016
Había tomado una decisión, quizás no era la correcta para quienes estaban incluidos en ella pero para mí era la mejor opción, es decir, quería pensar que estaba haciendo lo correcto.
Con ayuda de Hypnos volví al mundo de los Dioses a través de un sueño para que no notarán mi presencia. Y al llegar me sentí como un criminal en el mundo humano, al cuál buscan constantemente para que pague por el delito que cometió.
—Enamorarse, ¿Eh? — digo con una media sonrisa mirando mi cara plasmada en la entrada del mundo.
Cronos el Dios que ha roto las reglas.
Mi yo del pasado se hubiera reído a carcajadas de mi yo actual si me viera en la situación que me encontraba: enamorado de un humano y que todo comenzó debido a un capricho mío.
Si tan solo no hubiese puesto los ojos en Felix desde un principio, por qué al final el único que salió herido en todo esto fue él; ni siquiera quiero imaginarme como se pondrá cuando vaya a mi departamento y al final del día darse cuenta de que no llegaré.
Por eso más que nada, lo que estoy pensando hacer es justamente por él.
—No quiero ni pensar en lo que me harán cuando sepan que te ayude — Hypnos suspira frustrado y rompe el sueño dejándome salir al exterior.
Sonrío palmeando su hombro. —Ya cálmate, diré que te obligué. No olvides que soy un Dios tenebroso cuando quiero.
Hypnos me devuelve la sonrisa y en su lugar me da un abrazo. —Espero que tú castigo no sea tan cruel, después de todo fue por amor, ¿No?
Asiento ante las palabras que ha dicho, son las mismas que le dije a Venus para cubrir mis malas acciones. Supongo que haberme enamorado verdaderamente fue también parte de mi castigo, yo sabía que no podía ni pensar en una relación "normal" con alguien mortal y aún así caí profundo en las garras del amor.
—Nos vemos— me despido de mi amigo entrando al gran palacio de cristales, dónde el Dios Supremo debe encontrarse.
Jamás nadie lo ha visto, a excepción de Hades el Dios de la muerte que al final tiene que rendirle cuentas a nuestro Dios pero ni aunque los Dioses más curiosos le pregunten, nada sale de su boca. Por eso me pregunto si recibiré su furia total o su perdón ante mi repentina llegada, sin ser anunciado y siendo un criminal.
—De repente me está dando algo de miedo— murmuro para mí mismo y sigo caminando por esos caminos alumbrados por la gran Luna.
Mientras camino el Relicario que conseguí para mí se mueve debido a mis pasos, en el conservo una fotografía de Felix dónde sonríe sinceramente ajeno a mi maldad. De pronto mi camino termina frente a una gran puerta dorada, trago en seco antes de empujarla y lo siguiente que veo me deja totalmente helado, sin poder moverme de mi lugar o poder articular palabra alguna.
En ese trono se encuentra sentado nada más y nada menos que Kim Seungmin.
Él me observa fijamente sin expresión alguna y trago en seco tratando de que todo tome sentido, ¿Sigo en el sueño de Hypnos? O, ¿He entrado en alguna clase de ilusión?
—¿No tienes nada para decir, Dios Cronos?— Seungmin finalmente rompe el silencio. —O como me acostumbré a llamarte, Minho.
Ahora las preguntas extrañas que me realizó aquella noche cobran su verdadero sentido.
Niego con la cabeza sin poder dejar de mirarlo. —¿Por qué estás a punto de juzgarme por haberme enamorado cuando tú estás en un relación con un humano?
—Deberías dejar de hacer eso— él se levanta de su trono devolviéndome el gesto de negación. —Sacar a relucir las cosas personales de los demás para excusar tu falta.
—Lo siento— murmuro bajando la mirada, tiene razón, más que comportarme como un Dios sabio actuó tan tontamente en cada oportunidad que tengo.
—Mi caso es totalmente diferente al tuyo, en vidas pasadas Chan y yo fuimos amantes pero en aquellos tiempos o nos mataban o encarcelaban por amarnos, era injusto— Seungmin hace una pausa, quizás recordando su pasado debido a esa expresión abatida en su rostro.
—Esperé pacientemente una reencarnación en dónde su corazón no le perteneciera a nadie más y me presenté ante él.
—Cosa que yo no hice— aclaro antes de que él lo haga. —Me entrometí.
Seungmin asiente dándome la razón, no esperaba que dijera que no. —Ahí estuvo tu error, pensaste que Felix era la clase de humano que se dejaba llevar por sus instintos pasionales y bajaste a la tierra con la intención de seducirlo.
—Pero fue en vano, le di tantas señales obvias y para él solo existía Hwang— es que era tan molesto cómo ante sus ojos no había nadie más que ese chico. —Comenzó a notarme como un interés romántico hasta que convencí a Eros de ayudarme y Hyunjin sucumbió a sus deseos.
Antes tan solo era su amigo. El amigo que podía darle un hombro para llorar pero que jamás reemplazaría el lugar de Hwang Hyunjin.
—Y mientras esperabas que el hechizo hiciera su efecto, te enamoraste — Min suspira profundamente, él sabe todo lo sucedido, al final de cuentas siempre estuvo presente.
—¿Por qué no me detuviste y tan solo miraste de lejos? — le pregunto confundido y quizás enojado, si hubiese interferido no habría llegado tan lejos, aunque no era su obligación.
—Quería que tu mismo retrocedieras pero cuando te miraba me recordabas a mí siendo ajeno a la persona que quería— él asiente levantándose de su lugar para acercarse hacía los cristales que nos separan del exterior lleno de estrellas. —Renaciendo en Kim Seungmin como humano aprendí a amar a mis amigos mortales, y por eso no puedo perdonarte, heriste a uno de ellos.
Me quedo callado dejando que él prosiga. —Hyunjin y Felix se amaban, eran el uno para el otro y lo fueron en no sé cuántas vidas más. Pero sin hechizos ni nada lograste sanar el corazón de mi amigo e hiciste que te quisiera, estaba tan enojado por eso.
—Por que no ibas a poder quedarte con él, eres un Dios no un humano. Lo sabías y aún si prometiste cosas que jamás cumplirias— Seungmin frunce las cejas sin dejar de negar con la cabeza. —Lo hiciste quererte para luego romper su corazón nuevamente.
Él es supremo, el Rey de los Dioses y está en su poder ser perdonado por amar a un humano incluso pudo renacer en un vida para encontrarse con él, entonces, ¿Por qué yo no puedo hacer feliz a Felix?, ¿Por qué a mí no se me daba una oportunidad cómo esa?. Si pudiera renunciaría a mi lugar de Dios y me convertiría en un simple mortal solo para estar con él y amarlo libremente.
—Estás aquí porque has tomado una decisión, ¿No es así? — me pregunta.
—Si, quiero pedirte que me dejes hacerlo y después de ello cumpliré con el castigo que tengas para mí— lo observo fijamente, quizás suplicante.
Seungmin parece dudarlo, él tiene la capacidad de saber que es lo que planeo hacer sin que se lo diga así que ya lo sabe, finalmente vuelve a su trono ofreciendome una débil sonrisa.
—Dios del tiempo Cronos en tus manos dejo que resuelvas el desastre que ocasionaste— demanda. —Espero que hayas obtenido un poco de felicidad siendo Lee Minho.
Le ofrezco una media sonrisa y cierro los ojos, no importa lo que haga en este momento porque aunque tú lo olvides, yo siempre voy a recordarte mi querido chico de las pecas.
Por eso en este momento retrocedere el tiempo hasta un día antes en el cuál nos conocimos. Y mientras todos nuestros momentos juntos se van de las manos siento como poco a poco un vacío se instala en mi interior, perderte es tan solo parte de mi castigo, por actuar en base a mis propios deseos sin pensar en tus sentimientos, poniéndome en prioridad cuando no conocía tu dulzura ni amabilidad. Por qué lo primero que me atrajo fue tu exterior pero cuando conocí tu interior comencé a entender lo que era amar verdaderamente y ya no quería retroceder, quería todo contigo.
Incluso tontamente soñé con un futuro a tu lado.
Finalmente llego hasta el día cuando me arrollaste con tu bicicleta y riéndome una última vez de ese momento borro mi existencia de tu vida para siempre.
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