Capítulo 29
“Ni el uno ni el otro tenían vida para nada distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar las cartas con tanta ansiedad como las contestaban.”
-Gabriel García Márquez.
[El amor en los tiempos de cólera.]
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Una materia de textura suave y acolchada se pasea por mi mejilla dejando un rastro de humedad con ella.
La acción se repite continuamente hasta verme en la necesidad de abrir mis ojos, los cuales se toman unos segundos para acostumbrarse a la luz que se filtra por todo el espacio de la habitación de Jungkook...
Espera…¡¿La habitación de Jungkook?!
Me giro de golpe encontrándome con una aniñada sonrisa mañanera y unos ojos más rasgados de lo normal a causa del sueño. Una de sus manos sirve de soporte en su mejilla mientras me observa y la otra rodea mi cintura. Deposita un beso en mi frente haciendo que me percate de que dicha acción fue la causa de mi despertar hace instantes.
—Buenos días.—saluda con un tono de voz un poco ronco y grave, seguramente ha despertado hace segundos también.
—Bu…buenos días.—murmuro sonrojada por su cercanía.
Los recuerdos de la noche anterior vienen a mi mente haciendo que me relaje al instante sobre mis suposiciones.
Después de cenar, en efecto, vimos la dichosa película. No recuerdo en qué momento me quedé dormida, pero viendo en dónde he despertado, parece ser que Jungkook se encargó de llevarme hasta la cama.
—Espero no te moleste que haya dormido aquí también, el sofá es algo incómodo. —dice frunciendo el entrecejo y negando con molestia, seguramente recordando la noche que pasó allí.
—No...no.—carraspeo buscando las palabras.—Es decir, esta es tu cama. En todo caso quien sobra soy yo, gracias por dejarme usarla. —me sobresalto cuando lo siento tensar el brazo que apresa mi cintura para acto seguido atraerme hacia su cuerpo y esconder su cabeza en mi cuello.
Esto se siente extremadamente raro. O sea...nos besamos y, por llamarlo de alguna forma, “nos encontramos”, pero aún así no es como si fuésemos una pareja oficial. Aunque yo esté consciente de que me atrae, él todavía no me ha expuesto concretamente sus sentimientos.
—¿No tienes hoy escuela? —pregunta de repente haciendo que mi piel cercana a sus labios hormiguee.
—¿Escuela?—mascullo algo perdida.—¡Oh no, la escuela! —me separo rápidamente y me giro para tomar mi teléfono con la intención de ver la hora.
Suspiro aliviada al notar que aún es temprano. De solo pensar en el sermón, por parte de los profesores, que tendría que aguantar por la tardanza me dan escalofríos. Jungkook ríe y se coloca de pie para avanzar hacia la puerta.
—Puedes usar el baño primero, prepararé el desayuno.
—¿Sabes cocinar? —pregunto un poco incrédula ante su ofrecimiento.
Coloca una mano en su pecho y entreabre sus labios con una expresión ofendida.
—Ya verás…—murmura y me giña un ojo para salir de la habitación.
Siento mi cuerpo comenzar a desinflarse lentamente, y es solo entonces cuando me percato de todo el aire que llevaba reteniendo desde hace minutos, aún su cercanía me pone de los nervios.
Antes de tomar la ducha, decido llamar a las chicas para saber cómo les fue su “cita amistosa”. En serio quiero conocer los detalles…
—¿Sí? —responde una adormilada Keira al otro lado de la línea.
—¡Buenos días! No creo tener que decirte para qué llamo ¿verdad? —inquiero con voz pícara.
Keira ríe y balbucea como una niña pequeña sin saber qué decir.
—Fue…bien. —concluye.
—¿Bien? ¿Cómo que “bien”?—presiono para más detalles.
—Bueno, fue un rato agradable. Fuimos a un restaurante muy lindo, no sabía que ese lugar existía. Aunque obviamente fue en una zona apartada sin testigos o reporteros. —dice lo último con énfasis previendo mi sermón.
—Eso suena bien… ¿Y? —continúo con la intención de que vaya directo al “asunto”.
—Alice y Jimin se besaron y...
—¿¡Qué?! —acepto que quería escuchar algo así, sin embargo no deja de ser inesperado.
—Sí, bueno. Se les notaba la tensión.—ríe levemente.—No creo que sea nada oficial aún, pero ambos parecen gustarse.
—Vaya, ya le pediré detalles más adelante…¿Qué hay con Tae?
—Con…¿Con Tae? Nada ¿Qué habría con Tae?
—No sé, dime tú ¿Por qué te pones nerviosa?—cuestiono con burla al notar cómo su voz tiembla y se entrecorta.
—¿Yo? No estoy nerviosa…
—Claro que sí.
—Bueno basta, déjalo ya.
—Te gusta. Definitivamente te gusta.
—su silencio me hacer reír y al parecer la incomoda, puesto que comienza a balbucear nuevamente.
—Oye, Yoongi llegará en cualquier momento para regresarnos, debo colgar. Nos vemos más tarde en la escuela. —me despido de ella, no sin antes amenazarla con que debe contarme todo, y me dispongo a tomar la ducha.
Una vez vestida y arreglada, bajo a la cocina en busca de Jungkook, el cual se encuentra con el rostro cubierto de harina mientras acomoda unos platos en la mesa. Me acerco y al ver el contenido de estos no puedo evitar estallar en risas.
—¿Así que este es el resultado de tu gran talento culinario?—me burlo señalando el plato de cereal con leche que tengo en frente.
—No te rías, no debería ser así. Intenté hacer panqueques ,
pero no sé de qué forma terminé embadurnándome con la harina.—su defensa no hace más que causarme el doble de gracia.
Pero antes de que mis carcajadas se hagan más sonoras, lo veo rodear la isla de la cocina y encaminarse hacia mí para luego envolverme entre sus brazos y restregar por toda mi cara y ropa la harina de su rostro y cabello.
—¡Jungkook no! Me acabo de duchar, rayos…. —me separo de él y comienzo a sacudir cada zona que ha ensuciado.
Por su parte explota en risas vengándose, y a juzgar por cómo me mira divertido, debo de tener una expresión de molestia muy grande.
Una vez ha parado de reír como estúpido, nos sentamos a degustar el “gran desayuno”.
En medio de cada cucharada no puedo evitar sonreír ligeramente sin que él lo note. Se ve realmente tierno con su rostro soñoliento y sus cabellos despeinados, normalmente siempre que nos hemos visto lo he encontrado…presentable, y no se lo reprocho, tiene una imagen que cuidar.
Sin embargo, esta es la primera vez que lo veo tan casual y despreocupado, me alegra ser yo quien comparta este momento con él.
—Deja de mirarme, voy a tener indigestión. —dice levantando la vista de su plato.
—¿Por qué lo dices? —pregunto riendo.
—Porque me pones nervioso. —veo ligeramente cómo se sonroja e inevitablemente imito la acción.
—Debo volver a la residencia.
—¿Y eso por qué? —inquiere luego de casi atragantarse con el cereal.
—Debo buscar mis libros. La noche del incidente no los tomé, estaba algo apurada.
—Ah, pensé que querías quedarte allí de nuevo.
—Bueno, eso suponía…
—¿Pero por qué razón si puedes quedarte aquí? —deja el plato sobre la encimera y se cruza de brazos.
—Solo no quiero abusar de tu hospitalidad, ya has hecho mucho.
—Y puedo hacer más. No vas a volver, te quedarás aquí y punto.—sus labios hacen un extraño puchero, que a pesar de la seriedad de su tono, me hace reír.—Hablo en serio, si regresas allí igual encontraré una forma de hacerte volver conmigo.
—¿Cómo cuál? ¿Manipulando la situación como siempre haces?
—¿Tienes alguna queja en contra de mis métodos? Que yo sepa han funcionado todos hasta ahora, así que no veo razón para cambiarlos. —indica encogiéndose de hombros.
—Bien, pero solo unos días. En cuanto encuentre un apartamento me iré. ¿Trato?—suspiro rendida y cedo con esa la condición.
Debo volver a buscar un lugar en donde quedarme cuanto antes, no quiero aprovecharme de su amabilidad o algo parecido.
—¿Te vas a comer eso?
—Jungkook...—lo llamo para que me preste atención en cuanto intenta cambiar el tema.— ¿Trato?
—No entiendo por qué te quejas del cereal, yo creo que es el mejor desayuno que hay.
Palmeo mi frente con frustración y niego para luego levantarme y limpiar la mesa. Definitivamente no cederá con fcilidad, ya encontraré una forma de convencerlo más tarde.
Luego de una ardua discusión sobre el tema de cómo llegaría a la universidad, discusión la cual terminó por ganar Jungkook y por eso me trajo en su auto, me encuentro en el salón esperando a que terminen las clases para ir a ver a las chicas.
Una vez el señor Han termina con su monólogo, salgo del aula rumbo a la cafetería en busca de mis amigas. Con solo haber pisado la entrada alcanzo a verlas en una mesa a unos cuantos metros de distancia agitando sus manos en mi dirección.
—Hola.—saludo una vez me he sentado con ellas.
—¿Qué tal tu noche? —inquiere Alice mientras eleva sus cejas en mi dirección.
—¿Qué tal la tuya más bien? Ya me he enterado por dónde vas…
—Keira…—Alice se gira rumbo a la aludida con la clara intención de sermonearle, pero esta no parece ni notarlo puesto que se encuentra inmersa en algo en su teléfono.— Bueno, solo sucedió.
—No me vengas con eso, dame detalles. —digo y ella ríe.
—Pues, salí a tomar un poco de aire fresco a la azotea del restaurante aprovechando que no había nadie,y Jimin fue a buscarme. Hablamos un poco y de repente me besó, fue…inesperado.—explica sonrojada.
—Fue muy cliché.—me susurra Keira quien por primera vez, desde que llegué, aparta la vista de su celular.
—¡No lo fue! —exclama Alice mientras le avienta una papita francesa.
—Y…¿Te gusta?
—Bueno, es muy lindo y dulce…
—¿Y ya? ¿Solo vas a decir eso?
—Yo…no estoy segura, estoy confundida en si me gusta o no.—murmura mientras juega con la tela de su vestido.—Creo que falta conocernos más antes de saber con certeza eso.
Asiento en respuesta. Es comprensible que se sienta confundida, ha pasado poco tiempo desde que se conocen. Aunque mi caso es similar…solo que con ciertos matices diferentes.
—Yo sé de alguien que muy posiblemente si esté segura.—suelto y ambas chicas detienen sus acciones para escucharme.—¿No es así, Keira?
—¿Qué dices?
—¿Con quién hablas tanto?
—Solo navego por internet…—en ese instante Alice le despoja de su teléfono, y antes de que Keira pueda quitárselo, lee la conversación del chat reciente y su boca se curva en una mueca de asombro.
—No me lo esperaba…vaya que no.
—¿Qué pasa?—pregunto con curiosidad.
—¡¿Están saliendo?! —exclama la rubia haciendo caso omiso a mi pregunta.
—¡Alice! Baja la voz…—susurra Keira mirando hacia todos lados como si de una operación secreta se tratase.
—¿Por qué no nos contaste? —inquiere la aludida cruzándose de brazos.
—Iba a hacerlo, a penas y sucedió ayer. Queríamos mantenerlo en secreto por un tiempo porque aún no es oficial, nos estamos conociendo.
—No me digas… ¡¿En serio estás saliendo con Tae?!—exclamo yo esta vez.
—No es así ¡Rayos!—dice cubriendo sus mejillas y bajando su cabeza ante los chillidos infantiles que le lanzamos Alice y yo.—Ayer cuando nos quedamos solos pues...le dije que me me parecía atractivo.
—En serio no sé de dónde sacas la valentía para hacer esas cosas. —la felicito con asombro, puesto que yo jamás podría hacer tal cosa con tanta naturalidad.
—Solo sentí la necesidad de decirle. Llevábamos hablando bastante desde el viernes y pues...creo que me atrae. Él dijo que era demasiado pronto para definir algo, así que acordamos conocernos.
—Eso es un avance. —sonríe Alice orgullosa.
—Bueno, yo también tengo algo que contar y esto será intenso…
—¿¡Te acostaste con Jungkook!?—inquiere la morena alarmada ante mi comentario.
—¡No! ¿Cómo se les ocurre? A penas nos conocemos, ni siquiera somos pareja.
—¿Entonces?
—Es él chicas, él es con quien he estado soñando todo este tiempo. Al fin pude reconocerlo.
La mesa se queda en silencio por unos largos segundos, y los rostros estupefactos de ambas me confirman que están tratando de procesar la información.
—¿Estas segura? —pregunta Alice luego de carraspear.
—Definitivamente. —respondo con convicción.
—Increíble. Aunque... luego de todo de lo que nos hemos enterado hace poco, esto no sería novedad.
—Hablando de ello…¿Crees que eso quiera decir que es tu predestinado?—dice Keira frunciendo su entrecejo.
Suspiro con pesar y niego ante su pregunta. Eso me ha desanimado en demasía, puesto que a pesar de todo, guardaba las esperanzas de que en verdad lo fuese. Pero no es así.
—No, ya lo he comprobado. No tiene la marca. —ambas chicas se miran tan decepcionadas y confusas como yo.
—Luego de conocerle…¿Tus sueños han continuado?—niego en forma de respuesta.
—Creí que nuestros padecimientos estaban relacionados.—Interrumpe Alice.
—¿A qué te refieres?
—Bueno, tú encontraste al chico y dejaste de tener esos sueños. Sin embargo, Keira continúa con sus espasmos yo con mis cambios de humor. Entonces me preguntaba si para deshacernos de ello debíamos encontrar a alguien también…
—Eso sería contradictorio. Ella encontró a Jungkook pero no es su predestinado ¿Qué sentido tendría haber nacido bajo la profecía si debemos estar con alguien más que no sean los predestinados?—refuta la morena.
—Tienes razón, tal vez nuestros padecimientos solo sean coincidencias sin importancia.
—Deberíamos encontrar a nuestros predestinados. En la explicación fueron muy claros en que si no lo hacemos puede surgir un gran problema…—no quisiera imaginarme tener que estar con alguien más que no fuese Jungkook, pero de alguna forma, veo esto como un deber y prefiero no ser la causa de la “catástrofe”.
—Esto es tan confuso…—dice Keira palmeando su frente.—Hye Kyung nos comentó que siempre el universo ayuda a que los encontremos, pero en este caso parece haberse olvidado de nosotras.
Intento refutar su comentario cuando una llamada repentina finaliza la conversación.
—¿Sí? —respondo una vez acepto la llamada.
Al otro lado de la línea solo se escucha una respiración agitada y un murmuro proveniente de diferentes voces que, a primera impresión, no logro descifrar a quiénes pertenece. Retiro el teléfono un poco de mi oído para ver quién ha llamado.
—¿NamJoon?
—¡Donde están! —inquiere con un tono de voz exasperado y preocupado.
—En la cafetería de la universidad… ¿Qué ha pasado?
—Necesito que salgan cuanto antes de allí, rápido. No hablen con nadie y cúbranse.
—Nam, me estás preocupando…
—¡No es momento para dar explicaciones, maldición! —me sobresalto por la rudeza de su voz.
—Yoongi y el señor Lee las esperan en el aparcamiento del campus, es una Van platinada. No tarden.
—¡Al menos dime qué sucede!
—¡Dispararon a Hye Kyung! —Me quedo helada ante sus palabras.—Escucha, tienen que salir de allí, ya las ha encontrado.
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