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Capítulo 6: El trato


CAPÍTULO 6


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EL TRATO
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Ciudad de Seoul, Corea del Sur

Sala de juntas del presidente Kim

[1 mes antes]



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El plan de Kang Na Na, al sacar a Victoria de la sala de juntas, es convencerla de que se dé cuenta que está cometiendo un grave error. A ella es a quien en realidad le conviene hacer ese trato que le está dejando en bandeja de plata a la otra muchacha. Le era necesario y urgente hacerle caer en cuenta que en su situación actual no puede correr el riesgo de quedarse sin empleo, y que de esto puede depender el futuro de su hija.

—Vicky tú más que nadie sabes que en un mes recaerá sobre ti la total responsabilidad de tu hija, será muy difícil para ti porque son demasiados gastos: el entrenamiento, el instituto de idiomas, el instituto de danzas, la escuela de música, las dietas, el cuidado de su salud, su educación es algo muy costoso y no me digas que piensas cortarle las alas al águila que tienes por hija.

Las palabras de Nana provocan que el recuerdo de su conversación con la CEO de la Agencia de Entretenimiento le golpee con fuerza descomunal: "Como verá, ya han pasado dos años de entrenamiento de Luna Becky, lo cual es tiempo suficiente para que usted se encuentre establecida y que, por ende, ya debería ser capaz de encargarse completamente de los gastos de su hija".

—Esta es una oportunidad para ella, que seguramente te la envió el Dios ese al que le vives orando. Que ahora empiezo a creer que quizá existe, porque te está respondiendo muy bien. Lástima que tú solo le hablas, pero no lo escuchas.

Mientras más escuchaba a Na Na a Victoria se le iba formando una bola en el estómago que poco a poco iba creciendo y cobrando peso.

—Deberías hacerle caso, ¿no viste como te mira el CEO? Si a mí me dijo que podía mudarme en uno de los apartamentos del residencial de lujo, a ti te pondría uno a tu nombre. —de súbito interviene Di Ryu en la conversación, nunca la escucharon salir al pacillo, ni mucho menos acercarse.

—¿Y a ti quien te invitó a nuestra conversación? —inquiere Victoria gruñendo a la defensiva, pero sin levantar demasiado la voz.

La rubia se lleva una mano hacia su pecho dando a entender que se siente ofendida.

—Pensé que se trataba de una reunión de empleadas. O sea, nosotras, duh —Se cruza de brazos haciendo gestos con la boca pretendiendo disimular su burla y mirando hacia cualquier otro lado que le permitiera ignorar las malas miradas que le echaban el par de mujeres.

—Ay, ¡está bien!, ¡está bien! —eleva los brazos a muestra de clara rendición y luego los vuelve a dejar reposando cruzados delante de su pecho—, vine porque el CEO me envió, me dijo claramente que hará un trato conmigo solo si es en conjunto contigo. Te quiere dentro. Es bueno que sepas que al parecer no va a aceptar un no por respuesta.

Se atreve a señalar a Victoria con su índice dando un paso con postura amenazante.

—Más te vale que aceptes porque te mato si por tu culpa nos quedamos sin empleo. Y, por favor, no le hagas esperar.

Dicho esto, Di Ryu se giró barriendo el aire con su rubia cabellera y regresó a la sala de juntas con el presidente.



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El CEO estuvo explicando a las dos jóvenes que todo es por un bien mayor y por algo que es justo para todos. Con esta misión no solo tratará de perseverar por el cuidado y los intereses de su compañía, sino que también se tratará de salvaguardar la seguridad de los futuros clientes, inquilinos, compradores y cualquier visitante. Se evitarían casos futuros y con suerte lograrían ayudar a que atrapen a los culpables.

—Si es que existen —interrumpe Di Ryu con la finalidad de tranquilizar un poco más a Victoria.

A ella más que a nadie le interesaba que la castaña no se echara para atrás, ya que el CEO le prometió quedar dentro si la muchacha aceptaba el trato.

—Como le había dicho a la señorita Park, hay un departamento que por el momento y en mucho tiempo no pensamos poner en venta, así es que pensamos que, para garantizar la efectividad de su trabajo, podrían mudarse allí.

El CEO explicó brevemente que se trata del apartamento 30-30 de la torre azul, precisamente en esa torre es donde supuestamente han ocurrido la mayoría de los casos y, por ende, la mayoría de las renuncias por parte del personal femenino.

—¿Ha dicho en el piso 30?, ¿viviré en el mismo piso donde viven Yura y el Maknae dorado? Ay, me desmayo, esto... ¿puedo mudarme inmediatamente? —preguntó sin importarle lo precipitada y desesperada que se escuchaba.

A Victoria le pareció enfermarle presenciar ese instante, ver cómo esa muchacha daba más importancia a cosas tan banales por encima del peligro que amenazaba contra su propia seguridad. Parecía no haber escuchado la parte negativa a propósito. No sabía si creer que ella no ha llegado a comprender la seriedad del asunto o si es que en realidad no le importaba que ella misma pudiera resultar siendo otra víctima.

Por otro lado, al CEO le parecía que la información que la rubia acababa de liberar era demasiado confidencial como para dejarla pasar por alto.

—¿Cómo ha obtenido esa información señorita Park?

—E-e... bueno es lo que todos dicen. Pero yo misma no sé si es cierto, pero espero que lo sea, eso me haría muy feliz —responde dejando salir una risilla nerviosa, mientras jugaba con sus rizos dorados.

A Victoria le estaba cansando los giros que la señorita Park le daba al tema de conversación de la reunión.

Sentía que se estaba extendiendo más de la cuenta a causa de sus estúpidas intervenciones.

Ya no veía la hora de terminar con aquella reunión. Deseaba que la maldita rubia cerrara la boca y prestara atención.



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El CEO reparó en que esa muchacha le estaba pareciendo una persona bastante vulgar, además de interesada y ansiosa. Muy al contrario de la joven Luna.

—Disculpe la intromisión en el asunto señor, pero, de todas formas, ¿no es que en esa torre ya no hay disponibilidad? Hace años que leí eso en la prensa. Entonces ¿Debo suponer que alguien desalojó?

La interrogante de Kang Na Na dejó al señor Kim sorprendido. Simplemente no esperaba que sus empleadas de mantenimiento estuvieran tan informadas. No sabía qué responder y sintió una punzada en el estómago cuando miró hacia Victoria. Ella le miraba con esa forma casi amenazante entrecerrando los ojos.

Reparó en que lo mejor para tratar con esta muchacha era ser lo más honesto posible, pero le diría la verdad a medias, con tal de no dañar a la señorita Yura.

—La verdad es que sí, alguien desalojó el departamento 30-30, sin embargo, no puedo darles más detalles porque es un asunto privado de mi cliente.

Victoria se puso de pie y dio unos cuantos pasos mirando fijamente al CEO. Sus manos estaban cerradas en dos puños y su entrecejo mostraba lo molesta que se estaba sintiendo.

—Señor Kim entiendo que su intención es ayudarnos mutuamente, pero creo que tendrá que encontrar a alguien más para este trabajo.

La rubia se paró frente a Victoria impidiéndole el paso. Mientras Kang Na Na le sujetaba por su brazo izquierdo.

—Espera Vicky, no has dejado que el presidente termine de explicarse. Sería de mala educación marcharnos solo así —le dice Kang Na Na en otro intento por hacerla entrar en razón.

—Es que no hay nada que necesite explicarse, yo no voy a prestarme para invadir la propiedad de nadie. ¿No lo escuchaste?

—Por favor, señorita Luna, tome asiento y escúcheme —la voz del señor Kim se oyó autoritaria, todo lo contrario, a su mirada que era un manifiesto entre súplica y ruego.

Victoria, después de unos largos segundos mirando aquella expresión en el levemente arrugado rostro del presidente asintió y lentamente retrocedió hasta quedar sentada en el mismo asiento que había estado ocupando los últimos 45 minutos, mientras la rubia y Kang Na Na la imitaban.

El presidente Kim hizo una señal a unos de sus secretarios, quien se acercó a él para que le pudiera hablar al oído. Luego de escuchar la orden confidencial, se le vio salir inmediatamente del salón de juntas siendo seguido por los tres pares de ojos de las damas presentes.

El presidente había mandado a buscar la renuncia a la compra firmada por la propia Yura, creyendo que el único medio para tratar con Victoria era ser cien por ciento honesto con ella.

Luego de leer el documento, Kang Na Na le dio un par de palmaditas en la espalda a modo de reconfortación, pues sabía lo mal que ella debía estar sintiéndose con relación al presidente.

Victoria se puso de pie para devolver el documento al secretario, sin embargo, el documento no llegó hasta las manos del mismo.

—Si yo voy a vivir en ese apartamento también tengo derecho a leer esto —protestó la rubia luego de tomar el documento sin previo aviso.

Sin esperar el visto bueno del presiente, de inmediato comenzó a leer y a medida que iba avanzando en el contenido sus ojos se abrían con gran impresión. La interrupción de la lectura fue muy notoria cuando pasó de los primeros párrafos hasta la parte final donde se encontraban estampados el sello y la firma de la cantante.

Ella dejó caer sus brazos y su rostro permanecía con una expresión estupefacta. El secretario aprovechó su estado de obnubilación para tomar el documento de su mano devolverlo dentro de su respectiva carpeta.

—Mañana tendremos un trasporte, solo tienen que traer lo básico, ya que el apartamento está amueblado.

Mientras Victoria le preguntaba a Kang Na Na qué le pasaba a la rubia, uno de los secretarios se acerca al CEO y hablándole discretamente al oído, explica que solo hay una habitación amueblada, pero que hoy mismo se encargarán de las otras cuatro, si daba la orden. A lo que atinó a realizar un asentimiento como aprobación y dándose por entendido, volvió a dirigir su atención a sus empleadas invitadas.

El chillido que sale de la garganta de la rubia hizo que el CEO diera un respingo y la mirara con un leve dejo de desagrado y desconcierto.

—¡No puedo creerlo dormiré en la misma cama que dormía Yura! —emocionada, con una sonrisa que le llegaba a las orejas, daba aplausos celebrando su suerte—. ¡Lo mejor de todo es que seré la vecina del mismísimo maknae de oro!

La joven extrovertida una vez más demostraba estar bastante informada acerca del Seoul Forest Trimage. Pero en esta ocasión el CEO no lo notó hasta que uno de sus secretarios le aclaró discretamente al oído a qué se refería la muchacha con su comentario.



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La señorita Park ya se había tranquilizado. Después del casi ataque de felicidad de la muchacha, al CEO le dio un ataque de risas, pues ya sabía que su quizá futuro yerno era famoso, pero no sabía que causaba en otras chicas la misma reacción que causaba en su propia hija. Consideró en creerle a Sakura cuando se refería a su novio como el chico que todo padre quisiera para novio de su hija. Lástima que ella no podía mostrarlo al mundo porque por asuntos del trabajo del muchacho se trataba de una relación secreta que solo la familia de ambos podía saber.

Cuando al señor Kim se le pasó un poco su ataque de risas. Victoria no perdió tiempo para poner sus cartas sobre la mesa. Ya que le quedaba claro el interés del presidente con que ella fuera parte del trato y mirando que él estaba tratando el asunto con aparente sinceridad, no dudó en tomar los riesgos de hablar por sus propios intereses, o más bien, los de su hija. O se quedaba con todo o se iba sin ningún trato y quizá hasta sin su empleo.

Ella tomó la palabra para exponer que tenía una hija, y que, si no estaba dispuesta a exponer a su niña a esa clase de peligro, pero tampoco se separaría de ella bajo ninguna circunstancia, si su hija no iba a ser especialmente protegida no aceptaría el trato. Es era su primera y su única condición.

Obviamente el presiente estuvo de acuerdo y le dio órdenes inmediatas a uno de sus secretarios para agregar esta nueva cláusula al contrato.

El CEO sorprendió a todos cuando mandó a agregar la firma de la señora Kang en el contrato.

El señor Kim no es tonto, ha notado la influencia que la señora Kang puede llegar a tener sobre la muchacha de carácter impredecible y sabiendo que esto la haría más que feliz no dudó en incluir a la señora.

Victoria aceptó el trato, ya que le ofrecieron vivir con su hija y con Kang Na Na en uno de los apartamentos de lujo más caros de Seoul y un aumento de sueldo exageradamente tentador. Era por mucho, más de lo necesario solo por ayudar a identificar a unos mete mano. Aparte de que el complejo no quedaba fuera de Seoul. Si la trasladaban a ese otro complejo, podría pagar los estudios de su hija y también podía continuar con su entrenamiento en la agencia, aparte de que podían tener una vida mejor y si ahorraba lo suficiente, podía montar su propio negocio y traer a su madre y a su hermano a vivir con ella y su hija.




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La dama del banner es: Kang Na Na.

Mis caramelitos de pomelo, por favor no me maten por el lento ritmo de las actualizaciones, es que sufro de bloqueo mental agudo y crónico, pero estoy tratando de seguir la historia.

Les dejo todo mi amor y un beso grande.

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