Capítulo 19 ***
Entre besos y caricias mi ropa va quedando en el piso, mientras una caminata de besos recorre mi cuerpo desde mis pies a mi boca, dejando como consecuencia la línea de cordura muy estrecha, solo para perdernos uno con el otro.
— Mei, quiero que seas mi novia, ¿quieres ser mi novia? —se detiene mirándome atentamente.
— ¡Sí! ¡Claro que sí! —esta vez soy yo la que toma la iniciativa y lo empujó hasta quedar arriba de él, besando y lamiendo su cuello, así como hace conmigo, aprovecho para sentarme sobre su erección, frotándome contra él, solo echa la cabeza para atrás a la vez que cierra sus ojos.
— Mierda Mei... ahhh —yo me retiro mi brasier tocándome yo misma como él lo hace, quiero más, mucho más de él, de nosotros, lo quiero todo, me inclino reclamando sus labios, los cuales me reciben gustosamente. En eso él aprovecha para girarme quedando nuevamente debajo, aprovechando para levantarse, veo como busca entre sus cosas sacando una cajita azul junto con unos condones haciendo que me estremezca.
— Hoy... esta noche aquí en rusia, quiero que quede claro todo entre nosotros... tú eres mía... solo mía, de nadie más, que te amo y aquí es el punto donde te digo que espero que sepas con quién te metes. —me mira atentamente, observándome a detalle, acercándose para romper mis bragas, secando mi garganta en el acto.
— Darick...
— Tengo ganas de una noche, donde nos duela todo en la mañana. —abre la cajita azul que traía, dando a relucir el anillo de oro con diamantes incrustados rodeando un rubí, haciendo la forma de una flor.
— Este anillo es para cada vez que los mires, recuerdes que eres mía, solo mía, y que mi vida sin ti no tendría sentido —me lo coloca lentamente mientras nuestras miradas conectan— Tú le has dado un nuevo rumbo a mi vida, acomodando cosas que están rotas y dañadas... te quiero aquí conmigo, siempre. —termina de colocar el anillo para subir arriba de mí, no sin antes retirar su bóxer y colocarse el preservativo.
En parte no logro entender por qué dice que está dañado.
— Darick yo... —
— Shh... solo déjate llevar – me besa con pasión y anhelo tratando de decir palabras inexistentes que no logran salir de su boca, baja por mi cuello chupando con fuerza, bajando a mis senos donde chupa, muerde y jala mis pezones con aún más fuerza introduciéndose de una sola estocada dentro de mí, robándome el aliento.
— Mei... Ahh, esta noche verás puntos blancos, te haré llorar de placer... te mostraré una parte de lo que soy... vas a olvidar hasta tu nombre.
Solo siento como poco a poco mi cuerpo y mi mente dejan de funcionar correctamente para querer más de sus estocadas fuertes y certeras, más de sus besos, que a pesar de que ya me duelen los labios no dejo de extrañarlos, más de sus caricias que a pesar de recorrer todo mi cuerpo solo quiero que nunca acabe, solo quiero más, mucho más.
— Ahh... Darick... más, dame más. —sin pudor alguno le pido lo que quiero, enredando mis piernas en su cintura, logrando que llegue aún más lejos como quería y necesito.
— ¿Así?, ¿eso es lo que quieres?, ¿lo que te gusta? —con una mano me agarra las muñecas para inhabilitar mis rasguños en su espalda.
— ¡No suéltame! ... Así como tú dejas marcas yo también. —lo encaro mientras jadeo
— Pervertida... niña pervertida, pero mía, solo mía. —en eso sujeta mi cuello sin llegar hacerme daño y esta vez usa su mano para estimular mi clítoris con tres de sus dedos, haciéndome perder la cordura con todo el placer infligido.
— Sí... solo tuya... pero sigue... solo sigue, no pares... mierda Darick. —le digo sin poder evitar echar la cabeza para atrás mientras me retuerzo de placer, ya nada me importa solo él y yo.
— Eres una pervertida. —se me acerca al oído susurrando esas palabras.
— Sí... ah... sí lo soy... ahh... mierda... yo. —y tal como dijo me olvido de todo, entregándome a la oscuridad absoluta del placer, dejándome llevar a mi perdición total.
— Si nena, déjate llevar... solo déjalo salir. —y como si fuera la orden que esperaba mi cuerpo solo cae en un abismo de placer llegando a ver esos puntos blancos.
— Ahh... mierda. —solo puedo respirar agitadamente, por su parte, él sigue penetrándome sin piedad.
— Darick... yo... ahhh... —sin esperarlo me lleva a un placer mayor, haciéndome mojar la cama de una forma inesperada para mí, mientras él se impulsa con mayor fuerza cerrando los ojos.
— Y eso nena es un squirt. —me besa castamente para acostarse a mi lado, yo solo siento como mi cuerpo tiembla y mi respiración es tan irregular que llega a doler mi pecho, mientras él jadea a mi lado y me jala hasta estar en su pecho, el cual abrazo escuchando su frenético corazón.
— Tu corazón... eh... je, je, je —jadeo sonriendo.
— Y ¿cómo crees que está el tuyo? —me dice tratando de controlar sus jadeos al igual que yo.
— Eso fue... —no me deja terminar.
— Intenso, y ¿quién lo diría?... eres toda una niña pervertida, sedienta de más y más. —me dice besando mi cabeza, haciendo que me sonroje.
— Apuesto lo que sea que estás toda sonrojada. —me mira y se ríe, yo me levanto y le lanzo una almohada.
— Deja, no te burles, y no soy una niña... y lo de pervertida, pues no puedes culparme... tú me has enseñado. —en eso agarra mi rostro y me besa.
— Si eres una niña, tienes 16 y si yo te enseño, solo que tú aprendes muy... muy rápido. —yo me subo arriba de él, sin importar que mis piernas siguen mojadas y temblorosas.
— Tendré 16, pero, aun así, me haces el amor... y pensado bien, ¿eso en que te convierte? Digo eres un viejo de 27 años. —lo empujo para que caiga en la cama mientras yo sigo sentada.
— Me convierte en un pervertido mayor que tú... uno que piensa en moldearte a su antojo...-se quiere levantar, pero no lo dejo, lo inmovilizo con uso de mi poder mental.
— ¿A tu antojo? Pero si el que está abajo eres tú... no yo. —sin más me voy bajando poco a poco de él, mientras beso y delineo con mi lengua sus abdominales.
— ¿Qué haces? —me pregunta mirándome a los ojos.
— Poner en práctica algo que busqué por internet. —miro su miembro que está empezando a levantarse otra vez, lo tomo en mis manos y empiezo a subir y bajar mi mano suavemente.
— ¿Sabes? Soy muy curiosa, y como hay cosas que no te quiero preguntar... pues pierden interés y sorpresa, decidí investigar por internet... resulta que hay infinidad de cosas. —beso, la punta de su falo para pasar la lengua a lo largo de él— De ¿cómo hacer?, ¿qué hacer y cuándo? Muy interesante, ¿no crees?
— Mei... no es necesario que hagas... eso. —me detengo a verlo.
— ¿Por qué? —trato de entender, pero mil cosas pasan por mi mente y ninguna es buena.
— Porque no quiero que te sientas obligada a nada, mucho menos en nuestra intimidad. —respiro aliviada.
— No, nadie me está obligando y si quiero hacerlo es porque quiero saber ¿cómo es? Y quiero satisfacerte a ti también, de una manera distinta. —cada palabra bajaba y apretaba un poco más, como decía dónde leí, sigo con mi trabajo hasta que me agacho un poco y le meto entre mis senos para hacerle la famosa paja rusa, solo gemidos salen de su boca, es lo que quería ponerlo como él a mí.
— Mierda nena, es la mejor vista del puto mundo. —jadea sin parar.
Por mi parte lo suelto para llevármelo a la boca, primero empiezo con besos y lamidas cortas, para así finalmente meterlo en mi boca, como es mi primera vez realmente estoy nerviosa, son muchas cosas y no sé si lo hago bien, pero todo eso pasa de mí cuando escucho sus gemidos, dándome a entender que está más que satisfecho.
Poco a poco lo introduzco todo lo que puedo en mi boca, que no es todo siento que me ahogo, solo que empiezo a acelerar mis movimientos, logrando meter un poco más de su falo dentro de mi cavidad.
— Joder nena, si sigues... voy... para Mei... para. —me pide solo que niego mientras río.
— No, esta vez mando yo. —le digo para seguir con mi trabajo.
— Si no paras ahora ya verás niña...—trata de intimidarme, pero solo logra que me complazca más.
— ¿Qué me harás? —le pregunto mientras juego con mi mano de arriba abajo sin parar haciendo que eche la cabeza para atrás.
— Eres una cínica pervertida.
— ¿Yo?, no... solo soy negociante. —paro de repente, me levanto de la cama y lo amarró con sus corbatas a la cabecera de la cama, yo, por otro lado, me levanto de la cama para sentarme en la orilla con las piernas abiertas hacia él— ¿Te gusta lo que ves? —lo provocó.
—Te estás metiendo donde no debes y te voy... —se queda callado cuando me meto dos de mis dedos en mi feminidad.
— ¿A qué? —jadeo mientras los saco y los llevo a mi boca probando mis fluidos. Tú estás amarrado, yo no, yo puedo seguir hasta... —levanto mi ceja y vuelvo a meter mis dedos dentro cerrando mis ojos, sin esperármelo le jala del pie haciendo que me acueste dándome la vuelta.
— Ahora, si vas a saber lo que es bueno, no debiste jugar con fuego gatita y antes de que digas que no lo eres, deberías de ver cómo me dejas la espalda. —me dice mientras me acaricia mis glúteos.
— ¡Yo no veo que te quejes cuando las hago! —le respondo.
— A con qué respondona también. —me nalguea trato de zafarme, pero solo me coloca a gatas.
— ¡Pervertido! —lo miro sobre mi hombro.
— Pero te encanta. — sin menos introduce su miembro de una sola estocada— tanto que ya estás mojada para mí.
— Ahh... estas... loco, pero... ahh me encanta. —gimo mientras me penetra una y otra vez sin piedad.
— Esto es por respondona. —me nalguea— Estoy por amarrarme. —me vuelve a pegar— Y esto porque se me da la gana. —me da otra más.
— Viejo pervertido. —en eso se ríe mientras me penetra, me jala del cabello haciéndome subir a su altura en busca de mi boca, a la vez que con una mano aprieta mi cuello y la otra mi pezón izquierdo, haciéndome gemir como loca, por otro lado, con mi mano toco mi otro pezón y buscó mi clítoris en busca de mi liberación, solo que él me agarra la mano.
— No si te vas a correr que sea en mis manos, solo yo puedo hacerte sentir así, solo yo. —suelta mi cuello y arremete contra mi clítoris.
— Ahh... Darick... estoy a punto de... ahh. —le digo recostando mi cabeza en su hombro.
— Vamos nena, solo déjate llevar... —y eso hacemos, nos dejamos llevar en un glorioso orgasmo.
Caímos en la cama donde nos acomodamos un rato para luego ducharnos juntos y finalmente dormir unas horas antes de partir por nuestro objetivo.
(...)
Ya casi llegamos al punto acordado con el ruso Nicolay Ivanova, pronto se ve allí con un camión esperándonos, apenas llegamos uno de sus hombres se acerca abrirme la puerta.
— Bienvenidos, altezas, es un honor tenerlos aquí a ambos. — me mira y besa mi mano, solo estrecha la suya con darick
— Gracias por recibirnos pronto, pero a lo que vinimos, en la maleta está el dinero acordado y un poco más por agradecimiento. —le informo, él da la orden para qué vayan por el dinero.
— ¡¡Vaya, sí que eres directa, me gusta!! —me mira de arriba abajo haciendo que Darick carraspee y me agarre de la cintura, él levanta las manos en señal de rendición mientras ríen.
— ¡Tranquilo, que solo es un cumplido! Espero no sea nuestro único negocio, debo de confesar que me gusta trabajar solo con hombres, eres la primera mujer con la que hago negocios, ya vi que no me equivoque, después de todo nadie me amenaza. —me río, pues si lo amenace con que si no me ayudaba lo entregaría a las autoridades acabando con todo lo que tiene.
— Eso solo fue persuasión —doy un paso al frente— necesitaba algo para motivarte y sobre las pruebas no te preocupes que no haré nada, es más, yo no las tengo.
— Las tengo yo, pero tranquilo entre nosotros, siempre ha habido negocios y nunca hemos fallado. —le dice Darick desde dónde lo deje.
— Tu mujer tiene agallas, pocas mujeres hacen eso, cuídala o te la roban. —lo mira, pero posa su mirada en mí de arriba abajo para luego guiñarme el ojo— ¿Cuántos años tienes?
— Los suficientes para patearte el trasero, si hace falta, deja de mirarme así, ¿o fuiste buitre en otra vida? —él solo se ríe molestándome más.
— Sí que tienes carácter, me gusta —mira a Darick— espero hagamos más negocios princesa, por los momentos fue grato conocerte, nos vemos. —se despide nuevamente mirándome de más, dejándonos con un camión lleno de mercancía.
— ¡Será imbécil! ¿Es que tengo cara de comida o qué? —le pregunto a Darick, él sólo ríe.
— ¡Es que eres hermosa mi vida! —me besa mientras me toma de la cintura.
— Llamaré a mi hermano, en cuatro horas llegamos a la frontera, de allí todo es más fácil, mientras tanto estamos en peligro, vamos. —asienta para ir al auto.
— No deja, yo voy con el auto y tú al camión, cualquier cosa nos estamos comunicando por radio. —acepta y empezamos con nuestro camino, yo llamo a mi hermano que me informa tener todo listo junto con nuestros padres, pues se nos unieron.
Seguimos tranquilamente durante la carretera, escogimos una ruta que casi no es transitada, eso nos ayuda con la policía de los demás, el ruso se encargó, solo me preocupa que toda va muy bien para ser real sin contar del anónimo, él me vigila, ¿y si sabe?, ¿si nos interceptan?
Miles de preguntas llegan a mi mente, todo es un caos, casi todo anda mal y el problema soy yo, lo peor es que por muy cara bonita no quita que la mayoría me ve como amenaza, no como aliada, por lo menos tengo de lado la casa Mahc, los padres de Oceanidouss junto con él y su casi esposa me apoyan.
También los Vutteterra, Darick y su padre son aliados, pero su madre me mira con odio y por lo que dijo supongo está con Mara, el reino Mitia, pues, es de mis tíos junto con Luke mi primo, ellos están de mi lado.
Solo quedan el imperio Raidne que pertenece a Oceánico, el padre de Ciro y el reino Dreare por parte de Filarion por más que me diga que todo está bien o aparente eso, sé que no es así y esa puede ser una amenaza mayor a la larga o corto plazo.
Apenas llegamos a la frontera, veo cómo están nuestros padres y hermano allí esperando, todo tranquilo, todo sereno, la paz antes de la tormenta, rápidamente traspasamos el portal, me acompañan hasta que detengo el auto, pues veníamos conmigo de primero Darick de segundo con mi hermano y nuestros padres detrás con los guardias.
— Hasta aquí llegan. —les informo apenas nos bajamos todos de los autos.
— No vas a ir sola Mei, no te vamos a dejar. —Volkodlak con su lado protector que siempre ha tenido desde niños.
— Haré esto sola, se van todos y no se los pido, se los ordeno, por su seguridad y de los guardias —los señalo— es mejor que no sepan dónde está todo.
— ¡Yo no voy a ningún lado o vamos todos o nadie! O ¿es que no confías en nosotros? —me reta Volkodlak como siempre.
Confianza... claro.
— ¡Ya sé!, papá, D'arcy vayan en el camión al sur, Darick quédate con los guardias y llévalos al este, y nosotros vamos a dónde está todo, si nos dividimos es más fácil que no den conmigo y para eso iré con todos. —los miro con una idea rondando en mi cabeza, una un poco loca y arriesgada.
— ¿Irás con todos? —les guiño el ojo.
— Vamos, actúen normal. —me voy y me subo al auto con mi hermano, a la vez que hago clones de mí, seguimos el juego hasta dejar todo listo al fin y al cabo solo el auto donde vamos mi hermano y yo desapareció por arte de magia, o mejor dicho mi magia.
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El anillo de Mei "que regalo más hermoso ¿no creen?"
Nicolay Ivanova
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