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37

Lamento si hay errores. Escribí esto a las 3 am, con sueño. En fin, ahí está F.

Soobin siempre creyó que la escuela era pesada, pero no tanto. Lo único bueno era que el profesor de inglés siempre llegaba tarde.

——Tengo sueño ——se quejó recostado en su escritorio. Beomgyu a su costado lo observó curioso.

——Has estado diciendo lo mismo desde el lunes y hoy es jueves.

——¿Acaso no puedo estar cansado todos los días? ——se quejó con un puchero.

——Bueno sí, pero no entiendo qué haces tanto para verte tan demacrado todos los días.

——Pff, no me veo "demacrado"——imitó con voz burlona.

——No sé... ——alargó el pelinegro con desconfianza ——. Te veo un poco más flaco, tienes demasiadas ojeras y tus ojos a veces están rojos. No me digas que has vuelto a trasnocharte por ese jueguito de la otra vez.

——Uncharted no es sólo un "jueguito", ¿ok? Además que ya me pase todos los niveles.

——¿Entonces por qué no duermes?

——De hecho sí duermo, bastante.

——Sí, claro ——Beomgyu entornó los ojos ——. Bueno allá tú, como sea, ¿hiciste la tarea de inglés?

——¿Había?

——Pff, estás peor que yo ——rió, pero al darse cuenta de algo, volvió a su expresión seria ——. Oye, ¿no sería como tu tercera detención en la semana?

——Naa... ——Sí lo era ——. Está bien.

Como era obvio que su profesor de inglés iba a demorar unos cuantos minutos más, Soobin decidió aprovechar ese tiempo para dormir tranquilo aunque sea un poco, en cambio, su mejor amigo se le quedó observando, preguntándose por qué Soobin estaba más raro de lo usual.

Dos días después, las cosas no parecieron mejorar.

——Soobin ——llamó Taehyung desde las escaleras, como sabía que su hermano no tenía la intención de levantarse ni hacerle caso mientras seguía en la sala viendo televisión y comiendo una bolsa de papitas, Taehyung fue hasta él, le tocó el hombro, y cuando por fin Soobin giró hacia el pelinegro, Taehyung le extendió su celular ——, es mamá.

Soobin inmediatamente negó con la cabeza, desinteresado.

——Soobin, está esperando ——presionó.

——No quiero.

——Por favor

——No me interesa.

——Está insoportable. ¿Por mí sí? Por favor. ——Con esa cara... Soobin no pudo negarse.

Tomó el celular de su hermano con brusquedad y subió tortuosamente lento las escaleras hasta su habitación. Una vez ya solo y encerrado en esta, se permitió hablar.

——¿Sí?

——¿Ahora sí puedo hablar contigo? Dios mío, en qué momento crié un hijo tan desconsiderado y malcriado.

——En el momento que me hiciste sentir como basura, mamá.

Ya no iba a fingir más. Estaba tan harto de todo.

——¡Soobin! Deja de victimizarte así. ¿Qué te pasa, eh? ¿No puedes ser un hijo agradecido como tu hermano? Bien sabes que tu padre y yo nos rompemos la espalda por darles todo, siempre les hemos dado todo. Deja de decir tonterías.

——Sí mamá, muchas gracias por la ropa cara, por un techo tan lujoso y por la comida, por mi educación también. ¿Algo más? ¿Para qué llamas?

——¡Deja de burlarte de mí!

——No lo hice, pero bueno, debo irme, madre. Si llamaste para decir eso...

—¡No! Soobin, yo... quiero hablar de tus notas.

Claro. ¿Por qué creíste que alguna vez cambiaría?

——Oh, eso. Sí, ahí voy, bien.

——¿Bien? ——Casi se rió incrédula ——. Nunca habías salido tan mal en notas finales. Has reprobado casi todo, me han llegado tres correos de profesores quejándose por tu irresponsabilidad. ¿No puedes ser un poco consciente? Nada te cuesta-

——Gracias por llamar, mamá, estoy muy bien, gracias por preguntar, sí como todas mis comidas, y oh, no necesitaba la tarjeta de todas formas, gracias por cortármela, gracias por preocuparte por mí siempre y por amar a tus hijos por igual. Gracias madre, te quiero también, hasta luego. ——Soobin cortó la llamada y apagó el celular de Taehyung.

Fue a buscarlo hasta su habitación. Cuando Soobin abrió la puerta, encontró a Taehyung echado en su cama leyendo un libro.

——¿Hablaron? ——preguntó esperanzado.

Soobin arrojó el celular sobre su cama para no tener que entrar.

——Oh, sí, fue genial. Y, por cierto, iré a vestirme y saldré a comprar comida con Yeosang, ahora que los sábados trabaja hasta mediodía. ¿Quieres algo?

Cambiar el rumbo de la conversación.

——Oh, gracias, pues, Mmm... Unas galletas de café y avena estarían bien.

——De acuerdo ——canturreó ——. Volveré temprano ——dijo antes de cerrar la puerta.

Los domingos de Soobin solían ser tranquilos. Incluso últimamente también, pues este salía los sábados y ocupaba sus domingos para recuperarse de sus terribles resacas.

Taehyung obviamente le había advertido la primera vez que vio a Kiara en su casa:

"Esas personas no van por buenos pasos, Soobin. Puede que sea gente muy genial y divertida, pero son una mala influencia, justo por eso me alejé de ellos. No voy a controlar tus amistades como si fueras un niño, eso depende de ti, pero solo ten cuidado".

Si supiera que era uno de ellos, estaría muy decepcionado, pero vamos, quién no.

Lo que Soobin no sabía era que su lindo e ignorante hermano mayor, intentaría devolver las amistades "sanas" que vio que su hermanito ya no frecuentaba.

Tal vez eso podría refrescarle la ideas.

Ojalá alguien le hubiera contado a Taehyung la historia completa.

Eso le habría ahorrado un gran susto a Soobin. Esos que te privan de respiración durante varios segundos y te hace sentir como si tu corazón hubiera dado un vuelco, un salto al vacío.

Esa clase de sustos, terrible susto que sintió al bajar las escaleras, una simple mañana que estaba listo para salir a comprar su café levanta muertos. Susto que le hizo devolver el tiempo atrás por un momento.

Susto que engañó a su cerebro y le hizo emocionar, que le hizo olvidar por milésimas de segundo que la persona en su delante lo había traicionado de la forma más rastrera posible.

Susto que tuvo al ver a su más aterradora pesadilla, azul como se sentía, Yeonjun.

Parado mirando hacia la puerta, con esa misma polera negra que le había dicho tantas veces que era su favorita, con ese look casual de zapatillas rojas, look que Soobin amaba antes. Antes...

Cuando Yeonjun escuchó pisadas en las gradas giró hacia el dueño menor de la casa.

Seguía teniendo el mismo efecto en él, Soobin se maldijo por eso.

Su respiración se le quedó estancada en la garganta, se aferró al barandal un segundo pues sentía que en cualquier momento el suelo se lo tragaría vivo. Su primera reacción habría sido huir, detuvo su andar y retrocedió casi sin moverse, pero luego... Luego todo volvió a él, como si de un filme se tratase. Imagen por imagen, palabra por palabra, lágrima tras lágrima.

Que no se te olvide quién es.

Volviendo a sus aires de confianza, Soobin bajó las escaleras para encontrarse con su verdugo, ese que le había quitado la cabeza para tan solo darle una mejor.

No se esperó que Yeonjun fuera el interesado en hablar.

——Soobin... ——pronunció nada más, pero se veía triste. Dios, hasta podías sentir pena viendo desde lejos.

——¿Qué haces aquí? ——le preguntó Soobin extrañado, yendo hasta aquel punto de la sala.

——Tae me invitó y yo-

Soobin sonrió, tan amargamente como fuera posible.

——Claro, nos vemos entonces.

Tenía planeado cruzar e ignorarlo, pero una mano sostuvo el borde de su casaca con timidez haciéndolo frenar, Soobin volteó a verlo. Yeonjun estaba cabizbajo sonrojado y... triste.

——Espera ——musitó.

El castaño resopló, no tenía tiempo para esas cosas, no quería tenerlo.

——¿Qué se te ofrece? ——preguntó de mala gana ——. No tienes que seguir hablándome, ya eres amigo de Tae. Si piensas que le voy a decir lo que pasó, estás equivocado, no tengo por qué hacerlo, no me importa la verdad ——Lo dijo con tanta crudeza e indiferencia que un escalofrío recorrió la espalda del peliazul.

——No, yo... Necesito explicarte las cosas, Soobin, la verdad. I-Intenté llamarte, pero me tienes bloqueado, te dejé más de cien mensajes y no leíste ninguno. Q-Quiero-

——¿Por qué quieres hablarme dos malditas semanas después? Por favor, Yeonjun ——casi rió ——, no actúes como si te importara en lo más mínimo, ahora ya sé con exactitud qué clase de persona eres. ¿Intentaste buscarme en la escuela? ¿Viniste antes a la casa para intentar "hablar"? No, no lo hiciste. No tiene sentido que lo quieras hacer ahora, solo por obligación. Disfruta de tu día con mi hermano.

¿Con qué cara iba a hacerlo?

Se volvió a girar para irse, pero su voz, esa maldita voz era un ancla.

——No vine por tu hermano, Soobin ——dijo con más seguridad esta vez ——. Vine por ti, para decirte la verdad. Yo-

——No quiero saber nada ahora, es estúpido ——interrumpió no queriendo escuchar, puso una mano sobre la manija.

——¡Nunca fue mentira! ——exclamó Yeonjun antes de que fuese demasiado tarde ——. Bueno, al principio quizás sí, pero después, Binnie... te juro que cada maldita reacción y momento fueron reales, fue-fueron los momentos más reales que alguna vez tuve, también los más felices y-

El corazón de Soobin martilleó en su pecho, tanteando el dolor. Un nudo monstruoso subió a su garganta.

No caigas, Soobin.

——Ajá ——dijo finalmente, enfrentándolo de nuevo con una sonrisa ladina, fresca ——, qué bueno de saber. Estás buscando un perdón mío para sentirte más tranquilo, ¿verdad? ¿Por eso estás aquí? Supongo que tu conciencia está tan podrida que se está desmoronando de a pocos.

——Soobin, por favor ——suplicó con voz inestable, ansioso, sin saber dónde ver, porque ver su rostro era demasiado ——. N-Necesito que me creas. Significas mucho para mí y-

Soobin se acercó, peligrosamente, tanto, que obligó al peliazul a ir retrocediendo poco a poco hasta que fue una pared lo que los detuvo.

Estaban a tan solo centímetros. Yeonjun respiraba con dificultad mientras que el más alto no cambiaba esa cara indiferente, dolorosa de ver.

Cuando sus ojos conectaron, a Yeonjun le temblaron las piernas.

——Es curioso, ¿sabes Yeonjun? ——Soobin ladeó la cabeza, y con delicadeza, tomó con sus dedos una de las pitas ajustables de su polera; mirando ese cordón negro, fue que habló ——: Como antes podías hacer un desastre de mí, el poder que tenías sobre ese idiota... ——Soobin podía sentir la respiración inestable del peliazul cerca de su mano ——Lo mucho que me gustabas, lo mucho que yo deseaba... ——La mano de Soobin subió lento hacia su rostro para acariciar apenas la mejilla de Yeonjun, cuando los ojos del menor se posaron en sus labios acolchados, el peliazul inspiró temblorosamente, inmerso en la sensación tan surreal. Soobin pensó en cómo un demonio de tal calibre podría seguir viéndose tan puro y perfecto como un angel ——. Olvídalo ——musitó sonriendo agrio, soltándolo y obligándose a alejarse de la pecaminosa tentación.

El chico tenía el poder de destruirlo, y bueno, así lo hizo.

Enojado consigo mismo por su propia reacción, frunciendo el ceño, Soobin se alejó dándole la espalda. ¿En qué momento su corazón se disparó? ¿En qué momento su respiración se volvió un desastre?

Yeonjun, estúpido Yeonjun. Todo y nada era culpa de Yeonjun.

Su más grande sueño, siendo este una pesadilla, estaba justo a sus espaldas, ahí, tan accesible, tan desprotegido...

¿Por qué tendría que pensar en ti con consideración después de lo que me hiciste?

Necesito probarlo, para olvidar, para dejarlo ir de una vez. Una única vez, solo una vez, Soobin.

Yeonjun creyó que Soobin ya se iría después de haberle puesto el mundo de cabeza con tan solo unos toques, pero no solo las palabras serían borrosas en su mente ahora, sino la realidad en sí.

Todo pasó demasiado rápido como para que pudiera preverlo.

——No, ¿sabes qué? ——Soobin volvió a enfrentarlo una vez más, decidido, y tan pero tan irritado ——. No voy a dejarte ganar.

Y así sin más, dio dos zancadas violentas hacia el peliazul, tomó su rostro con ambas manos, y lo besó como tantas veces su versión adolescente enamorado y hormonal había hecho en fantasías.

Ni siquiera fue dulce como Soobin lo había fantaseado tantas veces, esta vez Yeonjun no era su novio, tampoco era ese primer beso que tanto anheló sería con él, mucho menos se asemejaba a una declaración exitosa; no había nada amoroso en ello, absolutamente nada. El amor o placer que se supone debería causar aquel acto, quedó resumido a cenizas, vestigios de un viejo y primer amor que se había consumido en las llamas de las mentiras, la traición y el dolor.

Enojo, muchísimo enojo era lo único que Kim Soobin podía sentir mientras se apropiaba de los labios del mayor como si fuera un experto en hacerlo, brusco, casi animal.

Incontables suspiros rotos desembocaron en la boca atacante. Con movimientos lentos las manos de Yeonjun subieron hasta poder apoyarse en los hombros del más alto, como si parte de su cuerpo buscara inconscientemente estabilidad, el querer dejar de sentir que su cuerpo se volvía gelatina con cada caricia de aquella lengua perversa, el dejar de sentir que había un león en su interior en vez de mariposas, comiéndose sus entrañas.

Qué mágico que es el mundo, no para de girar. Maravillosamente irónico.

Con los ojos cerrados, Soobin no pudo notar las lágrimas que se acumularon en las pestañas tupidas del peliazul.

Simplemente era demasiado.

Porque en la vida había sentido tanto.

Soobin fue quien se separó primero. Ilusamente había creído que eso reduciría su malestar, pero se sentía igual, o hasta peor.

Y no quería ser egoísta con su dolor, por lo menos no con él.

Yeonjun todavía estaba recuperándose de lo que acababa de pasar, física y mentalmente.

Kim no pudo detenerse ni cuando vio su pecho subir y bajar como loco, o sus mejillas sonrojadas y... húmedas.

Con disgusto latente en su expresión, el castaño se limpió los labios con el antebrazo.

——Tan vacío... ——dijo con frialdad, Yeonjun lo miró con los ojos llorosos, por eso, a Soobin le costó más decir lo siguiente ——: No puedo creer que esperé tanto tiempo para eso. Huh, qué... Qué desperdicio.

No pudo agregar más, no podía. Después de eso, Soobin salió de su casa sin ver a Yeonjun una última vez.

Cerró la puerta, y estando afuera, se apoyó en la misma intentando respirar correctamente, porque cada vez menos aire ingresaba a sus pulmones. Puso una mano en su pecho tirando su cabeza hacia atrás mientras ignoraba el ataque de pánico que se avecinaba.

Lágrimas llenaron sus ojos, y sin poder retenerlo, el primer sollozo recluso salió desde lo más profundo de su garganta, pero Soobin era terco, así que con su otra mano selló su boca, retuvo las ganas de explotar en llanto; no le regalaría una sola puta lágrima más, por más que retenerlo doliera como el infierno y le escociera por dentro.

No había llorado en semanas, desde esa vez.

Supongo que siempre serás tú.

Con la misma mano se limpió las pocas lágrimas que lograron escapar y corrió lejos de la casa sin un plan en mente.

Pero por lo menos, ya sabía cómo lidiar con el dolor.

Dentro de su morada, Taehyung justo había salido del baño, ya duchado y cambiado. Cuando vio a Yeonjun de cuclillas en el suelo, bajó alarmado para ver qué había pasado con su invitado.

Su reacción hubiera sido muy diferente si hubiera salido de ese baño cinco minutos antes.

——¡Yeonjun! ——Trotó escaleras abajo, cuando llegó junto a Yeonjun, también se puso de cuclillas para verlo y ayudarlo. Este estaba temblando ligeramente, con restos de lágrimas en el rostro y una expresión asustada ——Oh mi dios, ¿estás bien? ¿qué pasó? ——Con cuidado, lo ayudó a levantarse, Taehyung puso una mano en su espalda para esto ——Junnie... ¿Por qué estás temblando?

Yeonjun se las arregló para hablar sin parecer trastornado, tragó saliva.

——E-Estoy bien, hyung ——intentó calmar al mayor ——, creo que se me bajó la presión, me- me iré a casa, l-lo siento...

——Oh, no te preocupes, te llevo.

——No, gracias, pero estoy bien, debo irme rápido.

Yeonjun no se veía nada bien.

——¿Seguro que estás bien? Ni siquiera hablaste con-

——Hasta luego, hyung.

Yeonjun también había salido de su casa trastabillando.

Taehyung se rascó la nuca confundido.

¿Ahora qué hice?

 









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