Billy no puede casi respirar, ahora su cara está blanca, tal vez demasiado. Lágrimas resbalan por sus mejillas, y, simplemente, no puede creer que el asesino de su padre se encuentre justo frente a él.

No sólo eso, no puede creer que el asesino de su padre sea Basilio, el mejor amigo de Kevin y Margaret, el segundo papá de Billy, un supuesto "buen" hombre.

Entonces, sin perder tiempo, Basilio ata a Hannah y a Billy con unas fuertes cuerdas.

Ahora ambos jóvenes yacían inmóviles.

-¿Qué? ¡Basilio! -Exclama Hannah, llorando-, ¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Por qué me engañaste?!

-Ay, Hannah. -Expresa Basilio, un hombre quién ahora tenía dos pistolas y una escopeta de su lado-, Eres una chiquilla demasiado manejable, casi tanto como el pobre de Lucas.

-¿Por qué me hiciste esto? -Le pregunta Hannah sollozando-, ¡¿Por qué armaste todo esto?! ¿No es más que un show para tí?

-¿De qué está hablando Hannah? -Pregunta Billy-, Por favor, explícame, Basilio. Si mataste a nuestros padres por lo menos ten el valor de decir la verdad ahora.

Basilio se queda en silencio unos segundos, pensando. Se rasca un poco la oreja, y luego responde:

-Querido Billy, el hijo que nunca tuve, el mejor chico que conozco. Llamé a Hannah hace varias semanas y le conté el cuento de que Kevin había asesinado a Margaret, y, que yo lo había, de cierta forma, descubierto. Entonces le ofrecí a Hannah la oportunidad de tomar venganza, quitándote a tí la vida, pues, eras tú el causante de que Kevin y Margaret se conocieran.

Billy traga saliva por los nervios del momento.

Hannah no puede creer que ella haya sido tan fácilmente manipulada, cuál marioneta de circo, cuál niño pequeño que todo lo cree y todo lo hace.

-Escogí dos marionetas. -Continúa hablando Basilio-, Hannah, quién traería a Billy a ésta casa, y, Lucas, quien yo utilizaría, para que, en caso de emergencias, le diera una severe puñalada a Billy para hacer que éste permaneciera más tiempo en la mansión, sin irse.

Billy abre los ojos como platos, pues, el pequeño Óscar se encontraba bajando las escaleras, de alguna forma, había logrado abrir la puerta de su habitación y salir de allí.

El niño venía con una linterna en manos, y un gorro puesto en la cabeza.

Basilio voltea al oír los pasos, en cuanto ve al niño, le grita:
-¡Ve a tu habitación y no hagas ruido si no quieres que te mate, pequeño!

Óscar tiembla, manos y piernas, sus ojos se cristalizan al ver la escena. Entonces, siente la necesidad de ayudar a Billy y a Hannah, no puede permitir que Basilio les haga daño.

Entonces, cuando Basilio se da la vuelta hacia sus dos víctimas, Óscar se acerca muy despacio a la sala iluminada por velas, y, toma el teléfono de Hannah que se encontraba en la mesa, luego, retrocede despacio y comienza a subir las escaleras.

Basilio no es tonto, nadie son tal capacidad de armar tan enorme plan podría serlo. Sabe perfectamente lo que el niño está haciendo, está subiendo a su habitación para llamar a la policía.

¡Sus planes no se pueden echar a perder por culpa de un niño entrometido de siete años!

-¡Vuelve aquí ahora! -Le grita Basilio enfurecido.

Óscar sube corriendo las escaleras y Basilio se va tras él.

-¡No! ¡No le hagas daño! -Le grita Hannah con lágrimas en sus ojos.

-¡Por favor! ¡Es sólo un niño! -Le grita también Billy.

-Ustedes dos cierren sus patéticas bocas y permanezcan quietos. -Les ordena Basilio-, No hagan que esto sea más difícil.

Sin esperar más, Basilio va corriendo hacia la segunda planta con una pistola en sus manos y otra en el pantalón.

Óscar corre y se encierra en un armario del pasillo.

El niño tiembla ahora como lavadora, está de más decirlo. Presiona el 911 para llamar a emergencias.

Basilio camina lentamente por el corredor, con una linterna en su mano izquierda y una pistola en la derecha.

-Niño... Tú mismo estás marcando tu fin... -Le dice Basilio cual alma desalmada.

Entonces, cuando el niño estaba a punto de hablar al teléfono, Basilio abre el armario, cuelga la llamada, arroja el teléfono al suelo, toma al pequeño Óscar por los cabellos y lo tira fuertemente al piso.

El niño se queja del dolor, tiene miedo, mucho.

Basilio inhala y exhala, sonríe levemente, y le dice a Óscar:

-No te preocupes, ya te irás con los angelitos.

Un segundo después, Basilio le dispara al niño en el corazón, matandolo en seco.

Desde abajo, Hannah y Billy gritan de desesperación, ambos saben muy bien lo que ese disparo significa.