Capítulo 52: pasado, presente y futuro.
El capítulo va dedicado al primer comentario;) <3
[Capítulo 52: pasado, presente y futuro]
Alex Pov
Los rayos de sol logran despertarme, abro los ojos desorientada y siento una cálida mano aferrada a la mía. Sonrío cuando observo a Matt sentado junto a mi cama con los labios ligeramente abiertos y el ceño fruncido.
No puedo creer todas las molestias que se ha tomado luego de mi desastroso quiebre emocional hace dos noches atrás. Soy consciente de que por las noches volví a recordar aquella que me marcó para siempre pero no me acostumbro a la idea de que Matt esté tan preocupado por mí.
Con mi mano libre pincho una de sus mejillas; abre sus ojos asustado y luego la expresión de su rostro se relaja al verme.
— No deberías estar aquí Matt, deberías estar en clases...
Me observa confundido y luego toca su pecho ofendido.
— ¿Insinúas que no deseas mi generosa presencia en tu habitación? Las chicas— suspira— uno nunca sabe cuando vienen y te rompen el corazón con sus palabrotas...
— Amaneciste de muy buen humor hoy... — Pincho su pecho y sonríe.
— De excelente humor, imagínate; protegí a mi chica de sus sueños húmedos y del jodido lame pollas que se quiere colar en su habitación, ¡ah! Y a todo esto agrégale el fogoso baile en ropa interior que me dará como recompensa de lo anterior...—eleva una de sus cejas al final de la oración y yo enarco la mía.
— ¡Sueños húmedos? ¿Baile en ropa interior? Alucinas.
— Está bien, el baile lo puedes dar en cómodas cuotas de cinco minutos por día...
— Matt...
— ¡joder! Está bien, nada de ropa interior.
— ¡Matt!
— ¡Chis! No me dejas acabar, he dicho nada de ropa interior porque el baile puedes dármelo en pijama...
— No, ninguna de las anteriores pervertido. Ven aquí.
Sube a la cama junto a mí y me aferra su cuerpo.
—Debes asistir a clases Matt, llevas dos días observando como duermo y eso no te ayudará a aprobar tus exámenes.
—Las clases son aburridas sin ti— confiesa.
— ¿Aburridas? Pues eso no me parecía cuando te besuqueabas en los pasillos con Lindsey.
Enarca una ceja divertido— ¡hueles eso? eso cariño, es el puro hedor a celos.
— Calla, eso es mentira.
— cilli, isi is mintiri—ruedo los ojos mientras me observa divertido— sabes que ella jamás me ha importado, aunque me cueste reconocerlo, aún cuando me veías besuqueándome en los pasillos con Lindsey, me odiaba por desear que ella fueras tú.
— Creí que me odiabas.
— Lo hacía, te odiaba por atraerme hacia ti como un idiota. Pero ya sabes, luego descubriste lo grandioso que era y me pediste ser tu novio así que...
— ¡Yo qué!
— Tú, me atrapaste.
Me besa lentamente y olvido la incomodidad de no haberme cepillado los dientes, ni el hecho de ser una espantapájaros por la mañana, todo desaparece cuando su burbuja atrayente me absorbe por completo. Permanecimos así durante un par de segundos hasta que unos pasos en la escalera me alertan.
— El desayuno está listo, Martha ha llegado con pastel de navidad y café.
— ¡No puede ser, es papá! —me pongo de pie rápidamente provocando que Matt caiga al suelo— ¡levántate y sal por la ventana!
Sus torpes hoyuelos se forman a cada lado de sus mejillas y eso me provoca ligeras ganas de asesinarlo.
— Creo que prefiero la idea de quedarme a tomar desayuno— se cruza de piernas y se recuesta en el suelo divertido.
— ¡Eres insufrible! Se supone que estoy castigada y estar castiga para mi padre es nadadevecinoconaspectoamaleante.
— ¿Tenemos un nuevo vecino? ¿estás saliendo con otro vecino Alex? —me observa ofendido. Mientras, comienzo a dejar de cuestionarme la idea de asfixiarlo con mi almohada.
— ¡Eres tú, genio! si no te largas ahora, mi padre te verá y ya no podremos vernos, ni siquiera a escondidas.
Unos golpecitos en mi puerta interrumpen nuestro acalorado diálogo.
— ¿Alex, estás despierta? ¿puedo pasar?
Fulmino a Matt con la mirada y el me responde el gesto guiñando un ojo.
— Está bien, este soldado abandona su batalla.
Se pone de pie y camina hasta mi ventana pero antes de salir me susurra dos.
Lo observo confundida pero un segundo golpe en la puerta me desconcentra de mi acción.
— Las chicas suspendidas y castigadas no deberían dormir hasta tar... Vaya, estás despierta.
— Hola papá, ¿todo bien?
— Sí, todo bien. Quería felicitarte, el auto y toda la casa quedaron relucientes, veo que estos días en casa te han enseñado a comportarte como una niña normal—ruedo los ojos— la niña ésta, Crawsford. Ha venido por la mañana y ha dejado flores para ti, creo que su madre la obligó a ofrecer una tregua entre ambas.
— Dáselas a Jeff el que coge la basura por la tarde, ¿Sí?
— Alex...
— Conozco a Lindsey y ten por seguro que esas flores no son el principio de una tregua, quizás las roció con pesticidas u algún químico tóxico que provoque mi muerte.
— O quizás solo hizo lo que su madre le ha pedido, no comiences con discusiones absurdas o ésta vez el castigo será aún mayor. Ahora, baja a desayunar te espero en la cocina.
— De acuerdo.
Cuando estoy sola en la habitación medito sobre el extraño obsequio de paz— ¿será posible que olvidara todas nuestras diferencias y me deje en paz? — ignoro la voz negativa en mi cerebro que me incita a desconfiar prefiriendo oír a la buena. Luego de asearme escojo una bata para bajar a desayunar. Cuando llego a la planta baja escucho la voz de Ángel y otra aún más familiar.
— Te patearé el trasero, soy experto cazando pokemones—decía Ángel.
— Alucinas jodido niño, soy nivel veinte y cinco.
— ¡Alex! —Ángel corre hacia mí y me da un abrazo— ¡Matt me ha desafiado a una batalla y apostamos el dinero de mi colación!
Ruedo los ojos y lo observo. Va de negro como la noche anterior, exactamente idéntico a como salió por mi ventana hace cinco minutos atrás. Se lleva un trozo de pastel navideño a la boca y emite un gemido de placer.
— Buenos días princesita, dos días sin verte son todo un infierno—musita divertido.
Me acerco rápidamente a él— ¿qué haces aquí? ¿Hace cuanto has llegado? Tú... ¡debes devolverle el dinero a Ángel!
Sonríe divertido como diciéndome, ¿no te alegras de verme?
—Chicos desayunen, se enfriará el café—interrumpe Martha.
El desayuno transcurre normal, de vez en cuando papá dedicaba miradas sospechosas a la reacción para nada disimulada de Matt cada vez que decía lo mucho que me extrañó. A la hora de levantar los platos Matt se despidió de prisa porque tenía asuntos que resolver, asuntos que jamás tenían explicación alguna, pero ya no me asustaba, supongo que comenzaba a acostumbrarme a lo misterioso que podía resultar el gran Matthew Dawson.
Cuando son las dos y treinta en punto cojo una bufanda y mis botas de nieve, la temporada navideña comienza y junto a ello, la nieve, bendita nieve alegra mis días. Salgo de casa y camino hasta la parada más cercana, estar suspendida por dos días me costó perder mi motocicleta y el auto de papá, pero no me disgusta la idea de ir en autobús. Tomo el trecientos cuatro en dirección al centro de al ciudad, hoy es el gran día, debo comprar un regalo de navidad para Matt ¿le gustará una camisa negra? «No Alex, de esas tiene muchas» decía una vocecilla en mi cabeza.
Al bajar del autobús recorro cada tienda en busca del regalo perfecto pero nada lograba acaparar por completo mi atención. Debe ser algo especial, no una simple camiseta o simples zapatos. Él lleva tatuado en su piel algo que le recuerda a mí y eso será para siempre, no puedo darle algo menos que eso. Camino una calle más con la esperanza de hallar algo especial hasta que diviso como se le cae un pequeño vaso con monedas a una anciana. Me aproximo hacia ella y la ayudo a recoger las monedas enterradas en la nieve, la anciana me devuelve el gesto sonriendo, su rostro es particular; rugoso, sus cejas abundantes y sus ojos negros como el carbón.
— Muchas gracias señorita, ¿le gustaría que le leyera la suerte? — pregunta de pronto y es ahí cuando noto una improvisada mesa a su lado. Me observa curiosa cuando nota como proceso toda la información.
— Oh, yo...eh disculpe, pero no creo en esas cosas. Muchas gracias, que tenga un buen día— digo amable, continúo mi camino pero su susurro me detiene.
— Yo sé donde podrías encontrar el regalo perfecto para tu novio— susurra la anciana.
— ¿Mi novio? ¿usted cómo sabe que busco un regalo para mi novio?
sonríe.
— No he sido yo, las cartas me lo han dicho. Ven cariño, por ayudarme te leeré tu suerte gratis.
Niego con la cabeza pero la anciana ignora mi negación y toma asiento junto a la improvisada mesa sobre la acera. Saca un fardo de cartas rectangulares y las alinea sobre la mesita.
— Deprisa cielo, no queremos que comience a nevar y congelarnos por completas— añade sonriendo.
Camino sin otra opción hacia ella y me quedo de pie. De acuerdo Alex, será breve y no creerás en absolutamente nada de lo que diga.
— Las cartas me han dicho que vendrías y es mi deber advertirte— dice de pronto— escoge una carta.
Cojo una sin dudarlo, es una completa tontería. Cuando la gira, la ilustración de un túnel oscuro y musgoso se hace visible. La anciana asiente con la cabeza como lamentándose y luego posa sus ojos negros como el carbón sobre mí.
— Lo sabía, esta carta representa el futuro. Tu futuro aún no está escrito, pero puedo ver que hay dos caminos, uno de los dos te llevará a la desgracia, escoge bien cariño, la respuesta está en ti.
Escojo la segunda carta y esta se ve aún peor, es un soldado que está siendo atravesado por siete espadas, las cuales vienen desde las esquinas acompañadas de manos misteriosas.
— Este será tu presente, a tu alrededor hay personas que quieren hacerte daño, una de ellas será la causante de tu futuro desgraciado, ten cuidado él o ella tiene sed de venganza, hará lo imposible por causarte daño, aunque eso ponga en riesgo tu vida.
Sus palabras erizan el bello de mis brazos pese a que esté con un abrigo. Escojo la tercera carta y esta es un esqueleto escarbando en la tierra y desde ella se ve un par de manos.
— Esto señala tu pasado, alguien está escarbando en tu pasado y traerá problemas con ello. Ahora corazón, escoge tu última carta; el amor.
Escojo mi última carta y en esta se ve una pareja dividida por una espada.
— ¿Y esto?— pregunto agitada— ¿qué significa la espada?
— Hay dos opciones, tu amor te salvará o te hundirá hasta lo más profundo. Lo pondré de la siguiente forma; para que una balanza esté en equilibrio, ambas partes deben aportar la misma cantidad, un lado aporta el amor, y el otro los problemas. Una balanza representa tu relación cielo, pero llegará un día en que los problemas aportarán más que el amor y es ahí cuando su amor estará en riesgo, se dañaran tanto uno al otro que solo si queda algo vivo dentro de ustedes podrán superarlo, de otro modo, sus vidas tomarán caminos diferentes y será para siempre.
Sus palabras me descolocan. Será...¿será cierto? ignoro sus absurdas predicciones y me despido rápidamente de ella. Ha sido una perdida de tiempo, jamás debí aceptar. Ella no sabe absolutamente nada acerca de Matt y yo, lo nuestro es muchísimo más fuerte que cualquier obstáculo.
— Cariño— grita la anciana— cuídate del hombre con la inicial S, y... girando en la esquina encontrarás el regalo indicado. Suerte.
¿Inicial S?, asiento levemente y giro donde indicó. Ni siquiera sé por qué le obedecí, creo que mi parte curiosa ganó a la racional. En la calle siguen tiendas de joyería, la primera no llama mi atención pero la siguiente hace detenerme. En la vitrina descansan dos colgantes, uno es negro, a simple vista parece ser la pieza de un rompecabezas y el otro, un corazón plateado con el espacio perfecto para que encaje la pieza anterior. Sonreí y recordé mis palabras hace un tiempo atrás, «pero la cuestión es que Matt no se parece a ninguna pieza de mi rompecabezas y eso es lo que precisamente lo hace perfecto, no necesito más piezas si lo tengo a él»
Ingresé a la tienda y pedí aquellos dijes para llevar. Había encontrado el regalo perfecto y no me dejaría llevar por las absurdas suposiciones de aquella anciana. Matt me amaba y yo a él, y nada ni nadie podría separarnos.
Mi móvil vibra en el bolsillo trasero de mis vaqueros y sonrío al ver la pantalla. «Ya te extraño, desearía que estuvieras en mi departamento, junto a mí» respondo a su mensaje citando que viniera por mí.
A los cuarenta minutos tenía a Matt estacionado a las afueras de un café. Baja de su jeep nervioso pero ignoro su extraña reacción, solo me concentro en su divertido gorro gris de lana.
— yo eh...te extrañaba— dice y un leve rubor sube a sus mejillas.
Me besa reclamándome pero a su vez con ternura. La burbuja malex se hacía presente y el efecto Dawson anulaba por completo todos mis sentidos. Ninguna idea racional podía salir desde mi cabeza. Posiblemente, si Matt me pidiese irnos a China, me iría sin pensar en las consecuencias. Se aparta de pronto cuando su móvil vibra en sus vaqueros.
— Vamos, detengámonos a comer algo o ¿quieres un café?
— Un café me encantaría, pero en otro lugar no quiero aquí, ¡podría ser en el café de tobby!
Asiente y toma mi mano para cruzar la calle hasta su jeep. Una vez que subimos deja su móvil sobre la guantera y enciende el motor. Cuando estacionamos en el café de tobby, baja a comprar los café. Mientras lo espero juego aburrida con mis pies, hasta que un ruido proveniente del móvil de Matt me alerta.
No lo hagas, la confianza es lo primero, me digo a mi misma. Un segundo sonido pone mis nervios de punta, observo si Matt viene y cuando noto que no está cojo el móvil con rapidez. El móvil está con contraseña así que solo puedo leer el último mensaje que ha llegado, pero es lo suficiente como para que la bilis me suba por la garganta.
Desconocido.
Date prisa, ella no notará que estuve aquí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro