08 | B e b e r
―PARECE QUE SOMOS SOLO NOSOTROS dos por un rato ―dijo Louis.
Melanie le echó un vistazo y asintió, y apretándose con el hecho de que tenía razón: podía estar atrapada con Satán una vez más.
―Así parece ―reflexionó ella, mirando alrededor del ayuntamiento; sus ojos sin concentrarse en nada en particular―. ¿Y ahora qué?
Louis se encogió de hombros.
―No tengo idea. Tú eres la que no quiere regresar a su cuerpo.
―Deja de molestarme. ―Melanie hizo una rabieta antes de sentarse en la silla más cercana, un suspiro escapándosele de los labios partidos. ― Estoy cansada.
―¿No lo estamos todos? ―Contestó Louis antes de sentarse a un lado de ella―. Solamente estás cansada porque estás atrapada aquí y descubriste que tus amigos eran unos falsos. A demás, estás desesperada por ir a casa. Te está drenando por completo.
―Mmm ―gimió Melanie en acuerdo; sus ojos cerrándose.
―Estoy cansado porque nunca había lidiado con tanto llanto, un cabrón llamado Michael, y el estrés de mandarlos de regreso por separado.
―¿Qué tienes en contra de Michael? ―Se preguntó Melanie, mirando a Louis, quien le sonreía lentamente.
―¿Qué tan familiarizada estás con los ángeles? ―Él preguntó y Melanie se encogió de hombros.
―No mucho ―admitió ella.
―Uno de los ángeles habló de la enseñanza en Judío Islámico y Cristiano, quién era San Miguel, el Arcángel ―dijo Louis y rodó sus ojos―. Era un pendejo.
Melanie rió a carcajadas.
―¿Te recuerda a él, ¿verdad?
Louis asintió rígidamente.
―Él fue uno de los ángeles que le dijo a Dios que era mejor desterrarme. Cojudo.
Melanie reía tan fuerte, que las lágrimas se formaban en sus ojos. Se sentía aliviada de saber que, a pesar de lo que había pasado, todavía era capaz de reír. Los eventos pasados y saber que a Lucifer, un chico humano le recordaba a un archienemigo, era demasiado gracioso.
―Oh, ya para ―dijo Louis poniendo los ojos en blanco―. Estoy seguro que desde ahora, si alguien menciona el nombre «Rachel» te vas a retorcer.
Eso calló a Melanie porque sabía que era cierto. Si alguna vez escuchaba los nombres «Rachel» o «Kaleb», se cerraría y reusaría a hablarle a alguno. Los recuerdos de ver su propia muerte podían regresar y dejarla en shock. Nunca sería capaz de perdonarlos.
―Sigo sin creer que serían capaces de ser tan retorcidos ―dijo Melanie, mirando hacia abajo―. Se supone que los amigos deberían ser personas increíbles, que te entendieran y amaran...
―Eso pensaba de Dios, Miguel y Gabriel y mira lo que obtuve de ellos ―Louis canalizó y Melanie rió. Se sentía bien ser capaz todavía de reír.
―Solamente porque fuiste un idiota ―dijo Melanie y Louis solamente los por su engreído comentario.
―No. Simplemente deseé más. Ser reconocido por mis superiores, por ejemplo ―dijo él―, ser adorado como un dios...
―Eres un dios de alguna manera ―dijo Melanie―. Por ser una figura creada por Dios y todo eso.
―Oh, ya cállate ―se quejó Louis―. Soy un demonio, no un dios.
―Bueno, eres como un hombre sin pene.
Louis dejó salir un largo, y cansado suspiro.
―Ya hemos pasado por esto. Tengo polla.
―Seguro ―Melanie rió, parándose de donde Louis y ella estaban sentados.
El ayuntamiento le había fascinado cuando era más joven, con todo y sus pinturas intrincadas y decoración interior, pero cuando se hizo más adulta, su interés se desvaneció por completo.
―¿Quieres que te lo demuestre? ―Dijo Louis y Melanie lo miró, con los ojos muy abiertos. ¿Demostrarlo?
―No, gracias. El fuego o algo están mejor, sin duda.
Los ojos de Louis se abrieron mucho al escuchar la imaginería tan obscena y negó con la cabeza.
―Te puedo asegurar que no.
El par abandonaron el ayuntamiento juntos. Melanie miró a la escuela en su derecha, podía recordar su tiempo en la escuela secundaria ser bastante agradable, pero si se debía al aprendizaje, o a pasar tiempo con su pareja, no lo sabía. Mayormente probable el último.
―Nunca pensé que me iba a perder la escuela.
―¿Hm? ―Murmuró Louis.
―Porque estoy muerta, apenas estoy dándome cuenta de todo lo que tenía.
―Tienes ―corrigió Satanás―. Todavía estás viva, ¿recuerdas?
―Ah, sí ―murmuró ella―. No entiendo eso. Si mi cuerpo está vivo, ¿cómo es que sigo aquí?
―Ya te lo he dicho ―dijo Louis―. Porque has descubierto quién te mató, y hay oportunidad de que regreses a la Tierra, tu cuerpo tiene un chance de luchar. Mientras estás aquí, en el Más Allá, tienes la opción de respirar, tu cuerpo puede estarte esperando.
―Si decido pasar, ¿moriría? ―Preguntó Melanie y Louis asintió antes de mirar por encima de su hombro, a la ciudad.
―¿Qué hacen para divertirse en este lugar? ―Preguntó él y ella se encogió de hombros.
―Es un pequeño pueblito, no hay mucho qué hacer ―Melanie se volvió y señaló el bar que estaba atrás de ellos―. El bar siempre es divertido si quieres ser molestado. Hay un centro deportivo en la parte inferior de la ciudad con una piscina, un gimnasio y clases de baile y estadios de Tenis en la parte más ciudadana del pueblo.
―Suena divertido ―dijo Louis, dando golpecitos con su pie―. Podría usar una cerveza.
―¿Puedes beber? ―Preguntó Melanie y Louis puso los ojos en blanco.
―Por favor, deja de tener todas esas cuestiones dudosas, querida Melanie ―dijo Louis―. Puedo beber, tengo pene, tengo cuernos y piel roja... no soy una abominación.
―Algunos podrían discrepar ―Murmuró Melanie y El Diablo la miró antes de entrar al bar. Melanie caminó detrás de la barra, mientras que Louis se sentó en uno de los taburetes de ésta―. ¿Qué quieres? ―Preguntó ella.
―Cerveza, ―murmuró Louis―. Lager*
―La mierda barata ―Melanie rió antes de recuperar una copa de atrás de ella―. El vodka es el rey.
―No en el Más Allá. No lo es. ―Louis apoyó sus codos en el mostrador. Apoyó la barbilla en la parte superior de sus manos entrelazadas y dijo: ―yo soy el rey aquí.
―Claro ―murmuró Melanie mientras llenaba el vaso hasta el borde―. Mi padre solía trabajar en un bar antes de que cambiara de trabajo, así que sé todos los trucos.
*Lager: un tipo de cerveza efervescente y clara en color y cuerpo.
―¿Uno de ésos trucos fue emborracharse y casi ser atropellada por un coche? ―Louis preguntó inocentemente y Melanie empujó la copa en el mostrador delante de él; el líquido derramándose por todos lados.
―Cállate ―murmuró antes de coger un vaso para sí misma. Sin embargo, no lo llenó como hizo con Louis. En cambio, lo puso de nuevo en el estante y miró para abajo.
―¿No te me vas a unir para tomarte un trago? ―Preguntó Louis―. No tendrás la oportunidad de nuevo.
―Creo que he estado borracha suficientes veces en mi vida ―murmuró Melanie antes de darse la vuelta y apoyarse en la barra en frente de Lucifer, quien estaba sorbiendo su bebida―. ¿Cómo puedes beber eso?
―Bueno, da la casualidad de que lo encuentro muy apetito...
―No quise decir eso ―interrumpió Melanie―. Quise decir que cómo es que eres capaz de beber en el Más Allá. ¿Qué no esta es una tierra fantasmal y todo lo que hay en ella?
―Todavía puedes comer y beber, Melanie ―dijo Louis, limpiándose la espuma de su labio superior con su dedo pulgar-. ¿Qué clase de mundo sería si no pudieras comer o beber?
―Uno bastante jodido ―dijo ella, sonriendo. Dejó la barra y se sentó en el taburete junto a Louis―.¿Te puedo robar un sorbo?
―Pensé que ya no te pondrías ebria por ahora.
―Un sorbo no va a matar a nadie ―respondió ella antes de cuidadosamente quitarle el vaso a Louis. Él la observó con una mirada perezosa mientras sorbía el alcohol―. Bueno, eso dije justo antes del accidente ―dijo Melanie después de regresarle el vaso a Louis.
Louis rió.
―Tú eres una niña tonta.
―Y tú eres una pobre excusa para el Diablo.
―Cuida tu boca, Melanie ―advirtió él, sonriéndole con picardía―. No me gustaría enviarte de vuelta a la Tierra sin él.
―Puras habladurías ―se rió antes inclinarse hacia adelante para apoyar la barbilla contra el mostrador. No podía negar la tristeza que aún consumía sus pensamientos; la idea de que dos personas que eran tan cercanas a ella, fueran sus asesinos. Cerró los ojos―. No sé qué hacer ―se quejó.
―¿A qué te refieres?
―¡Cuando llegue a casa! ¿Qué pasa si me despierto y alguien trata de matarme en el hospital? Estaría vulnerable. ¿Y si Rachel viene a visitarme? Mis padres tendrían que restringirme físicamente de golpearla.
―Para ser una chica rica y dulce, pareces bastante violenta ―Louis comentó.
―Oh, no tienes ni idea ―Melanie rió antes de sentarse con la espalda derecha. Miró a su alrededor; al interior del Pub y luego a la ventana, hacia la cuidad gris. Era extrañamente silenciosa―. ¿Sabes? Es realmente genial aquí.
―He estado pensando lo mismo desde que me deshice de aquél chico, Michael ―dijo Louis, sonriendo.
―Deja de insinuar cosas ―ella le regañó―. Él estuvo de acuerdo en darte su alma a cambio de su vida.
―Yay ―dijo Louis rotundamente―. Va a ser divertido tenerlo dándome lata para toda la eternidad.
―Será un anciano entonces, Louis ―dijo Melanie―. Probablemente tendrá amnesia o algo y no se acordará de ti.
―Ojalá ―dijo Louis―. Nah, en realidad parece un buen chico y te cuida mucho, es sólo que su nombre... Me molesta
―¿Con cuántas personas Michael has tenido que lidiar? ―Preguntó Melanie, mirándolo inquisitivamente.
―Unas buenas ―respondió él―. Desafortunadamente, Michael pasa a ser un nombre bastante popular.
―Por lo menos no has tenido que enfrentarte a otro llamado Dios ―dijo Melanie sonriendo y Louis rió.
―Es cierto, aunque hubo una vez en que un hombre fue asesinado, y dio la casualidad de que era un sacerdote.
―Oh, no ―Melanie rió―. ¿Te hizo pasar un mal rato?
―¡No tienes ni idea! ―Dijo Louis, girándose para mirarla a los ojos―. Era como: «Te protejo del pecado, Lucifer» ¡Y no paraba por horas! No te miento: me alegré de mandarlo al Cielo de inmediato ―dijo Louis sacudiendo la cabeza.
Melanie estaba riendo; una imagen clara de Louis discutiendo con un padre viniéndole a la mente.
―Me hubiera encantado ver eso.
―Por supuesto que te hubiera encantado ―dijo él antes de darle otro sorbo a su bebida―. ¿Eres religiosa?
―¿Yo? ―Melanie rió―. No, para nada. Yo creo que nadie de mi familia lo es. Mi abuelo rezaba mucho, si eso cuenta.
―Bueno, significa que creía ―dijo él con gravedad―. Hombre estúpido.
―¡Oye! ―Melanie le golpeó el brazo con brusquedad―. No te atrevas a hablar así de alguien de mi familia. ¡Él era un hombre amable, agradable y gentil! No estúpido. Fuiste demasiado lejos.
Louis vio que los ojos de Melanie comenzaban a aguarse lentamente y rápidamente se disculpó.
―Melanie, por favor, no llores.
―Lo siento ―murmuró ella, secándose sus lágrimas perdidas―. Es sólo que... he perdido a mucha gente en mi vida, y todavía me duele pensar en ellos.
Louis se quedó en silencio por un momento, y las palabras de Michael dichas antes hicieron eco en su cabeza:
«Ella ha tenido una vida más difícil de lo que piensas. El dinero no repara un corazón roto, ¿sabes?»
―Melanie, ―dijo Louis lentamente, sus manos estirándose para alcanzar las suyas. Entrelazó sus dedos y ella lo miró―. Michael me dijo que has tenido una vida dura. Que tienes el corazón roto. ¿Es cierto?
Melanie rió en vos baja. Un sollozo ahogado escapó de de sus labios entreabiertos―. Sí. No sé por qué Michael te dijo eso, pero sí.
―¿Quieres hablar de ello? ―Preguntó Louis, odiándose a sí mismo por hacerlo. Él no era un sentimental. Era El Diablo. Así que, ¿por qué se sintió obligado a consolar a la chica humana a un lado de él? Su curiosidad por saber más a cerca de ella subía más y más a cada segundo.
―No ―dijo ella, para decepción de Louis―. Pero gracias de todos modos.
―¿Estás segura? ―Louis incitó. De repente se encontró desesperado por respuestas a cerca de la humana, intrigado por el pasado oculto que ella con tanto anhelo deseaba mantener en secreto―. No es como si pudiera decirle a nadie. Estoy atrapado en el Infierno todo el tiempo ―terminó, citando sus palabras de antes.
Ella rió.
―Está bien. Pero, por favor, no te vayas a reír de mí o a burlar...
―¿Por qué lo haría? ―Preguntó él en serio.
―Porque eres un bastardo arrogante ―respondió Melanie. Louis se encogió de hombros.
―Por supuesto. Puedo prometerte que no lo haré, Mel ―dijo Louis apretándole la mano con suavidad―. Puedes confiar en mí.
―Confiar en ti ―se burló Melanie―. ¿Cómo puedo confiar en alguien tan malvado como tú?
―Pues porque, en realidad te estoy diciendo la verdad. Todo lo que te he dicho desde que llegaste al Más Allá es la verdad.
Melanie alzó una ceja pero no empujó el tema. Sorbió su nariz y enjugó sus lágrimas restantes antes de aclarase la garganta.
―Hace tres años, mi abuelo fue diagnosticado con Cáncer ―comenzó.
―Oh ―Murmuró Louis―. Lo siento por lo que dije antes...
―Está bien ―dijo ella, continuando―. Estuvo bien los primeros meses, pero fue empeorando con forme pasaron los días. Mi abuela tampoco era la más saludable, y tuvo que enfrentarse a las citas médicas constantes, manteniéndolo bien y cómodo... El tiempo se le acabó en el hospital. Con el estrés y eso, también mi abuela murió. Cuando mi abuelo falleció, mi abuela no podía aceptarlo y lloraba constantemente, día y noche. Unos días después, igual falleció. Quién sabe si fue por los medicamentos que le dieron o su corazón roto. Lo único que supe fue que perdí a mis dos abuelos en una semana.
―Melanie, lo siento mucho ―dijo Louis, viendo cómo las lágrimas de le deslizaban por las mejillas-. Pero sabes que la muerte es natural en las personas. Vas a estar bien. Te lo prometo.
―No he terminado ―dijo ella sonriendo con valentía a través de sus lágrimas―. Dos meses después, mi hermano mayor, Craig, se fue con unos amigos para irse de vacaciones. Su barco... ―Melanie se apagó cuando sus lágrimas la consumieron―. ¡Ni siquiera le pude decir adiós cando se fue! Estaba con unos amigos...
―Shh.
Louis tiró de ella hacia él. Ella dejó que él envolviera sus brazos a su alrededor, y le devolvió el gesto, abrazándolo fuertemente. Era la única persona con la que ella era capaz de hablar que todavía no supiera de su vida. Se sentía bien liberar todo
―Está bien.
―Y ahora, ―Melanie continuó, sollozando en su pecho― he perdido a dos amigos.
―Respira, Mel ―la animó Louis―, respira. Ella obedeció y su respiración inestable finalmente se calmó hasta que finalmente fue capaz de respirar normalmente de nuevo. Louis le tomó la cara entre sus manos; usó sus pulgares para enjugar sus lágrimas―. Estás bien.
Melanie cerró los ojos y respiró hondo, tratando de ignorar las cálidas manos que sostenían su rostro cerca del de él.
―Lo siento ―susurró ella―. Es que... no puedo hablar de ello sin llorar. Nadie nunca me ve llorando.
―Te he visto llorando muchas veces ―Louis rió, enjugándose una lágrima perdida―. Solamente deja que todo salga, Mel.
Ella asintió lentamente antes de poner sus manos sobre las de Louis.
―Gracias.
Louis del devolvió la sonrisa y dejó caer sus manos a los costados lentamente.
―Justo parece que me dijiste la parte más difícil de tu vida. Ya te dije la mía, después de todo -dijo él sonriendo.
―¿Ser expulsado del Cielo es lo más duro para ti? ―Melanie se rió―. ¿Estás seguro de que no era ser llamado niña por Gabriel?
Louis soltó un suspiro y sacudió la cabeza.
―Eso más bien era humillante, diría yo.
Melanie le sonrió, agradecida por su compañía.
―No eres tan malo, Satán.
―Tú tampoco, Cooper ―respondió antes de terminar el resto de su bebida―. De hecho, me gusta que estés aquí.
―Me siento halagada de verdad -dijo Melanie antes de pensar en la necesidad de regresar a la vida―. ¿Qué vas a hacer con mi alma, Louis?
Louis la miró con una ceja levantada.
―No sé. Lo más bueno sería dejarte pasar en paz. Pero, de nuevo, todos deberíamos tener un compañero...
―¿Te gustaría tener a una mujer de noventa años como compañera? -Dijo Melanie-. No lo creo.
―Ah, pero esa es la cosa: ―dijo Louis―. Te devolvería la juventud. Estarías muerta después de todo, no es como si alguien fuera a verte.
―Tus poderes son simplemente extraños.
―Son épicos ―dijo, sonriendo―. Claro que sería tu opción. Para ser honesto, sí me gustaría que alguien me hiciera compañía. A demás, al parecer tú y yo nos llevamos bastante bien.
―No voy a tolerar tus arrogancias después de noventa años, Lucifer.
―Tengo el presentimiento de que vas a ser engreída por el resto de tu vida, así que, estaré bien. ―Louis sonrió ampliamente mientras ella se frotaba los ojos―. Estás cansada.
―Llorar me cansa ―dijo Melanie.
―Verte llorar me cansa ―dijo Louis y ella le palmeó el brazo suavemente.
―Pero piénsalo ―dijo Louis, poniéndose de pie del taburete―: cuando mueras, ya en tus años de anciana, voy a tener posesión de tu alma, por lo que te mandaré al Infierno y si así lo deseas, te devolveré tu juventud y así podrás ser mi compañera eternamente.
―¿Y si me canso de ese trabajo después de tantos años? ―Preguntó Melanie
Louis se encogió de hombros.
―Te concedo la libertad y te dejo pasar.
―Te estás haciendo blandito ―Melanie rió antes de parase a su lado―. Pero lo voy a pensar. Te responderé cuando me muera, en unos sesenta años.
―¿Es un acuerdo, entonces? ―Preguntó Louis con una ceja levantada.
―No sino hasta los próximos sesenta años, querido ―dijo Melanie con una sonrisa.
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