Luna de las nocheslargas*

     Dónde fuiste compañero que no me alienta tu presencia, dime maestro dónde estás que te llamo y no respondes, que te busco y no te encuentro. Malos presagios ensombrecen mi alma, no quiero verlos, ni escuchar este silencio que nos separa. Regresa a mi lado para que pueda nuevamente cogerte en mi regazo bajo Sauce para enjuagar tus manos. Estoy sola, sola me siento, temo por ti y que no vuelva nunca más a sentirte, a escuchar tu voz, tus consejos tu sonrisa.

     Busco la oscuridad y la protección de las frías y solitarias murallas, atrayendo la atención de fantasmas de la desesperanza y el miedo.

     − ¡Fuera, fuera! −Una voz estridente los espanta.

     −Deberías saludar a mi hermana, anda conmigo enredada, piensa que te habías olvidado de nosotras y no querías visitarnos.

     −Disculpad, no sabía que... ¿Quiénes sois?

     −Soy Vid y ella mi hermana Hiedra, nos mandaron proteger estas murallas.

     −Pero estás llorando, ¿qué te pasa muchacha?

     −Se me ahoga el alma, me asusta el mañana, sin él a mi lado.

     −Relájate, no pienses en nada, cierra los ojos y cuenta hasta diez –comenta Vid.

     −Y hallarás la respuesta que andas buscando – recalca Hiedra.

     Cierro mis ojos, limpio mis lágrimas y cuento... Frente a mí Cuentacuentos. Le observo tocando su flauta de Caña.

     −Dime Cuentacuentos, ¿por qué siempre sonríes?

     −Porque soy feliz –responde el hermoso muchacho.

     − ¿Por qué eres feliz?, ¿cómo puedes serlo incluso en estos momentos de incertidumbre?

     −Porque estoy aquí y ahora, con los héroes de los que hablarán mañana, porque están todos los que han de ser y tú estás con nosotros, y yo, Cuentacuentos estaré a tu lado, para narrar tus hazañas y victorias hasta que regrese el corazón del árbol. Soy feliz, porque los que vengan después dirán de mí que, fui el último cuentacuentos, el que conservo la tradición de nuestra magia. Todos dirán: "allí estaba Cuentacuentos junto a la gran Maga que, con un puñado de niños, venció a los demonios".

     Cuentacuentos sonríe, se lleva de nuevo la flauta a los labios y entona una melodía que eleva nuestras almas. Vid y Hiedra cantan desentonadas.

     −Gracias amigas, me alegro de contar con vosotras, seguro seréis de gran ayuda. Vamos Cuentacuentos, que nos queda un largo camino por recorrer y a un ejército de niños que entrener.

     −Detrás de usted Maga. No piense que está sola, estamos todos unidos por el mismo espíritu que se eleva poderoso entre estos muros.

     −Me siento orgullosa de tenerle a mi lado Cuentacuentos, ahora me siento un poco menos sola.

     −Pasan las noches, una sobre otra, sin traer confidencias alguna de los que marcharon, solo  este fuego que alumbra en la oscuridad y el silencio roto por nuestras voces, risas y cantos, en la celebración del nacimiento de un nuevo ciclo.

     Las señas de los exploradores vienen rasgando la noche en eco por entre las montañas, trayendo las ansiadas noticias. Uno llega exhausto − ¡Escuchadme! Viene la expedición, traen en carros supervivientes, algunos están heridos, id en su búsqueda.

     Cojo al explorador por el pecho, clavo en él mis ojos*, puedo verlos en su reflejo, la Guerrera viene con ellos. El búho ulula.

     −Id a ayudarlos, corred, son muchos y necesitan nuestra ayuda. −Salto sobre el muro, junto a mí Lobo y Cuentacuentos, expectantes ante tal acontecimiento.

     Se acerca la caravana con paso cansado por los desfiladeros, notas melancólicas de un arpa les precede. Salen a su encuentro los refuerzos, los recogen en brazos a los heridos que apenas pueden caminar.

     −Calentad fuego en la marmita, preparad Oráculo vuestras pócimas, toca tu flauta Cuentacuentos, gritad, cantad, abrazadles, que sepan los héroes que regresan a casa, que están entre hermanos.

     Chirrían las pesadas puertas, entra la comitiva, rostros afligidos, miradas perdidas. Corren las mujeres y los niños a su encuentro, en su ayuda los cubren de abrazos, flores y besos.

     El lobo se altera, se transforma llevado en frenesí −Cuidado maga, siento una presencia extraña.

     Busco a la guerrera, llega envuelta en sangre. De sus ojos rotos, puedo ver en un instante, el campo de batalla cubierto de cuerpos sin vida, de gemidos y gritos desesperados, de emboscadas y combates, de gentes pidiendo ayuda, de muchos que quedaron atrás, abandonados a su suerte.

     −Dime Joven Guerrera dónde está Rey, dónde Dama del Lago, dónde mi amado.

     −Están...

     Hombre Lobo salta encolerizado sobre uno de los refugiados. No comprendo. La Joven Guerrera tensa su arco, suelta la flecha en busca del infiltrado.

     − ¡A las armas, es un hechicero!

     Un refugiado se levanta presto, extiende su brazo, detiene el movimiento, el lobo suspendido en el salto, la flecha contenida en el arco. Tan solo, el sonido del arpa mantiene la armonía de sus notas. El intruso, ya recuperada su forma de hechicero, da un giro abalanzándose contra mí, apenas puedo levantar una mano para detenerlo, entra en mis pensamientos.

     −Hola, ¿se puede?, qué tenemos aquí, ¿es usted la que comanda este ejército de harapientos? Pero disculpad mi descortesía por no presentarme antes, soy Maestre Hechicero, primero entre los de mi gremio, tutor del nuevo rey, único vencedor de la gran batalla. Y vos sois... la muñeca del mago, aquel al que llamaban, Señor del Fuego. Permitidme que sea el primero en informaros que, vuestro mentor, lamentablemente, tuvo una muerte osada.

     Aturdida, atrapada en la maldad de aquel ser que, parece controlarme con extrema facilidad. El sonido del arpa acompañada por dulce voz de muchacha desde la distancia me sostiene erguida, lo suficiente para no desfallecer y mantener la distancia para no caer en la tela de araña de tan indeseada visita.

     −Pero permítame niña, que le muestre mi victoria. Quería saber lo que es el odio, pues contempladlo con vuestros propios ojos*:

https://youtu.be/-lDqKcxqK4A

       "Una espesa masa de miles de demonios enfurecidos, arropados en un rugido poderoso de gritos encolerizados, impregnados de hechizos oscuros y fantasmas, se precipita contra la protección de la magia de los árboles que defienden la barrera de escudos y lanzas del valiente Pueblo Arbóreo, alentados por sus sabios, cantos y plegarias. Desde un cielo negro, Rey Demonio los dirige sobre Dragón que escupe fuego y blasfemias.

Los defensores resisten la primera oleada, resentidos en la segunda, sin capacidad para aguantar la tercera y más poderosa que, abre las entrañas del muro defensivo de los valientes, en el lamento de un aullido que ensordece el rugido de los vencedores.

La batalla se convierte en desordenado enfrentamiento cuerpo a cuerpo de hombres, espíritus y magia. De dos fuerzas que chocan, la oscuridad de las sombras y de una luz que lentamente se apaga.

El campo de batalla sembrado de cuerpos desmembrados, regado con sangre de guerreros valientes de ambos bandos. El viento de muerte arrastra los gemidos y sollozos de tantas vidas arrebatadas.

En el centro del círculo de piedras, los últimos sabios resisten a duras penas. Dragón se posa orgulloso, saboreando la victoria. Rey Demonio salta a la tierra ensangrentada.

−Vamos hermano, hace mucho tiempo que he esperado nuestro reencuentro, ven, dame un abrazo.

Los dos reyes se enfrentan con sus espadas, en un duelo a muerte. En el bramido del choque de dos titanes, la cabeza de nuestro rey rueda por entre las piedras. 

El vencedor eleva su espada orgulloso pero, sin darle tiempo a saborear su victoria, de entre sus propias filas tres flechas atraviesan su pecho. Clava una rodilla en el suelo, con la mirada perdida en la oscuridad de su alma, mientras un enorme demonio, grande como un oso, salta de entre la enfurecida masa, hacha en mano, partiendo en dos el cuerpo del rey victorioso.

Dragón baladra encolerizado, hace amago de elevarse. Desde el círculo los últimos sabios envuelven con toda su magia a Señor del Fuego que, en un rápido movimiento entra en la cabeza de Dragón, una antorcha en un volcán de incandescente odio. El mago en un último y desesperado intento se inmola, fuego que ahoga al fuego. El dragón se tambalea y revienta en una explosión que abrasa a todos los que encuentra a su paso".

     El hechicero sonríe, − ¿le ha gustado la visión de la batalla?

     Me estremezco, mi espíritu escapa. Desde fuera veo mi cuerpo tendido, inconsciente. A mi alrededor, Bardo que toca incansable el arpa, el cuentacuentos su flauta, mis hermanas y todos los que les acompañan me llaman con sus cantos, animándome para que no me abandone en este singular duelo. Regreso.

     −Escucha muñeca, todavía no he terminado, negociemos. Yo he sido el vencedor de esta batalla, muertos los reyes, el mago y el dragón, yo controlo al Rey Niño, heredero del nuevo imperio. En mi poder están las cabezas de todos tus amigos, sin ellas sus espíritus no encontrarán descanso*.

     −Dime que es lo que quieres, bastardo.

     −Verás que soy generoso. Te devolveré sus cabezas* para que les des reposo y te prometo que no atacaré esta fortaleza, mientras no salgáis de ella. Pero, a cambio quiero que me entregues a la Niña Luna y la vida que llevas dentro. Será solo un pinchazo, apenas notarás una simple molestia.

     El hechicero se aproxima extiende una afilada uña.

    −Jamás te entregaré una sola vida, mucho menos la que atesoro en mi ser. −Me lanzo contra él en desesperada envestida. Debilitado por el esfuerzo de estar en mis pensamientos y sorprendido por la velocidad de mi movimiento no puede repeler el golpe. Sale abruptamente de mi mente convertido en cuervo, clavando sus garras en mis ojos antes de escapar perdiéndose en la oscuridad de la noche.

     Caigo en profundo sueño.

Representación de los druidas, nivel máximo de los magos, atesoran todos los conocimientos mágicos.

Caña: (28 octubre - 24 noviembre) Protección, purificación, comunicación, propósito y aclaración.

Luna de las noches largas: tiempo para la auto-observación, momentos para la relajación y la introspección  . 

Los magos tienen la habilidad de ver reflejado en los ojos de otros lo que han visto, aunque puede ser considerado una intromisión descortés. 

Para liberar los espíritus, cabeza y cuerpo han de reposar juntos, si se separan los espíritus vagarán sin descanso eterno. 

En el jardín de mis hadas