26. Volver a casa
Josef
Dos días antes.
—Marco —contesto la llamada.
—Josef, te acabo de enviar el recorrido que están realizando, al parecer van a Bélgica.
—Sí, Thomas acaba de llamarme y me dijo que iban a Brujas. También me han estado enviando información, un auto que los ha ido siguiendo —agrego molesto, pasando el recorrido a la pantalla del coche—. Cuando esto acabe, haré todo lo posible para enviar a Alan a vivir a algún lugar remoto del mundo, que esté lejos de mí... y también que esté lejos de la policía... no quiero que se pase la puta vida en prisión, prefiero que se la pase sembrando y cosechando verduras.
Marco resopla.
—Te apoyo en todo lo que quieras hacer. Sabíamos que era un cretino, pero esta vez se excedió... más de lo que podría haber imaginado... Si no hubiese visto la grabación, no habría creído que él se llevó a Vania. —Nos quedamos en silencio unos momentos y luego se atreve a preguntar lo que se ha guardado todo este rato—. ¿Leíste el informe de Dana?
Trago saliva y dejo que la pregunta flote en el aire.
Enterarme de que Dana no solo era parte del constante acoso hacia Vania, el accidente de sus padres y además que fuese dueña y fundadora del salón 16, fue mucho que procesar en poco tiempo. Vania ya me había advertido, sin embargo, tenía una leve esperanza de que hubiese interpretado mal las cosas. Descubrir de lo que era capaz Dana, me asustó por lo ciego que fui durante muchos años; me hizo cuestionarme las relaciones que he llevado a lo largo de mi vida en todos los ámbitos: mi padre, hermano... Dana. Todos expertos en mentiras y engaños.
—Sí. —Es lo único que logro articular luego de unos minutos. No sé qué más decir. Tuve en mi cama a Dana demasiadas veces como para no haber visto algo extraño.
Honestamente no vi nada.
—¿Lograste hablar con Alan también? —Marco cambia de tema rápidamente.
—Está enamorado de ella —replico, cansado. No estoy de acuerdo con que se la haya llevado a la fuerza, pero hay una pequeña parte de mí que entiende la desesperación de Alan. Dana lo derrumbó con sus amenazas y juegos, y él... quiero creer que solo quería salvar a Vania, llevándosela lejos—. Y Vania intentó decirme que todo estaba bien, aunque sé que no es así.
—Lo sé —responde—. El amor te hace hacer cosas estúpidas. Como ir solo a enfrentarte con quién sabe qué a Bélgica. No es tu territorio, Josef. ¿Podrías esperarme un par de horas a que llegue?
—Un par de horas pueden hacer la diferencia, Marco.
—A propósito me encargué de la empresa de guardias que contrataste en Berlín. Me encargué de todos. —Suelta una risa y luego agrega—: A propósito, tengo tres personas fuera de la puerta de los padres de Vania en el hospital. Freddy se está encargando de ellos.
—¿Cuándo se podrá ir la madre?
—Creen que en un par de días. También tengo listo todo para llegar y comprar su vuelo de vuelta cuando sea el momento. El padre...
—Lo sé, al parecer no se recuperará.
—¿Qué creer que hará Thomas? Los negocios con el padre de Vania están frenados y no terminó de hacer el trabajo en Berlín.
—A Thomas solo le importa que esta mierda termine. —Suelto una carcajada sin ganas—. No pensé que existía la persona que podría tener amenazado a Thomas... ni menos que fuese... la chica con la que salía.
—¿No te diste cuenta de que Dana estaba más loca que tu abuela?
—¿Qué Nora la torturadora? No. —Sí, sabía que Dana tenía una personalidad fuerte... pero nada extraño. Más bien, siempre la encontré muy inteligente e interesante
—Me dio escalofrío, aún recuerdo cuando apagó los cigarros en el asiento del coche porque no doblé donde ella quería.
—Era de temer y eso que a mí me quería. Eran horribles las semanas que papá nos hacía pasar con ella. Creo que la única persona que le caía bien era Sara.
—Porque hace que tu padre se mantenga en la línea entre mantenerse a salvo y quedar encerrado en alguna prisión de alta seguridad en un país que ni siquiera podemos pronunciar.
—Mi hermano, parte del tráfico de personas —murmuro—. Haré todo lo posible para que Sara no se entere de eso. No lo soportaría.
—Creo que van a Hasselt, Josef. Me informan que un familiar distante de Dana tiene hoteles allí.
—Ok, ¿eso es más cerca?
—Sí. Te envío la ruta de nuevo. Queda en Bélgica, pero queda más cerca que Brujas. Quizás un par de horas menos.
—Gracias. Me iré a vivir con Vania donde ella quiera.
—Te acompañaré, dónde sea que Vania quiera... ojalá que tenga un clima cálido, playas y margaritas a todas horas.
—Que romántico suenas.
Marco suelta una carcajada.
—Josef, tú sabes que yo te debo la vida. Me sacaste de la calle. Si no fuese por ti, estaría en alguna parte, pidiendo dinero para crack. Gracias a ti, tengo familia. ¿O tú crees que habría conocido a Kate si no fuese por ti?
Ruedo los ojos.
—Lo hablaremos cuando sea el momento.
Marco suelta una carcajada y luego se aclara la garganta. Su respiración se hace más pesada y sonora. Tantos años trabajando juntos que me quedo en silencio para que suelte lo que quiere decir.
—Hay algo más —dice por fin.
—Te escucho.
—Tu padre también es parte del salón 16. —Se vuelve a aclarar la garganta, sin embargo, no dice nada más.
—¿Estás seguro? —pregunto con la voz entre cortada.
—Seguro.
Sé que papá es parte de muchas mierdas, pero esperaba que al menos no estuviese metido en esto. No lo esperé... si mamá se entera...
Trago saliva.
—Está bien —digo por fin—. Por eso, papá está tan preocupado. Su secreto está involucrado. ¿Cómo lo supiste?
—Digamos que revisé documentos que no debería haber revisado.
Fueron aproximadamente 7 horas de viaje, y Marco me acompañó la mayor parte del tiempo. Según él, para que no me quedase dormido... pero sé que es porque quiere estar al tanto de todo lo que sucede en cada momento. Está desesperado por no estar conmigo, y es que Marco tiene como hobby, protegerme. Entre medio, Thomas se comunica conmigo nuevamente para preguntarme por Alan. No me atrevo a decirle que no voy a Brujas, porque por guardar su secreto, sería capaz de explotar el lugar entero con todos en el. Tampoco le hago entender que yo sé que es parte de la misma mierda que Dana y Alan.
Tengo muchas dudas, de por qué me dio tanto poder a mí y no a Alan. Cuando Alan es más compatible con él.
No sé si alguna vez tendré las respuestas a tantas dudas que me han surgido los últimos días, de lo único que tengo certeza, es que cada uno de los involucrados quiere que esto termine de una vez.
—¿Es por aquí?
—La foto que me enviaron era de un hotel pequeño color verde oscuro por fuera. ¿Qué ves?
Suelto el aire lentamente. Me encuentro frente al lugar en el que tienen a Vania.
—Es aquí.
—Mantenme en llamada, cualquier cosa, enviaré a la policía. ¿Está Gerald ahí?
Miro a mi al rededor y más adelante, hay un coche igual al mío.
Estaciono unos metros más atrás, entre dos árboles y me bajo, con el arma cargada dentro de la chaqueta. Me acerco a Gerald, que está tecleando en una computadora pequeña. Le golpeo el vidrio.
—Señor. —Gerald baja el vidrio—. Viene un equipo para acá. Llegué hace aproximadamente una hora, y creo que ellos solo llevaban unos minutos de delantera. Se retiraron hace diez. Tengo un rastreador en cada coche. Y viene una ambulancia también... por Alan.
Mientras me hablaba, me iba dirigiendo hacia el hotel. Me detengo de golpe.
—¿Ambulancia?
—Acabo de entrar y... Alan está herido. Vine a informar estatus y a pedir la ambulancia. —Gerald cerró la computadora y se dispuso a abrir la puerta.
—¿Está herido? ¿Y Vania?
—No queda nadie allá dentro más que Alan y está muy mal. —Se baja con una maleta pequeña—. Llevo aquí unas vendas, hay mucha sangre. Entremos.
Corro y atravieso la entrada del hotel. En el vestíbulo, giro sobre mi eje, las puertas del restaurant son las únicas que se encuentran abiertas de par en par. Avanzo hacia allí con la mirada en el piso, buscando a Alan.
Lo veo de inmediato recostado en el suelo, con sangre a su alrededor. Corro hacia él, y cada paso me cuesta, como si mis fuerzas disminuyeran al acercarme. Alan tiene los ojos apenas abiertos, toda su cara está inflamada, roja y magullada. Está apenas reconocible, verlo así me duele. Tiene heridas al rededor de su cuerpo, y sangre que no estoy seguro de donde sale.
—Lo siento —susurra al verme.
—Viene la ambulancia en camino, Alan. Te recuperarás.
—No lo creo, Josef se llevaron a Vania, pero todo estará bien. —Levanta la mano y la deja sobre mi brazo—. Tengo un trato con Mathis, él la compró, aunque no para quedársela, sino porque se lo pedí. Estará... —Cierra los ojos y su expresión se arruga del dolor—,... esperando tu llamada. Vania estará bien.
—¿Por qué Mathis accedió a ayudarte?
—Si yo no lograba sacar a Vania, él era mi opción, ofreció a Dana más que nadie y prometió llevársela lejos de ti. Me ayudó porque... tú lo ayudarás.
—¿A qué? ¿Qué quiere?
—Él... él te lo explicará.
Exhalo y me doy cuenta que tengo su mano entre las mías.
—Está bien... no hables más. La ambulancia debe estar por llegar.
—Lo... siento, hermano. Por... por todo. Solo quería protegerla, la iban a matar en Berlín.
Me refriego la cara, desesperado y cansado, ¿dónde está la maldita ambulancia?
—¿Cuándo se iba a Portugal con Mathis?
—Ahora. Mathis...—tose con dificultad—, quiere ayuda para frenar el tráfico de personas. Le dije que yo lo ayud... pero, no creo que pueda. Lo tendrás que hacer tú. Si no lo hac...
—Lo haré yo, no te preocupes por eso. —El dolor en sus ojos me tiene agobiado. Me cuesta estar aquí con él.
—Quería la aprobación de papá... por eso... por eso me metí al salón y... cometí tantos errores. No quiero que mamá se entere de que soy malo.
Trago saliva cuando las lágrimas comienzan a salir desde el borde de sus ojos. Quita su mirada de mí y la enfoca en el techo.
—No te agites que ya viene la ambulancia. Ya podrás arreglar... las cosas
—Por eso ahora quería ayudar a Mathis... yo... Me enamoré de Vania, pero nunca intenté que se quedara conmigo. Lo de la... llamada fue mentira.
Le sonreí.
—Sabía que era mentira, por eso estoy aquí.
—Me alegro —murmura, tratando de esbozar una sonrisa—, nunca te he podido engañar. Sé que me protegías cuando cerraste mi bar.
—Era tu sueño, lo sé... pero no soporté que te rodearas de drogas y ese tipo de personas. No quería que fueras como papá.
—Gracias —dice apenas.
Un equipo de salud entra corriendo y me hacen a un lado sin decir ninguna palabra. Lo rodean y me alejo hacia una de las ventanas, aislándome de las voces, órdenes y movimientos que realizan. Con mi hermano no nos hemos llevado como deberían llevarse los hermanos, pero siempre ha sido mi hermano menor que ha estado presente en mi vida. He tratado de cuidarlo y protegerlo, aunque sé que nunca me lo ha pedido; y eso nos ha traído más problemas que otra cosa.
Hice lo que sentí, me correspondía por mi hermano menor, aunque eso implicara que él me odiase.
—Es grave —dijo un enfermero, antes de seguir al resto de su equipo a la ambulancia. Todo sucedió en menos de cinco minutos, pero para mí fue eterno.
Volví a mi coche con un dolor de cabeza apenas soportable. Le ordeno a Gerald ir al hospital e informarme de cada cosa de Alan y luego llamo a Mathis. Me responde de inmediato.
—Te demoraste en llamarme, Josef. Tu novia ya va a llegar.
—¿Me aseguras que estará bien? Iré a Portugal ahora.
—Sí, ven... pero no a mi casa. Tienes que llevar a Dana a la casa de Roberto Multz.
—¿Qué dices? —inquiero.
—Llámame más tarde y te explicaré todo. Te enviaré una dirección donde te podrás quedar mientras.
Vania
Me acerco a Josef y lo abrazo, aguantando las lágrimas. No puedo creer que Alan se haya ido. Josef está derrumbado en el piso y entre mis brazos comienza a llorar como si fuese un niño pequeño que ha perdido algo. Llora con rabia, angustia y dolor. Su cuerpo por completo se estremece, y verlo tan vulnerable me rompe más aún el corazón. Mi amigo se ha ido, el amigo más loco y estúpido que he tenido... se ha ido.
Alan era una montaña rusa de emociones, y a pesar de haberme decepcionado porque finalmente era parte de algo horrible, no puedo... no puedo no sentirme destruida al saber que ya no está. Fue mi amor soñado durante muchos años, fue mi amigo cuando estuve en Melbourne, me ayudó en un país nuevo...y eso se lo agradezco.
Tocan la puerta y entra Mathis acelerado, se detiene apenas nos ve abrazados en el suelo.
—Es hora, lo siento. Vania, tienes que irte ya.
Josef envuelve su mano con la mía y la aprieta levemente. De todas las veces que he tenido que dejar ir, esta ha sido la peor.
Lo ayudo a ponerse de pie y va rápido al baño a enjuagarse la cara. Miro a Mathis y niego con la cabeza, él asiente como si entendiese lo que acaba de suceder.
—Nos podemos ir en quince minutos, que Josef te lleve a la puerta trasera. Lucia ya está en el taxi. Me llevaré tus cosas —dice cogiendo la maleta y un pequeño bolso.
Un minuto más tarde, cuando salimos de la habitación en silencio, este se ve interrumpido por los gritos que vienen del piso inferior, personas gritando, golpes, cosas haciéndose trizas al caer al suelo.
A pesar de lo que sucede abajo, el primer instinto de Josef es llevarme por la escalera al piso inferior, la rodeamos y avanzamos por un pasillo largo y oscuro. Mi respiración la escucho tan alta como los gritos.
—¡Dónde está la puta de Josef Hart! —Es Roberto quien grita—, ¿y la tuya, Mathis? ¿Era una actriz pagada o una puta cualquiera?
—Busca a Dana —susurro.
—Sí, Dana fue a su casa a robarle. Roberto tiene una colección de arte... que no debería tener. —Giramos al final del pasillo y entramos a lo que parece una habitación igual a las otras. Josef cierra la puerta y no prende la luz—. Aquí hay una puerta que te llevará directo a la salida donde está el taxi esperando.
—¿Y Lucia?
—Mathis dijo que ya estaba en el taxi. Está esperando.
Lo abrazo temblando.
—Ándate conmigo.
—No puedo, si lo hago no podremos estar juntos.
—¿Y si te hacen daño? —Las lágrimas me queman.
—No pasará nada. Te iré a buscar cuando esto termine. No te preocupes por mí, prométemelo.
—¿Cómo quieres que no me preocupe? Josef...
—Necesito que hagas tu vida normal en Estados Unidos, que vuelvas a tus rutinas y a tus cafeterías, no quiero... no quiero que te la pases pensando en si estoy bien o no. Porque incluso si no lo estoy... si no todo sale como espero, quiero que seas feliz. Quiero que tengas todo lo que necesitas y quieres.
Mi pecho se aprieta.
—¿Por qué siento que te estás despidiendo para siempre? —pregunto con la voz débil.
Coge los lados de mi cara y me besa. Un beso largo que se mezcla con el caos que hay unos metros más lejos y luego me llena de besos cortos. Trato de absorber su sabor y olor, no sé si volveré a sentirlo. Me lleva de la mano a un enorme librero que mueve unos centímetros para abrirlo, y justo cuando voces y pasos rápidos se acercan demasiado a la puerta de la habitación en la que estamos, Josef me empuja levemente dentro y cierra. Quedo directamente en el exterior de la casa, un auto está a solo un par de metros de donde estoy yo. Corro hacia el y me meto dentro, aliviada de ver a Lucia.
El coche parte a gran velocidad, a la vez que escucho disparos lejanos. Lucías me abraza y cierro los ojos, con el aire faltándome.
—¿Qué ha sucedido? —me pregunta.
—No lo sé.
No quiero hablar y sumergida en el silencio, tratando de no olvidar la sensación del beso de Josef en mis labios, me voy pensando todo el tiempo hasta que llegamos al aeropuerto. El check in ya está realizado y pasamos todas las puertas correspondientes hasta quedar fuera de nuestra puerta de embarque.
Curioso que este momento esté pasando tan rápido. Es como si alguien me llevara en estos instantes y yo soy solo un ente siguiendo el camino.
—¿Tienes hambre? —Lucia está de pie junto a mí.
Meneo la cabeza.
—No, gracias.
—Estaré en la tiendita de allí. Te compraré una barrita de cereal y agua. No sé cuándo fue la última vez que comiste. —Pierdo la noción del tiempo y Lucia me extiende una botella de agua. Me la bebo por completo.
—Gracias.
45 minutos más tarde, en los que no he dejado de pensar en qué le ha sucedido a Josef y a Alan, es nuestro turno de embarcar. Los asientos en business que tenemos son cómodos y reconfortantes. Me acurruco y me quedo mirando la ventana.
Hasta que de repente nos dicen que debemos dejar nuestros celulares en modo avión. Lo miro y no hay ningún mensaje nuevo. Tengo poca batería, así que lo apago. El viaje a casa comienza.
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Hola mis bbys!!! Un capítulo un poco lleno de emociones, ¿o no?
Este capítulo se lo dedico a dos lectoras increíbles!! RebecaBeln
y andreu1218 - Muchas gracias por leerme reinas <2
Ayyyy, tengo que decir que se me apretó un poquito el corazón al escribirlo
¿Qué les pareció?
¿Qué les gustaría que sucediera en el próximo capítulo?
Ya queda poquito para el final, gracias por apoyarme siempre <3
Muack
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