chapter 29
Karina estaba en su oficina, con la mirada fija en su laptop, viendo los precios de vuelo a Australia, sus sentimientos la estaban atormentando y matando, su concentración era tan grande que no sintió la presencia de alguien a sus espaldas, alguien que seguía cada movimiento, que la pelinegra hacía.
— ¿Vuelos a Australia?
Karina pegó un grito y cerro la laptop.
— Me asustaste Winter ¿Puedes tocar la puerta y no aparecerte, así como así?
— No respondiste mi pregunta Karina ¿Piensas irte de vacaciones?
— Jennie salió hace rato, no está aquí.
— Yo no vine a buscar a Jennie, vine a buscarte a ti Kari.
— No entiendo el motivo.
— Por favor no me cambies el tema y responde, ¿Piensas irte de vacaciones a Australia?
— Serán unas vacaciones eternas, porque no pienso regresar.
— ¿Qué? ¿Por qué?
El ceño de Winter se frunció al escuchar a la pelinegra pronunciar tales palabras, primero su distanciamiento, su comportamiento raro y ahora esto ¿Qué era lo que sucedía realmente con Yoo Jimin?
— Me ofrecieron una oportunidad de trabajo, es muy buena y el sueldo es excelente.
— No te puedes ir, Kari, aqu-
— Aquí no esta mi familia, ellos viven en Australia, mi deber es estar a su lado.
— Por favor Karina, estás aquí porque tienes una pésima relación con tus padres y eso sin contar que ellos te quieren casar a la fuerza con un hombre que ni conoces.
— Voy a casarme… he decidido casarme, por eso regreso a Australia, para hacer mi vida allá.
Winter arqueó una ceja procesando lo que la pelinegra decía, eso no podía ser posible, un dolor que nunca antes había sentido se hizo presente en su pecho. Karina había sido su mejor amiga desde que la conoció, sabían muchas cosas una de la otra, por eso no podía creer lo que escuchaba, no, claro que no.
— Siempre dijiste que no te casarías sin amor ¿Acaso amas a un desconocido?
— No — se levantó de su escritorio guardando la laptop en su maletín — Pero supongo que con el tiempo lo amaré o llegaré a sentir cariño por él.
— Un matrimonio sin amor, no es matrimonio.
— En 6 meses te llegara la invitación a mi matrimonio, espero que puedas ir.
Sin decir algo más o antes de siquiera darle la oportunidad de responder, salió de su oficina a paso rápido, no quería hablar con ella, se negaba a darle explicaciones de su actuar y de sus decisiones, al menos antes de irse, necesitaría estar alejada de ella para que, al momento de su partida, no sea tan doloroso el adiós.
— Espera, espera — Winter la jaló de un brazo y por inercia su cuerpo se quedó casi pegado, al contrario.
— Se me hace tarde, tengo que hacer cosas.
— Te invito a comer y no acepto un “No” por respuesta, solo será un almuerzo, te dejo
en tu casa y no te molesto más.
Karina lo pensó un poco, era muy masoquista de parte aceptar una invitación de ella, para pasar tiempo con ella, aunque… una ultima vez antes de irse y antes de alejarse definitivamente de ella no le vendría mal.
— Bien, pero te advierto que me debes comprar un postre.
— Todo lo que quieras.
La pelinegra y Karina salieron del colegio, y la mayor la guío hacia su auto, Karina se subió a la parte de atrás, sentiría culpa si se sentaba al lado del copiloto, el lugar que ocupaba la esposa de la mujer que amaba, podía parecer tonto, pero ella sentía que traicionaba a su amiga.
— Kari si quier-
— Me gusta estar atrás — la interrumpió — ¿Vamos?
— Mmm… si, vamos.
El auto se puso en marcha, Karina miraba atentamente por la ventana mientras que Winter conducía hacia uno de sus restaurantes “The Griffin Bar”, al llegar, como todo una persona respetuosa, la pelinegra le abrió la puerta su acompañante y entraron al lugar, los meseros al ver a la dueño, se pusieron alerta, debían darle la mejor atención a la dueño. Durante el almuerzo, Winter y Karina se reían recordando anécdotas que habían pasado juntas, desde que se conocieron y por un instante, Winter sintió que tenia de nuevo a su mejor amiga, no a la triste y seria, sino a la alegre y divertida Yoo Jimin, la chica que la hacía reír con sus ocurrencias y aún no asimilaba la noticia que le había dado la pelinegra, de su viaje a Australia, de su matrimonio con un desconocido, tan solo pensar en eso, el miedo invadía su ser.
— Es hora de que me vaya… ya son las 6 de la tarde, he abusado de tu amabilidad y Jennie debe estar preocupada por ti — se levantó sacando su billetera.
— No Karina, yo invito y además te prometí llevarte a casa ¿Recuerdas?
— Si, pero no es necesario qu-
— Te pido que no seas terca, vamos.
La menor hizo una mueca y asintió caminando detrás de Winter, volviendo a subirse a la parte de atrás, a pesar de los ruegos de Winter… otra vez había perdido a su mejor amiga, volvía a ser la triste Yoo Jimin. Esta vez el camino fue en silencio, la tristeza reinaba en el auto, pero al llegar, Karina bajó del auto antes que la Winter le abriera la puerta, quería terminar con esa salida.
— Gracias Winter, buenas noches — se fue sin más.
— ¡Karina! — gritó bajándose del auto intentando alcanzarla, pero ella ya se había metido al edificio.
¿Por qué huía? ¿De qué? ¿De quién? Winter no se iba a quedar tranquila, así que la siguió, de no ser porque ella hacia ejercicios todas las mañanas, probablemente no la hubiera alcanzado, la detuvo jalándola de su brazo, justo antes que ella entrara a su departamento.
— Winter, tengo cosas que hacer.
— Ahora me vas a decir que tienes Karina, llevas semanas actuando rara, alejándote de
mí.
— Es por el estrés de mi viaje.
— Vamos Karina, te conozco ¡Dime la verdad! —exigió desesperada.
— Esa es la verdad, no sé que más quieres que te digas.
— ¡Se sincera!
— Por favor, vete Winter…
Los ojos de Karina se estaban cristalizando, no podía controlar sus emociones cuando se trataba de Winter.
— Me iré solo cuando me digas la verdad.
— ¿Quieres la verdad Winter?
— Si… por favor, dime que te ocurre.
— Te amo.
—¿Qué?
Karina dio un suspiro, iba a confesar todo, de cualquier forma, se iría pronto y la olvidaría.
— Llevo 4 años enamorada de ti, Kim Minjeong.
— Karina…
— Si, ya se que estas casada, ya sé que amas a Jennie, sé que ante tus ojos soy tu mejor amiga, sé que tienes una familia ¡Lo sé, pero yo no mando a mis sentimientos!
Winter se había quedado muda, espero todo, menos esa confesión, quería decir algo, quería limpiar las lágrimas que caían por las mejillas de Winter, pero ni siquiera podía moverse.
— No es tu culpa Win… yo no debí enamorarme de ti, perdóname No esperaba que dijeras nada — sonrió triste — Ve a casa Winter… con tu esposa y tus hijos, sé muy feliz y por favor no me busques, no hasta que te haya olvidado.
—Yo… — intentó hablar, pero las palabras no salían.
Karina entró a su departamento y la miró desde la puerta.
— Mi corazón latirá siempre por ti, aunque el tuyo lo haga por alguien más.
La pelinegra cerró la puerta y deslizó por ella, escondiendo su rostro entre sus rodillas, al fin había revelado su secreto y la culpa se la estaba comiendo viva, ella sabia que las gotas de lluvia eran frías, las escuchaba caer por su ventana, pero las gotas frías y saladas salían de sus ojos, cayendo a un lugar sin retorno.
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