Rollo de felicidad
24 de diciembre.
23:50 hs.
Tan solo faltan diez minutos para Navidad.
Mientras la emoción en el ambiente aumentaba al paso de los minutos, mi abuela se sienta a mi lado y susurra en mi oído:
—Tengo un regalo para tí, mi niña —. La miro con ilusión. Siempre me han gustado sus regalos.
Vuelvo a chequear la hora, 23:58, comenzaron a llenar las copas para el brindis mientras los niños y yo nos emocionábamos más y más hasta que por fin llegó.
00:00 hs., Navidad.
Los fuegos artificiales no tardaron en iluminar el cielo mientras brindamos, nos abrazamos y nos deseamos una feliz Navidad.
Los niños corrieron dentro de la casa para ver si Papá Noel se había pasado, antes de ir tras ellos mi abuela me da un toque en la espalda, al darme vuelta veo que trae una pequeña cajita envuelta consigo la cual me entrega con un dulce “Feliz Navidad pequeña”. Se la recibo con un fuerte abrazo y le deseo una feliz Navidad también.
Sonriendo a más no poder mi emoción no tarda en abrir la caja, pero su contenido hace que borre mi sonrisa y mi expresión se vuelve confusa.
¿Por qué rayos mi abuela me daría un tubo pequeñito todo negro?
¿Es una broma acaso?
La observo y ella con su sonrisa pregunta:
—¿Y?¿Te gustó? —Le asentí con una sonrisa torcida y expresión rara. Ella parece notarlo y ríe. —¿Sabes qué es? —Niego con la cabeza apenada. —Es un rollo fotográfico, dentro de él hay unas quince fotos muy lindas que encontré. La semana después de año nuevo iremos juntas a revelarlas, hasta entonces no podrás verlas, ¿Trato?
Como si supiera verlas. Pensé. Pero en vez de eso, estrechando su mano respondí:
—Trato.
Quedará esperar.
¿Qué fotos tendrá ese pequeño rollo?
11 de enero.
17:30 hs.
Nos encontramos en una casa de fotos con mi abuela para por fin revelar las imágenes del rollo fotográfico.
Ella mira divertida mi expresión impaciente mientras el empleado imprime las fotos a lo lejos.
—¿Ansiosa, linda?
Nada más puedo asentirle con la cabeza mientras veo al chico entregarle las fotos en un sobre y a ella pagándole.
Al llegar a casa, me entrega el sobre y con cuidado voy sacando las fotos lentamente. Mis ojos se llenan de lágrimas al ver la primera foto.
Somos mi abuelo y yo de pequeña jugando juntos; en otra él me da de comer; en otra salimos disfrazados de rockeros o algo parecido; y así en todas las demás fotografías. No pude evitar soltar un par de lágrimas y repetir un “Gracias” mientras mi abuela me abrazaba.
Mi abuelo había fallecido hace unos años y yo fuí muy unida a él hasta el momento en que se fue, por eso ese pequeño regalo de mi abuela que creí que era una broma se volvió el causante de la Navidad más feliz y hermosa de mi vida.
Fin
El relato cuenta con 489 palabras.
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