Extra: solo una vez mas
Tengo un extra, para curar corazones rotos... el mio por ejemplo. No tiene advertencias asi que disgfrutenlo.
También tiene imagenes para giar en idea lo que esta escrito, no es literal.
~Comienza~
Takaba Akihito tuvo un hermoso funeral, de eso se encargo Asami de la mejor manera que pudo. Era hasta encantador pese a las lagrimas que corrian por los rotros de todos. Amigos y familiares fueron invitados, nadie preguntar es que no tenian la suficiente valentia para ello. Al final solo quedaba un hombre, de porte firme y ropa fina, sin despegar su mirada dorada del ataus donde su amado se iria para siempre.
--Siempre es así-Sebastian se encontraba a su lado, regreso para el funeral, suspuso.
Sonrió casi burlon -ya me estoy prparando para lo que viene...-no queria admitirlo, pero aquello dolia mucho mas de lo esperado.
--Se como te sientes-no mentia y eso el empresario podia afirmarlo con certeza -arrebatarle la vida al amor de tu vida es... molesto-busco el mejor adjetivo a lo que carcomia su pecho.
--Sin duda-encendio un cigarrillo desviando la mirada -Akihito no merecia nada de lo que hice, pero lo acepto-una risa se escapo de sus labios -era como un angel-comento con una sonrisa. Hasta recordarle le resultaba doloroso.
Hizo un gesto de asco pero lo olvido de inmediato -él aun te amaba, pude olerlo-ambos sonrireron ante ello, imaginaron que asi era... un pobre angel que vendio su alma al diablo y lo perdio por la muerte.
--Al menos se marcho sabiendolo...-- miró a su compañero cuando esté se quedo callado a su lado, resultandole curioso. Su rostro no reflejaba ni una emocion, supo que era agobiante para él que supiera --¿jamas se lo dijiste?-la mirada se centro en su persona.
Sebastian supó de inmediato de que hablaba -yo mismo torture a la madre de Adrian, le hice sentirse un juguete, un objeto de mi codicia-confeso con la misma calma, era la primera vez que hablaba de ello -me entrego amor y yo a cambio egoista dolor... torture su ser hasta que solo era una muñeca de porcelana, tenia que dejar que se marchara o todos estariamos atados por siempre-suspiro con agotamiento.
--¿Ser los heroes de una historia de terror?-con la misma tranquilidad apago su cigarrillo con la suela de su zapato, era hora de despedirse de su niño antes de marcharse del cementario.
--Eso no existe-cerró los ojos al imaginarlo, ellos no eran más que el lobo que se comio a caperusita roja. Sintio a su hijo, acompañado de Shiori, detenerse a su espalda. Una sonrisa falsa decoro sus labios -Adrian, Shiori-san-era mentira hasta su propia cara.
--Padre- saludo el chico con un poco más de brusquedad de la que queria.
--Sebastian-san-en cambio la futura madre inclino delicadamente su cabeza, él respondio de la misma manera.
--¿En que puedo ayudarlos?-pregunto con cortecia, sabiendo muy bien que su primogenio no se acercaria al menos que fuera a la fuerza.
El mismo suspiro exasperado -creo... que debemos hablar con respecto a lo que paso-por primera vez en mucho tiempo su padre se quedo en silencio -lo que paso con mama aun duele, pero se que tambien a ti-las lagrimas se formaron en sus ojos -aun no puedo dejar de culparte-desvio la mirada avergonzado.
Sebastian sonrio -no tienes que dejar de hacerlo-se acerco a su lado tomando su mano con ternura, a Adrian se le hizo dificil recordar otro momento de su vida donde el demonio hizo un gesto como tal -amaba a tu madre, pero no lo aceptaba... puse mi orgullo por sobre todo-era así y su hijo lo debia aceptarlo. Se aparto sin borrar la exprecion alegre -vengan conmigo-comenzó a caminar en dirección a un automovil.
--¿A donde?-cuestiono un poco inseguro de llevar a su esposo junto a ese hombre.
Pero Michaelis no respondio y ellos tenian curiosidad por saber. Subieron al vehiculo dejandose llevar por primera vez en mucho tiempo. El camino no lo conocian muy bien, es que los suburbios no lo recorrian casi nunca si no era por negocios. Para su desconcierto llegaron a un edificio viejo, aunque aun las personas iban y venian por la construccion.
--Esto es...-- la mujer miro desconcertada el lugar.
--Horfanato-salio del auto negro y de inmediato fue seguido por ambos -siganme-ahora no dudaron en acompañarlo a donde se encontraba el hombre.
El patio era grande, muchos niños de todas las edades venian e iban con su tipica emocion infantil. Pero ninguno de ellos era importante, solo uno en especial que se enconque se encontraba bajo un arbol rodeado de flores blancas. De inmediato el joven Phantomhive se quedo quieto, llamando la atencion de su esposa.
--¿Adrian?-susurró preocupada al ver que no respondia.
Lagrimas se deslizaron por sus mejillas --¿mama?-la palabra salió con dolor de su boca.
--Regreso-continuo Sebastian cuando el niño a fin noto su presencia no muy lejos de él -nacio una segunda vez para tener una segunda oportunidad- recivio al pequeño en sus brazos.
--¡Volviste, Sebastian-san!-exclamo esté corriendo al mayor dandole un euforico abrazo. Cosa que solo desconcierto más a los otros dos.
--Sabes que iba a regresar-se dio la vuelta para mirar a su primogenito -Adrian y Shiori-san les presento a Ciel-miro al menor que timido se habia oculto tras suyo -Ciel, este es mi hijo Adrian y ella es su esposa-la muchacha amablemente se inclino y le sonrio para que no temiernan.
--¡Es un gusto conocerlos!-exclamo lleno de emoción y una gran sonrisa. Estiro su mano para alcanzar primero la del joven mayor.
Pero el mismo estaba muy desconcertado, en shock por ver la viva imagen de su madre en el cuerpo de un infante humano. Tan solo 10 años, dedujo, del mismo cabello oscuro casi azulado, la piel blanquesina como todo ingles. Y ojos heterocromia, uno azul como el suyo, el otro violeta... la marca de contrato.
Respiro con dificultad y al fin sonrio -el placer es mio-extendio su mano para tomarla con cariño.
Al menos habia un nuevo comienzo despues de la muerte, una donde podian ser felices de verdad.
--Esta vez prometo protegerlo, en la salud y en la enferdad, en la riquesa y la pobresa, incluso si su amor no es para mi... hasta que la muerte nos separe-
Fin.
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