, y recitaba las mejores historias , claro, de esas que su esposa le solía contar en las noches que pasaban juntos.
Temía perderlo, si, aun así aquel mal augurio era inevitable. Nunca en sus cuarenta y seis años de vida estuvo preparado para despedir a su hermano mayor porque a pesar de las malas decisiones, lo amaba, si, lo amaba con cada fibra.
— Estoy aquí, hermano— anunció tras sentarse al borde de la cama e inclinarse para quitar el paño húmedo que reposaba sobre la frente del anciano.
— ¿Mi dulce niño? — trató de abrir los parpados y Percy le coloco una nueva tela húmeda.
Los orbes bicolores del hombre se empañaron tan pronto que vislumbró como Viserys ejercía un esfuerzo sobrehumano para verle, las quejas por parte de él fueron una condena, las palabras incoherentes un castigo, ¿a caso es el preció por sentarse en el trono? al parecer si, ahora a quien atesoraba perecía enfrente.
— No me dejes...no puedes— tartamudeó mientras le acariciaba con manos temblorosas la esquelética piel.
— Es parte de vivir, mi dulce niño — sonrió con debilidad — ¿sabes? desde un inició pensé nombrarte mi sucesor...mi dulce, dulce Percy.
El menor no soportó demasiado y rompió en un silencioso llanto, recargo la frente sobre el pecho de Viserys a lo que este no tardo en brindar cortas caricias en la espalda. ¿Como haces para decir adiós a alguien que compartiste media vida? la muerte es un terror para los más osados pero, un alivió de sufrimiento para aquellos que cargan grandes penas. Sollozó pues, una sensación lo acobijaba, le murmuraba que esa seria la última vez que compartirían momentos juntos.
— ¿Porqué no me elegiste, Viserys? — masculló apretando las sueltas prendas del rey.
— Nunca fuiste codicioso por el trono o una responsabilidad demasiado grande, niño— soltó una lastimosa carcajada — serias el rey soñado, si, pero ¿acostó de tú felicidad? siempre vele por tú bien, siempre, tanto que si tú alegría era nuestro tonto hermano yo cedería.
Se aferraba al calor que el mayor le proporcionaba, se aferraba a cada posibilidad de convivir más tiempo ¡dioses misericordiosos! ojala lo escucharan cada plegaria recitada. Él no rogaba poder simplemente suplicaba por la salud de un moribundo.
— Viserys...
— Gracias por cuidarme aunque yo debería haber cuidado más de tí— suspiró— perdóname por no poder, salvarlos. No pude salvarlos, hermanos.
En la oscuridad ambos hermanos se estaban despidiendo, llorando internamente por los errores que pudieron evitar, lastimándose por no tener más oportunidades porque las habían desperdiciado. Sin embargo, tuvieron que alejarse del confortante calor ante la llegada de la reina consorte, por lo que el menor abandonó la habitación no sin antes besarle la frente al mayor.
Ahora era acobijado por otros brazos.
Su amada Helaena Targaryen.
— Debemos irnos pronto, bonita — dijo tras fijar la mirada al techo, pensativo.
— ¿Qué..?
— Mi hermano, tú padre, nuestro rey fallecerá y el trono entrara en una inevitable dispuesta. Esta guerra no nos pertenece, jamás— bajo la vista enfocándose en la platinada que solamente expresaba incertidumbre— mi prioridad es mi familia.
Sin más Percy besó aquellos labios de tinta rosada; la beso con intensidad para disipar los pensamientos negativos, la beso con intenciones de sentirla suya como incontables veces. La mujer no tardo en posicionarse en horcajadas (a pesar de estar embarazad no era impedimento)Percy acarició la silueta ajena.
— Seamos uno, mi musa — susurró.
— Siempre y para siempre, mi amor.
Fue entonces que se fundieron en la oscuridad, los astros lo envolvieron con la tenue luz y los cuerpos danzaron en una armonía sinigual mientras la tragedia ocurría puertas afueras. El corazón taladraba impetuosamente cuando el sol emergía del horizonte, una clara señal para que el hombre se levantara y vistiera ágilmente, dejando a su esposa descansar.
» Viserys,Viserys« pensó.
Sin embargo, al girar el pómulo de la puerta esta se frenó. El desesperó hormigueó tras escuchar ruidos sordos del exterior, ruidos de soldados desplegándose por los pasillos es así que el Targaryen cayó de rodillas pues, bien sabia, estaba claro lo que sucedía.
Viserys Targaryen, primero con el nombre había fallecido por lo que los verdes empezaron a mover las fichas, él tardó.
Quedó en posición fetal, no obstante, desconoció el tiempo en el que se mantuvo vulnerable desnudando el alma herida. Y cuando se recobró (no del todo) limpió el rastro que demostraba la debilidad, se movió rápidamente con intención de prepararse para anunciar un viaje al exterior con su familia por lo menos, debía sacarlos de aquel lugar que ya no era un hogar. En la mente vino una imagen de su otro hermano, Daemon Targaryen, se lamentó por estar en una situación que lo comprometía.
Un guardia se adentró bruscamente al aposento causando que Helaena se despertar cosa que molestó a Percy.
— Acompáñeme, príncipe —ordenó— la reina viuda ha convocado una reunión de emergencia.
— Arregla tus cosas y las de nuestros niños, esposa, por favor — sin más se marchó de allí.
El consejo estaba reunido: Otto Hihgtower mantenía una sonrisa triunfal, Alicent Hightower miraba aun punto muerto y los lores simplemente bajaban la mirada pero, al instante que Percy hizo acto de presencia todos recobraron composturas.
— Debemos enviar un cuervo a la heredera — mencionó el de orbes bicolores cuando entró causando que los demás se tensaran — oficialmente ella es la reina.
Silenció.
Silenció.
Silenció.
— Me temó que no, mi príncipe — Otto desplegó la arrastrada voz— coronaremos a Aegon como rey de los siete reinos.
—¿Qué....Alicent? — el hombre miró a la reina viuda— ¿es una jodida broma? por decreto real Rhaenyra es la sucesora de mi he...
—Rhaenyra será una pésima gobernante, ¡es mujer! llevara al reino a la quiebra absoluta— defendió el Hightower subiendo el tono así mismo el príncipe golpeó la mesa haciendo que los del consejo se sobresaltarán.
—¡Rhaenyra es apta para gobernar! —rugió ufanó de tal manera que agarró la daga que reposaba sobre la cintura cosa que alerto al guardia de alado.
Sin previo aviso el soldado coloco el filo de la espada sobre el cuello de Percy generando que este soltara el pómulo de la daga. Gruñó, se rehusaba ser parte de esa traición.
— La línea de sucesión exige un equilibrio — ahora la voz de la reina viuda apresó la atención del Targaryen— un hombre ha de gobernar.
— Mi esposa, mis hijos y yo nos largamos — apretó la mandíbula con fuerza provocando el castañear de los dientes— no seré parte de esta guerra. Mi...mi hermano murió por lo menos respeten el luto.
El mutismo fue inevitable cada quien se lanzaba miradas llenas de horror u confusión a lo que el príncipe aprovecho dicha conmoción para apartar la espada con su mano, sin interesar la herida que profanaba su carne, sin importarle la sangre que empezaba a derramar.
— Si te vas — una calmada voz resonó por toda la sala— mataré a tus hijos incluso el que tú consorte carga en el vientre, principito, por más ágil que seas no podrás salir ileso de esto.
— ¡Cole!—bramó— juro que si...haces algo, te mataré. Una muerte sin precedentes, nadie te recordará, marioneta.
El Targaryen clavo la daga en la mesa, furioso.
— ¿Pretendes que le de el trono aun ser que trató de sobrepasarse con mi princesa? Me dan asco — masculló, fulminando a la reina por el error que aceptaba.
— Apoyas el reclamó o te atienes a las consecuencias — dijo con aparente aburrimiento Tyland Lannister— Aegon será coronado frente al pueblo, tú lo harás, conseguirás aliados y luego que cumplas tú parte podrás marcharte pues, no te compete estar aquí ¿no?
Sin más alternativas acepto aunque no existía un Aegon como rey para él. Los siguientes días la incertidumbre apesto cada rincón de la fortaleza, Percy yacía ufano pese a su poca colaboración fue una gratificante ayuda a la hora de organizar la coronación. Sin embargo, en todo momento mantuvo a su familia bien vigilada por si lo traicionaban, Helaena estaba más preocupada por los comportamientos de su esposo.
El día que tanto aborrecía termino por llegar. Vistieron las mejores prendas, y se dirigieron donde confirmarían la usurpación cosa que no le hacia gracia a la hermana del nuevo rey.
— Un dragón se esconde bajo las tablas — susurró la platinada sosteniendo firmemente la mano de su esposo.
Cuya afirmación ignoró puesto que prestaba atención a los pasos tembloroso del primer vástago varón que concibió Viserys, un borracho sin estripulos. Aemond gruñía como bestia, y Percy dio un paso a delante teniendo que zafarse de la calidez de su amada, agarró de mala gana la corona que Criston Cole le otorgaba.
— No la mereces — comentó bajamente solo para que el menor lo escuchara y así ajusto la corona sobre la cabeza ajena.
Y cuando celebraban una victoria hacia el pueblo un dragón rompió la estabilidad: Percy corrió para proteger con su cuerpo a su esposa e hijos que acompañaban, al menos si las llamas lo rozaban estaría con su familia.
— Nunca lo pensé de ti, Percy — rugió a lo alto Rhaenys montada sobre su dragón declarando finalmente la apertura de la guerra.
A partir de ese momento el Targaryen supo que debía efectuar bien cada pieza que el nuevo juego le proporcionaba; Sabia que su sobrina no seria idiota si se tentaba aceptar el reclamó de su hermanastro por lo tanto, cuando Otto regresó al desembarco con las manos vacías, Percy se apresuró, beso a su esposa, bendijo a sus niños.
— ¿Nos volveremos a ver, papi? — indagó Baelon temeroso que su padre le sucediera algo malo.
— Si, dulzura — se hincó a la altura— papi regresara por ustedes e iremos a conocer el mundo.
— ¡¿Enserió?!— bramó contento.
— Exacto, mi dulce guerrero— le desordenó los cabellos— por ahora tu deber es proteger a mami y a tu hermanos.
— Siempre y para siempre los protegeré, papi— lo abrazo con fuerza.
Voló por distintos lugares de los siete reinos siendo así el mensajero en busca de posibles aliados; viejas promesas resurgieron en cada sitió que aterrizaba, el dragón impartía intimidación. Anhelaba regresar prontamente a los brazos de su familia, deseaba cumplir lo dicho a su hijo. Y los Dothraki juraron proteger al príncipe Targaryen si la guerra lo involucraba.
Trató bajo la promesa de protección en el valle Arryn y con la casa Royce (la aparente rivalidad con el príncipe canalla los benefició), por lo que su último destino seria al norte, los Stark.
En cierto modo, nunca se esperó que alguien más se adelantaría. ¡Mala suerte al testiguar como Jacaerys Velaryon ya había ganado el respeto de Cregan Stark! tan solo pisar la nieve fue recibido como un usurpador, una rata en peste. Y el hijo de su sobrina lo vislumbraba con rencor, quizás, por ser participe del enemigo.
No se quedaría más tiempo en un sitio donde lo aborrecian, no obstante, cuando estuvo a punto de montar a fantasma gris un cuervo alumbró con una nota.
Palabras concisas que lo dejaron pasmado; primer muerto en una guerra que jamás debió existir, ¡era un niño! por los dioses, levanto la vista logrando atisbar un diminuto cuerpo acercándose a zancadas; Jacaerys Velaryon, se aproximaba con una expresión que no pudo describir,en cierta medida, Percy se monto a lomos de fantasmas gris para evitar una confrontación y otra muerte en vano.
— ¡Regresa, cobarde! — vociferó el muchacho con voz rota.
Lo ignoró e inmediatamente voló con intenciones de regresar a desembarco. No era su guerra, debía resguardar a su familia, vivir, se recalcó esas palabras durante el viaje.
Al aterrizar no dudo ni siquiera en ir directo a los aposentos del usurpador pues, a primera hora debia partir cuanto antes. Una vez dentro de la fortaleza corrió por los pasadizos tal como si su vida dependiera de lo que hiciera aunque se detuvo tras chocar levemente.
— ¡Percy! — una voz femenina lo saco de los prolongados pensamientos.
— ¡Mi bonita! — estrecho entre brazos a la femenina de igual manera beso repetidamente los labios de la contraria — ¿donde iras?
— Llevaré a los niños a despedirse de mi madre— respondió rápidamente — ¿porque estas tan...
— ¡Papi! — voces infantiles irrumpieron cuales se abalanzaron al recién llegado.
— ¡Mis dragones! — se hinco— ¿se portaron bien?
— ¡Si! — contesto ágilmente el niño— protegí a mi madre e herman..
— ¡Mientes! — chillo la niña— dejaste caer Aerion mientras jugábamos.
— ¡Silenció, Alyssa! — gruñó el menor.
El hombre carcajeó por la riña infantil aunque Aerion simplemente sacaba la lengua a sus dos hermanos mayores.
— Continua protegiendo, Baelon — sonrió— iré con el rey debo hablar asuntos importantes.
— Es sobre...Lucerys— la soñadora voz de Helaena fue música para los oídos del platinado.
Asintió, no obstante, la beso para así marcharse a los aposentos de aquel borracho. Se irían, si, eso ejecutarían. Pero mediante que avanzaba un presagio lo gobernaba así que se detuvo a mitad del camino, casi llegando a la habitación, dio media vuelta y se devolvió a pasos apresurados, se introdujo por medio de pasajes secretos para acortar caminos, se topo con guardias que se extrañaban por la aparición del príncipe aun así no freno.
Un gritó lo erizo tras acercarse a los aposentos de la reina viuda; se asombró tras vislumbrar a los guardias asesinados en la entrada junto un par de doncellas. En zancadas entró a loque seria el cuarto de Alicent, si bien cuando piso el suelo por poco se resbala.
— Mira sangre quien llegó.
Percibió un sollozó.
— No..no..no— el hombre retrocedió estupefacto.
Alicent Higtower estaba en un rincón amordazada, su pequeña hija se encontraba llorando abrazando a Aerion, Helaena mantenía una expresión escéptica, el vestido yacía ensangrentado, y el cuerpo de Baelon en la mitad de la habitación sin cabeza mientras que la parte faltante la sostenía un hombrecillo calvo, los orbes violetas del niño expresaban el horror por la muerte.
— Mi hijo.... — las lagrimas arrasaron a Percy que no dejaba de visualizar la escena .
— Vámonos, queso, la deuda fue saldada...hijos por hijos.
Cuando estuvieron apunto de huir el Targaryen no lo permitió pues, desvaino la espada que permanecía reposando en sus caderas. Se impulsó, la ira lo gobernó, lo cegó el dolor e incrusto la espada en la garganta del bribón que se hacia llamar queso, la hundió con ímpetu soltando un áspero grito, odio, dolor y un sinfín de emociones lo sacudieron. Sin embargo, al instante que sangre quiso huir, el Targaryen desvaino dos dagas que solía mantener ocultas y las lanzo dando en la espalda del cómplice. Los pasos de los guardias resonaban tras la algarabía.
— Descuartícelo lentamente, esta vivo aun — ordenó enfurecido el príncipe— ¡Ahora!
Se giró sobre los talones volviendo a la grotesca escena; su niño, su dulce niño. La realidad lo sacudió tras los pasos que daba, absortó.
Desvió a la atención hacia Helaena que estaba ida, sosteniendo su vientre cual brotaba espesa sangre: estaba herida.
— ¡Traigan los maestres! — vociferó el príncipe dirigiéndose hacia su mujer, abrazándola fuertemente al momento que ella lanzo un desgarrador grito.
Esa misma trágica noche Helaena Targaryen parió al cuarto Vástago, no obstante, uno murió en el parto porque la herida que le proporcionaron le atravesó el pequeño corazón y el otro, una niña, nació sana con unas escazas escamas de dragón, eran gemelos.
Percy Targaryen perdió e inmediatamente la sed de venganza exclamó en las entrañas al visualizar a su esposa e hijos destruidos por dichos acontecimientos
130 d.C inició una danza tras una deuda supuestamente justa...Escribió el Bufón de la corte.
Nos acercamos al final...
¿Que perspectivas les gustaría leer?
¿Les gustaría una secuela donde relate los momento de Percy con Daemon o un final alternativo donde ellos dos estén juntos?
Denle amor a los dos últimos tiktok que subí en : Jegulusedits, por fis♥
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