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Capítulo 26.



Capítulo 26.

lovely (feat. Khalid) Billie Eilish



Alicia.

Al día siguiente, luego de desayunar y saludar a Mara. Volví a mi casa con el corazón hecho un nudo.

Me duele tanto la situación de Vico, alguien la lastimo tanto que termino recayendo. Encima se niega a decirme quien fue, no hay manera de convencerla de que hablar es la solución. Para que esto no vuelva a ocurrir.

Me siento tan impotente con esta situación. Porque tampoco le puedo decir a Darío, porque ella dijo que hablaría luego con él bien. Así que me siento como una inútil , por no poder hacer más nada que no sea apoyarla y acompañarla.

Debería estar adelantando el trabajo de historia o estudiando matemáticas. Pero mi cabeza gira en torno a todos mis problemas, lo que sucede con Vico, el posible diagnostico que Paula me dé y en que Genaro hoy no me hablo en todo el día.

Miro la hora en el celular, ni siquiera es medio día.

Así que decido ponerme a ordenar mi cuarto, mientras lo hago. Cualquier cosa antes que ponerme a estudiar.

Decido hacerme una mascarilla facial, voy al baño en busca de los productos que necesito. Me ato el pelo en una coleta alta. Agarro el frasco que contiene una mascarilla de frutilla, leo todos los pasos y comienzo con el proceso.

Quince minutos después, acomodo mi habitación con la música alta. No sé porque, pero eso tiene un efecto tranquilizante el acomodar y escuchando música a todo volumen.

Sigo con mi baño individual, luego de limpiarlo me saco la mascarilla y aplico una crema humectante. Le pregunto a mi mamá si necesita ayuda con algo, para mi mala suerte necesitaba que la ayudara a acomodar unas cosas.

Así que me pase la mañana limpiando y acomodando, de alguna forma me distrajo de lo que sucedía en mi cabeza.

***

Como a las cuatro de la tarde, Vico me envió varios mensajes.

Vico: Me acaban de secuestrar un grupo, de chicos lindos.

Prepárate porque tu mejor amigo, va por ti.

Pd: por suerte me bañe esta mañana. Sino parecería vagabunda.

Tuve que releer varias veces los mensajes, lo cual me dejo con poco tiempo para arreglarme. Me había bañado luego de almorzar, pero tenía el pelo hecho un desastre.

Rápidamente fui al baño, y comencé a peinarme con fuerza, tironeando mi cabello. Estaba demasiado enredado, por ese motivo decido hacerme dos trenzas cosidas. Quede medianamente peinada.

Me quito la blusa del pijama, me pongo desodorante. Me pinto las pestañas y me pongo labial color mate. Mirándome al espejo, creo que estoy lista. Ahora debo elegir que ponerme.

Salgo del baño, sin blusa, ya que prácticamente estaba en mi cuarto.

— Era enserio, que las mujeres tardan mucho en el baño — la voz de Genaro, me dejo helada.

— ¡AHHHH! — grite asustada.

Mi mejor amigo tenía la vista en el celular, pero cuando solté mi grito lo tiro al suelo y levanto la vista para verme. Sus ojos se abrieron de par en par, su boca hizo un a "O" perfecta.

— ¡Alicia! Santo cielo... — el muy idiota tenía la vista en mis pechos desnudos.

Con rapidez los cubrí con mis brazos, pero sobresalían de los mismos.

— ¡¿Qué haces aquí?! No mires ¡Pervertido! — agarre mi almohadón y se lo tire a la cara.

Aproveche el momento para correr al baño, y cerrar la puerta con fuerza.

Mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho, sentía mi cuerpo caliente a punto de incendiarse por la vergüenza.

En mi cabeza no había espacio para las inseguridades en este momento. Todos mis pensamientos giraban en torno a que Genaro, mi mejor amigo, el chico del que estoy enamorada. Me acaba de ver las tetas.

— ¿Estas viva? — se burla del otro lado de la puerta — porque creo que vi el cielo, por primera vez. Así que creo que yo morí.

Eso hizo que mi corazón, mi estómago y cada parte de mi diera un vuelco.

— ¡Que molesto que sos!

— ¿Yo molesto? ¿Quién fue la que salió desnuda?

Me puse la remera que me había sacado con anterioridad y abrí la puerta, encontradme con un metro noventa de musculo, sonrisa petulante y gatuna.

Con mi dedo indicie presione su pecho, de manera acusatoria.

— Vos entraste a mi cuarto, sin tocar la puerta — reclamo.

—Es que pensé que estarías estudiando, o eso dijo tu mamá.

Ruedo los ojos.

— Deberías salir, así me cambio — digo con obviedad.

Hace un puchero y lo miro con cara de pocos amigos.

— Oh podría ayudarte a cambiar... —comenzó a decir.

— ¡Pervertido! — me queje mientras con mi dedo, volví a golpear su torso.

Genaro tomo mi dedo en su mano lo retiro, para entrelazar su mano a la mía. Llevo nuestras manos entrelazadas por encima de mi cabeza apoyándola en la pared. Con su otra mano tomo mi cintura con delicadeza. Dejándome atrapada entre él y la pared.

Justamente el otro día, tuvimos un sueño similar... Mi conciencia no ayudaba en nada, el calor inundo por segunda vez mi cara y mi cuello.

Sus ojos marrones me miraban con fascinación, bajo su cabeza a mi altura. Justo cuando pensé que me iba a besar, sus labios se corrieron hacia la izquierda y besaron mi mejilla.

— Hueles a frutilla — comenta riendo.

— Y tu hueles ha pervertido — sentencio intentando no reírme.

Mi mejor amigo a diferencia de mi comenzó a reírse. Se ve tan hermoso cuando sonríe, en sus mejillas se forman dos encantadores hoyuelos. Los ojos se le achinan y tienen ese brillo tan característico de él.

Pongo una de mis manos en su mejilla acariciando lo, inmediatamente deja de reír. Apoya su mejilla sobre mi palma.

Bajo nuestras manos entrelazadas, para poder rodearme con ambos brazos la cintura, sin soltar mi mano.

Yo lo miraba, y podía asegurar que no me quedaban ganas de mirar a nadie más. En este preciso momento cuando su nariz rozaba la mía y mi sonrisa era el reflejo de la suya, lo comprendí. Los ojos siempre, pero siempre le iban a pertenecer a la persona que los hace brillar.

Genaro me los hacia brillar a mí.

Pero... ¿Yo se los hago brillar a él? Ese pensamiento intrusivo, me pincho el momento. Así como se pincha un globo y se desinfla, así se sintió el momento.

Para no quitarlo de golpe, acaricie su mejilla hasta llegar a su nariz. La cual apreté con fuerza, haciéndolo chillar y soltarme.

— Eso es por no tocar la puerta.

— Lo siento, la próxima voy a tocar — se acercó de vuelta y beso mi frente. — Ahora cámbiate que Pancho y Pipo están en el auto esperando. Y que suerte que les pedí que se quedaran.

—Sí, no necesito que nadie más me vea desnuda — dije riendo.

— Exactamente, solo yo puedo hacerlo — dijo como si nada.

— Si, si claro. Como no — hable con sarcasmo, pero por dentro saltaba de felicidad.

— Aclararemos eso después — dice voz seria. Comienza a caminar en dirección a la puerta.

— ¿A dónde iremos? — pregunte.

— Sorpresa — responde saliendo de mi habitación.

***

El viaje fue largo, pero corto al mismo tiempo. Tres chicos que se la pasaron cantando canciones de desamor, haciendo chistes de doble sentido. Sin dudas era lo que necesitaba para despejar mi cabeza.

Con mi mejor amiga, nos mandábamos mensajes, ella estaba viviendo la misma situación ya que los trillizos no dejaban de cantar canciones de Disney. Pero me dijo que lograron hacerla reír todo el camino.

Y eso se sintió como una batalla ganada, ya que Pablo me mando un video de una Vico riéndose a carcajadas mientras cantaba a todo pulmón.

Diez minutos después estacionamos frente al parque de diversiones, al bajar del auto. El resto de nuestros amigos, nos estaban esperando.

Vico vino corriendo hacia mí y nos abrazamos con fuerza.

— ¿Lo organizaste vos? — me pregunta.

— No, fueron ellos — señalo al grupo de chicos. Que nos miraban con una sonrisa.

Ella entrecerró los ojos.

— Queridas señoritas, solo porque son las únicas chicas que son parte de nuestro club secreto — comienza diciendo Pancho — hoy van a experimentar el día más divertido de sus vidas.

— Hoy es válido que pidan lo que quieras — dice Rulo.

—Se diviertan mucho, y se suelten — agrega Pipo.

— Y sobre todo, se olviden de sus problemas por un rato — agrega Ruco.

— Ya que las queremos mucho — dice Rulo — les van a hacer entrega de coronas.

Con Vico nos miramos sin entender nada.

Muela y Genaro, aparecieron con dos coronas de flores. Genaro se acercó a mí, y me puso una corona con flores lilas y blancas, por el olor puedo detectar que son jazmines.

Muela le puso una corona de margaritas a Vico en la cabeza.

Las dos nos miramos sonriendo, mi mejor amiga tenía los ojos brillosos a punto de llorar. Y creo que yo estaba igual.

— Las princesas del grupo — comenta Muela con una sonrisa.

— Ahora vamos chicas. Que tenemos muchas cosas planeadas.

Vico me tomo del brazo, juntas caminamos con nuestras coronas de flores en la cabeza. Mire a mi mejor amigo, quien me guiño un ojo.

La tarde estaba comenzando muy bien.

***

Todos decidimos que sería buena idea entrar al tren del terror, como el primer juego. Nos tocó ir de a dos por cabina.

Por "casualidad" me toco ir con Genaro. Muela fue con Ruco, Pipo con Vico, Pablo y Pancho fueron juntos.

Al principio no daba nada de miedo, porque había muñecos de brujas y duendes. Era normal, hasta pensé que era para niños.

— Mira un duende feo, deberías abrazarme — comenta Genaro.

— No, gracias.

El refunfuñaba como payaso, pero se las arregló para entrelazar nuestras manos.

El recorrido de a poco comenzó a ser más siniestro, y más aterrador. Hasta tenía música que me erizaba el vello del brazo.

Solté un grito cuando se apareció un muñeco muy feo. Haciendo que Genaro soltara una carcajada.

Lo mire feo, pero este lo único que hizo fue atraerme más a él. Se estaba aprovechando de la situación.

La iluminación comenzó a ser cada vez más escaza, el ambiente era sombrío y lúgubre. Luego las luces se apagaron, y todo quedo negro.

— No seas miedosa, cara de bolis —pasa su brazo por encima de mi hombro. Con toda la seguridad del mundo.

— Yo no... — de pronto se escuchó el sonido de algo raro... ¿Una motosierra?

Y de la nada aparecieron dos personas, con máscaras horribles y espantosas. A ambos lados de la cabina. Intentando romper el vidrio, pero la cabina siguió avanzando. Apretamos el botón para que se mueva más rápido, lo hizo por uno segundos luego quedo varada.

La voz automática de la cabina dijo Sistema de seguridad suspendido.

— ¡AHHH! ¡MIERDA! ¡MIERDA! — grite asustada.

Genaro estaba temblando, cuando vio a los dos locos acercarse de nuevo. Y esta vez la cabina no seguía avanzado.

Luces rojas se encendieron dejando una atmosfera más tétrica, seguida de risas diabólicas y el sonido de esa horrible máquina.

Mi corazón latía desembocado en pecho, mis manos temblaban y sudaban.

Veo una sombra que se mueve, al principio era una mancha borrosa. Pero luego se transformo en una figura humana, un hombre.

— Ayuda, por favor. ¡Ayuden me!— pidió intentando abrir la puerta de la cabina. Dejo sus manos marcadas en el vidrio, no se veía bien... Pero podía jurar que eran oscuras, como si fuera sangre,

— No, fuera loco. FUERA — grito Genaro, tratando de que no se metiera a la cabina.

Los tipos de la motosierra, se acercaron al que pedía ayuda.

No podía ver lo que iba a suceder, así que intente esconderme en el pecho de Genaro. Pero creo que él tuvo la misma idea, y terminamos chocando nuestras cabezas.

— Auch — me quejo.

Genaro me agarro y me abrazo, al igual que yo. También estaba temblando del miedo.

— No puede ser, seguimos nosotros. Seguimos nosotros — se lamentó asustado.

Escuchábamos gritos, sonidos de motosierras, y hasta sentimos que algo se pegó al vidrio. Cuando vimos, parecía como gotas de sangre y una mano.

— AHHHHHHHH — gritamos al unísono.

Ambos pegamos un grito, y nos quedamos abrazados todo el recorrido. Solo levantamos la cabeza cuando el que dirige el juego. Nos pidió bajar.

Puedo asegurar que nunca sentí moverse a la cabina de mierda esta.

Al salir nos encontramos con Pablo y Pancho, ambos tenían la cara pálida y miraban hacia la nada. Me senté al lado de ellos.

— Nunca más, en la vida me vuelvo a subir — dije.

—Nunca más — dijeron los tres chicos.

Unos minutos después, empezaron a aparecer todos. Nos veíamos muy pálidos, hasta Muela estaba pálido y callado.

Cuando Pipo y Vico aparecieron ambos traían sonrisas en su rostro.

— ¿Qué pasa? — pregunta Pipo,

— Si, parecen que hubieran visto un fantasma...— comenta riendo.

— Es que los vimos — dije aterrada.

— Y a lunáticos cortando gente — agrega Genaro.

— Que nenas — se burla Pipo.

— La verdad es que no fue gran cosa — comenta Vico —, me asusto más Masacre en Texas, esto parecía Scream.

— Tienes toda la razón, querida Vico — comenta Pipo.

El resto, nos los quedamos viendo como si estuvieran locos...

— Vamos a otros juegos — comenta Muela. Y todos estábamos de acuerdo.

— Nunca hablaremos de lo que paso ahí — dice Gena en mi oído.

— Jamás — comente.

Gena acomodo mi corona, la cual perdió algunas flores por culpa del tren del terror.

— ¿Vamos?

— Vamos.

Holis, perdón por la demora. Estoy con problemas con la computadora, y estoy rindiendo un examen. Pero no me olvido de ustedes, así que estoy haciendo todo lo posible por subirles varios capítulos en la semana. Tratare de publicar tres por semana.

Muchas gracias por leerme y por comentar.

Y les quiero quitar un miedo: Darío no va a quedar como un novio malo, no voy a destruir así como así una relación. No les voy a decir que va a pasar, jejeje, pero todo es parte un proceso.

Este es un libro único, sin segunda parte, acá lo que quiero plantear es un buen desarrollo de cada una de las chicas. Así que tranquilas, el final para todos va a ser el justo y el merecido. Así que no se preocupen por eso.

Amo que interactúen con la historia, gracias por leer. Sepan que cada emoticon, y comentario me hace super feliz.

besitos y nos leemos pronto.

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