Tocó y recuerdo: lo que pasaba por mi mente, el tumulto interno, la ansiedad de mis dedos al transcribir cada párrafo qué se encuentra entre líneas dispersas en todo mi imaginario.

Recuerdo y pienso: en mis pasos alocados, en risas ruidosas, en temblores de emoción y miedo.

Nada me indica, nada me hace pensar que algo haya funcionado, haya cambiado ni para bien ni para mal. Me detuve en un punto taciturno en el que pi alguna razón no puedo avanzar, por una razón u otra y que es esteramente mi culpa.

A veces pienso eso, a veces pienso que hay cambios. Tantos cambios que deje de ser yo hace muchos años y la nostalgia qué me invade tiene una razón de ser, cuando los párrafos qué mis dedos transcribieron hace tanto años ya son casi desconocidos para mi vista.

Yo no existiré y existiré en un futuro, cuando estas teclas sean inservibles, el aparato este roto y tirado a la basura. Cuando mi mundo de mil y un vueltas, mis alrededores dejen de verse como lo hacían, cuando la gente que me importaba deje de estar a mi lado. Ahí dejaré de ser yo y me daré cuenta de cuán sola estoy.

Los sentires de estas letras, cartas anónimas qué dejaron una huella de mi en algún momento de mi vida, dejaran de tener sentido para mí y para todos. Un pésame a mis sentimientos y pensares.

Y repito y repito las mismas cosas mil veces. Los mismos pensamientos, las misma palabras, estoy revuelta y trabada en lo mismo. Nada me complace, nada me hace feliz, nada me pone apenada y nada me tira bajo tierra de una buena vez.

Hay veces donde la ansiedad de estar viva un día más me sofoca, como si el mínimo pensamiento o conciencia de cuanto tiempo realmente a pasado me ahogara. Hay algo en las palabras que decía, en lo que pensaba, que se siente ajenas a lo que yo era, a lo que yo representaba. Veo mis palabras como si la madurez me hubiera golpeado desprevenida y recién sintiera el impacto, las verdades sin tapujos qué yo profesaba no eran más que delirios infantiles.

¿Cuándo las cosas a las que tenía apego dejaron de importar?

Aún así, en algún modo retorcido, molesto e hiriente me doy cuenta que de algún modo tanto sigue igual. ¡Tanto, tanto pero tanto sigue igual! ¡Yo más que nadie sigue igual! ¡Como una herida infectada qué no puede y no quiere cerrarse!

¡Nada! ¡Cómo si la tierra girará y girará, diese mil vueltas a la izquierda ya la derecha, diese voltearas y yo me mantuviese parada en el mismo condenado lugar!

Temo al cambio, temo que al día siguiente me de cuenta que no hice absolutamente nada en esta vida. Temo darme cuenta demasiado tarde de que todas mis acciones no tienen relevancia para nadie, ni para mi misma. Aterrada de la idea de saber que ya a nadie le importo de verdad.

Desaparezco entre estas palabras, palabras que nadie lee, palabras que serán un legado oculto casi como con vergüenza. Apartado en este escondite a plena vista para todo el mundo.