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❥︎ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 12: Lᴇᴛ's ᴍᴀᴋᴇ ᴀɴ ᴀɢɢʀᴇssɪᴠᴇ ᴅᴇғᴇɴsᴇ

ᑕᕼᗩᑭTᗴᖇ 12 ;;

•𝐻𝑎𝑔𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝑑𝑒𝑓𝑒𝑛𝑠𝑎 𝑎𝑔𝑟𝑒𝑠𝑖𝑣𝑎•

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☾︎ᵖᵘᵇˡⁱᶜᵃᵈᵒ: 12/01/2021☽︎

Desde allí arriba todo se veía calmado, el clan del hielo se mostraba impasible, con tanta calma que incluso te hacía temblar. Sabía que en las fronteras de los clanes de las bestias, la montaña y la luna la pelea ya había dado comienzo y ahora la defensa debía encargarse de proteger a todos los civiles. Los habitantes de los tres clanes anteriormente mencionados ya habían sido evacuados a los clanes del sol y el viento y estaban listos para retroceder aún más si era necesario.

La defensa se había dividido para cuidar de todos en los clanes que quedaban poblados y a ella le tocó quedarse en el clan del hielo defendiendo a su gente y a los jefes que seguían allí. Subió a lo mas alto del CG para tener una mayor visión de la zona, pero no parecía haber nada fuera de lugar, no se veía un ejercito, vehículos militares o aviones sin identificar.

—¿Todo bien por aquí? —subió Hyperion para ver si se encontraba bien su compañera.

—Si, no hay nada fuera de lugar —regresó caminando hacia el chico que la esperaba cerca del ascensor— ¿Hay alguna novedad de los otros grupos?

—El grupo de infiltración ya ha llegado al clan del bosque y la última noticia que recibimos de Samford fue que habían logrado entrar, en cuanto al grupo de ataque simplemente sabemos que iban a entrar en combate inminente.

—Espero que todos estén bien...

Una brisa fría movió sus hebras azules que por aquella vez había recogido en una cola alta para que su pelo no la molestara en caso de tener que combatir. Hacía tanto tiempo desde la última vez que pisó el clan del hielo que ya no recordaba el mal rato que se pasaba en el exterior sin el abrigo adecuado.

A pesar de llevar puesto el enorme abrigo térmico que el ejercito les proporcionaba junto a las botas y guantes que los guardaban del gélido frío a Erika no se le hacía suficiente.

—¿Por qué elegimos este lugar como base de operaciones? —cuestionó abrazándose a sí misma al comenzar a tiritar un poco— El clan del fuego y el trueno también estaban lejos de los territorios ocupados por el acero.

—La razón principal es porque se les haría difícil atacar un clan como este, en alta montaña y con grandes cantidades de nieve y temperaturas bajo cero todo el año —explicó Wise entrando junto a la chica al ascensor de nuevo para bajar algunas plantas—. Este clan no tiene playas, está rodeado de acantilados, por lo que los únicos accesos son a pie o en vehículo terrestre que aguante esta cantidad de nieve por el sur del clan o con un avión.

—Reduce los posibles ataques, que listos —suspiró consiguiendo entrar un poco en calor.

—Aunque admito que no me hubiese quejado de estar trabajando en un lugar más paradisíaco —rió el chico—. Ya podían haber empezado sus conquistas por el norte y podríamos poner nuestra base en el clan del agua, con esas playas geniales que tiene.

—Soñar en bonito —rió también Erika al ser contagiada por la risa de Hyperion.

El ascensor paró de golpe y la luz se apagó, el chico pulsó varios botones del panel, pero nada, la máquina no se quería mover.

—¿Un apagón? —miró Erika en todas direcciones analizando la situación.

—Más bien yo diría que un ataque —admitió el otro—. Creo que el clan del acero se las ha apañado para llegar hasta aquí.

—Y nosotros mientras encerrados, qué oportuno —bufó.

Hyperion trató de desmontar el panel con lo botones para poder probar a poner en marcha el ascensor de nuevo, o al menos para abrir las puertas en la primera planta que encontraran, pero era imposible sin las herramientas adecuadas.

—Voy a probar una cosa, aléjate un poco —pidió el chico y Erika asintió alejándose de la puerta.

Hyperion colocó las manos sobre el panel y comenzó a mandar una descarga no muy alta y constante de electricidad para tratar de encenderlo de nuevo de otra forma, pero eso solo fue peor.

—¡Mierda!

El sistema hizo cortocircuito y con un pequeño chispazo indicó que no iba a funcionar más, se habían quemado los cables. Un poco de humo salió del aparato y Wise tosió un poco tratando de disiparlo moviendo la mano sin mucho éxito.

Erika trató entonces de buscar otra solución, su inferioridad en cuanto a fuerza física y don le había hecho ser algo más observadora y analítica, ese era su fuerte y ahora tocaba sacar provecho de el.

—Hyperion, ahí arriba —la chica señaló una pequeña trampilla en el techo del ascensor. Debía de ser la que usaban los técnicos cuando debían reparar algo fuera.

—Ven, te empujo hacia arriba y lo abres —Erika asintió.

Ambos a se colocaron bajo la trampilla e Hyperion subió a sus hombros a la peliazul. Giró la manivela y empujó hacia arriba con todas sus fuerzas logrando así que esta se abriera, soltó la puerta y con ayuda de un empujoncito del albino logró subir y así salir del ascensor. Se giró y estiró sus brazos hacia el interior para ayudar a subir a su compañero, seguían estando atrapados en el hueco del ascensor pero ahora ya podían buscar una forma de salir.

—Estamos entre la primera y la segunda planta —dijo el chico al medir a ojo la distancia que habría hasta arriba del todo pues con la oscuridad apenas se podía ver algo.

—La puerta de la segunda planta no está tan alta, podemos trepar por los cables y tratar de abrirla —señaló Erika la puerta del ascensor a un par de metros sobre ellos.

Hyperion asintió siendo esta vez el primero en comenzar a trepar por los cables de acero hacia arriba. La grasa y suciedad que estos tenían se les pegaba en la ropa dejando el uniforme blanco y gris con enormes manchas negras, pero ahora no era el momento de preocuparse de eso.

Ya estaba frente a la puerta, trató de dar un par de patadas para abrirla e incluso meter un poco los dedos entre la rendija para abrir a la fuerza, pero no había manera.

—¿Pasa algo? —preguntó Erika aguantando en los cables como podía ya que comenzaban a resbalarse sus manos.

—No se abre, voy intentar algo de nuevo, a la segunda va la vencida.

—Creo que es "a la tercera va la vencida".

—Pues en nuestro caso será a la segunda o tendremos problemas —a Erika no le gustó escuchar eso demasiado.

Hyperion pegó sus palmas a la puerta mecánica y de nuevo probó a darle una leve descarga pero esta vez más controlada que la del ascensor. Ahora no tenía que mover todo un mecanismo complejo entero, tan solo abrir una puerta, era sencillo, debía funcionar bien esta vez, y para su suerte así fue.

La puerta se abrió y así ya pudo ayudar a Erika a salir de aquel oscuro agujero de una vez. La peliazul se veía bastante aliviada una vez fuera.

—Vayamos rápido abajo, la caja de fusibles y el generador están en el sótano, si han cortado la luz ha tenido que ser desde ahí —dijo Hyperion y Erika estuvo de acuerdo.

Corrieron por los pasillos hasta llegar a las escaleras que bajaron saltando los escalones prácticamente de dos en dos. Cuando al llegar a la primera planta una bala paso peligrosamente cerca de Erika ella e Hyperion tuvieron que retroceder de inmediato ocultándose tras la pared, subiendo algunos escalones de nuevo.

—Soldados del acero —se asomó un poco Hyperion—. Ya están aquí —un nuevo disparo le obligó a ocultarse tras la pared rápidamente.

—Yo me ocupo —dijo Erika y el pasillo comenzó a llenarse de una espesa niebla que la chica generaba directamente desde su piel.

Desenvainó las dos espadas que llevaba enganchadas a su espalda y a paso rápido y oculta por la niebla consiguió acercarse a los dos soldados que los atacaban cortándole a uno el cuello y clavando una de las espadas en el estómago del otro. Un rayo paso muy cerca de su espalda y al girarse vio a un tercer soldado tirado en el suelo que a saber de donde había salido.

—Gracias por la cobertura —agradeció Erika a Hyperion y este alzó el pulgar.

Continuaron su carrera hasta alcanzar de nuevo las escaleras que finalmente ya bajaban a la planta baja donde tuvieron un nuevo encontronazo con más soldados del acero, se prepararon para atacar pero estos nuevos soldados cayeron al suelo antes de que tuvieran la oportunidad de hacer nada.

Uno tenía la espalda quemada, pero eran diferentes a las señales de quemadura por el fuego, mientras que el otro tenía un enorme carámbano atravesándolo. Dos nuevas personas subieron con rapidez después de que los dos tipos cayeran.

—¡Terry! —se lanzó Erika a los brazos del chico en cuanto lo vio llegar.

—Menos mal que estás bien, íbamos arriba para buscaros por si os habíais visto acorralados por los soldados —abrazó de vuelta a su esposa.

—Rae ¿Cómo está todo aquí? Nos quedamos encerrados en el ascensor y apenas acabamos de lograr salir —le preguntó Wise al chico que venía junto a Terry, uno de sus compañeros del clan del trueno, Rae Godmother.

—Los soldados del acero han llegado hasta el CG —explicó el chico—. Todos trabajamos para frenarlos antes de que encuentren a los jefes.

—Bajemos al hall de nuevo —dijo Terry soltando a Müria—. Todos están luchando allí, el resto ya se harán cargo de los que hayan conseguido subir a las plantas de arriba y los francotiradores se están encargando de los que aún tratan de acceder al edificio.

Los otros tres asintieron sin problema y bajaron acompañando al de banda negra. Como este había dicho la planta de abajo estaba plagada de soldados de los que tuvieron que ir deshaciéndose poco a poco.

—Tenemos que devolver la energía al edificio para activar los sistemas de seguridad, yo iré al sótano —avisó Hyperion yendo hacia la puerta que daba a las escaleras que bajaban.

—¡Te acompaño! —dijo Erika corriendo tras él.

—¡Esperad! —Terry y Rae trataron de seguirlos pero un nuevo grupo de soldados los rodearon impidiéndolo, tendrían que deshacerse de ellos primero.

Erika e Hyperion lograron abrirse paso hasta llegar a la puerta que buscaban, al abrirla pudieron comprobar que el lugar estaba bastante oscuro. Erika tragó saliva y armándose de valor bajó junto a su compañeros. Iban con cuidado y atentos a cualquier movimiento en las sombras o a cualquier sonido, sabían que los del acero eran peligrosos, pero agradecían que sus enemigos no fueran en ese momento los del clan de la luna o serían blancos fáciles.

Caminaron por largos minutos en la oscuridad de aquella zona subterránea y extrañamente no se encontraron a nadie allí ¿estarían todos combatiendo arriba? No, si allí abajo había algo tan importante como un generador debía de haber al menos un escuadrón de soldados protegiéndolo. Conforme más se acercaban al lugar que buscaban con más cuidado se andaban hasta que llegaron a la puerta sin encontrarse con nadie.

—Esto me huele raro —susurró Hyperion.

—Si, es extraño que no hayamos visto ni a un soldado enemigo.

—No, no es solo por eso —negó el chico—. Igual que yo he pensado en reactivar el generador alguien más ha debido pensarlo, sin embargo tampoco hemos encontrado a ninguno de los nuestros en la zona.

Erika se dio cuenta que lo que Wise decía era cierto, era verdad que con tanto soldado y combate en la planta de arriba costara llegar hasta el sótano, pero al menos dos o tres soldados como ellos debieron de poder llegar, sin embargo no había ni un alma allí.

—Voy a abrir la puerta, estate preparada para lo peor —Erika asintió.

Con lentitud y mucho cuidado Hyperion giró el pomo de la puerta y la empujó hacia adentro para lograr abrir. El único ruido que se escuchaba era el de una caldera que había dentro, pero nada más. Entraron al no ver nada raro, el generador debía de estar cerca, pero nada más caminar un par de metros dentro sus ojos se agrandaron sorprendidos al ver una pila de cadáveres al lado del maldito aparato que venían buscando.

Todos y cada uno de los cuerpos eran de soldados aliados, compañeros que ahora estaban muertos, debían de ser al menos 7 u 8 y no eran precisamente soldados débiles, sino soldados de mayores rangos o incluso parte de la élite de su ejercito ¿quién podía ser el causante?

Sintió algo raro, un peligro horrible, fue tan solo por un instante pero este le valió como advertencia y se movió todo lo rápido que pudo mientas la afilada hoja de un hacha caía desde arriba tratando de darle, fue una suerte que pudiera esquivarla lanzándose al suelo y rodando un poco hasta rápidamente volverse a poner en pie.

—Vaya, que envidia de reflejos —mencionó su atacante pasando su lengua por sus labios.

¿Quién era ese? ¿Qué hacía allí? ¿Qué estaba pasando? ¡Casi la mataba! Erika trataba de respirar para no entrar en pánico, trataba de mantener su mente despejada con mucho trabajo e incluso logró identificar por casualidad a aquel chico cuando una de las tantas imágenes que Travis les mostró acerca de los del acero llegó a su cabeza.

Era Gene Ghiskhan, uno de los 14 del acero, ahora entendía la ausencia de soldados de aquel clan, con uno de sus soldados más fuertes protegiendo el generador no tenían de qué preocuparse, pero aun así era extraño que uno solo se cargara a tantos soldados de élite de su bando.

—Bueno, al menos con ella podremos jugar un rato más que con este inútil.

Otra voz más se escuchó en la sala, vio a otro chico llegar junto a Ghiskhan desde atrás, no lo había notado hasta aquel momento, también lo reconocía, era Jerry Onimo. Ella y Wise iban a tener que esforzarse mucho para aguantar hasta que los refuerzos llegasen, o al menos eso pensaba hasta que vio lo que Onimo sostenía entre sus manos.

Erika comenzó a temblar, ya no pudo seguir manteniendo esa mente fría, esa cordura, un horrible recuerdo del Midnight War llegó a su mente, esa imagen le recordaba demasiado a ese infierno de sangre que vivió. Sus piernas temblaron y sin poder aguantar su peso cayó de rodillas al suelo mientras las lágrimas resbalaban por el miedo que tenía.

—Bah, esta tampoco parece ser nada del otro mundo, seguro que esquivó tu hacha de potra —le quitó importancia el de pelo negro dejando caer al suelo como si tan solo fuera basura la cabeza cortada de Hyperion.

¿Cuándo había pasado eso? Llegaron juntos a aquel lugar, a los dos los atacaron al mismo tiempo y estaba segura de que Wise pudo esquivar sin problemas a Gene. Debió caer en otro ataque ¿había sido aquel otro chico su asesino? Aquella crueldad, aquel asesinato frío, el terror que sufrió volvió a su mente atemorizandola una vez más, las palabras desalmadas de Byoko, la risa aguda de Millennium, el juego que era la muerte para los Sesame, recordó como ya había visto casos de personas a las que no les importaba matar entre los suyos, ¿por qué no iba a darles igual a ellos?

—Mátala —le dijo Jerry al más corpulento que obedeció sin rechistar acercándose amenazante hacia ella.

Estaba siendo complicado, había demasiados aviones tras ella y aunque Keenan y Shawn trataban de ayudarla en lo que podían para quitarle carga de encima se estaba haciendo demasiado pesado. De repente un montón de aviones enemigos llegaron para atacar y ellos debían evitar que alcanzaran la ciudad y comenzaran un bombardeo.

O al menos esas pensaban que eran las intenciones al principio pues después de un rato de lucha Abigail notó algo extraño; los aviones no atacaban de forma tan agresiva como otras veces y no solo eso, parecían eludir sutilmente su vía de escape. Era difícil notarlo ya que ellos mismos no les dejaban demasiadas salidas, pero hubo un punto en el que por un fallo de Keenan un avión que pudo escapar no lo hizo, pero fue un fallo tan sutil que no le dieron importancia.

Abigail sabía que cualquier buen piloto hubiese notado en hueco en la defensa, pero solo supuso que sería un piloto novato o no muy experimentado, eso hasta que vio que no tenía lógica que el acero mandara a pilotos así justo a primera línea, además quitando ese fallo tenía una habilidad y precisión realmente increíbles. Entonces ¿a qué se debía aquel desliz?

Estuvo dándole vueltas a eso en su cabeza mientras perseguía a uno de los aviones que llevaba jugando ya con ella un rato haciéndola perderse entre las montañas altas y nevadas. La respuesta llegó certera a su mente, no tenía pruebas suficientes para afirmar lo que se le acababa de ocurrir, pero tampoco tenía dudas de que era eso lo que verdaderamente pasaba.

—Chicos —cogió Abigail el comunicador de la radio—. Creo que están jugando con nosotros.

Eso no hace falta que lo jures, son muy escurridizos —respondió Shawn.

—No, no me refiero a eso —negó con la cabeza a pesar de que no podían verla—. Me refiero a que la intención de estos tipos nunca fue llegar hasta la ciudad, sino distraernos.

¿Por qué piensas eso?

—Es una corazonada, uno de los pilotos hizo algo que me pareció sospechoso antes y he llegado a esa conclusión tras darle varias vueltas —aunque en su mente era ya seguro y era la hipótesis principal solo había una forma de confirmarlo—. Si ellos están aquí puede que hayan aprovechado para colar soldados por tierra ¿Alguien puede llamar a la torre de control?

Yo me ocupo —dijo Keenan.

Pasaron algunos minutos en los que Abigail continuó persiguiendo al enemigo con normalidad para que este no pensara que pasaba algo. En seguida Keenan volvió a hablar confirmando en cierta manera sus sospechas.

No contestan, no hay nadie en la torre.

Eso no es bueno —chasqueó Shawn la lengua—. Dejad las persecuciones, regresamos.

La peliceleste veía aquella decisión como algo totalmente lógico, después de todo solo estaban perdiendo un tiempo que podrían estar aprovechando en ayudar verdaderamente a alguien. Lo malo era que en cuanto los aviones dieron media vuelta y los del clan del acero se dieron cuenta las tornas se invirtieron siendo estos los que ahora los perseguían a ellos.

Parece que estaban decididos a retenerlos allí ya fuera por las buenas o por las malas. Aquel accionar tan solo confirmó las sospechas que Coffee había tenido, se traían algo entre manos.

Abigail esquivó algunos disiparon que trataban de derribarla y comenzó a volar en zigzag entre las cumbres montañosas para despistar o al menos hacer ralentizar a quien la perseguía. Ella era buena en lo suyo y tenía una gran confianza en si misma por lo que no le llevó demasiado tiempo, de hecho en cuanto logró posicionarse tras su persecutor vio no muy lejos de ellos a Froste derribar uno de los dos aviones que lo perseguían a él y seguía con su huida del otro que quedaba.

No iba a ser menos que su superior, ese no era su estilo, así que era hora de traer de vuelta aquella pequeña parte sádica suya que tanto había salido a flote durante el Midnight War. Una vez que tuvo a tiro al avión enemigo no dudó en derribarlo con furia en cada una de las balas que su avión disparaba. Consiguió destrozar completamente su ala derecha, levantar parte del fuselaje e incluso quitarle la parte trasera que fue la primera en caer siendo seguida por el resto del avión.

Entre la blanquecina nieve destacó en ese momento una bola de fuego roja y naranja originada por el queroseno del avión al estrellarse y estallar. Se sentía realizada, útil y por fin como alguien que no volvería a estar a la sombra de otros.

Un disparo, incrédula miró los controles y en una pantalla salió que le habían dado por el lateral izquierdo, miró en aquella dirección viendo a un nuevo caza acercándose a gran velocidad, quiso hacer subir al avión para esquivar otros posibles ataque, pero el disparo de antes habían dañado más de lo que pensaba su avión y este no respondía a la misma velocidad. El caza del acero volvió a disparar dañando el lateral izquierdo al completo de su avión y rompiendo su ala, el avión ya no aguantaría más en el aire y de hecho ya comenzaba a perder altura.

Iba descendiendo rápido, pero al menos no era una caída en picado, tenía tiempo de eyectarse con su asiento y descender a salvo con su paracaídas, pero si hacia eso el caza que la rodaba de cerca la atacaría y mataría al instante, debía buscar una forma de librarse de él al mismo tiempo que se salvaba, que pena no ser en esos momentos miembro del clan del viento, ese don le hubiese venido perfecto.

No había muchas opciones, y el plan que se le vino a la cabeza no era el mejor del mundo, pero era intentar hacer eso o morir, y por supuesto ella no moriría a manos de un simple idiota. Se deshizo del cristal y techo de la cabina del avión colocándose por supuesto la mascarilla de oxigeno y las gafas primero, la propia velocidad y fuerza atmosférica querían hacerla salir volando, menos mal que contaba con el cinturón del asiento para sujetarla.

Esta misma velocidad de caída hacía que el siguiente paso fuera difícil, pero gracias a que el otro avión se acercó al verla con las intenciones de eyectarse pudo cubrirlo también con su ataque, creando una densa nube de niebla que al fundirse con las propias nubes hiciera que no se viera prácticamente nada. Y ahí llegaba el último paso y el que decidiría si vivía o no, tenía que confiar en otros y eso que se juró no hacerlo nunca.

—¡Frost a las doce en punto! —gritó por la radio que gracias a Ansythma seguía funcionando y se eyectó finalmente.

Gracias a la densa niebla el avión atacante no la podía encontrar hasta salir a cielo abierto de nuevo, como vio a Shawn hacía muy poco tiempo cerca suya supuso que aún seguiría por la zona y la idea era que en cuanto salieran de la niebla ¡Pum! Shawn derribara el avión salvándole la vida. Aunque claro, sus cálculos podían fallar y que Shawn ya estuviera demasiado lejos o que no entendiese el mensaje y eso sería su sentencia.

La niebla ya era más leve y en cuestión de segundos terminó, el caza del acero no tardaría en encontrarla y de hecho ya podía sentirlo acercarse cada vez mas a ella.

—Vamos... —rogaba en un susurro mirando en todas direcciones para ver si Frost llegaba— Por favor...

El avión del acero apareció tras ella a una distancia aún considerable, pero en cuanto la ubicara sería rápidamente acortada. Por suerte un segundo y hasta tercer motor se escucharon llegar también y pudo ver el avión que Shawn pilotaba acercarse siendo aún perseguido por el otro caza del acero.

Este se acercó directo hacia el caza que lo perseguía a ella ¡Se estaba acercando demasiado! ¡Iban a chocar! Abigail miró casi con la boca abierta como el propio Shawn se eyectaba de su avión segundos antes de que este chocara con el del acero, y el caza que lo perseguía a él, sin tiempo para esquivar el choque, fue afectado por la explosión también cayendo al suelo acompañado de los otros dos aviones.

Y luego decían que la suicida era ella, en el clan del hielo estaban todos definitivamente locos.

Debido a las corrientes de aire Frost fue arrastrado algunos kilómetros más al este que ella por lo que cayeron en partes de la montaña diferentes por suerte la ciudad se divisaba a lo lejos y no tardaría mucho en llegar andando si se daba prisa. Caminar por la nieve, especialmente cuando esta alcanzaba en muchas zonas hasta tus rodillas, era jodidamente complicado. Esto la retrasó mas de lo que esperaba logrando que un trayecto de unos 15 minutos se convirtieron en uno de casi una hora completa.

No se encontró con el peligros en todo el camino por lo que supuso que aún no llegaba o había entrado por otra zona de la ciudad, en cualquier caso ahora no tenía tiempo de buscarlo o esperarlo, ya la alcanzarían o se toparían por el camino.

Corrió por las calles desoladas del clan del hielo pues no había ni un civil allí siendo que habían sido evacuados a un refugio algo mas arriba en las montañas y solo encontraba algunos cadáveres de aliados y enemigos siendo cubiertos por la nieve que se les acumulaba por los pequeños pero incesantes copos que comenzaron a caer hacía ya un rato.

Llegó así a una plaza donde una estatua de la diosa Ansythma se alzaba con majestuosidad y cerca de esta estaba la estatua del primer jefe del clan del hielo. Allí en un primer vistazo solo encontró más cuerpos tirados, pero cuando se adentró una imagen grotesca la paralizó en su sitio por un instante. Un chico de larga cabellera negra recogida en una cola se erguía tras haber decapitado con su katana a un pobre chico que no se atrevía ni a mirar por lo mal que esa imagen le dejaba el estómago.

El chico se giró al sentir otra presencia, su uniforme y cara estaban manchados de carmín y sonrió ampliamente al ver a aquella chica.

—¡Parece que hoy es mi día de suerte, pardiez! —bramó con entusiasmo— Podré seguir quitando a todos los enemigos del camino de nuestro señor Cinquedea, es genial que se me permita llevar a cabo tan importante tarea.

Cuando el chico dio un paso hacia ella empuñando su katana supo que debía de correr. No llevaba sus armas encima ya que estuvo subida en el caza, y algo le decía que la niebla no iba a ser un impedimento para él.

Quiso darse la vuelta y correr cuando tropezó con uno de los tantos cuerpos que había tirados en el suelo, maldita fuera sus suerte. Miró fugazmente el cuerpo viendo con un horror que tubo que aguantar y disimular el cuerpo de otro compañero que conocía, Samguk Han. Lo conocía de haber trabajado algunas veces en equipo con Alessandro y Harrold, era uno de los mejores defensas del clan de la montaña, ella misma tubo la oportunidad de enfrentarse en un entrenamiento a él y podía jurar que le fue imposible acercarse a él lo suficiente como para asestarle un golpe de cerca y atacar con su arco desde la distancia tampoco funcionaba.

Su defensa era completamente inexpugnable, por ello fue uno de los soldados de alto rango llamados para liderar aquella última misión, y ahora que trataba de recordar con quien debía de estar él y procesaba la imagen del decapitado anterior ¿no había sido ese William Glass? El mayor debería de estar haciendo equipo con Han, es decir que todos aquellos soldados de la plaza eran el escuadrón que Samguk lideraba.

Roma aprovechó el lapsus de la chica para dar un sprint y acercarse lo suficiente como para que Aby no tuviera tiempo para reaccionar, por muy rápidos que fueran sus reflejos no podría esquivarlo. Abigail miró con un deje de desesperación en su mirada el filo de la katana acercarse a ella, sentía como si aquel lugar fuera a ser su blanca tumba, y aquel metal gris y triste su ejecutor, más de forma inesperada una pared de cristal surgió entre el choco moreno y ella.

Reaccionó rápidamente cuando escuchó el chocar del metal de la katana con el duro cristal y se alejó rápidamente de allí. Alguien la agarró de los hombros zarandeándola para que reaccionará.

—¡¿Qué hacías ahí parada maldita sea?! —se encontró con el ceño fruncido de Wolfe.

—Yo... Yo no...

—¡Este no es el momento de entrar en pánico! —gritó tratando de empujarla para comenzar a huir— ¡Tenemos que irnos!

Abigail logró procesarlo todo, mas o menos, rápidamente y sus piernas y sistema locomotor comenzaron a moverse. Ambos corrieron de allí, pero un peso cayendo a su espalda y empujándola le hizo perder el equilibrio y caer.

Se trató de levantar mirando que es lo que pasaba cuando vio a Whyte tirado con una de las katanas clavadas en su espalda, aquel desgraciado del acero se la debía de haber lanzado ¿qué clase de precisión tenía?

—Corre —le ordenó casi sin poder hablar Wolfe mientras de su boca no paraba de salir una roja sangre que destacaba de sobremanera entre toda la nieve blanca, los uniformes de este mismo color y su piel clara.

Abigail trató de ayudarlo a ponerse en pie, no iba a abandonarlo, pero Wolfe la empujó para que se alejara.

—¡Qué corras! —gritó casi en un último esfuerzo girándose para crear un nuevo muro de cristal esta vez más alto y grueso.

Abigail supo que estaba usando sus últimas fuerzas para ganarle tiempo y apretando los puños y los dientes salió corriendo de allí perdiéndose entre las calles de aquel lugar.

Roma logró romper el muro de cristal con la otra de sus katanas y se acercó a paso lento pero firme a Whyte quien a penas y podía seguir con sus ojos abiertos. Puso su pie sobre la espalda del chico sin cuidado sacándole un quejido débil y marchito para sacar su otra espada de la espalda de este.

Sin prestar atención al castaño quien moriría en cuestión de segundos, si es que no lo había hecho ya, siguió caminando tranquilamente en la dirección que había seguido Coffee. No le gustaba que la gente huyera cobardemente.

¡Aquí traigo por fin el capítulo! :')

Se me hizo bola la vida esta semana y no pude actualizar el martes como lo tenía pensado, las clases vienen fuerte y además la semana que viene comienzo con las prácticas de trabajo y estoy con todas las preparaciones, los contratos y demás.

Mi idea si de nuevo no se me acumula la existencia la semana que viene, es actualizar el capítulo 13 de Midnight War el lunes y retomar el jueves que viene los capítulos de Olympus actualizando así el capítulo 13.

Ahora así aquí me despido uwu

~Nova/Dreamer

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