Capítulo 143-Rebeldía
"De los deseos, algunos son naturales y necesarios; otros, naturales pero no necesarios; y otros ni naturales ni necesarios, sino que son simples vanidades. La maldad proviene de la búsqueda de estos últimos". Epicuro.
La tensión que se respiraba en el castillo de Morgana le Fay en Bangkok, Tailandia, se podía sentir a lo lejos, todos sus Generales Tiránicos aún no podían creer la revelación de que Atila el Grande, aquella poderosa Leyenda que se volvió la pesadilla de Europa, no fue más que la marioneta del Hada de la Traición. Estaban en el salón principal del castillo, debatiendo de lo que debían hacer a continuación, si seguir siéndole leal a la mujer Hada o tomar caminos distintos.
Mientras tanto, Fūma Kotarō V estaba en los aposentos de Morgana.
—Entonces tú y Arturo Pendragón pactaron la fecha de su duelo, ¿Verdad? —preguntó Fūma, con una sonrisa nerviosa.
—Sí, dentro de cinco días al norte de Irlanda a las tres de la tarde, será nuestro encuentro final como hermanos —explicó mientras se maquillaba—. Honestamente, mi plan original era llevarlo a un motel y repetir la noche en la que concebimos a Mordred, pero mi hermano es un muy tímido con esos temas.
—Ah, me alegro que se hayan divertido... ¡¿Eres idiota o cuál es tu problema, maldita golfa?! ¡Te lo he dicho, te lo he dicho, te dije mil veces que no te reunieras con Arturo, ahora él sabe nuestros planes porque no puedes mantener tu boca chupa vergas cerrada! —le gritó el antiguo Shinobi, tratando de apuñalarla con su kunai, pero una barrera invisible alrededor de Morgana se lo impedía.
—Oye Kotarō, ya relájate, ¿Quieres? No fue para tanto —aseguró Morgana, suspirando con pereza—. De todas maneras no pienso perder contra él, me he vuelto más fuerte que cuando vivía en Camelot.
—Más te vale, porque si se te ocurre morir te mato —advirtió con varias venas marcadas en la frente por el coraje.
—Eso último no tiene sentido, pero entiendo tu punto —dijo levantándose de su tocador de maquillaje—. Pasemos a otro tema, ¿Qué piensan mis Generales Tiránicos sobre mi revelación?
—Aquiles y Brynhildr son los menos convencidos de seguir con esto, al Cid Campeador, Locusta, Asvatthama son los que menos les importa, y Paracelsus se mantiene neutral —explicó con seriedad—. Será mejor que escojas bien tus palabras, lo que menos nos conviene es que nuestras fuerzas se vean reducidas tan drásticamente para este punto de La Más Grande Epopeya.
—No te preocupes, ¡Puedo con los seis al mismo tiempo! Y no hablo de una pelea —mencionó con picardía.
—Cinco minutos, ¡¿Podrías estar cinco minutos sin hacer chistes sexuales, enferma?! —exclamó Kotarō, con una mano en la frente.
—El sexo es el chiste, querido, no es mi culpa que no lo entiendas —respondió dándole un toque en la nariz.
—Me va agarrar, me va agarrar... me va agarrar una embolia un día de estos —murmuró masajeándose las sienes.
https://youtu.be/An7Q1GkEf3g
En su salón principal, Morgana le Fay se reunió con el resto de sus Generales Tiránicos, Kotarō estaba parado a su lado, con las manos detrás de la espalda.
—Se me ha informado que algunos de ustedes todavía siguen inconformes con tenerme como líder —empezó a hablar, centrando su vista en Brynhildr y Aquiles—. ¿Acaso el hecho de tener todos sus deseos asegurados no es suficiente?
—Hahahaha, realmente sería algo bueno, de no ser porque tengo que trabajar con una Hada culo roto —declaró Aquiles, levantándose de su asiento con su lanza en mano—. ¿Qué sería de un héroe como yo si sirvo a una mujer cuya mayor hazaña es fornicar y parir a una persona que hizo todo el trabajo sucio por ella? Mi imagen quedaría arruinada.
—Creo que de eso ya te has encargado tu mismo, Aquiles —comentó Kotarō, con una mueca de desagrado en su rostro.
—Tú deberías quedarte callado, maldito ninja de mierda —el antiguo guerrero griego le apuntó con su lanza—. Un cobarde como tú que solo sabe mata por la espalda, no tiene derecho a criticar a un verdadero héroe griego como yo.
—De todas las Leyendas griegas que han aparecido en La Más Grande Epopeya, los únicos que merecen realmente ese título son Heracles y Héctor. Tú solo eres escoria.
—¡Te enseñaré quien es realmente escoria!
Antes de que Aquiles pudiera atacar al Shinobi, Atila el Grande le apuntó con su espada, deteniéndolo.
—Por los Dioses, eres muy impaciente, Aquiles —el Rey de los Hunos, sacó de entre sus ropas una pipa con tabaco ya puesto—. Reina rubia, ¿tienes fuego?
—No me llames así —Brynhildr sacó su yesquero zippo, encendiendo la pipa de Atila y su cigarrillo.
—Gracias.
—¿Qué me dices tú, Brynhildr? —inquirió Morgana, con una mirada filosa.
—Por ahora, me guardaré mi opinión —respondió la líder de las Valquirias, soltando una larga y espesa nube de humo de su cigarro—. Primero tienes un asunto con este cabeza hueca.
—¿Por qué no decidimos esto con una pelea? —sugirió Atila, sonriendo mientras fumaba—. En mi época, era la mejor manera de resolver cualquier desacuerdo.
—¡Es una excelente idea, Atila! —exclamó Morgana, dando aplausos de emoción.
—Deje que yo me encargue, Morgana-sama —afirmó Kotarō, con una mirada que dejaba ver sus deseos homicidas—. Tengo asuntos que resolver con él.
—Si tanto deseas morir, ninja de mierda, con gusto —replicó Aquiles, con una sonrisa perversa.
—De ser así, hagamos una Cadena de Mando Vinculante —Morgana se levantó de su asiento y fue hasta Aquiles, extendiéndole su mano la cual resplandecía de un siniestro morado y azul oscuro—. Si logras ganarle a Kotarō en un combate, entonces eres libre de hacer lo que quieras, pero si pierdes... serás mío hasta que mueras y no podrás negarte a ninguna de mis órdenes.
—Acepto el trato.
Los dos estrecharon las manos y varias cadenas fantasmagóricas envolvieron sus brazos durante unos segundos, hasta que desaparecieron.
Morgana hizo un movimiento con sus manos y todos fueron llevados a otro lugar.
En un enorme estadio de football de Tailandia, sería el lugar donde se llevaría a cabo este duelo. Morgana y el resto de sus Generales Tiránicos estaban sentados en las gradas, observando todo desde la tercera fila.
—Si me lo permite, su majestad, creo que fue una terrible idea dejar a Kotarō luchar contra Aquiles —declaró Paracelsus, cruzado de brazos—. Él es de los más fuertes de nosotros, junto Atila y Asvatthama.
—Hmpf, no deberíais subestimar a Fūma Kotarō —advirtió el Cid Campeador, con una ligera sonrisa—. Él es la clase de persona que está dispuesto a usar cualquier truco para ganar y llevarte al infierno.
—Cid tiene razón, mi querido Kotarō tiene muchos trucos que demostrará en este combate —dijo Morgana, con mirada lujuriosa dirigida al Shinobi.
En el campo de football, el Shinobi Demoníaco sacó de su cinturón un pergamino, el cual abrió y sacó de allí un shuriken en forma de arpón, el cual tenía una larga cadena.
—Fūma Shuriken.
—Hehehehe, ese juguetito no funcionará con un verdadero héroe griego como yo.
—Comienzas a hartarme con todo eso de "héroe" —dijo Kotarō, adoptando una pose de combate mientras hacia girar su arma.
La velocidad en la que giraba el Fuma Shuriken producía intensas corrientes de viento y el sonido era igual de fuerte que las hélices de un helicóptero. Por su parte, Aquiles estaba completamente tranquilo en su lugar, sin ponerse en guardia siquiera, incluso se atrevió a bostezar.
—Fuma Shuriken: Tora no Dan (Bala del Tigre)
Y con un boom sónico que obligó a algunos presentes a cubrirse los ojos, Kotarō lanzó su arma, los humanos normales no serían capaces de evitarlo o sobrevivir a ello, pero Aquiles lo recibió con el pecho, únicamente su armadura fue dañada como resultado del poderoso impacto.
—Lo que me temía —pensó Kotarō, frunciendo el ceño—. No importa la fuerza que aplique en mis ataques, soy incapaz de dañarlo.
Lousméno Apó ti Stýga. Athánato Sóma (Bañado por el Estigia. Cuerpo Inmortal), uno de los muchos Legendarium de Aquiles. Producto de su madre, la ninfa Tetis, quien lo bañó en el místico Río Estigia para volverlo inmortal salvo por su talón que era el lugar en donde siempre lo sostenía, dejando esa parte vulnerable a cualquier daño mortal. De manera similar al Asesino de Dragones, Siegfried, solo seres divinos o demoníacos podían herirlo.
—¿Qué pasa, ninja de mierda? ¿A dónde fue toda esa confianza que tenías? —preguntó Aquiles, burlón—. Ahora conocerás el verdadero poder de un héroe griego.
Aquiles sonrió y como un rayo, casi empala a Kotarō con su lanza dorada. El Shinobi se salvó por los pelos debido a sus reflejos superhumanos, pero recibió un corte profundo en su costado derecho.
—Es incluso más rápido que yo —declaró Asvatthama.
Aftós ton Elafrón Podión. O pio Grígoros stin Elláda (El de los Pies Ligeros. El Más Rápido de Grecia), el segundo Legendarium de Aquiles, el cual encarna su leyenda como el héroe más rápido de la historia de Grecia.
—Ya no hay nada que pueda hacer contra él —afirmó Lancelot du Lac.
https://youtu.be/2KuWjZD6PBA
Aquiles giró sobre su propio eje, lanzando otra estocada directa, logrando atravesar el pecho de Kotarō, pero de inmediato había sido reemplazado por el tronco de un árbol.
—Fuma Ichizoku no Ninjutsu: Kawarimi no Jutsu (Ninjutsu del Clan Fuma: Técnica de Sustitución).
Kotarō apareció a espaldas de Aquiles, atándolo con la cadena de su Fuma Shuriken y alzándolo en el aire con una extraordinaria fuerza hasta enterrarlo de cabeza en la tierra del estadio.
—Nosotros los Shinobis, somos expertos en la mentira y el engaño —declaró Kotarō, con una sonrisa siniestra—. Deberías empezar a usar tu cerebro por una vez en la vida o de lo contrario perderás.
El de los Pies Ligeros salió del cráter, su expresión estaba llena de rabia.
—Pagarás por eso.
Antes de que Aquiles volviera a atacarle, el Shinobi Demoníaco volvió hacer los nueve gestos manuales Kuji-kiri del Ninjutsu.
—¡Ninjutsu: Kage Bunshin no Jutsu! (Técnica de Multi Clones de Sombra).
El estadio se llenó de cerca de trescientos clones totalmente idénticos a Kotarō, era imposible poder diferenciar al original de las copias. Todas y cada una de ellas se lanzaron de lleno contra Aquiles, armados con toda clase de armas ninja, ninjatos, lanzas, kunais, hoces, etc.
El guerrero griego solo tuvo que realizar un ataque horizontal con su lanza y diez clones fueron destruidos. A pesar de su ventaja numérica, Aquiles estaba siempre al pendiente de su talón y no dejaba que ninguno se acercara lo suficiente para que pudieran herirlo en su punto débil, aprovechándose del largo alcance de su lanza.
—¿No es un desperdicio de Maná tantos clones? Aquiles lo supera en todas sus estadísticas de combate y su punto débil es difícil de alcanzar —cuestionó Locusta, con una mano en la barbilla—. Así solo está perdiendo el tiempo y desgastándose sin falta.
—No realmente —corrigió Brynhildr, encendiendo otro cigarrillo—. Los Clones de Sombra son una técnica del Ninjutsu que no solo brinda ventaja numérica, sino que también cuando un clon es destruido, le otorga la usuario toda la información que recolectó mediante el Maná. Es bastante claro lo que Kotarō quiere hacer.
Aquiles terminó de asesinar en segundos a los trescientos clones, pero no veía a su oponente por ningún lado, hasta que fue aplastado en el suelo por una fuerza invisible. Aquiles lo sintió como la pata de un animal desconocido y de gran tamaño que apareció de la nada.
Este fue parte del Kichiyose no Jutsu (Técnica de Invocación) de Fūma Kotarō, quien había invocado a uno de sus Shikigamis más útiles, El Camaleón, con la habilidad de volverse completamente invisible y a todo aquel dentro de su boca, ocultando también su Maná.
Usando la gran fuerza de sus brazos Aquiles se deshizo del agarre del Camaleón. Tomó su lanza de regreso y decidió arrojar cortes de vacío hacia varias direcciones al azar para tratar de dar con Kotarō. Sus intentos dieron sus frutos, ya que logró herir al Camaleón y revelar su ubicación, atravesando al Shikigami con su arma.
Kotaro salió del Camaleón a tiempo, poniéndose en guardia.
—Pierdes tu tiempo, ninja de mierda —declaró Aquiles, soberbio—. Mientras no puedas dañarme, no hay nada que puedas hacer. Una vez que te mate, me encargaré de esa Hada y la volveré mi esclava, como debió de haberse quedado. Entonces podré controlar a este grupo por mi cuenta, eso es algo digno de un Héroe de mi calibre.
—Que repugnante eres —replicó Kotaro, con indiferencia.
—Y me lo dice un cobarde como tú, que nunca pelea sus batallas de frente. Solo eres un vil asesino sin honor alguno, a diferencia de mí. Una escoria como tú no merece ni siquiera dirigirme la palabra.
—Sí, tienes razón, yo soy escoria, pero estoy plenamente consciente de que soy escoria —expuso con una mirada serena—. Mientras haya un beneficio para mí, mataré a hombres, mujeres y niños por igual, engañaré y traicionaré a quien sea. Esa es mi verdadera naturaleza, y no me verás negándola nunca. No soy como tú o como ese victimista de Lancelot du Lac, ustedes se creen los "héroes" de sus propias fantasías, cuando no son mejores que los supuestos "villanos" a los que combatieron.
Las palabras de Kotarō hicieron que Lancelot apretara los dientes lleno de furia, parecía que se los iba a partir él solo.
—Sé muchas cosas sobre tí, Aquiles Pélida. Durante tu anterior vida, abusaste de cuantas mujeres quisieras y asesinarte sin piedad a troyanos civiles, incluidos niños. Esos no son actos que haría un verdadero héroe, ¿no crees? —la expresión de Kotarō cambió, volviéndose una sonrisa mucho más cínica y burlona.
—¡Maldito bárbaro de mierda! ¡Te enseñaré a respetarme!
Aquiles se lanzó de regreso al ataque, ejecutando una oleada masiva de estocadas con su lanza, algo que incluso asombró a varios de los Generales Tiránicos, ya que no se esperaban una velocidad semejante. Su arma incluso desaparecía de su vista, pero algo incluso más impresionante estaba pasando y es que Kotarō estaba esquivando cada uno de esos ataques con una brecha de pocos centímetros. A pesar de no igualar a Aquiles, lo leía como un libro abierto.
—¡Hahahaha! ¡Lo consiguió! ¡Ese loco hijo del demonio lo consiguió! —exclamó Atila el Grande, entre risas.
—Kotarō usó tantos Clones de Sombra para poder memorizar el estilo de combate de Aquiles, ahora incluso siendo el más rápido de todos mis Generales Tiránicos, Kotarō ya tiene medido cada movimiento que hará —aseguró Morgana, con una sonrisa sádica.
En medio de su evasiva, Kotarō realizó el Kujikiri una vez más, materializando un Clon de Sombra a espaldas de Aquiles, logrando cortarle su talón derecho con un kunai.
—¡Maldito! —gritó Aquiles, impactado de que un "simple bárbaro" haya logrado tal cosa.
—Yo soy Fuma Kotarō V, el más fuerte del Clan Fuma, que nunca se te olvide.
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