El pueblo de Ketar es uno no muy antiguo, fundado por los navegantes del Norte y los cazadores del Sur. Su número de habitantes fue creciendo con el aumento de los mercados y las posibilidades turísticas. Lo que fuera que buscaras, ahí podrías encontrarlo, hasta la historia más tenebrosa.

Las tradiciones fueron concretadas según sus antepasados, en otras palabras estaban fusionados el ciervo y el pescado. La historia, muy corta, llegaron los del mar al mismo tiempo que los del bosque, para sellar la paz hicieron un pacto, el que todo mundo desconoce; luego fundaron un hermoso pueblo con muros de piedra, para que los extraños no descubrieran sus secretos.

Pasaron años y el muro se derrumbó, ya no habían pescadores o cazadores, ahora todos eran ketarianos, hasta que pasó lo de aquellas cuatro, esas pelirrojas a las que era imposible no arrodillarse y besarle los pies. Hasta que se encontraron ellas y el cazador; y pasó lo que pasó en Ketar, y se minimizó el mercado, y hulleron los katarianos.

Ellas eran la maldicion del pueblo, las que llegaron para vengar la caída de aquel muro y de los que habían olvidado su historia.