Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. 2/3

Quiero aclarar que en este capítulo habrá mucho cambio de tiempo, pueden ser semanas, meses o años.

***********************

Era tarde en la noche y los padres de Stella estaban en casa, en su habitación. Había tenido un fuerte dolor hace unas semanas y todo giro en torno a ella. Sus padres viajaron lo más pronto posible pero la pequeña ya estaba bien.

Beatriz de tantos doctores que conoció mediante llamadas y videollamadas se encontró con unos especialistas.

—Cariño no creo que sea buena idea llevar nuestra hija a los hospitales de diferentes países como si se tratarán de una vacaciones.

—Trato de encontrar al mejor-ella tecleaba en su laptop y toma la copa de vino a su lado dando un sorbo.

-Beatriz-él se sentó en la cama frente a ella e hizo a un lado la laptop-No estás pensando con claridad.

-Tienes razón, no lo estoy haciendo.

Ella deja la copa en la mesita de noche y sale de la cama alejándose de sus esposo quién la mira con atención.

-Tomás nuestra hija según los doctores que ya vimos ella no tiene sus órganos afectados...pero-ella comienza a llora-su baso está siendo afectado, ¿por qué se inflamó de esa forma tan de repente?

-Debemos pensar con claridad Beatriz. Stella puede que esté sufriendo sin decirnos...

&Tú tan calmado como si nuestra hija no te importara.

-¡Cierra esa boca!-este se puso en pie y la miro tan enojado que está se arrepintió de lo que había dicho-¿Quieres que actúe así como tú? ¡Si uno de nosotros no mantiene la calma las decisiones fueran las peores! ¡Ya te digo que estás exagerando demasiado, no me refiero a que debe dejar de importarte sino que primero debes poner la tranquilidad de Stella!

-Perdona yo...

Él la abrazo y suspiró estrechandola aún más fuerte.

-Cariño solo tú y yo entendemos esto por igual. No cometamos ese error, es solo una niña.

***

Meses después.

Es la época preciosa que la mayoría ama. Navidad. ¿Para Stella?...pues una vez más fue ingresanda. Tan solo por dos días para realizar exámenes, mientras solo tomaba una pastillas que la ayuda a en momentos de dolor. Le indicaron un tratamiento para subir sus defensas.

Volvieron a casa a tiempo para esa cena y reunión familiar que tienen por costumbre justo dos días antes.

Finalmente esos dos días pasaron volando y en la noche de Navidad ya estaba todos reunidos. Familia y amigos más cercanos fueron y las primas de Stella corrieron con ella al jardín trasero donde en medio de una charla graciosa se acerca una empleada.

-Señorita Stella es hora de su medicamento.

Stella se volteó y apenada por el silencio repentino fue corriendo a tomar su pastilla. Al regresar sus primas no se quedaron calladas ante la duda:

-Stella ¿estás bien?

-Si es solo que...-arece que me quiere dar un resfriado y como soy tan sencible en la temporada de invierno pues...debo tomar mis vitaminas.

Vaya, eso fue un gran movimiento por parte de Stella, quién nunca había mentido.

Quedó algo incómoda tras decir algo como eso, pero tuvo un pensamiento: "no quería que preguntarán a cada rato si estaba bien". Tal vez porque es algo común preguntarle a las personas enfermas y no quería sentirse así.

Era el momento de la cena y Stella estaba sentado entre su madre y su abuela. La mesa estaba llena de comida deliciosa y postre.

-Mamá, abuela-tomó a ambas de la manos acercandolas para susurrarles-No quiero que los demás sepan que estoy enfermera.

-¿Y eso por qué cariño?-preguntó su madre.

-Digamos que me molesta la pregunta "¿Estás bien?".

-Es bueno que otros se preocupen.

-Pero no quiero-la pequeño se cruzó de brazos comenzando a enojarse.

-Está bien Stellita no diremos nada.

La madre y la abuela se miraron y quedaron en cumplir dicha petición.

***

Pasaron 6 años.

Stella recién había cumplido sus 13 años y no había celebrado su cumpleaños, bueno, de hecho hace mucho que no lo hace ya que coincidía con los ingresos en los hospitales. Si, ella siguió viendo a doctores y en las vacaciones viajaban a diferentes países y no a hoteles sino a hospitales. Muchos doctores también rechazaron la petición de los padres sabiendo que no podían sanarla.

En la escuela se sentía mal en ocaciones y sus profesoras la ayudaban, pero sus compañeros de aula notaban y le insistían con preguntas saber que le pasaba.
Esto la hacía sentirse mal y recordarle que iría los fines de semana al hospital con Verónica. Tomó una decisión por ella misma y se lo dijo a sus padres. La cambiaron de escuela donde nadie sabría nada, o eso pensaba la pequeña Stella. Solo sabían los mayores y ellos eran bien discretos.

Comenzó a mitad de curso y entro a su nueva aula. Se presentó delante de todos muy sonriente y emocionada, para ella era empezar de cero. Fue a su asiento y allí había una niña a su lado.

-Hola Stella-la de cabello castaño claro le extendió su mano y ella le corresponde-Soy Nina.

-Hola Nina.

Fue aquí donde conoció a quien en el futuro sería su mejor amiga y compartirían muchas cosas juntas.

En el recreo estas dos permanecieron juntas. Stella notó que Nina se sonrojaba y encogida de hombros.

-¿Qué pasa?

Su nueva compañera señaló disimuladamente y siguió con la vista hasta ver a un chico sentado solo en una esquina jugando con un celular. Muy centrado.

¿Ese chico? Era Taylor, a quién todos llamaban Ty.

***

Pasaron las semanas y Stella iba cada fin de semana al hospital. Hasta que llegaron las vacaciones y fue ingresada para un largo tratamiento y enfoque en sanarla.

-Otra vez ingresada-dijo dejándose caer en la cama y su madre dejo su cartera en la silla.

-Es por tu bien-se cruzo de brazos y su celular comenzó a sonar. Salió para contestar.

Stella caminó por el cuarto y junto a su cama había otra. El cuarto era amplio, tenía una tele, misma que encendió y hacían peliar animadas. Igual su ánimo no estaba para verla, se dirijo a la ventana y resoplo.

-Que aburrido.

-Bien Stella-escucho y se giró para ver a su madre tomando su cartera-Tengo trabajo, la abuela irá a casa en dos días y vendrá a verte. Tu padre y yo estaremos el siguiente mes acá.

¿Se iba a otro país? ¿Otra vez?

***

Al otro día Verónica luego de despertar a Stella la llevo para sus exámenes de rutina.

-Es primera vez que estoy en un cuarto compartido.-dijo mientras veía como la enfermera de piel morena extraía sangre de su brazo.

-Y pronto no estarás sola. Una niña más o menos de tu edad vendrá hoy. Ella viene de otro país.

-¿Otro país? ¿Sus padres también son como los míos?

-Se mudaron por el trabajo de su padre.

***

Era tarde y Stella volvió a su cuarto acompañada de su enfermera favorita en todo el mundo.

Al entrar se quedó quita. Vió a una pareja de adultos hablando junto la otra cama y ella no les conocía.

-¿Ustedes deben ser los padres de la nueva paciente?-preguntó Verónica acercándose y estos respondieron luego de saludar amables.

Stella miró a su lado, a unos metros de ella, la puerta del baño se abrió y quedó hipnotizada.

Lo primero que llamó su atención fue su pelo. Era rizado y largo que tocaba su cintura, ojos verdes tan claros y llamativos.

-Hola-dijo la niña sonriendo.

Stella levantó la mano aún embobecida y un hola algo nervioso y tímido salió de su boca.

-Ella será quien te acompañe en el cuarto a partir de ahora, Stella.

-Que nombre más bonito. Stella.-dijo la niña acercándose y saludo besando ambas mejilla-Soy Lybia. Gusto en conocerte.

-Que hermoso...tu, tu cabello.

Stella se sonrojo y le apenaba mirar aquellos ojos pero no su cabello

-Gracias. Tu pelo es el más negro que he visto. Cool.

Aquella niña igualaba la edad de Stella. Tenia una personalidad muy entusiasta y al parecer era muy conversadora.

***

Esa de noche tenían la orden de ir a dormir, pero ninguna quería hacerlo. Así que conversaron y se conocían un poco más.

-¿Y qué enfermedad tienes?-preguntó Stella apenada.

-Leucemia-respondió mientras jugaba con un mechón rizo.

-¿Qué es?

-No se mucho. Solo conozco que mi sangre no es igual que las demás y que puedo morir si no tomo mis medicamentos y hago lo que ellos dicen.

-¿Morir?-frució el ceño tratando de no aparentar un poco asustada con esa palabra.

-Si pero está bien. No moriré tan rápido y viviré al máximo. ¿Y tú?

-Amiloidosis. Mis órganos no son como los de los demás. Ellas se dañan con el tiempo mas rápido de lo común.

-Vaya eso nunca lo había escuchado-se sorprendió-¿Te haces vieja por dentro más rápido o qué?

Eso fue gracioso para ambas y rieron a carcajadas. Stella no sabía mucho, tampoco ha preguntado y sus padres no tocan mucho el tema...ella tampoco.

***

Pasaron los días y Stella y Lybia eran muy buenas amigas. Luego de sus rutinas de exámenes y tratamiento salían al enorme parque que habían en el hospital. Solo bancas y muchas plantas visiblemente entretenidas.

Ellas se relacionaban con otras personas ingresadas e incluso niños. No eran las únicas. Ambas estaban ingresadas en el ala A, de pediatría. Stella veía a los estudiantes del ala C ir de un lado a otro.

Lybia toma la mano de Stella acercándola y susurra.

-Estaba pensando...que te parece ir al ala C. De seguro hay chicos guapos-tenía una sonrisa juguetona.

-No lo sé ¿Y si nos ven?-se encoge de hombros.

-Oye, vamos. No seas aburrida. Aprende a vivir al máximo, no te guardes nada... Andando.

Jaló de su mano y fueron corriendo a. Escondida entre los estudiantes. Entraron en los pasillos y la adrenalina corría por las venas. No podían ser vistas o eso sería un fuerte regaño y quién sabe que más, pero era divertido cuando olía a peligro.

Todo era diversión y miraban por las ventanas haciendo que algunos alumnos se desconcentren. Terminan por el pasillo solitario y se piensan que es una pista de baile. Pronto su diversión terminó cuando escucharon:

-¡Oigan, ustedes dos! ¿Qué hacen aquí?

Ella se quedaron inmóviles escuchando los pasos detrás cada vez más cerca.

-Te lo dije.

-No vayas a voltearte-dice Lybia sin moverse-Si nos ver la cara si estamos en problemas.

-¿Entonces?

-Como en las pelis amiga...¡Corre!

Lybia tomo su mano y corrieron con todo. Aquella voz exigía que se detuvieran, pero ¿crees que lo hicieron? No necesito responder a esa pregunta.

Salieron por dónde mismo vinieron en un comienzo y procuraron no volver a ser vistas. Se escondieron entre unos arbustos y se sentaron en el césped para reír hasta que les doliera en abdomen. Muy divertido salir de la aburrida rutina de exámenes y análisis médicos.

***

Días después Lybia lamento no poder sentirse bien para ir al parque un rato. Tenía fiebre y estaba bajo cuidados.

-Me quedaré aquí contigo, cuando te sientas mejor iremos juntas-dijo Stella.

Los padres de Lybia estuvieron presentes. Stella miraba y envidiaba en silencio como ellos estaban siempre ahí. Ellos solo venían de visita y lo hacían por un largo rato, pero luego quedaban solas. Verónica y otras dos enfermeras eran las que estaban a cargo de ellas todo el tiempo. Solo la abuela de Stella iba a verla pero llegó un día que le pido que no fuera porque notaba que sus pies dolían al caminar por tan enorme hospital y quería su comodidad. De todas maneras no necesitaba que fuera, Verónica era como su familia.

-Stella me temo que con esta fiebre de Lybia no podrán salir afuera por unos días-una enfermera le dice, sabiendo como suelen pasar sus tardes en el parque del hospital.

-Está bien. Dónde esté Lybia yo también. No es divertido sin ella.

-Lo siento.-dijo la chica débil.

Stella tomo su mano y se sentó en la cama a su lado. Quería darle seguridad y ánimo para mejorar.

***

Al otro día.

Stella se fue con Verónica dejando a su amiga en el cuarto aún con fiebre. Estando en uno de los exámenes:

-Bueno ya conoces el procedimiento, chiquita. ¿Lista?

Por un momento todo normal, tranquilo, pero de repente se sentía incómoda, pensaba que algo la lastimada por causa de la máquina y notaron que ella se movía un poco.
Era incómodo estar sola. Se supone que ven sus pulmones.

-Stella necesitamos que no te muevas.

-Lo sé, pero...duele.

-¿Dónde duele?

-No sé decir. Mi estómago, creo...aaahhh.

Apretó sus puños y quería moverse pero estaba inmóvil por unas tiras atadas a la camilla.

-¡Chiquita!-Verónica fue con ella y juntos un enfermero trataron de quitar aquellas tiras, mientras que Stella gruñía y se retorcía.

Se sentía traumante, dolía y no podía moverse, era una agonía realmente.
Después, una vez ya libre se encogió abrazando su barriga y movía sus pie sin control tratando de soportar.

-¡Inyéctenle un sedante!-se escuchó y al los tres minutos Stella fue inyectada con aquel sedante. Él dolor era tan fuerte que no sintió la aguja penetrar su piel.

Fue en menos de un minuto, Stella sintió poco a poco el dolor esfumarse y quedó sedada, dormida.

Al abrir sus ojos estaba en su cuarto, Verónica estaba con Lybia conversando y riendo en la cama de enfrente

-Verónica-dijo algo débil y aclaró su voz-¿Qué pasó?

-Ya estas mejor, tranquila...-dijo acercándose.

-¿Me desmayé?

-No, te pusimos un sedante...

-Me asusté cuando me dijeron que te dolía mucho.-Lybia interrumpió llendo hasta la cama de su amiga, estaba mejor ahora que no tenía fiebre y se sentó a su lado en el colchón.

-Vendré más tarde a traerles su comida. Quédate en cama chiquita.

Verónica las deja a solas.

-¿Qué te pasó?

-Ya me había pasado antes, pero hace mucho. Me dolía aquí-puso la mano aún costado de su barriga.

-Debió doler mucho para que te sedaran. Cuando ví que te trajeron dormida me preocupé

-¿Y tú cómo estás? Es bueno verte más animada.

-Estoy bien, espero mejorar aún más.

El aire entro por la ventana a medio cerrar y el cabello de Lybia tapó su cara y lo aparto mientras Stella la miraba.

-Alguna vez te he dicho lo mucho que me gusta tu pelo.

-Cuando nos conocimos creo que lo mencionaste.-ambas sonrieron.

-Ricitos de oro.

-¿Eh?-Lybia no entendía.

-Si hacen una peli live action deberías de ser la protagonista.

-Y lidiar con una familia de osos, tu si estás loca.

Era increíble como Stella podía sentirse tan bien con Lybia. ¿Tal vez porque la veía como ella o algo así? Lybia sentia lo mismo y ambas se tenían un cariño de hermanas.

-Te llamaré así.

-Me gusta, mi pelo es algo que me encanta.

***

A la mañana siguiente.

Stella fue llevada por Verónica a ver a su doctor, quien había tenido una conversación previa con sus padres y tenía que aclararle a su paciente que pasaba. No tuvo pudor en contarle la verdad pero tampoco fue tan rudo al hacerlo. Fue profesional.

Verónica tomo su mano sabiendo lo que venía.

-Hay algo que debo decirte. Ya tienes 13 años y es hora de que sepas que está pasando contigo... realmente.

Ver la cara sería de su doctora no era buena señal. Miró como está mostraba su laptop con unos dibujos del cuerpo humano.

-Ya sabes que es tu enfermedad. Ahora te diré que pasa con el transcurso de los años más a fondo.

Los órganos se dañarían. Con el tiempo dejarían de funcionar, pero hay un método positivo para esto. Una cirugía para transplantar el órgano dañado.
Pasarán los años y si esta enfermedad no toca sus pulmones y principalmente su corazón está bien. Pero hay riesgos y resumiendo...la amiloidosis es incurable...conlleva a la muerte, la mayoría apenas llega a la adultez.

Muerte. Otra vez esa palabra la escuchaba y no sabía que decir. No dijo nada, no pensaba tan siquiera en algo

Volvió a su cuarto y Verónica pasando su mano por su cabeza le pregunto cómo se sentía.

-Estoy bien.-se sentó en su cama.

-¿Lo dices en serio?-no se lo esperaba y se sorprendió.

-Muy en serio.

Decía la verdad. Ella se sentía igual y aquel dolor fuerte era horrible pero ahora estaba bien.

La verdadera realidad y que no sabía decir era que aún no lo asimilaba.

La puerta se abre y Stella miró a Lybia entrando. Una enfermera le acompañaba, mientras está permanecía cabizbaja. Tenía en su cabeza un gorro de tela que le cubría bien.

Lybia se quedó en su cama llorando. Y no quería que la vieran por lo que se acostó y cubrió de pies a cabeza con su sábana. Stella espero, las enfermeras salieron y apenas cerraron la puerta se apresuró en ir a la cama de su amiga.

-¿Ricitos de Oro?-dio tirones de la sábana y Lybia se descubrió para sentarse-¿Por qué llevas un gorro de invierno en verano? ¿Por qué llora?

Lybia se lazo rodeándola con sus brazos y lloró fuerte.

-Ya no soy Ricitos de Oro.

No entendía pero respondió a su abrazo escuchando como sollozaba. Lybia se alejó y quito su gorro tapando su cara. Stella abrió su boca totalmente asombrada y no se lo esperaba en absoluto. ¿A dónde habia ido ese pelo precioso? No hay nada.

-Siempre serás Ricitos de Oro para mí-la abrazo dejando a su amiga llorar-eres igual de hermosa...Yo tampoco estoy bien, me dijeron que mi enfermedad es incurable. Moriré siendo joven.

Lybia dejo de llorar y se alejó otra vez también triste por la choca que tenia frente a ella.

-No se que decir-cayó una lágrima de sus ojos marrones.

-Vaya. Hoy a sido un día de malas para las dos.

Ambas se consolaron hasta que una levanto a la otra y volvieron a sonreír.

***

Una semana después.

Stella recibió llamadas de sus padres y abuela, se interesaron por la salud de esta y ansiaban volver a verse. Stella compartió muchas veces con los padres de Lybia y llegó el día más especial para esta.

-¡Feliz cumpleaños, Lybia!

Sus padres la transmiten muchos y tanto que la hicieron llorar.

-¿Es tu cumple? ¡Vaya que bien! ¡Felicidades!

-Gracias Stella-le Io un abrazo gigante

En la noche, cuando solo eran ellas dos luego de una pequeña fiesta a escondidas. Lybia se entristeció y fue junto a la ventana.

-¿Qué pasa?

-No recuerdo la última vez que célebre mi cumpleaños como solía ser. Siempre fue así, en el hospital.

-Yo igual. Mis padres hace mucho me hicieron una promesa sobre ello y aún espero.

-Nunca he ido a un parque de diversiones. No sé que es montarse en uno de esos aparatos o como se le diga.

-Tenemos mucho en común-Stella se detuvo a su lado y ambas miraban hacia afuera. Las luces de la ciudad en la noche-Es triste.

Ambas cabizbajas pero Lybia de repente da un salto cambiando de humor totalmente.

-Y si celebremos juntas.

-¿Qué?

-Escapemos juntas por esta noche.

-¿Pero si nos ven...?

-Aburrida-se cruzo de brazos y la miró por el rabillo del ojo

-Bien pero...te refieres a salir del hospital.

-Na, eso no se podrá, pero podemos ir al único lugar que estaremos sola-dijo y Stella esperaba saber qué lugar seria-La azotea.

Planearon ser sigilosas e ir claramente sin que alguien les viera. Salieron del cuarto mirando a cada lado y corrieron hasta doblar la esquina, no habia nadie pero sabían que la escalera estaba junto a los elevadores y en la misma zona estaba aquel enorme eacrutirio donde Había una enfermera sentada casi siempre acompañada.

Asomaron sus cabezas y para sorpresa de ambas solo habia una mujer.

-Como nos deshacemos de ella. Si corremos igual nos puede ver.

-Tal vez ese truco de las pelis funcione-dijo Lybia pensativa-Ahora vuelvo.

Fue bastante rápida. Stella se quedó y no paso mucho y llegó Lybia con dos botellas de plástico que contenían agua fría.

-¿Tomaste agua del refri?

-¿Qué? Si tomaba alguna pertenencia nuetras tendríamos que volver por ella y eso es estúpido.

Tiene sentido.

Lybia lanzó una botella por el suelo chocando contra la pared, esto asusta a la mujer y tanto que gritó. En cuanto se puso en pie para ver de dónde venía el sonido Lybia sonrió e hizo un baile de celebración.

-Funcionó, no me lo creo pero me siento Lara Croft, wiii-susurró entre una risa sigilosa en medio del pasillo y Stella asomó su cabeza mirando a la enfermera.

-¡Cállate y corre!-susurró también y cogiendola del antebrazo corrieron de puntitas lo mas rapidque pudieron.
Al entrar por la puerta que dava a las escaleras ambas rieron y chocaron sus puños.

-¡Lo hicimos!-Lybia tenia sus ojos brillando y ambas tenían el corazón latiendo a mil.

-Ya estamos listas para robar en un banco.

Eso fue divertido para ellas y corrieron eacaleras arriba y a dos pisos Lybia se detiene y se sienta en uno de los escalones. La otra chica se detuvo y volvió para ponerse frente a ella.

-No me siento bien.

-¿Deberíamos volver?

Su amiga se nego a volver. Se levanto y sus piernas dolían, temblaban junto a sus brazos. Stella tomo su epalda y ka empujaba para que ella subiera más fácilmente.
Ahi estaba, la puerta que les llevaria a la azotea. Stella fue quuen uso de su fuerza y aoenas abriron el aire frezco les gokoeo y escuchaban los sonidis de la ciudad. Los autos, veian lad pantallas de comerciales y el cielo era negro adornado de estrellas y la luna menguante.

-¡Wow!-dijeron al unisono hipnotizadas. Caminaron hasta el muro que llegaba hasta sus pechos y cruzaron sus brazos sobre este y pusieron sus pies de puntas.

-Valió la pena.

Estuvieron un buen rato mirando la ciudad, no conocían eata imagen y era muy entretenido. Lybia estaba cansada y comenzaba a sentirse mal pero no quería preocupar a su amiga asi qur solo se acosto en el suelo fingiendo solo hacerlo por satisfacción. Stella la imitó y acostó a su lado. Juntas miraban el cielo.

Libya sentía su corazón acelerado y su cuerpo dolía un poco. Recostó su cabeza a Stella y miraron juntas las estrellas.

-Me encanta el cielo en la noche. Ver las estrellas, la luna...es hermoso, no me canso de esto.

Hubo un silencio.

—Tenía seis años cuando mi abuelo murió—dijo de repente y su amiga le escuchaba—Le quería mucho, recuerdo que realmente le quería. Me entristecí, pero no estuve tan triste como hoy pienso que debería haber estado. Todos morimos tarde o temprano y él había vivido mucho. ¿Pero nosotras qué? Es injusto, los niños no deberíamos enfermarnos y morir así sin más.

—Supongo que somos demasiado brillantes para estar en este mundo.

—¿Qué es la muerte exactamente? ¿A dónde nos lleva?

—No lo sé Sky. Solo espero no estar sola odio la soledad.

Stella se detuvo y la miró, ¿cómo la llamó?

—He pensado en tu nombre y coincide. S de Stella, K de Kung y Y de Yánez. Sky. Cool ¿no?

Asentó con la cabeza y sonrió. Pasaron de la tristeza e incertidumbre a la felicidad.

—La verdad que me gusta más, ahora que lo pienso.

—Entonces te llamaré así a partir de ahora ¿Te parece bien, Sky?

Y Stella le sonrió.

Pasaron casi veinte minutos cuando el aire ya se sentia frío allá arriba y decidieron volver. Era el mismo plan: no ser vistas e hicieron uso de la otra botella de agua. Tomaron la misma ruta y por suerte no fueron vistas.

Una vez dentro del cuarto Lybia se dió cuenta que sentía que algo no iba bien con ella. Estaba cansada y no había hecho nada que la hiciera sentir tan agotada.

—Buenas noches Sky—se cubrió con su sábana y alzó una mano agitandola para su amiga. Cerró sus ojos.

—Buenas noches Ricitos de Oro.

Sky fue a la cama alegre, pero Lybia no se sentía muy bien, comenzó a tener frío y le costó dormir hasta que finalmente eran la una de la madrugada y pudo conciliar el sueño.

*************************

¿Qué harías si alguien que quieres mucho pasa por esto?

Sky no sabía que hacer exactamente pero de algo estaba segura y era que no la dejaría sola.

En el próximo capítulo conocerás y entenderás a la actuar Sky.

Espero estés disfrutando leer esta historia y te aseguro que la amarás hasta el final.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro