Abrazando un sueño - Parte 4
Abrazando un sueño - Parte 4 (por Sharfer)
¿Qué salió mal? Nadie lo sabe. O tal vez lo correcto sería decir que todo salió según lo esperado, exceptuando el gran detalle de que una vez más fuimos derrotados en los llanos de Anang. Handimar distrajo como esperábamos a ese sujeto, cuyo nombre es Lagbar. Las fuerzas defensivas sabiendo que nuestra general estaba contenida llevaron a cabo su propia lucha. Allanamos el camino y la Gevedrei tuvo su bautismo de fuego.
Los sobrevivientes que regresaron de la Vormaft reportaron que la efectividad de los garever fue casi absoluta. El enemigo no sólo sufrió bajas considerables con las primeras descargas, sino que el resto del campo de batalla se paralizó para luego comenzar una retirada alocada empujada por el miedo a lo desconocido.
Tras conocer aquello la pregunta sigue siendo la misma, ¿qué salió mal? Simplemente algo que nadie podía llegar a prevenir, que no era posible. Luego de escuchar los informes de Handimar y del resto de los testigos, esto fue básicamente lo que sucedió. Lagbar dejó inconciente a la líder de nuestro ejército e inmediatamente se dirigió hacia donde estaba nuestra nueva unidad.
Mató a todos, a los cuatrocientos miembros de la Gevedrei y a su vez aniquilo casi por completo a la Vormaft. Los únicos que sobrevivieron fueron quienes huyeron despavoridos al ver que sus compañeros de armas caían como si nada, víctimas de una sola persona. ¿Cómo pudo sobrevivir al poder de los garever? No lo sabemos con certeza, algunos dicen que los disparos fallaban, otros que las municiones no tenían efecto en él.
Según la opinión de Handimar, aquello había sido producto de un estado de furia. Nos contó su reacción al escuchar el sonido de los tiros. No cabían dudas de que tenía pleno conocimiento sobre los garever, o al menos de un arma similar. Sin embargo, al saber la reacción del resto del ejército, Kowin sugirió la posibilidad de que ese hombre Lagbar proviniera de otra parte del mundo y aquello lo convertía en una amenaza mucho mayor para nosotros.
Anang, en el peor de los casos, ahora contaba con cuatrocientos garever totalmente funcionales. Casi todos los reyes coincidíamos en la necesidad de invadir una vez más esas tierras, esta vez con todas nuestras fuerzas. Handimar atacaría por tierra por tercera vez, mientras que Stila y Grokel haciendo uso de la flota Lefieru, desembarcarían por el oeste. Por su parte, Undigu permanecería en la retaguardia para asistir a la invasión por el este en caso de ser necesario.
Ese es el plan que decidimos junto con los demás reyes, los generales y el propio comandante estratega. El tiempo apremiaba, si la gente de Anang conseguía aprender a usar decentemente los garever, a futuro seríamos nosotros quienes sufriéramos bajo el poder de las armas que habíamos creado. Ante tal panorama, ¿por qué estamos reunidos aquí en Hauta escuchando como esta persona nos está sugiriendo no apresurarnos en atacar de nuevo y tomarnos las cosas con más calma? Maldita seas, Suou.
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