Capítulo 35
Después del infortunio incidente en el supermercado en la mañana con la ex de Alex, el cual trato por todos los medios de olvidar, tenemos el tiempo justo. Nos alistamos y al mediodía nos dirigimos hacia el hotel donde se realizará el pesaje para la pelea.
Cuando llegamos al salón hay bastantes personas allí.
—Esos son los oficiales de la UFC—me dice señalando a un grupo de señores vestido s con chaqueta negra—. Aquellos son los de la comisión—señala otro grupo vestidos de traje—. Y esos con las batas son los doctores.
—¿Se necesitan tantas personas para esto?
—Ahora viene la mejor parte. —me responde con una sonrisa.
—¡O'Neal! ¡No lo puedo creer! —uno de los doctores se acerca y lo saluda efusivamente—. Cuando lo escuché no lo podía creer. Pero veo que es cierto todo.
—Muy cierto.
—¿Como está tu pierna?
—Casi recuperado por completo.
—Cuanto me alegra escuchar eso. —le responde palmeándolo en el hombro
Lucen como si fueran conocidos de hace mucho tiempo.
—Déjame presentarte a alguien. Andrew, esta es Lia.
—Mucho gusto. —le digo al doctor mientras estrechamos las manos.
—He visto fotos de ella, es tu novia, ¿cierto? —Alex pasa el brazo por encima de mi hombro y tira de mi cuerpo contra el suyo.
—También es mi Agente. Pero te contaré algo que no sabe la prensa aún, es mi prometida. —le dice mientras baja la voz.
—¡Enhorabuena! ¿Cómo te sientes? Se honesto.
—Me siento genial, ya lo podrá comprobar usted mismo.
—Bien. Vamos por aquí, para comenzar con tu chequeo entonces.
Caminamos hasta una serie de asientos donde hay varios equipos médicos y una camilla. Me siento en un asiento y observo todo lo que le hacen. Le toman el ritmo cardiaco, el pulso, la presión sanguínea y le hacen otros exámenes.
—Todo parece estar bien, ya puedes pasar a cambiarte.
Alex se levanta de la camilla y se dirige hacia un vestidor que hay improvisado en uno de los extremos cerca de la pesa. Sale de allí unos minutos después con solo su ropa interior.
¡Madre de Dios!
Alex mira en mi dirección y me sonríe. El sabía que iba a desnudarse y no me ha advertido. Se sube a la balanza y comienzan a ajustarla hasta que marca su peso.
—¡Ciento ocho kilogramos! —anuncia el señor que hacía los ajustes en la báscula.
Otras dos personas más se acercan a comprobar el peso y después le piden que se baje. Alex vuelve a entrar en el vestidor y regresa a mí, unos minutos después, totalmente vestido. Por suerte la prensa se ha quedado fuera. De otra forma una foto de el en ropa interior estaría mañana adornando las revistas de chismes de la ciudad.
—Lista para marcharnos.
—Sí.
El resto del sábado es un día relajante en todos los sentidos. No salimos más del apartamento en el resto de la tarde y Alex solo se relajó conmigo en el sofá. No hubo entrenamiento. Fue un día para relajarse, hacer arrumacos y amarnos.
El amanecer del domingo es totalmente diferente.
Despierto con el sonido de un golpeteo. Me levanto mientras miro el reloj que marca un poco más de las 6:00am, y sigo el sonido hasta el gimnasio.
—¿No es un poco temprano para entrenar? —le pregunto mientras un bostezo escapa de mis labios.
—Solo me faltan unos minutos y regreso contigo a la cama.
—¿Desde qué hora estás despierto?
—No lo sé, llevo más de una hora entrenando.
—Debes conservar fuerzas para la pelea de esta noche.
—Lo sé, por eso estoy entrenando a esta hora. Así no estaré agotado en la noche. Anda, regresa a la cama en unos minutos te acompaño.
Doy media vuelta y regreso a la cama. Me acurruco en su lado. Aspiro su olor intoxicante impregnado en la almohada y es como si lo tuviese junto a mí.
—Vamos dormilona.
Gimo y me abrazo más a la almohada.
—Te he preparado tu desayuno preferido—susurra en mi oído. Abro los ojos lentamente y me giro hacia él. Tiene una enorme sonrisa en el rostro—. Buenos días.
—Creo que necesito un beso para despertarme. —susurro mientras finjo volverme a dormir.
Siento sus labios sobre los míos insistentes y me rindo ante ellos. Enredo las manos en su cuello y tiro de su cuerpo hacia el mío.
—Mucho mejor, buenos días—respondo más animada. Me siento en la cama mientras el se pone de pie y coge la bandeja que pone en mis piernas—. No te sentí cuando regresaste a la cama.
—Lo hice unos minutos después de marcharte. Estabas muy cómoda abrazada a mi almohada.
—Es que olía a ti. —le respondo mientras comienzo a devorar mis wafles—. Te has convertido en todo un experto en preparar los wafles justo como me gustan. Le digo con la boca llena.
Alex me sonríe levemente mientras me observa detenidamente.
—Todo sea por ti.
Alzo la mirada de los wafles y me pierdo en sus ojos azules intensos.
—¿No vas a desayunar?
—Lo hice antes de entrenar, te dejo para que termines.
—¿Sucede algo? —pregunto preocupada.
—Eres una tentación andante Lia, si continúo viéndote desayunar desnuda, voy a romper la norma de no sexo el día de la pelea. —responde saliendo de la habitación.
Sonrío mientras continúo con el desayuno. Me alegra saber que causo esa reacción en él.
Mientras salimos hacia la pelea, estoy nerviosa. Nunca jamás en mi vida he visto una pelea de MMA en vivo. Alex aprieta mi mano en su regazo y me sonríe levemente.
—No debes preocuparte.
—No puedes decirme eso cuando sé cómo son esas peleas.
—De acuerdo. Intentaré que no me golpeen tanto.
—Eso tampoco me reconforta. —le respondo con un nudo en la garganta.
Hoy ninguno va conduciendo, y tampoco vamos en un auto normal. Después del sábado han cambiado mucho las cosas en la programación, entre ellas la seguridad extra que he contratado para esta noche. El patrocinador de la pelea ha enviado una limusina por nosotros y amablemente hemos aceptado. Tenemos un guardaespaldas sentado junto al chofer, y el resto vienen detrás de nosotros en un auto.
Alex presiona el intercomunicador.
—¿Cuánto falta para llegar? —le pregunta a nuestro chofer.
—Diez minutos Sr. O'Neal.
—Muchas gracias—responde mientras cierra la línea—. Tiempo más que suficiente.
Alex se levanta del asiento y se arrodilla en el suelo de la limusina.
—¿Qué estás haciendo?
—Lo que debí haber hecho antes de salir del apartamento—abre mis piernas y levanta mi vestido por encima de los muslos—. Necesitas relajarte, has acumulado mucho estrés.
Pasa las manos por encima de mis muslos y tira de mi ropa interior hacia abajo. Me apoyo en el asiento y alzo mis nalgas para permitirle que se deshaga de ella. Tira de mis piernas y abriéndolas las coloca sobre sus hombros antes de sumergirse entre ellas.
Su asalto me ha tomado por sorpresa, y un leve chillido se ha escapado de mis labios.
—Por mucho que me guste escucharte gemir, mejor contrólalos. —y vuelve a sumergirse deslizando la lengua por mi clítoris.
Me aferro como puedo del asiento de cuero mientras Alex hace de las suyas con su boca y su lengua en mi sexo. Y entonces siento un dedo entrando en mi mientras aparta su boca de mi sexo. Se incorpora bajando mi pierna y se inclina hacia mí. Une su boca con la mía mientras comienza a mover el dedo contra mi pared frontal. Instantáneamente convulsiono contra su cuerpo y gimo en su boca sin poderlo evitar.
Mis paredes se aferran al dedo invasor y lo aprisionan en mi interior. Subo mis manos y las aferro a sus hombros mientras tiro de él más cerca de mí. Me falta poco. Si solo toca en el lugar justo, me desmoronaré.
—Sé que te falta poco—susurra contra mis labios—. Sé que es lo que necesitas.
Introduce otro dedo en mi interior y mueve el pulgar sobre mi clítoris.
—¡Alex! —grito su nombre mientras me aferro aún mas fuerte de su cuerpo cuando mi cuerpo comienza a convulsionar de placer.
Me dejo caer contra el asiento de cuero mientras Alex detiene el movimiento de su mano y mi sexo comienza a dejar de palpitar. Saca sus dedos y los chupa frente a mi con una sonrisa traviesa. Después saca unas toallitas húmedas de un compartimento y con ellas limpia entre mis piernas, su rostro y su mano. Recoge mi ropa interior y me la coloca en su sitio nuevamente antes de arreglar mi vestido.
Se sienta en su lugar y se gira hacia mí con una sonrisa en el rostro.
—¿Te sientes mejor?
—Mucho mejor, gracias—le respondo mientras acaricio su torso y deslizo mi mano hacia su entre pierna donde una impresionante erección se marcar debajo de los jeans—. ¿Y que vamos a hacer con esto?
—Por ahora nada. Ya te dejaré hacer algo después de la pelea.
—¿Vas a pelear con frustración sexual? —pregunto mientras aparto mi mano para no tentarlo más.
—Creo que será interesante de ver, ¿no crees?
—Me compadezco de tu contrincante.
—Si gano, esto se convertirá en mi nueva rutina antes de pelear.
Justo en ese instante se abre la puerta de la limusina. Ni siquiera me percaté que se había detenido. Alex sale y puedo sentir los obturadores de las cámaras y los gritos de los fanáticos afuera. Me tiende la mano y la tomo antes de salir.
Los flashes me dejan ciega por un instante mientras Alex me aprieta contra su cuerpo. Los guarda espaldas llegan a nuestro lado y nos acompañan dentro. Nos dirigimos rumbo a su taquilla flanqueados por dos guardias delante y dos detrás. En cuanto llegamos a la taquilla, Alex le pide la bolsa y entramos dentro.
Aquí solo estamos nosotros dos.
Alex comienza a desvestirse y prepararse para la pelea. Me siento en un banco y lo observo. Estoy con una enorme sonrisa en mi rostro cuando lo veo quedarse desnudo y acomodarse su erección antes de colocarse el suspensorio.
—Más tarde tu boca se va a encargar de esto. —me dice mientras se sienta en un banco frente a mi y saca las vendas de la bolsa.
Yo con gusto me encargaría de su problema justo ahora, pero el no quiere. Así que solo me quedo quieta. Cuando ha terminado con la primera, sin apartar su mirada de mi cuerpo, comienza con la otra mano.
Las vendas es lo único que no hace juego con su ropa. Toda es de color gris y negro excepto por las vendas.
—Pensaba que tus vendas serían negras o grises como el resto de tu ropa.
—Lo son—me dice sacando otro par de la bolsa y poniéndolas a un lado—. Pero quise usar estas mejor, tienen un significado especial para mí.
—No me digas que son las que has estado utilizando conmigo.
Solamente me sonríe. Esa es mi respuesta.
En cuanto ha terminado se pone de pie y se dirige hacia un extremo donde comienza a calentar y después a golpear el saco que hay allí.
No dejo de observarlo. Me fascina verlo entrenar. Diez minutos después están tocando a la puerta.
—¡Ya es hora! —gritan afuera mientras Alex se detiene.
Está sudado. Se dirige hacia un lavamanos y se echa agua en la cabeza y en el rostro. Deja que el agua corra por su torso antes de coger una toalla y secar el exceso. Se sienta nuevamente en el banco y saca las guantillas, la sudadera y el protector bucal.
—Déjame ayudarte—le pido mientras cojo las guantillas y se las coloco ajustándolas bien en sus muñecas—. Listo.
Cojo la sudadera del banco y el pasa los brazos dentro de esta y se coloca el gorro en la cabeza.
—Listo, vámonos.
Antes de salir cojo su protector bucal.
Salimos nuevamente al pasillo y esta vez somos guiados por un asistente rumbo a la jaula.
—Esperen aquí.
Nos detenemos en el final del pasillo desde donde se puede ver la jaula imponente en el centro de una plataforma y los cientos de fanáticos a su alrededor. Un réferi llega a nuestro lado y revisa sus guantes antes de marcharse nuevamente.
—¡Mierda! Dejé el protector bucal en el banco—sonrío mientras se lo muestro.
En ese instante las luces se apagan quedando solo encendidas las del centro de la jaula donde el presentador con micrófono en mano comienza a presentar a los contrincantes.
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Espero les guste este capítulo.
¿Creen qu Alex gane la pelea?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.
Xoxo
🐦⭐
Este capitulo está dedicado a
Gracias por tu apoyo y por sus comentarios🥰
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