Capítulo 10: ¿Quién Es SunHee?
Ya basta de fingir sonrisas cuando quieres llorar, ya basta de decir que estás bien cuando estás mal... ya basta de aparentar ser feliz cuando estás destrozado, ya basta de ser fuerte. Me cansé.
...
La luz del nuevo día es preciosa.
Me levanto de mi cama de un salto, con un buen humor consumiendo todo mi cuerpo.
¿Qué hizo Taehyung conmigo que me siento tan cambiado? No niego que aún hay vacío en mí, un dolor insoportable y punzante, pero es menor... como si Tae fuera un extractor de dolor, un analgésico, un método para olvidarme de todo.
Nunca en mi vida había sentido esto.
Mariposas danzan en mi estómago de manera juguetona, haciendo que el aire me falte... pero se siente bien, me agrada... da miedo, pero me gusta cómo se siente. Es una calma muy linda, ni siquiera la sentí con Jimin. Me encanta... sólo espero no afectar a Taehyung con esto.
Jin hyung parece feliz. ¿Habrá ido a una cita con Nam hyung ayer? Estoy bastante seguro de que fue así.
Ambos ganamos cancelando la cena.
-te ves muy feliz, ¿Jimin ya te habla? - dice con dulzura.
Bueno... aquí vamos de nuevo...
Mi sonrisa desaparece y es reemplazada por seriedad. La culpa llena mis sentidos y me hace querer llorar. Fui un idiota, un completo idiota. Debí guardar mi gusto por él en completo secreto, o tal vez ni siquiera debí enamorarme de él.
Hubiera sido más fácil todo.
Cruzo mis brazos, deteniendo el gran impulso de abrir la puerta del coche y saltar a la calle.
Es una pésima idea.
-no...
-pero yo te dije, te lo dije. Te lo advertí, ¿no lo hice? Yo sabía, debes hacerme caso más seguido, condenado muchacho. Soy tu tutor y tengo más experiencia que tú en la vida, yo...
Y me gana el sueño. Es como si mi cerebro se apagara de golpe, como si todo mi cuerpo estuviera sumido en una oscuridad espesa. Me da pánico, porque la luz se ha apagado, el sol ya no brilla y yo de nuevo tengo unas pesadas cadenas.
La pesadilla vuelve a empezar.
...
No me puedo mover. El miedo pesa demasiado, la tristeza es muy espesa.
Ella está sentada en el sofá, viendo su Dorama favorito. No veo su rostro, pero sé que es ella.
Dos figuras se le unen. Mis ojos arden cuando también los reconozco.
Mi mamá acaricia con cariño el cabello de Yoonie y le susurra algo. Él asiente y se levanta. Minutos después vuelve con maletas. A mitad de camino de regreso, se detiene abruptamente y me mira directo a los ojos.
Grito en silencio, pidiendo su ayuda.
Suelta el equipaje y alza una ceja. Se acerca lentamente a mí, pero cuando está a una respetable distancia, sus ojos se dilatan y coloca sus manos en su pecho. Su cuerpo cae con estrépito al suelo. Mamá y Moonie gritan al mismo tiempo, levantándose de golpe y yendo con mi hermano. Él, a pesar de estar temblando demasiado, no me quita los ojos de encima. Sin fuerza señala mis cadenas y luego una pared.
Me levanto con rapidez, sintiendo pánico al verlo cerrar de a poco sus ojos. Trato de acercarme corriendo a él, pero soy detenido por estas malditas cadenas.
La sangre vuelve a salir; sin embargo, no llega a manchar el suelo de la sala.
Mamá carga con trabajo a Yoonie y sale corriendo. Regreso a mi lugar y abrazo mis rodillas. Cierro los ojos y suplico, ruego, imploro que esta pesadilla acabe. No quiero ver lo que sé que viene después.
Pasa un tiempo, todo está en silencio. Lo único que escucho son los pasos constantes de Moon. Está dando vueltas como animal enjaulado.
Me abrazo más y cierro los ojos con fuerza.
Ya es hora.
La voz del protagonista del Dorama se ve interrumpida por un comercial.
Es un noticiario.
—ha habido un choque en la carretera. Un volvo azul impactó con un trailer. Se notifica que el conductor del último vehículo iba ebrio.
No me atrevo a mirar cuando escucho un grito. Sé exactamente lo que está sucediendo.
—los pasajeros del volvo han perdido la vida en este choque.
Mis ojos me traicionan y se abren.
Sus imágenes invaden la pantalla.
Un horrible sonido suena por toda la casa, parece el llanto de algún animal herido, aullando de dolor.
Me sorprendo bastante cuando me doy cuenta que he sido yo.
Un dolor insoportable, ardiente, punzante y desgarrador invade mi cuerpo. Pierdo el aire cuando escucho algo quebrarse en mi interior.
Juro por mi asquerosa vida que escuché mi corazón hacerse añicos.
Abrazo mi cuerpo, intentando hacerme pequeño y desaparecer.
Mis uñas se encajan dolorosamente en mis costados, pero lo ignoro. El dolor emocional que siento es una infinidad de veces peor.
Siento que me ahogo, que el agua llena mis pulmones. No puedo respirar por mucho que lo intente.
Mi vista se empieza a distorsionar.
Una figura se posiciona frente a mí.
Con dificultad logro enfocar a Moon en mi campo de visión.
Es la peor decisión que he tomado...
Tiene una gran sonrisa, la cual muestra sus dientes. Unos afilados colmillos se forman y le dan un aterrador aspecto. Acaricia con delicadeza mi cabello y luego... la sangre corre.
Un cuchillo rasga sus muñecas y garganta.
Trato de tocarla, de ayudarla, pero no puedo moverme. Mi cuerpo está inmóvil, inutilizado. Quiero llorar, pero no puedo. Las lágrimas se secaron y ya no quedan más.
De nuevo no pude hacer nada.
Mis ojos se cierran de golpe.
La oscuridad me consume de inmediato.
La odio.
Es mi peor enemiga, la más grande de mis pesadillas. Siempre está presente, nunca me deja y a todo momento me traga.
Jamás hay una luz que me ilumine.
...
Alguien me agita con fuerza.
Mi hyung me mira preocupado cuando abro los ojos.
Siento mis mejillas húmedas. Limpio con urgencia mis lágrimas, todo el tiempo sin mirar a Jin.
¿Cuándo podré dejar de llorar mientras recuerdo lo que sucedió ese mes? Por esos incidentes es que ya no celebro mi cumpleaños.
Todo sucedió ese día...
Toda mi vida, mi felicidad desapareció ese primero de septiembre. Simplemente recordar la fecha me marea.
Reprimo el deseo de vomitar y me bajo del carro con lentitud. La felicidad y dicha con la que desperté son nulas ahora. Agacho la mirada cuando Jin se coloca a mi lado. No quiero que vea las lágrimas que no he sido capaz de contener.
Pero lo hace.
Me conoce demasiado bien. Me hace detenerme y me obliga a verlo a los ojos con delicadeza. Borra con mucho cariño y cuidado las saladas gotas de mi desdicha.
-Kook, sé que no soy ellos, sé que es difícil para ti soportar todo esto... pero entiende que no estás solo. Deja de fingir esa sonrisa, de decir que estás bien, porque no lo estás. Llora todo lo que quieras, desahógate... y ya no finjas... te haces daño... sé que quieres ayudar a los demás, pero también ayúdate a ti mismo... aquí me tienes, Kookie, aquí estoy... quizá no sea el más indicado para apoyarte, porque no sé el dolor que sientes, pero puedo intentar ayudarte...
Duele, pero le sonrío.
-estoy bien, hyung. No es nada, en serio. Todo está bien.
Jin hyung esconde disimuladamente su rostro con su cabello, el cual ya está demasiado largo. No obstante, y sin importar su esfuerzo, logro ver una lágrima rodar por su mejilla.
Me abstengo de abrazarlo. Se pondrá a llorar verdaderamente si lo hago y me va a contagiar. Haremos un espectáculo innecesario... así que sólo le acaricio el brazo con la punta de mis dedos y me introduzco en la Universidad en completo silencio, portando una sonrisa a pesar de el remolino de dolor en mi interior.
Suspiro, tomando una fuerza inexistente y me acerco a una rubia figura.
Pasa delante de mí sin darse cuenta y me deja con la palabra en la boca.
Frunzo el ceño, pero lo alcanzo y tomo su brazo con cuidado.
Taehyung se detiene. Le sonrío levemente. Se ve cansado. Unas gafas cubren sus ojos, pero sé que me está mirando con su usual frialdad.
-¿todo bien?
No lo digo solamente por su aura, también por las heridas que ayer le vi. Hay algo que no me quiere decir y que está soportando solo.
Él asiente, restándole importancia a mi pregunta y se zafa de mi mano.
Frunzo el ceño, irritado.
A pesar de que yo ya me abrí ante él, le dejé verme débil y lastimado, él no hace lo mismo. Sólo empieza a caminar.
Lo sigo de cerca, buscando un chiste que lo haga verme mal o decirme que me calle, pero se detiene abruptamente y choco con su espalda.
Medio indignado, me pongo frente a él para reclamarle el porqué se paró así.
Abro los ojos, muy sorprendido cuando me gruñe como un lobo herido que no quiere que se le acerquen.
Ahí estás.
De nuevo empieza a caminar, y lo sigo; sin embargo, de un momento a otro, Taehyung se marea y se apoya contra la pared. Trata de mantenerse en pie, pero segundos después cae al suelo, inconsciente.
Abro la boca, queriendo gritar y pedir ayuda, mas nada sale de mi boca.
Alguien me gana al pedir auxilio.
Jimin se acerca con urgencia a Taehyung y revisa fugazmente sus signos vitales. No sé por qué de repente ya no me parecen maravillosos sus ágiles y experimentados movimientos.
...
Jimin no me dirige la mirada en un largo rato.
Es mejor.
Me meto a la blanca habitación por décima vez cuando él se va a inglés, y sonrío tristemente. Su maestra lo odia y siempre busca excusas para regañarlo. Él no se deja, por supuesto. Nunca le da motivos para nada.
Cuando me inclino ante Taehyung para ver su rostro, ya sin ser cubierto por las gafas de sol, abre los ojos y me mira. Coloco suavemente un paño húmedo sobre su frente.
Mis ojos me traicionan y se clavan en los suyos. Le sonrío levemente.
-¿Estás bien?
Su mirada se desconecta de la mía. Me sorprendo bastante.
Nunca hace eso. Siempre me mira fríamente hasta hacerme desviar primero la vista.
-estoy bien - dice suavemente, tanto que casi no lo escucho.
Un incómodo silencio se instala.
De repente recuerdo algo que sucedió en una de mis cortas visitas: Taehyung gimoteaba un nombre entre sueños... y como soy curioso, no me quedo con la duda.
-¿quién es SunHee?
Voltea rápidamente.
-¿qué?
Su voz es ronca, casi como un gruñido. Procuro no mostrar mi desconcierto cuando se levanta de la cama y se pone frente a frente conmigo. ¿Quién es esa chica para que lo haga reaccionar así? ¿Será su mamá, quien, por lo que he llegado a deducir, murió?
Sí, bueno... "deducir" es la palabra incorrecta. "Inventar" sería lo adecuado. Ni siquiera ha mencionado a su familia en el tiempo que lo conozco.
-¿qué demonios acabas de decir?
Suspiro para no gritar de frustración.
No entiendo qué sucede. ¿Quién rayos es SunHee?
Lo tomo de la mano, pero se zafa con mucha brusquedad.
No se da cuenta, pero doy un ligero salto.
Okay... me estoy empezando a asustar.
-mira - trato de calmarlo -, déjate de tonterías. Debes...
-¿cómo te atreves? ¿Tonterías? ¡¿Crees que es una maldita tontería?!
Retrocedo.
Aunque su rostro mantenga esa máscara de seriedad, sus ojos arden en furia.
Me es también impactante cómo ya puedo descifrar ligeramente cómo se siente.
No es el momento, Jeon, concéntrate.
De repente cierra los ojos y se tambalea. Sacude la cabeza, como intentando sacarse algo, y se sienta, tapando sus oídos. Apenas reacciono a tiempo para evitar que se caiga de la cama cuando se vuelve a desmayar.
Tarda dos horas en despertar.
Lo miro con curiosidad cuando abre los ojos de golpe.
-lo siento, tuvieron que sedarte. Estuviste un poco inquieto durante las dos horas de inconsciencia. No sentirás tus extremidades en un buen rato.
Me ignora y desvía la mirada, indignado... el caso es que no sé por qué.
Tan misterioso...
Escucho su estómago gruñir.
Me pongo nervioso. Las enfermeras me dieron una tarea para cuando tuviera hambre...
Malditas... me guiñaron el ojo como si fuera su pareja... y me dieron esa estúpida tarea... su crueldad será castigada algún día, lo sé.
-haré algo, pero te suplico no te lo tomes personal o algo así. Las enfermeras salieron, pero me dijeron que si despertabas te diera de comer de una manera bastante... inusual. Sólo cierra los ojos y finge que estás soñando...
Vuelve a ignorarme.
Suspiro y empiezo a triturar con calma un trozo de carne en mi boca.
Siento su mirada seguir mis movimientos.
Le pido disculpas con la mirada y me acerco a él hasta tocar nuestros labios. Y, aunque suene asqueroso, comienzo a alimentarlo como ave.
Definitivamente esas brujas las pagarán...
Pasa un cuarto de hora, quizá más. A cada momento, a cada toque para alimentarlo, sus labios se van haciendo más y más dulces.
Cierro los ojos cuando se acaba la carne dentro de mi boca, pero no me separo de él. Es como un imán y ya me quedé atrapado aquí.
Busco más contacto, pasando mis manos por su rostro de manera suave y juntando más nuestros labios.
No me rechaza. En lugar de eso, sigue mi beso, de manera dulce y a la vez salvaje.
Dios, me encanta... sus manos (sepa Dios cómo) se posan en mi nuca y profundizan más nuestro contacto, me voy a volver loco... sus labios tienen un delicioso sabor a café o canela... una combinación de ambos.
Quiero más, quiero saborear esto que me hace perder la razón, lo quiero a él. Quiero que sane mis heridas con sus besos, que acaricie mi cabeza y me diga palabras de consuelo mientras lloro... pero en lugar de eso, me empuja y nos separamos.
-te ruego te marches.
Sonrío tristemente, hago una ligera reverencia y me voy de su habitación.
¿Qué demonios he hecho?
....
Me estoy quedando sin ideas, wiiiiiiiii
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