Capítulo 4
En los pasillos ya se ven más personas. Todo el colegio ya está enterado de la presencia de Everleigh. La curiosidad crece y crece y todos quieren saber como una estadounidense llegó al colegio más prestigioso, de quien es hija, cuánto dinero tiene y cuanto durará.
Everleigh los ignora y sigue el mapa que estaba en su carpeta para llegar a su casillero. Cuando lo encuentra lo abre con la contraseña y mete todos sus libros.
Revisa su horario y se de cuenta que tiene mucho tiempo antes de recibir la primera clase. Así que en vez de quedarse parada frente a su casillero, mientras que hablan todos a sus espaldas prefiere ir a conocer bien su colegio. La chica baja las grandes escaleras para dirigirse al jardín principal.
Su celular comienza a vibrar, así que lo saca de su bolsa y contesta la llamada.
—Señor Stephen.
—Señorita, ¿se encuentra bien?
—Solo estoy un poco abatida, pero estoy bien.
—Es solo el primer día, ya se acostumbrará.— unos chicos pasan a la par de ella y susurran,algunos ríen, Everleigh solo rueda los ojos y sigue caminando.
—Espero que así sea.
—Ya lo verá. ¿cómo estuvo la reunión?
—Bastante bien, el director es muy amable y me dijo que guardará el secreto.
—Espero que así sea, o si no, su carrera terminará por la gran demanda que le caerá.
—No te preocupes, sé que no lo hará, parecía ser una persona muy fiel a mi padre.— los dos se quedan callados por unos segundos.— Tengo que irme, tengo clases.
—Claro, cuídese mucho señorita. La limusina la recogerá a las 2:30.
—Sabes, el colegio no está tan lejos de casa, podría irme caminando.
—Sabe que esa no es una opción, ni siquiera estoy de acuerdo con la política de no guardaespaldas en el colegio.
—No es necesario y lo sabes.— la chica rueda los ojos.
—Solo quiero su seguridad.
—Lo sé, lo sé. Bueno tengo que irme. Nos vemos en casa.
—Está luego.— dicho eso cuelga.
Everleigh sin haberse dado cuenta había llegado al jardín trasero del edificio, se sienta en una de las bancas. No había tantas personas y las que estaban, no le prestaban atención, lo que era un alivio para la chica. Saca de su mochila la carpeta y empieza a leerla. Ahí esta escrito lo que necesitaba llevar para sus clases.
Gracias a las influencias del señor Stephen, ella pudo aplicar a las clases más avanzadas, todo esto con el fin de poder graduarse lo antes posible, para ir a la universidad y tener su maestría. Cuanto antes termine sus estudios, podrá poner toda su atención en la empresa.
En la carpeta también estaba su horario, que no era tan pesado, tenía varias horas libres durante la semana y algunos días salía más temprano que otros.
Revisa su celular, se da cuenta que había pasado más tiempo del que creía y que si no empezaba a buscar su clase llegaría tarde. Se levanta rápidamente con la vista todavía pegada al celular cuando siente un golpe en su hombro que la hizo caer. Por reflejo puso sus manos para evitar caer de cara y cierra los ojos. Cuando los abre, puede ver que se chocó con una chica, que también estaba en el piso, ella rápidamente se levanta y ayuda a Everleigh a hacer lo mismo.
—Lo lamento tanto, ¿estas bien?.—Everleigh está sorprendida, de todos los que había visto hoy, ella era la única que había sido amable con ella y solo por el hecho de preguntarle cómo se sentía.
—Si, si, perdona, me levante sin siquiera mirar.
—No fue tu culpa, estaba corriendo y no vi hacia donde.—la chica sonríe y Everleigh la imita, la chica tiene el pelo hasta los hombros, el color de este era una combinación de café y rubio. Tienen el mismo uniforme solo que ella llevaba unos tenis azules y estaba bastante maquillada.
—Soy Valerie Lombrad, ¿tu eres la chica nueva de la que todos están hablando cierto?
—Supongo que si. Yo soy... Alessia Leblanc, un gusto.
—Bienvenida al colegio St. Clair, donde todos te juzgan por como vas peinada y que accesorios llevas.— dice y las dos ríen.— Lo siento no quiero asustarte en tu primer día.
—No te preocupes, me he dado cuenta de la actitud de todos cuando llegue en la mañana.
—Todos son así cuando viene alguien nuevo y más si es de otro país, pero no te preocupes, no durará tanto.
—Eso espero.
—Lamento otra vez lo del golpe pero tengo que irme, llego tarde a clase.—dice viendo su reloj.— no vemos después. Adiós Alessia.— y sale corriendo. Everleigh se agacha para recoger su maleta que está tirada en el piso. Después de sacudirla un poco se va hacia el edificio para llegar a su primera clase del año.
Se dirige al tercer edificio, que a diferencia de los otros dos, este parece más antiguo.
Según lo que Everleigh sabía el colegio St. Clair, luego de que el general falleciera, se convirtió en un colegio elitista con el fin de separar a los hijos de los millonarios de los que no lo son. Claramente no le dijeron eso al público, pero todo mundo lo sabe.
El padre de Everleigh ya había hache tratos con el Señor St. Clair. Él ha sido de las personas que más ha publicado el "dolor que siente" hacia su padre. La chica recuerda que crearon una fundación al nombre de él, pero Everleigh no estaba en condiciones de ir a la fiesta que hicieron para inaugurar la fundación. De cualquier forma, las intenciones de la familia St. Clair nunca fueron buenas.
Entra al enorme edificio, guiándose con el mapa para encontrar la clase. Cuando levanta la vista se topa con veinte miradas, muchas chicas estaban frente las escaleras. La chica pudo notar la cara de emoción que tenían cuando ella entra. Confundida, se queda parada donde estaba sin saber qué hacer.
—¡Ahí vienen!— dice una chica, lo que provoca que el pequeño salón se llene de gritos. Everleigh sin tener tiempo de reaccionar siente que la tiran del brazo hasta quedarse detrás del montón de chicas. La nueva no sabía porque había tanto alboroto, así que sube unas cuantas escaleras para poder ver mejor lo que todas estaban esperando.
De la gran puerta entraron tres chicos, Everleigh no entendía si esos chicos eran la razón de tremendo escándalo. Lo que más le sorprendió a Everleigh es el caminado indiferente que tienen, como si estuvieran acostumbrados a llamar demasiada atención. Otra de las cosas que no entendía era que ninguno de ellos llevaba uniforme. Los tres llevaban trajes, cada quien de diferente color y unos que no se ven nada baratos. Los chicos entraron como que si de su casa tratase, ni siquiera miraban a nadie, solo se hacían espacio entre la multitud de chicas locas.
A la estadounidense le cuesta un poco reconocerlos, pero cuando sus tres rostro pasaron por su mente, automáticamente sus recuerdos volaron y regresaron cuando tenía cinco años y visitó Francia.
El de la derecha era Damien Abdas, su padre es el abogado más prestigioso de todo el país y es tan presumido y mujeriego como su hijo, todas las revistas del mundo habla de con cuantas chicas se ha visto en altas horas de la noche.
El de la izquierda era Gaspard Flament, él a diferencia de los otros dos tiene una familia más tranquila, sus padres son médicos y con mucho esfuerzo han podido crecer económicamente.
Y finalmente, Anthoine St. Clair, heredero de todo el imperio St. Clair. Everleigh esta totalmente segura que el pequeño y presumido Anthoine de cinco años no ha desaparecido y que ha evolucionado para crearse en el ya crecido chico, que se le han subido los billetes a la cabeza y que se cree invencible solamente por su apellido.
Todas las chicas siguen gritando sus nombres, como si realmente fueran famosos. Sus gritos fue lo que la saca de sus pensamientos, esas memorias le vinieron de golpe que hasta un pequeño dolor de cabeza se le está formando.
La respiración de la chica se acelera y por una milésima de segundo tuvo el impulso de salir corriendo y abrazarlos. Pero en ese momento Anthoine empuja a una chica que quería abrazarlo y esta cae llorando. La cara de asco del chico hizo que Everleigh se detuviera.
Algo había cambiado.
Everleigh niega con la cabeza antes de subir todas las escaleras y seguir buscando su clase. Antes de entrar la chica se pregunta si los tres chicos podrán reconocerla tan rápido como ella lo hizo. La chica se reprende por siquiera pensar en ir a saludarlos, tiene que guardar su identidad. Aunque no puede evitar sentirse decepcionada, luego recuerda que ellos eran demasiado egoístas como para siquiera voltear a ver a otra persona y perder su tiempo.
Así que la chica solo ignora sus pensamientos y entra a su clase.
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