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XXXIX. La corona de la princesa

#EspecialThorki


[Tres años después]

—¿Thor? —se escuchó la voz de su hermano al otro lado de la puerta cerrada con llave—. ¿Ya estás listo? Llevas ahí como media hora. Se nos hará tarde... —sonaba molesto y después una pausa—. Eh... ¿Estás bien?

Thor se miró al espejo. Él tenía ya casi once años, igual que su hermano. Algunos de sus amigos –como Tony– todavía no tenían los diez. Pero, por alguna razón, sus amigas eran las que parecían mayores. Sobre todo Jane. Pepper era adorable, con su largo cabello rubio, y su cuerpo esbelto y alto. Pero Jane, Jane era hermosa. Y no es que a Thor le gustara como algo más que su mejor amiga, pero sabía admirar la belleza femenina. Esa que él, por más que intentaba, no podía conseguir.

Miró la foto que Jane les había mandado al grupo que tenían los tres –Thor, Jane y Pepper–. Decía “¡Lista!”, estaba frente a un espejo de cuerpo completo, usaba la falda del uniforme justo arriba de la rodilla y no llevaba suéter, sólo una blusa blanca que aunque no estaba del todo pegada a su cuerpo sí dejaba ver las curvas que ya empezaban a apreciarse –su cintura pequeña, las caderas que empezaban a ensancharse y sus pechos que ya crecían–. Curvas que, Thor se dio cuenta mirándose en su propio espejo, él no tenía.

Era triste ver los cuerpos de sus amigas cambiar, volverse más femeninos y hermosos, y que el suyo solo se volviera más feo. Y no, no importa que su mamá siempre le dijera “Hermosa”, si él no se sentía así. No le ayudaba seguir escuchando los “Princesa” de Loki, cuando se miraba al espejo y se daba cuenta que no era una. Jane y Pepper eran bonitas, él sólo era...esto.

Soltó un suspiro y, ya que había estado con el rostro demasiado cerca, el espejo se empañó. Sostuvo el labial en su mano y miró su reflejo ocultó, cerró los ojos y durante un momento fue esa niña bonita que tanto deseaba. Después un “¡Thor!” entre molesto y preocupado lo hizo abrir los ojos y ahí estaba de nuevo. El niño con cabello rubio brillante, piel pálida y suave –Jane les hacía usar mascarillas para tener piel bonita siempre–, las mejillas sonrosadas –las había pellizcado un par de veces como habían visto en aquel tutorial–, los labios rosas porque acababa de aplicar el labial y unos enormes y tristes ojos azules. Miró mal a su reflejo, como si fuera su culpa no ser lo que él quería ver, y luego se giró, guardó en su pequeña cosmetiquera el producto y salió.

—Estoy bien. Déjame en paz, Loki.

Loki, que casi se había caído cuando abrió de pronto, resopló. —Amaneciste de malas...de nuevo.

Thor lo miró mal. Su hermano era más alto que él, más delgado, llevaba el cabello oscuro un poco más largo que el suyo, su piel no estaba tan cuidada como la de él, los labios se veían incluso un poco secos, pero sus ojos verdes sonreían arrogantes y burlones. Loki siempre parecía feliz, a su manera. Loki estaba creciendo para convertirse en un hermoso príncipe, el príncipe rompecorazones que Thor siempre imaginó que sería. Y lo era, muchas niñas se le acercaban a él para preguntar por su hermano o mandarle notitas; ya no era tan impopular entre ellas, pero era principalmente debido a eso. Aunque a Loki no parecía interesarle ninguna niña, se la pasaba con Bruce y Tony y sus inventos y experimentos.

El problema era que mientras que Loki crecía feliz y conforme consigo mismo, Thor no. Él estaba lejos de verse como la princesa que quería. Se miraba al espejo y, debajo de su camisa, no había pechos bonitos como los de sus amigas. No quería unos enormes, ni siquiera cuando fuera mayor, pero sí algo más que los planos que tenía. Sus caderas no empezaban a marcarse como las de Jane. Y, a pesar de años de danza y de no comer mucho, su cintura no era pequeña, su cuerpo no era esbelto ni femenino. Ni siquiera su rostro; a pesar del polvo que su mamá le dejaba usar a veces, del labial rosa que era su favorito, de las cejas que Jane le había arreglado o del delineador que llevaban de contrabando y se aplicaban en la escuela.

La escuela. Era lo peor. Aunque ya la mayoría se había acostumbrado –seguían burlándose algunos y lo llamaban “Niña”, “Niño-Niña” o “Mariquita”, pero ya no lo molestaban como antes, a veces hasta lo ignoraban– seguía sin ser lo que quería. No podía entrar al baño de las niñas, aunque se sintiera una. Cuando formaban equipos, en clase de Educación física, él tenía que ir con los niños. Una vez hubo un debate, hombres contra mujeres, en la clase de Ética y la maestra no le permitió ir al equipo que él quería; así que reprobó porque no participó y mandaron llamar a sus papás.

Sus papás. Otra cosa en la lista. Su mamá lo apoyaba y lo entendía, siempre le decía que un día sería la hermosa chica que él quería. Pero su papá...solían verlo un par de veces al año, durante sus cumpleaños, y siempre parecía más feliz de ver a Loki que a él que era su hijo de sangre.

Puso los ojos en blanco. —Tú no entenderías —fue su respuesta tardía y siguió caminando.

Frigga ya los esperaba en el auto. Loki se subió al asiento trasero, solo. Thor se deslizó suavemente en el de copiloto, con un movimiento fluido que las clases de danza le habían enseñado y se acomodó con cuidado en el asiento, conforme con lo que muchos llamaban "manías" o "amaneramientos". Quizá no se veía como la niña que habitaba en su interior, no todavía; pero nada le impedía comportarse como su alma dictaba. Eso sí estaba al alcance de su mano.

Frigga les dijo que ya iban tarde, Loki murmuró “Fue su culpa” y ella ignoró los labios rosados de su hijo mayor que se fruncieron molestos, no le dijo lo que ya sabían: que tendría que quitarse el labial antes de entrar a la escuela y que si notaban sus uñas pintadas habría otro reporte. Suspiró internamente, nada de estos últimos años había sido fácil.

Y entonces Thor lo empeoró diciendo: —¿Puedo operarme ya, mamá?

Y ella frenó de golpe, agradecida de que no hubieran salido todavía al tráfico.

Thor se quejó, porque el movimiento arruinó su camisa. Él llevaba su cinturón de seguridad. Pero Loki no y salió volando, aterrizando cerca de ellos antes de poder sostenerse de los asientos.

—Thor, cariño, ya hemos hablado de esto. La terapeuta te lo ha dicho también. Y sí, entiendo que no ha cambiado cómo te sientes ni lo hará. Pero acordamos que, si todavía lo quieres, comenzaríamos con tratamientos hormonales hasta los quince y ni hablar de una primera operación antes de tu mayoría de edad... —y fue tan duro ver los ojos de su hijo cristalizarse.

Thor miró molesto hacia el otro lado. Limpió discretamente la lágrima que se deslizó por su mejilla. Eran años. Serían años atrapados en un cuerpo que no era el suyo.

—Estoy bien, gracias —Loki dijo, de mala gana, sentándose de nuevo y esta vez abrochando su cinturón de seguridad.

Thor gruñó en respuesta. «Yo no. Yo no estoy bien».

—Piensa en ti como una mariposa —Frigga le dijo, después de un rato de triste silencio—. Estás en tu capullo y quizá no te sientas bonita ahora —ella dijo "bonita", en femenino, casi no usaban ya el masculino para él—, pero lo serás un día. Es un proceso, cariño.

Thor gruñó de nuevo. —Soy una oruga ahora, no estoy en ningún capullo. Gracias.

Frigga hizo una mueca. Nada fácil. No sólo sus hijos se acercaban a la pubertad, a eso debía sumarle la situación de Thor. Y que estaba sola, porque los pagos que Odín hacía cada mes no ayudaban en nada para lo que realmente necesitaba.

Loki decidió ignorarlos y sacó su celular. No era uno bonito ni último modelo como el de color rosa que a Thor le habían comprado hace poco. De hecho el suyo parecía más bien el monstruo que Frankenstein creó juntando piezas de diferentes cuerpos, pero era especial porque lo había hecho él mismo en su clase con el profesor X. Cada uno de ellos había hecho el suyo, todos tenían un distintivo. Algo que los hacía únicos, a pesar de ser hechos con piezas usadas. El de Bruce tenía una pequeña fotografía en la parte de atrás, el de Tony tenía un sol y una estrella juntas por él y Steve –los años no habían cambiado nada de eso– y el suyo tenía una corona verde. Porque él amaba el verde y...

—Ya cállate, princesaporque una princesa necesita una corona.

Thor gruñó de nuevo. Y no dijeron nada más, lo dejaron enfurruñarse un rato. Después se le pasaría, a veces tenía malos días. Hoy era uno de esos.











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¡Hola! ¿Cómo están? Gracias por seguir aquí y esperar capítulos ❤️

Para quienes pedían de Thor, aquí tienen 🙆 y un pequeño salto en el tiempo, ya están creciendo 🥺

¿Se enteraron de la noticia de la muerte de Chadwick Boseman? 💔💔

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